cincuenta y siete; ley de murphy. {Obito #2}
"Nunca digas; esto no puede ir peor porque si puede, sí..." Confesiones.
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Izune Senju.
─Óbito, tranquilo... Respira.
Él no parecía escuchar mis palabras, o siquiera a mis caricias para tratar de consolarlo. Él solo estaba allí entre mis brazos sollozando como si no hubiese un mañana, mientras se hiperventilaba de vez en cuando y mi corazón se estrujaba cada vez más por ello. Sin embargo, me temía también por la abuela Hanaro y quería mostrarme fuerte si algo le sucedía. Óbito solo se pondría así con algo muy grave y me preocupaba.
Si seguía de esta forma, lo más probable es que acabase llorando yo junto a él. Realmente lucía... mal.
Además, él no lloraría por cualquier porquería ─o quizás si pero no a tan gran escala─ y lo último que hizo antes de llegar así de sorpresa fue ir de visita al hospital. Porque dudaba que fuese algo de los cuarteles anbu lo que le afectase de esa forma.
Me partía el alma, como no tienen idea.
─Oye, inhala, exhala. Tranquilo ─insistí, intentando buscar su mirada una vez sus sollozos eran más bajos pero le costaba respirar. Sin embargo, él la escondía cada vez que yo siquiera hacía el amago de intento─ Óbito, me preocupas ¿Qué te ha dejado tan mal? Respira, terminarás ahogándote.
Él no respondió, simplemente se acurrucó aún más en medio de mi cuello y pechos, suaves suspiros se escapaban de sus labios mientras que su espalda ya no temblaba tanto como antes y pasé una de mis manos por su cabello a la vez que con la otra daba leves círculos en su espalda. Óbito no se quejó ante ello.
─Ella va a morir... ─murmuró tras unos segundos en silencio, su voz ronca usual tornándose algo aguda mientras le observaba morder su labio inferior para no sollozar o arremeter contra algo.
─¿Qué? ─por poco grito, sorprendiéndome.
Mi pecho se contrajo de tan solo escucharlo, pues lo que más temía se estaba haciendo realidad. Óbito solo estaría de esta manera por algo así, no cabía duda y me dolía en lo más profundo. Ella era su única familia, su madre y su padre a la vez.
Era demasiado buena para morir ¿Por qué todos tenían que irse alguna vez? ¿Quién seguía? No era justo. Al menos no para él.
Enseguida, con mis brazos me aferré más a su cuerpo mientras daba unos cuantos besitos suaves sobre su cabellera y frente para mostrar algo de apoyo. Me dolía en el alma verlo así, tan frágil y tan... ¿Realmente la abuela Hanaro iba a morir?
No quería imaginarlo. Pero tenía que ser fuerte por él, incluso si el nudo en la garganta estuviera haciendo presión como mil demonios. Se suponía que ella estaría... bien.
─No quiero que muera, I-izune ─tartamudeó, sin querer incrementar su llanto al parecer. Lo pude notar en su cuerpo tenso.
─P-pero, ¿Estás seguro? ¿No te has equivocado? Quizás, quizás ella si...
─No, ella debería estar muerta hace tres días pero... ─ él dio un suspiro─No quiero Izune, tengo miedo. No quiero que se vaya y me deje solo. No quiero.
─¿Hace tres días? ─por poco se me escapa un grito espantado tras oír aquello, recordando todas las veces que le reproché o algo sin siquiera saber por lo que estaba pasando en la semana que arribé. Me sentí fatal─ entonces, ese día tú...
─No era por Kakashi, él solo... dios, no quiero que se muera Izune yo...
─Mírame, Óbito. ─ordené, a lo que él comenzó a sollozar un poco más sin quitar su cabeza de dónde la tenía y yo también quise hacerlo─ oye oye, no estás solo y no voy a decirte algo mal por como luces. Todos lloramos y esto no es para menos. Sólo mírame.
Él pareció escucharme un poco, pues luego de aquello subió su mirada hacia mi. Sus mejillas estaban coloradas mientras que su semblante se notaba destrozado. Mi corazón solo se estrujó más al ver como mordía su labio para no seguir llorando. Odiaba verle de esa manera.
─Ella estará bien donde quiera que vaya y te protegerá siempre, Óbito. No estarás solo. ─hablé, quitando un poco de sus mechones que se escabullían en su frente aunque no estaba segura de mis palabras─ sé que esto es demasiado difícil y no sabes cuánto me duele verte así, pero si ella estaba sufriendo y ahora...
Suspiré, segundos antes de hablar.
─ Tú tienes que ser fuerte, Óbito. Como siempre lo has sido por ella y por el resto, a ella no le hubiese gustado verte así y sé que puedes salir adel...
─¡Pero no quiero que muera Izune, ella no puede dejarme! ─exclamó, esta vez haciendo más notorias sus lágrimas que corrían desenfrenadas por sus mejillas.
Tragué saliva sonoramente y solo le observé llorar, dejando que se desahogase todo lo que necesitara sobre mi busto. Intentando así también no llorar yo por lo destrozado que estaba.
Tras un lapso de tiempo, Óbito no parecía dejar sus sollozos y eso solo hacía que un nudo se formulase en mi garganta cada vez mas fuerte, realmente no me gustaba verlo así. Ya llevaba mucho tiempo de esa manera y no parecía frenar.
─¿Por qué tiene que dejarme? ¿Por qué? ─preguntó, en un hilo de voz.
Suspiré, nuevamente acariciando su espalda mientras subía su mentón. Él sorbió el moco y pasé mi pulgar por su mejilla para limpiar sus lágrimas.
─Ella no te dejará, siempre estará en tu corazón y en tus recuerdos Obito... ─dije, casi en un murmullo─ Además, podríamos aprovechar el tiempo que le queda y...
─No va a pasar la noche, tu prima lo dijo. He jodido todo al no quedarme con ella.
Entreabrí mis labios con sorpresa, pues jamás le había visto en una negativa tan enorme como la de ahora y mucho menos en ese estado. No lo culpaba, su única familia estaba por morir y yo más que nadie sabía lo que era perder a un ser querido como lo era su abuela. No tenía de qué sorprenderme.
Más la pena que estaba arremetiendo contra mi cuerpo y alma.
─Obito yo...
─No digas nada, solo... solo abrázame y no me sueltes. No me dejes.
Tragué saliva y sentí como una lágrima inconsciente caía por mi mejilla en cuanto me aferré más a su cuerpo, sintiendo todo su aroma inundar mis sentidos. Odiaba verlo de esa manera.
─Jamás lo haría Obito, eres mi mej...
─Tampoco lo digas. ─gruñó con cierto enfado en su voz y me estremecí. ─ No va al caso pero sé que lo sabes, odio que me llames de esa forma.
─Obito...
─Solo abrázame y calla. Pero no me dejes...
Otra lágrima cayó por mis mejillas y mordí mi labio inferior al sentir una angustia tremenda, sin dejar de acariciar su gran espalda y sentir de igual forma un enorme nudo en mi pecho. Mi vista se nubló un poco y al observar su cuerpo sobre el mío pude notar como lograba ver su chackra.
Al parecer mi supuesto sharingan cada vez aparecía con más frecuencia y me jodía en lo más absoluto.
Pero eso no era lo más importante, Obito a pesar de sus palabras no claras era bastante obvio que se estaba declarando y confirmando algo que no quería que sucediese. Pero ¿Por qué? ¿Por qué tenía tanto miedo? ¿Por qué era tanto el temor que no podía admitir lo que tanto sabía desde que he llegado?
No era justo para él, pero... nos criamos juntos y lo conocía mucho mejor de lo que él mismo lo hacía. Quizás yo...
─Obito yo...
Era una tarde de invierno, sin embargo, el calor del hogar Uchiha se hacía presente en todos lados. Me encontraba en su sofá, mientras la abuela Hanaro se encontraba en la cocina mojando unos pañuelos.
Observé al cuerpo cubierto de fresadas y mejillas sonrojadas sobre mi, una leve sonrisa se formó en mi rostro y comencé a acariciar su cabello, cambiando de lado aquel paño que traía sobre su frente.
─Izune-chan, ¿Cómo está Obito?
Subí mi vista hacia la anciana, quien finalmente llegaba hacia mi, mediando una mueca y negué con mi cabeza. Seguido de recibir aquel paño nuevo húmedo que ubiqué en su frente pequeña tras quitar el anterior.
Obito solía enfermarse nunca, sin embargo, ese invierno finalmente le había pegado el cuadro viral de la aldea y yo estaba allí junto a la anciana, intentando que su fiebre bajase.
Él se removió en el sofá y arrugó un poco su nariz. No pude evitar el estremecerme al sentir una cosa en mi pecho, algo que jamás había sentido siquiera con Yoshiro cuando vivía. Había pasado una semana de nuestro beso, el beso que él me había dado y comenzaba a confundir las cosas.
En ese entonces, creí que él... que él sentía algo por mi. Que por ello me había besado y que me aceptaba como una mujer. Pero estaba equivocada.
─Rin... R-rin?
Mi corazón se estrujó al verlo con sus ojos abiertos, en busca de la castaña.
─Izune ¿Rin no ha-ugh venido? ─preguntó, y negué con mi cabeza. Su abuela nos observaba con simpatía.
─No, pero ya vendrá. Tú solo descansa.
Entonces suspiré, tenía que obligarme a no confundir las cosas. Él la amaba a ella por más que la estúpida estuviese cegada con Kakashi, y lo logré. Por un tiempo, hasta que todo se volvió al revés.
─Te... yo... ─balbuceé, sintiendo como sus respiraciones eran menos agitadas al sentirnos en calor─ tú... yo...
─No lo digas si no lo sientes.
─Me gustas, Obito. ─solté sin más, mi corazón latiendo a mil por segundo mientras cerraba mis ojos por los nervios.─ Y estaré contigo hasta el final, jamás te dejaría ni aunque lo pidas.
Le sentí tensarse, y entonces subió su mirada con cierta sorpresa, sus ojos demasiado brillosos para mi gusto. Sin embargo, logré recordar mi sharingan... el cual nadie podía ver y cerré mis ojos una vez más.
─Me gustaría creerte, Izune. ─dijo─ pero sé que no estás segura y no quiero que lo digas por pena o algo. Mejor deberí...
─¿Yo te gusto? ─solté, sintiendo como mi respiración se hacía agitada.
¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿Qué estaba haciendo o a punto de hacer?
─S-sí, pero...
─Entonces, no pongas excusas. ─dije─ Sé que ahora no es el momento de decirlo pero, lo nuestro dejó de ser amistad hace mucho tiempo y me martillé diciéndome que no, porque tú no podías quererme. Siempre fui el hombre, el macho de tus travesuras y...
─Espera, espera, ¿De qué estás hablando? ─me interrumpió, y por su voz supe que estaba sorprendido.
No estás pensando Izune, no lo estás haciendo.
─No sabes cuanto me dolió el que me besaras y luego me hicieras a un lado por Rin cuando éramos pequeños, por ello dejé mi cabello largo porque recordé que una vez lo dijiste y ¡Joder! estoy asesinando mi orgullo por esto pero espero que valga la pena.
─Izune yo...
─Después traté de matar las cosas que estaba sintiendo por ti en ese tiempo, y lo logré. Créeme que lo hice pero ahora hasta hace poco comenzaste con esos celos enfermizos y yo... mierda, no quería. No quería pasar por lo mismo.
Él calló por unos segundos y sin abrir mis ojos sentí como juntaba sus labios a los míos, un beso suave, lento y algo salado por sus lágrimas recientes. Luego se separó lentamente haciendo sonoras nuestras salivas unidas para acariciar mi mejilla con uno de sus pulgares y dar un suspiro.
─Perdóname, ─dijo─ no sé que estaba pensando. Yo... no sé cómo pude ser tan tonto e incluso ahora. Todo lo he hecho mal y... mierda. Lo siento, Izune.
─No pidas perdón, idiota ─gruñí por lo bajo, sintiendo como volvía a acurrucarse entre mis brazos─ yo debería pedir perdón por meter temas ajenos cuando tú estás mal y... ─suspiré─ prométeme que serás fuerte con todo esto ¿Sí? Ya mañana hablaremos más de este tema con más profundidad.
Su espalda volvió a temblar suavemente mientras finalmente abría mis ojos para ver como se limpiaba las lágrimas en mi pecho y asentía. Ya no veía su chackra, el sharingan se había ido.
─Saldrás adelante con esto, lo sé ─insistí─ porque yo estaré contigo.
─Te quiero, bakazune. ─dijo, con una leve sonrisa─ como no tienes idea.
─Yo a ti, bakabito.
Le sentí llorar un poco más en silencio, sin embargo, a medida que pasaba el tiempo sus respiraciones se hicieron más lentas y las mías también. Él se había dormido en mis brazos y no pude evitar el contemplarle, ahora ya no habría remordimientos cuando lo hiciese... ¿Realmente nos habíamos confesado? ¿Realmente le había dicho que me gusta?
Suspiré. Cada vez todo se complicaba aún más. O quizás no.
«...»
─Hermano, ve y despierta a esos dos. Si voy yo de seguro los saco a patadas.
Hashirama soltó una risa, una risa que a vista de cualquiera sonaba real. Sin embargo, él sabía que no era tan así. Pues, tras Tobirama irse él quedó a la deriva sobre el tejado la noche anterior. El castaño había oído todo, y si fuese en tiempos buenos como hace unos meses le habría gustado.
Su hermana y Óbito hacían una buen pareja.
Siempre quiso a Obito como parte de Izune, y ahora que probablemente se hiciera realidad lo pedido, se sentía un poco mal al no gustarle la idea. Él estaba preocupado, había una amenaza pero... ¿Dónde?
Esa incertidumbre no se iría de su cuerpo hasta que descubriera las verdaderas intensiones de Madara, o siquiera... una pista de ello.
─Eres un gruñón, Tobirama ─dijo, dando un leve golpe en su hombro─ solo han dormido juntos, no es como si ellos dos hubie...
─Ni que lo digas, yo me largo. Y no te olvides de hablar con Izune... sin el Uchiha presente.
Hashirama bufó, notando la gran irritación en todo el cuerpo de su hermano. Quien tras un sello de manos desapareció de ahí, dejando a solas al pobre Senju de cabellos largos.
─A ver, a ver... ─murmuró con fastidio, tomando un papel de sus bolsillos─ ugh, estas son muchas preguntas. Tobirama se ha esmerado.
Dicho aquello, no demoró en caminar escaleras arriba para dirigirse al cuarto de su hermana. Sin embargo, al oír como ambos conversaban decidió esperar unos segundos. Sí, estaba muy paranoico con respecto a ambos y ya se le estaba haciendo costumbre espiar lo que ambos hacían.
─¿Cómo estás? Si quieres te acompaño al hospital o algo. ─habló la peligris, viendo como este se dirigía al baño para darse una ducha.
Hace poco se habían levantado y el moreno simplemente había hecho oídos sordos a todo lo referente al hospital.
─Estoy bien, Izune... ─respondió, algo irritado. Pues, era la quinta vez que lo preguntaba─ te preocupas demasiado. No es necesario que me acompañes porque iré al cuartel primero, estaré bien.
─Anoche estabas muy mal ¿Cómo pretendes que no me preocupe?
Obito sonrió de lado, observando la perilla de la puerta sin abrirla. Luego, sintió dos brazos rodear su abdomen y tragó saliva con nerviosismo. Todo parecía irreal para alguien como él, que Izune le correspondiera tan rápido no estaba en sus pensamientos.
─¿Por qué tienes que ser tan bonita? ─dijo él, a lo que Izune se sonrojó un poco.
─Pues porque soy yo, duh.
Óbito suspiró.
─Se suponía que tenias que decirme lo mismo a mi...
Izune soltó una risa y se apegó más a su gran espalda.
─No es necesario, se te sube mucho el ego. ─dijo y él negó con su cabeza─ pero solo por hoy te haré caso, eres el más bonito de todos.
Óbito mordió su labio inferior y sujetó las manos de la peligris con suavidad, observando levemente el reloj en la pared.
─Izune, me encanta que me abraces y esto parece tan irreal que... uf ─dijo él, un toque de diversión y felicidad tintando su rostro. No quería pensar en su abuela y por ello solo se distraía con su mejor compañía─ pero debo darme una ducha. Me aprisionas mucho y aún no hemos formalizado nada ¿Sabes? ─rió.
Izune rodó sus ojos y simplemente le soltó, a lo que el azabache soltó una pequeña queja divertida.
─Sé libre como una perdiz, yo no te prohíbo nada. ─refunfuñó a brazos cruzados.
─¿Ah, si?
─Ajá, no soy quien para prohibir cosas. Eres libre, bueno... solo un poquitín.
Enseguida, Obito utilizó su vago shunshin para acercarse a la peligris y tomó sus muñecas suavemente, solo para después besar sus labios desesperadamente. Izune lo correspondió de inmediato.
─¿Y si quisiera salir con Rin a dar una vuelta por ahí?
La Senju se separó un poco del Uchiha con brusquedad y puso sus ojos en blanco, algo fastidiada con la idea. Obito rió aún más. Le encantaba verla de esa forma.
─Solo saldría contigo, baka─dijo, besando la punta de su nariz─ me encanta cuando te encabronas, pareces una ardillita con dientes filudos y con esos bigotes déjame decirte que...
─¡Ya, lo haces a propósito! ¡No tengo bigotes! ─se quejó la Senju con sus mejillas coloradas y Obito rió más fuerte─ ¡Ve a la ducha!
─Ya ya, ya voy... ─dijo, soltando suavemente sus muñecas entre risas─ pero igualmente, deberías sacarte los bigotes porque me pinch...
─¡A la ducha!
Obito no insistió más y simplemente corrió hacia el baño, no quería una paliza de su chica en ese momento tan duro de su vida. Más si sabía que sus risas pronto cesarían en cuanto quisiera ir al hospital a verificar lo que tanto temía. Su corazón era un lío, no por Izune sino por la anciana y sus ojos le ardían un poco por haber llorado tanto a la noche. Aún así, intentó ignorar todo y simplemente largó el agua.
La ducha nunca es mala en tiempos así, más luego de saber que Izune sentía lo mismo que él o algo parecido. Era todo tan bueno y malo a la vez.
Hashirama se sonrió, que ambos estuviesen así solo significaba que un Kamui no había sido despertado y aquello le daba esperanzas. Él conoció a Kōga lo suficiente como para saber lo que podía hacer con aquel poder y no quería aquello arremetiendo contra la aldea o su propia hermana. Incluso si se hablara de alguien como Óbito.
No, él no era Hokage ya. Pero eso no quitaba que siguiese pensando como si lo fuese.
El castaño tomó la perilla desde fuera y abrió la puerta sin permiso alguno, Izune se encontraba ordenando la habitación un poco ─sus ropas─. Aunque, al ver a su hermano ahí dejó de hacer sus labores y le observó confundida.
─Hashi-nii, buenos días... ─dijo, algo incómoda por estar con su pijamas corto.
Él sonrió de lado y simplemente se sentó en su cama, intentando recordar todas las preguntas que Tobirama había puesto en el papel.
─¿Cómo está Obito? ─preguntó, observando de re-ojo la puerta de baño en dónde sonaba el correr del agua. Tenía que ser rápido, porque Obito no demoraba mucho en salir.
No obstante, también podía esperar a que se fuera. Pero tenía cosas que hacer y era todo un lío.
─¿La verdad? ─respondió la peliplata, dando un suave suspiro─ No lo sé, anoche estaba muy mal y... ¿Realmente Tsuna no pudo hacer más?
Hashirama rascó su nuca con incomodidad y luego observó a su hermana pequeña.
─Esto no es culpa de ella, Izune ─explicó con un resoplido─ Sé que quizás Tobirama me odie por hacerte saber algunas cosas pero algo extraño hay en medio del clan Uchiha, presiento que uno de ellos tuvo que ver con su muerte.
Izune bufó, finalmente soltando las ropas que se traía en mano con fastidio.
─¿Qué te sucede, Hashi-nii? Antes los defendías hasta la muerte y, ahora solo suenas como Tobirama desde que me encontraste... bueno... ya sabes.
─Tiene sentido, un hermano mayor siempre se pondrá en contra del chico que ha desvirgado a su hermana ¿No crees? ─ella quiso protestar pero él no le dejó─ por eso no culpo a Tobirama, pero esto no tiene que ver con ello Izune. Realmente tienes que tener cuidado, con cualquier Uchiha... incluyéndole.
Izune entreabrió sus labios con cierta sorpresa y negó con su cabeza. Ella creía que su hermano mayor la comprendía, porque nunca le reprochaba e incluso le apoyaba pero ya no sabía que pensar con lo que decía.
Él estaba serio, Hashirama pocas veces se veía de esa manera.
─Kiara ha dicho que solo se ha metido con Kinoe, ─siguió hablando el castaño─ pero tu me has dicho ayer que él es virgen ¿No te causa curiosidad?
─Obviamente que sí, Hashirama. Pero los conozco muy bien para saber que Kinoe no miente y Kiara, pues ella no lo sé ─la peliplata dio un suspiro y tras correr las ropas del sitial se ubicó ahí, ambas manos sobre su cabeza─¿A qué viene todo esto, Hashi? ¿Quieres saber lo que ocurrió en la misión, verdad? No entiendo la culpa que pueden tener los Uchiha en esto.
El mayor de los Senju medió una leve mueca y asintió, un tanto rendido. Pero Izune tampoco era idiota, tarde o temprano tendría que hablar sobre lo ocurrido con los altos mandos y no solo con Obito.
─Los anbu están investigando a los espías, pero hasta ahora han desaparecido y hay ciertas anomalías en las fronteras ─explicó─ Esto es tema fuera de los Uchiha si eso te preocupa, dudo que ellos tengan algo que ver pero no sabemos qué ocurrió... solo ustedes salieron vivos de su encuentro con ellos y es curioso que solo asesinaran a Uryu. Eso me da que pensar.
Izune tragó saliva, su mirada fija en la nada mientras intentaba procesar la información.
─Ellos no eran cinco, Hashi. ─soltó, no queriendo recordar aquel encuentro─ y quien nos atacó no fue el espía.
Hashirama frunció el seño, ahora estaba más confundido que antes. Y todos sus pensamientos se iban hacia su antiguo compañero y amigo. No sabía el por qué, pero siempre se dirigían a él desde su última conversación dónde él no quiso confesar lo de los mangekyou's.
Todo era tan confuso.
─Cuéntamelo todo, Izune.
Entonces, luego de un gran suspiro la muchacha de ojos rojizos comenzó a relatar con lujo y detalle todo lo ocurrido. A excepción de su inesperado sharingan y el sangrado de sus ojos, mientras el castaño escuchaba con mucha atención todo lo que esta decía. Se le hacía extraño que ninjas de Kirigakure tuviesen que atacar, o quizás no tanto.
Pero era un cabo suelto.
─... Uno de ellos me reconoció, dijo que el Mizukage reinaría pero, no sé más allá de eso, hermano. ─finalizó con cierto toque de nostalgia.
─El Mizukage... ya veo. ─repensó el Senju, su mirada algo pensativa.─ Gracias por la confianza Izune, por un momento creí que no me lo dirías.
Ella alzó una de sus cejas, confundida.
─¿Por qué? ¿Por qué no te lo diría? Eres mi hermano...
─Porque sueles hablar más con el cascarrabias de Tobirama, por más que discutan entre sí. ─explicó, un toque nostálgico en su voz─ yo siempre estuve pendiente de la aldea durante tu infancia y adolescencia, él te ha cuidado más que yo.
La Senju soltó una risa y enrodó sus ojos.
─Si con cuidar te refieres a regañarme todo el día, pues ya verás tú... ─ironizó con gracia─ Tú tienes más corazón, eres mi favorito.
Hashirama rió.
─Me halagas.
Entonces, la de ojos rojizos abrió sus orbes un poco más al recordar ciertas cosas e intentó aprovechar la instancia. Floruka Uchiha, ella quería saber sobre ella y si Tobirama se cabreaba con ello algo había de saber su hermano mayor.
─Hashi... ─canturreó con inocencia─ el otro día molesté a Tobirama, porque me acordé que él no siempre odió a los Uchiha como ahora...
─Él no los odia, Izune.
─Lo que sea ─bufó─ pero se puso como loco cuando he nombrado a su amiga Floruka ¿Tú la conociste?
El castaño frunció el seño, confundido totalmente.
─¿Floruka? No, ─respondió─ nunca he conocido a una chica llamada así ¿Te has fumado algo?
Izune gruñó por lo bajo y luego resopló en el aire.
─La chica esta, la que siempre ib...
No tuvo tiempo de seguir hablando y Hashirama había perdido su oportunidad de hacer las preguntas faltantes, pues el Uchiha había salido del cuarto de baño con una toalla cubriendo sus partes bajas y el parche usual sobre su ojo ''dañado''.
─Oh, ohayo. Hashirama-sama ─dijo, una leve sonrisa cansada esbozándose en sus labios antes de acercarse y estirar su mano.
Nuevamente, el castaño dudó en si debía tomarla o no. Sin embargo, al ver a Izune no siseó mucho para hacerlo y darle una cálida sonrisa.
─¿Sabes lo que me perturba ver que estás desnudo? ─soltó él, intentando mostrar cierta gracia y Obito frunció el seño con un toque rojizo en sus mejillas.
Izune también se sonrojó.
─Shodai, ¿Qué...
─No te preocupes, Obito ─interrumpió Hashirama con una sonrisa mientras se ponía de pie─ su secreto está seguro conmigo. Ahora si me permiten, tengo ciertas cosas que hacer. Disfruten su mañana pero no abusen.
Ambos quedaron confundidos con su actitud tan relajada, sin embargo, la peligris a pesar de estar satisfecha y hasta alegre con lo que su hermano decía. Algo no le cuadraba y le estresaba, aunque tenía la certeza de que pronto descubriría todo. Aunque si no conocía a Floruka ¿Por qué Tobirama se había puesto así?
Todo era un lío.
─Se me hace extraño que tu hermano lo sepa ¿Sabes? ─soltó el pelinegro mientras se dirigía hacia fuera.
─A mi también... Espera ¿Te vas?
Entonces, cuando el azabache intentó salir para ir a su habitación en busca de su ropa habitual, la peligris no le dejó al usar su hiraishin y quedar frente a él. Este alzó una de sus cejas y sonrió de una manera lasciva. Incluso si moría por dentro.
─¿Qué ocurre? ¿Quieres que me vista contigo en frente? ─dijo, tomando su cintura levemente y ella se sonrojó.
Le encantaba, y estar así con ella... aún más.
─Te ibas sin despedirte... ─murmuró ella, corriendo la mirada al sentir los suaves besos del Uchiha sobre su mejilla y cuello.
─Lo siento. ─murmuró en respuesta, esta vez observándola a los ojos para luego juntar sus labios a los de ella. Ambos jugueteando con sus lenguas entre sí mientras Izune aprovechaba de toquetear el cuerpo desnudo de su amigo.
No obstante, en cuanto el beso comenzaba a pasar a mayores una tos constante y fuerte les interrumpió en el pasillo. Obito se estremeció.
─¿Qué parte de no abusar no entendieron? ─sonrió Hashirama, a lo que el Uchiha se separó abruptamente y rascó su nuca con nerviosismo.
La muchacha en cambio solo bufó ¿De qué servía que lo supiera si igual tendrían restricciones?
─Gomen, Hashirama-sama.
Dicho esto, se acercó a la peligris dando un suave beso en su frente y desordenó su cabello como solía hacerlo siempre, antes de voltearse y caminar hacia su habitación. No quería más dramas y menos con el primer hokage.
─Luego me alcanzas, Izune.
Tenía que ir al cuartel, sí. Pero a cómo se estaba sintiendo y todos los pensamientos que rodearon su mente mientras se duchaba... haría una parada antes. Iría de visita con Madara, necesitaba hablar con él.
«...»
─¿Hola? ¿Madara-sama?
Nada, silencio puro más la estatua que tenía en frente junto a los cuerpos blanquecinos. Obito frunció el seño, pues se le hacía extraño que Madara no estuviese en ese lugar como solía hacerlo. Aunque de igual forma era una hora en la que él debería estar junto a los anbu.
─Madara-sama, no me gusta jugar a las escondidas... ugh.
El moreno con un suave suspiro tomó una de las sillas que había en el lugar y se sentó, su mirada algo cansada sobre la nada. Iba a esperar a por el líder de su clan, realmente necesitaba que él dijese algo sobre cómo salir adelante o cualquier cosa, incluso si se trataba de sus rinnegan.
Obito suspiró. Por más que intentase alejar los pensamientos de su abuela, parecía que más la recordaba acorde pasaba el tiempo y la incertidumbre de no saber si había fallecido o no le afectaba más de la cuenta. Incluso si Izune fue una gran compañía y de mucha ayuda.
Algo en él no se sentía bien, de eso estaba seguro.
─Agh, no otra vez. ─gruñó, sintiendo como una lágrima inconsciente recorría su mejilla. La cual limpió enseguida con cierto enfado─ ¿Por qu...
─¿Qué haces aquí tan temprano y llorando como un crío?
La voz sombría y hasta algo enfadada de Madara Uchiha se hizo presente en la cueva de improviso con ambos brazos cruzados en su pecho. Óbito sorbió el moco e intentó quitar las pocas lágrimas que habían caído, solo para después voltearse a verlo. Su corazón tronó en cuanto le vio tan molesto.
─Yo... pues... ─balbuceó, tocando su nuca sin saber qué decir.
Madara dio un suspiro, tocando su frente un poco con irritación. Ciertamente no le molestaban sus visitas, pero a esas horas siempre era más sospechoso que el Uchiha menor desapareciese y más que estuviese llorando como un debilucho. Pero Óbito siempre tomaba por culo todo lo que el mayor le ordenaba.
Si no fuese su sobrino, seguramente lo hubiese quitado de su vista hace mucho tiempo. Pero era él, hijo de Kōga Uchiha.
─Tú abuela está muerta, deberías estar en el hospital. No aquí.
Óbito tensó su mandíbula enseguida, la respiración faltando casi al instante de tan solo oír las palabras crudas y sin tacto de su líder ¿Muerta? ¿Ella ya...?
Nuevamente, sin que él quisiera las lágrimas inconscientes comenzaron a empapar sus mejillas mientras él presionaba sus puños por sentirse un completo inútil ¿Llorar frente a Madara Uchiha? ¿Qué clase de idiota haría eso?
Madara gruño por lo bajo en cuanto lo vio y se acercó a él. Esa no era la reacción que se esperaba de su propio sobrino.
─M-mad...
Antes que el azabache pudiese seguir hablando, el hombre sombrío y de cabellos largos azabache ya había estampado uno de sus golpes hacia él con brutalidad, haciendo que este cayera de la silla inmediatamente y mostrando su notorio enfado.
─¡¿Pero qué mierda?! ¡¿Por qué ha hecho eso?! ─exclamó Óbito con desconcierto, el toque de enfado tintando su rostro empapado mientras limpiaba la sangre que comenzaba a correr por su nariz.
El pelinegro de capucha azul arrugó su frente y lanzó otro golpe hacia el Uchiha menor, buscando más de su personalidad escondida, aunque esta vez Óbito fue lo suficientemente rápido para evadirlo al activar su sharingan.
Pero no entendía el por qué de su reacción, ¿Qué había hecho mal para que su líder quisiera luchar contra él de esa forma?
─¡Basta, joder! ─gritó con fuerza el Uchiha menor, a sharingan activado en cuanto notó como le tomaba de los cabellos y lo soltaba hacia el suelo con fuerza─¡¿Qué mierdas hice?!
Madara estaba molesto y mucho, Óbito antes que otro golpe llegase a su posición logró zafarse y sujetó sus rodillas al sentirse algo mareado por el golpe contra el suelo. El líder no demoró en llegar tras de él y el pelinegro sintió su corazón latir con más fuerza, quizás el haber ido de visita no había sido una buen idea.
En cualquier otra situación él se hubiese defendido, pero no tenía ánimos de luchar ahora. Incluso si Madara lo estuviese buscando tan desesperadamente.
─Maldición ¡¿Por qué está haciendo esto?! ¡No quiero luchar joder! ─gruñó el moreno con notable dolor y molestia en su voz, escapando una vez más de Madara─¡Mi abuela acaba de morir y todo es una mierda! ¡¿Qué clase de hom...
Un paso en falso le costó caro al Uchiha menor, pues antes de poder terminar su sentencia Madara ya había sujetado su cuello con fuerza y lo aprisionó contra la pared rocosa, sacándole un leve gemido de dolor.
─Porque eres un idiota, un cobarde y un ingenuo que se cree todo a la primera. ─respondió el ninja mayor, entredientes y no pudiendo soportar más la actitud aniñada de Obito─ Ella sí ha muerto pero no puedes ir por los rincones lloriqueando, así es la vida Obito. Además ─el mayor dio un suspiro molesto─ Ella ni siquiera era tu abuela biológica ¡¿Por qué no puedes ver más allá de lo visible?!
─¿Q-qué?
Ni siquiera era tu abuela. Aquellas palabras resonaron en su cabeza un millón de veces, logrando que el dolor en su pecho fuese aún mas fuerte. Se sentía cada vez más impotente a medida transcurría el tiempo y no sabía en qué pensar o creer ¿Qué más seguía? ¿Por qué Madara le estaba diciendo esto?
Madara tras notar como a Obito le costaba respirar, dio otro gruñido y finalmente lo soltó como si fuese cualquier cosa, este cayendo al suelo y tosiendo enseguida por el apretón.
─Esperaba que te dieras cuenta por ti solo, que esto te afectase de otra forma más madura pero no. Lo único que has hecho es lloriquear y patalear, peleando a los demás como un completo niñato. La vida no es así, Óbito. Me has cansado, te tuve mucha paciencia en su momento pero ya no puedo, al menos no con un inútil como tú.
El moreno estaba sorprendido, desconcertado y dolido en el suelo rocoso. Su mirada en un punto fijo mientras las lágrimas parecían no cesar al sentir su alma desgarrada. Madara presionó sus puños y se contuvo de nuevamente darle una paliza.
Si no era capaz de descubrir su verdad por si solo, solo Madara era capaz de decírselo. Ya era tiempo de que supiese la mitad de lo que necesitaba y le jodía verle llorar.
─Conocí a tus padres, Óbito. ─comenzó a decir, esta vez con más calma─Ellos no eran como Hanaro te los pintó siempre. Supongo que debemos comenzar por ahí si quieres saber lo mucho que te han mentido durante toda tu vida.
─¡¿Q-qué mierdas está diciendo?! ¡¿Por qué aho...
─Cálmate y escucha. No querrás enfadarme de nuevo.
Óbito presionó sus puños con fuerza, sintiendo como esta vez la rabia amenazaba por salir de sus poros en contra de cualquier cosa que se le cruzase. No le parecía justo y no creía en sus palabras. Su abuela no mentía, ella no lo haría ¿Por qué era que Madara siempre le hacía creer lo contrario? Sí, había sido una muy mala idea ir en visita.
─¡Mi abuela no mentiría con algo así! ─bramó con notable rabia, Madara se contuvo una vez más.
Él no tenía que ser como su hermano Kōga, Madara no era un irascible. Él prefería el tiempo.
─Si Hanaro fuese tu abuela, tendría que ser mi madre.─explicó─Y no lo es.
Las orbes del azabache se abrieron de par en par, su mirada perturbada sobre un punto fijo ¿Qué? Obito quería arremeter contra algo, salir de ahí o simplemente dejar de oír aquello, ya no podía más con tanta presión y no quería creer. Pero su mismo cuerpo no le permitía realizar las acciones que quería.
─No me pongas esa cara, no soy tu padre. Pero mi hermano sí lo era, su nombre era Kōga. ─dijo─ Kōga Uchiha.
Año desconocido, un joven Madara arribaba dentro de la vivienda de su hermano y esposa tras haber luchado contra varios ninjas en la semana. O mejor dicho, a la pareja. Pues ellos no habían contraído matrimonio y tampoco pensaban en hacerlo.
─Hermano ¿Qué te trae por aquí? ─habló el mayor Kōga, su voz amable como solía serlo siempre.
Siempre que él quería.
─Pues... he venido a ver la novedad ¿Ya nació, verdad?
Kōga soltó un bufido y simplemente se afirmó en el lavabo, apuntando hacia una de las habitaciones del fondo.
─No deja de llorar, es un marica.
Madara se sorprendió ante sus palabras, más no dio evidencia de ello. Algo diferente había en su hermano, pues ambos con la mujer parecían ansiosos con la llegada de un nuevo Uchiha. Pero ahora era todo lo contrario. Lo supo con solo ver su mirada cambiante apenas nombró a la novedad.
─Ve, no esperes mi autorización para ello.
El pelinegro de cabellos largos asintió y simplemente dio pie hacia la habitación señalada. Todo estaba en perfecto orden, a excepción del pequeño que parecía moverse más de lo normal y lloraba de vez en cuando.
─Bueno, Kōga es un exagerado porque eso ni llega a ser llanto. ─se dijo el Uchiha, observando atentamente al bebé azabache que estiraba sus manos y se quejaba.
No obstante, algo le llamó la atención de aquel lugar e hizo fruncir su seño. La mujer no estaba, era extraño que ella no estuviese si aquel pequeño había nacido hacia apenas una semana.
Madara pegó una segunda vista al bebé y a regañadientes le tomó en brazos.
─Tu madre es una irresponsable ¿Sabías? -─el pequeño le observó atentamente y el mayor enrodó sus ojos al notar que le hablaba a un bebé, algo meramente estúpido porque no obtendría respuesta.
Entonces, decidió salir de la habitación para cuestionar a su hermano mayor sobre la mujer. Este al verlos cerca cambió su semblante a uno más serio y negó con su cabeza, sin querer posar su vista en el bulto que había entre los brazos de su hermano. Su propio hijo.
─Hermano, ¿Cómo le has puesto?
Kōga se estremeció unos segundos.
─No tiene nombre, ni lo tendrá.
Madara le observó, algo confundido mientras veía como el pequeño chupaba uno de sus dedos y lloraba al notar que no era lo que quería.
─Tiene hambre ¿Dónde está Ly...
─Aléjalo de mi. ─gruñó él, tomando por sorpresa al joven Madara─ ella está muerta, murió en el parto y este niño lo estará muy pronto. No me lo acerques.
Madara cambió una vez más su semblante a uno de enfado. Por muy sorprendido que estuviese con la muerte de Lydia, se negaba a pensar en la muerte de un bebé inocente.
─Esas cosas pasan, Kōga. Más en estos tiempos de guerra. No es culpa de este bebé y a ella...
Él soltó una risa amarga, solo para luego golpear el mesón que estaba a su costado con mucho enfado.
─¡¿Crees que lo voy a asesinar yo?! ¡¿Realmente eres así de idiota?! ¡Este mundo esta podrido, Madara!
─Kōga...
─¡Largo, aléjalo de mi y lárgate! ¡No entiendes y nunca entenderás porque no sabes como es!
Madara tragó saliva, bajando su vista hacia el bebé que insistía en buscar algo de comida en sus dedos pero lloraba en cuanto no encontraba lo que ansiaba. En ese entonces el Uchiha de cabellos largos sintió lástima, por su hermano y por aquel pequeño.
Kōga Uchiha nunca volvió a ser el mismo tras la muerte de su amada. Jamás.
─Ellos no murieron por ti, Obito ─explicó el hombre mayor, ignorando la nostalgia que comenzaba a sentir con tales recuerdos─ Kōga se volvió loco, no te quería cerca y fui yo quien cuidó de ti durante un año completo. Por más insano que suene y...
─¡Basta, no, no quiero escuchar! ¡Deje de mentirme! ¡Esto no tiene que ver con mi abuela! ¡Basta!
Obito se había puesto de pie, tomando su cabeza entre manos mientras intentaba salir de ahí con desesperación. Realmente su cerebro no estaba asimilando lo que escuchaba, su abuela le había mentido todo el tiempo y no sabía en que creer. Su tío era Madara Uchiha y al parecer su padre un lunático asesino.
Su respiración no demoró en hacerse dificultosa mientras el mismo líder sombrío y frívolo del clan Uchiha le impedía el paso.
Óbito no quería creer.
─Tenías dos años cuando tu padre hizo algo muy insano con respecto al líder Butsuma Senju. ─insistió en hablar, a pesar de que Obito se había tapado los oídos con desesperación. Él no quería saber─ Kei Uchiha, mi mujer intentó buscarte en todo el desastre... pero te dio por muerto. Así como estaba él y el resto a quienes asesinó. Creí que te había asesinado.
─¡Solo quiero a mi abuela de vuelta, mierda que no quiero saber! ¡Déjeme salir!
─¡No seas un cobarde y escúchame! Nunca tuviste nombre, y tras veintitrés años supe que estabas vivo. ─insistió, esta vez activando los sharingan provisorios que traía en sus ojos─ Butsuma Senju te encontró y te dejó con Hanaro, ella era una Senju y se infiltraba en nuestro clan para el beneficio del suyo propio. Hashirama al saber que me había enterado de ello hace muy poco probablemente le dio muerte para no generar sospechas, ese clan está lleno de mentiras Obito. Tienes que creerme.
El Uchiha menor quitó las manos de sus oídos y estaba ido, aunque su cuerpo bastante tenso hacia quien era su líder. Su mirada ya no mostraba tanta desesperación más el enfado que incrementaba en su cuerpo. No quería creer nada de lo que decía, pero algo en su interior le decía que había un toque de verdad en sus palabras.
Más si recordaba a Tsunade con tanto rencor.
─Ellos usaron a quien te cuidó durante toda tu vida, y luego la desecharon como un juguete defectuoso ─insistió una vez más─ ¿O tú crees que Tsuna no está al tanto de todo esto?
─¿Izune lo sabe? ─gruñó el Uchiha entredientes, sus ojos levemente cerrados mientras el brillo del rojo sharingan se hacía muy notorio. Madara negó con su cabeza.
─No, ella es otra víctima de sus mentiras como tú.
─Ya veo...
Entonces, junto a las últimas lágrimas de su rostro una en especial cayó por su mejilla, una rojiza y caliente mientras su visión se disipaba frente a Madara, quien estaba más que satisfecho con la mirada sombría que tenía el muchacho. Aunque no evitó el sentir algo de temor y tristeza al recordar a su hermano, pero lo pasado con Kōga solo podría suceder con una mujer en medio y él no dejaría que el Uchiha se fuese por ese camino. Madara tenía claras sus ambiciones y esta era solo la primera.
Y la había conseguido. El kamui había sido despertado y no de manera explosiva. Agradecía el hecho de que fuese hacia él antes que al hospital.
Entonces, Obito sin mediar alguna otra palabra quiso salir de ese lugar con la rabia muy notoria en su cuerpo. Aunque Madara fue más rápido y astuto como para frenarlo antes que cometiera alguna estupidez con esos ojos tan valiosos, pues si corría hacia él lo más probable es que pasase a través de su cuerpo.
─No cometas una locura, tengo un plan mucho mejor ─dijo el de cabellos largos─ ya podrás arremeter contra la rubia más adelante. Por ahora solo escúchame, y no te vuelvas loco. Acá no hay malos y buenos, Obito. Solo el más inteligente, y tendrás que serlo. Hazlo por tu abuela, y por Izune.
Obito no entendió mucho sus palabras, sin embargo, el enfado que sentía y la incertidumbre de la anciana no lo dejó pensar con claridad y simplemente se quedó ahí. Estático a lo que su líder podría decirle, ambos sin saber el error que estaban cometiendo.
Si una cosa sale mal, otra siempre puede ser peor.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.
¡Hola! 😊 Sí, he tardado un montón y probablemente con este capítulo se aburran porque es más... ¿La verdad de Obito? 😧 No sé si decirle así pero bueno ¿Qué les pareció? ¿Madara es bueno o malo? Hagan sus apuestas ahre jaja😂
En fin, espero les haya gustado la lectura y si extrañan el lemon les aviso que ya vendrá alguno, para que no desesperen jaja😏
YYYYY eso😍 que tengan un muy lindo día y muuuuuuuuuuchas gracias por leer, que son de las mejores y las amo con todo mi corazón💓😍 esta historia no seria nada sin ustedes💓
Adiosín💓
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