cincuenta y cinco; la verdad. {Shisui #1}
''La verdad adelgaza, pero no quiebra...'' Miguel de Cervantes.
.
.
.
.
.
Los árboles flameaban, la mirada de la albina estaba ida a pesar de sus párpados cerrados y no pretendía unir su boca mientras el azabache le mojaba el rostro para bajar la supuesta fiebre que ella había adquirido. Se sentía fatal. Su corazón ardía como mil demonios y la mirada de su sensei no le ayudaba para nada.
Él estaba molesto, demasiado. Y no lo culpaba. Había dejado morir a Yoshiro, a vista de ambos.
─Sé que usas el Shunshin, a mi no me engañas. Shisui.
El de cabellos alborotados dio un suave suspiro y no quiso voltear su mirada hacia Shinri, quien no dejaba de plantearse cómo pudo haber caído tan bajo con algo así. Sobre todo porque sabía que él no solía ser de ese tipo de Uchihas ¿Poder? ¿Envidia? ¿Para qué? No lo comprendía, pero el azabache tenía claro sus deseos. No era un adolescente en busca de poder, quizás un poco sí. Pero también tenía sus razones.
─¿Por qué lo hiciste? ─insistió en cuestionar, Shisui se puso de pie y activó sus orbes rojos como la sangre para observar al albino de cabellos largos con cierto enfado. Enseñando el dojutsu que tanto causaba revuelo─ ¿El Mangekyou sharingan? ¿Eso vale más para ti que la vida de uno de tus compañeros? Shisui, me cuesta creer que tú fueras capaz de algo así. Esto tiene que saberlo Hashirama-sama. Algo estás tramando, a mi no me engañas.
Shisui no meditó, no tomó las consecuencias de sus acciones y simplemente tomó a Izune en sus brazos. Shinri le analizó con la mirada.
─¿Esto también tiene que saberlo, no? ─espetó, señalando a la albina con sus dedos y su maestro negó con su cabeza de inmediato─Volver a la vida en guerras y luchar hasta la muerte ¿Eso es lo que quiere, Ukitake-sensei?
El albino arrugó su nariz, para nada contento con la situación o con el apuro que tendrían desde ahora. Había sido una horrorosa sorpresa el que su única alumna de apellido Senju despertase un sharingan ¿Qué se suponía debían hacer ahora? Shinri fácilmente podía zafarse del problema, pero también añoraba su vida y la de su mujer. No contaba con tener que lidiar con algo así.
Nadie debía saber sus verdaderas capacidades, o estaría condenado.
─Yoshiro no tenía buenas intenciones, ─habló el azabache en cuanto las aguas se calmaron un poco y desactivaba su sharingan. Shinri le observó con cautela, enfadándose al solo oír el nombre de su ahora difunto alumno─ algo extraño hubo en todo esto con el lío de Tozuko y el problema de su olfato, él no era Yoshiro... sensei. Puede que no me crea, yo tampoco estoy seguro pero no podía dejar pasar esta opor...
No pudo terminar de hablar, pues el gran puñetazo de parte de su sensei lo llevó al suelo sujetándose el rostro como si no hubiese un mañana. Izune por poco cayendo junto a él si su sensei no la hubiese sujetado. Era ingenuo, insensato y se llenaba de inexperiencia. Él no lo comprendería, que el Inuzuka estuviese muerto... era lo mejor para todos. Pero no para Shinri.
Shisui gruñó por lo bajo, pateando varias rocas que se cruzaban por su camino. Odiaba que todo fuese de esa manera, estaba preocupado y sobre todo, cabreado, celoso o lo que fuese tras haber oído las caricias entre la parejita. Se odiaba, por querer a Izune pudiendo tener a cualquier otra y también, por dejarse llevar por sus instintos. Todo lo hacía con un propósito, hasta el incidente en el pasillo. Si él no presionaba un poco más el sello provisorio, seguramente tras pelear con Obito lo más probable es que el sharingan se activase de la nada y todo se hubiese ido en picada en su contra. Todos le hubiesen presenciado.
No quería quedar como un coqueto o algo parecido con ella, pero no tuvo más opción.
¿Qué pensaría Tobirama-sama con todo esto? Se dijo, mediando una leve sonrisa inquieta al pensar en el inefable odio que le tenía a los Uchiha. Pues, las vueltas de la vida son muy notorias y por las investigaciones de su antiguo sensei antes de morir Izune lo más probable es que tuviese sangre Uchiha, o alguien enfermizo habría implantado aquellos ojos en ella. No pudo saber cuál era la opción más correcta, su sensei estaba muerto y las hojas con información hechas cenizas. Él estuvo cerca, demasiado cerca y aquello le costó la vida.
Shisui se sonrió una vez más de una forma algo amarga, metiendo así ambas manos en sus bolsillos mientras caminaba a pasos lentos. Hacia un rato ya que había sentido los pasos fuertes tras de él y no lo culpaba, tarde o temprano él recurriría a su persona y no sabía con certeza. Era algo de esperarse, aún así no bajó la guardia y simplemente siguió su camino fingiendo no sentir aquella presencia frívola y malévola a su parecer. Tampoco el estar preocupado. Eso solo jugaría en su contra.
Observó el cielo, oscuro y cubierto de estrellas. Pensando en las posibles teorías que su maestro pudo haber dejado y que fueron calcinadas apenas lo descubrió. No del todo, pero lo hizo y al esconderlos, es porque nadie debía saberlo.
─Uchiha Shisui, es algo tarde para transitar por estos lados ¿No crees?
Shisui presionó sus puños, sin dejar el paso mientras de re-ojo se volteaba a observar al líder del clan Uchiha, sus cabellos largos flameando con el viento mientras caminaba tras de él. No le agradaba su presencia, más luego de la muerte de su madre o cómo habían extorsionado a Kagami para sus planes egoístas. Incluso si este no tuviese nada que ver en ese asunto.
Uchiha Fugaku tenía sus propios intereses.
─¿Reconsideraste el trato? ─insistió en hablar, Shisui paró. Al igual que él─ Espero que eso sea un sí, no querrás que Kagami pague los platos rotos ¿Verdad?
─No he despertado nada, ya se lo dije.
Madara se sonrió, para luego carraspear un poco y volver a hablar;
─La verdad, aunque no te crea y Fugaku un poco sí. Esta vez me gustaría hablar de otras cosas... ─dijo─ cosas que sé sabes con exactitud, yo también sé algunas. Pero ha sido una lástima que Shinri me haya dejado con la información a la mitad.
Shisui no se resistió, la sorpresa inundando sus sentidos sin dejarse ver. Volteándose de golpe para hacerle frente al Uchiha mayor a ojos rojizos . No el kotoamatsukami, pues si lo hacía lo más probable es que pillasen su vaga mentira hacia todos. Sin embargo, Madara no era un idiota. Aunque no estaba interesado en esa idiotez como le hacía el segundo líder.
─No tiene derechos de hablar así de Ukitake-san. ─gruñó el de cabellos alborotados a puños presionados. Bastante molesto a su lecho de burlas.
─Es cierto, él era un tipo inteligente... ─dijo este, bastante calmado para el gusto del otro Uchiha─ pero la verdad, de quien quiero hablar es de Senju Izune. Sé que sabes muchas cosas sobre ella y me agradaría saberlas para poder hacer algo al respecto. Yo no soy el malo, Shisui. Solo quiero brindar mi ayuda a esa pobre muchacha, está en el lugar erróneo.
─Ese no es mi problema. Déjela en paz, yo no sé nada sobre eso.
Shisui sin vacilar un poco, estuvo por seguir su camino. Madara no debía ver a través de sus nervios, porque él no sabía nada ¿O si? Pretendía no hacerlo, si el Uchiha mayor se enteraba del sharingan de Izune todo estaría perdido pero ¿Cómo sabía él de las investigaciones de su sensei?
─Sé que sabes lo que yo, o quizás más ─dijo, dando un suave suspiro─ Te espero mañana en el bosque a las afueras de la aldea. Tú y yo tenemos mucho de qué hablar.
El azabache de cabellos cortos y alborotados iba a negarse casi por completo. Sin embargo, su propio líder ya estaba muy lejos de su alcance como para hacerlo. Sintió pánico, pánico por Izune y por lo que este pudiese hacer con ella. Si él sabía de sus investigaciones lo más probable es que ya lo supiera, pero entonces ¿Por qué necesitaba hablar con él? No le parecía lógico, para nada.
Ukitake-sensei... ¿Qué tanto ocultaste durante toda tu vida?
Se dijo el azabache, segundos antes de voltear a ver el hogar de su antigua compañera con cierta nostalgia e impotencia por la situación. Entonces, tras un suspiro de rendición se dedicó a seguir su camino. Pues, si seguía pensando o analizando las situaciones retorcidas que estaba viviendo seguramente se volvería loco, de celos y de demencia por el sharingan.
Tocó su bolsillo izquierdo trasero, para tantear y asegurarse del dibujo que había hecho antes de reforzar lo poco que había quedado del sello provisorio en su antigua compañera. No obstante, su pánico solo incrementó al darse cuenta que no estaba dónde le había dejado ¿Habría sido Izune? ¿Se le habría caído? No lo sabía y aquello le jodió, pues estaba seguro que si el Hokage viese ese papel... Algo sospecharía.
Maldición. Pensó, odiándose por lo descuidado que había sido con ello. Incluso si fingió todo el coqueteo con la albina para conseguirlo.
Suspiró. Shisui no quería una guerra, nadie quería eso. Sí tenía sus propios métodos y no necesitaba a alguien husmeando más de la cuenta al escontrar el dibujo del sello. Y quiso volver, pero no podía hacerlo porque el ver a Óbito e Izune coger no estaba en sus planes.
Quizás mañana lo hiciera, lo dejaría a su suerte.
«...»
Izune Senju.
─Obito, hey... levántate un poco.
Era segunda vez que despertaba en todo el resto de la noche, y moría de sueño. Incluso si lo más probable era que tuviese que levantarme, pues hace algunos minutos Kakashi había dejado la vivienda con mi adormilada prima en brazos. Y ahora por lo visto, Izumi e Itachi pretendían hacer lo mismo.
Observé el reloj de la pared y suspiré. Las 7 am.
Odiaba esa sensación de haber dormido la nada misma y tener que levantarme. Más si al despertar hubiese sentido algo muy mojado entre mis manos, por lo que, llegué a creer que me había orinado encima o algo que se asemejara. Sin embargo, solo se trataba de Óbito sudando a más no poder mientras dormía plácidamente a mi costado con su boca entreabierta, sin siquiera mover un músculo de su posición.
Solía hacerlo cuando tenía malos sueños o algo no andaba bien. Aquello me preocupó pero no quise decir nada, al menos no por ahora.
─Obito ─insistí, moviéndolo con mis manos para que despertase y por último se quitara la playera azul marino que traía puesta, así no sudaría más de la cuenta y podría seguir durmiendo aunque fuese unos minutos más.─ Óbito, estás sudando mucho...
Él gruñó en respuesta y simplemente se apegó a mi cuerpo como una larva cualquiera. No pude evitar sonreír, Óbito era único.
─Neh, Izune ─escuché decir a Itachi con voz suave y baja, tomando su protector con su mano derecha mientras se acercaba a la puerta─ nosotros nos vamos, espero hayas tenido una buena noche a pesar del drama y que te mejores. No sigas aguantando a este marrano.
Solté una risa leve ante su ocurrencia y asentí con mi cabeza en señal de agradecimiento, luego posé mi vista en mi mejor amiga. Ella medió una leve sonrisa hacia mi posición y simplemente se despidió con la mano.
─Los veo luego. ─dije, segundos antes de verlos salir por la puerta. Después, solté un suave suspiro y observé el rostro dormido, aunque inquieto del azabache. No pude evitar el mediar una leve mueca al verle así─ Neh, Óbito. Estás sudando mucho y Tobirama está por llegar, despierta.
Entonces, el azabache tras unas cuantas quejas y movimientos bruscos de mi parte, finalmente estaba medio despierto mientras se incorporaba en aquel sofá. Observando a su alrededor con bastante detenimiento.
La verdad es que, luego de que Shisui dejase mi hogar solo nos encargamos de dormir y descansar de todo el alboroto. Yo por estar demasiado cansada y el azabache de mi lado por hacer méritos a mi supuesto enfado. No confundan, sí estaba molesta con él. Pero ya no quería más dramas ni pleitos... Y si él prometía no seguir más con ese juego absurdo que tenían entre él y Shisui, yo le creía. Porque mientras mi antiguo compañero no le buscase, Óbito no iba a reaccionar de mala manera.
Aunque eso significaba que yo fuese cuidadosa también.
─¿Qué hora es? ─preguntó, rascando su ojo visible mientras se removía a mi costado y daba un gran bostezo.
─Temprano, pero tienes que volver a tu habitación y cambiarte la ropa ─respondí, a lo que Óbito frunció el seño─ estás empapado.
─No seas exagerada, es solo un poquito ─dijo, estirando sus brazos sólo para abrazarme aún más y pegar sus labios a mi mejilla. No pude evitar soltar unas risas─ te quiero, Izune.
Intenté alejarlo un momento con mis manos a pesar de lo cómoda que estaba, pues estaba siendo muy empalagoso de repente y me babeaba demasiado pero ya luego me rendí. Le prefería de esta forma a tenerlo amargado y golpeando cada cosa que se le cruzase.
─Yo también, Óbito ─dije, sintiendo como sus besos húmedos iban en dirección a mi boca─ pero tienes que quitarse esa playera, de verdad que estás muy mojado y me estás babeando.
─No seas exagerada.
─¡Me mojas, Óbito! ─exclamé entre risas mientras le sentía chupar mi nariz.
Él soltó una risa sonora y se separó de mi con cuidado, abriendo suavemente la manta que nos tapaba para sentarse en el sofá y tronar su cuello, estirando así también sus brazos. Su gran espalda chocando con mi vista casi al instante.
─Eso sonó mal ¿Sabes? ─se burló, esta vez con sus manos tomando su playera para quitársela de un viaje y quedar a espalda desnuda frente a mi.
─Para ti todo suena mal.
─Cierto ─se rió despacio y también lo hice, negando con mi cabeza.
Entonces, mantuve mi vista sobre su espalda en silencio durante unos minutos. Varias cicatrices cubrían su parte que no era blanquecina mientras que la otra estaba intacta. No pude evitar el contornear la línea que le separaba con mis dedos y él se estremeció. Lo pude sentir.
Si no lo hubiesen tratado a tiempo seguramente mi confidente estaría muerto. Al pensar en ello, también me estremecí.
─¿Cuál es el gusto de tocarme? ─se burló una vez más, volteando su vista hacia mi con una leve sonrisa lasciva. Enseguida quité mi mano de ahí con mi nariz arrugada y Óbito comenzó a reír.
─¿Cuál es el gusto de molestarme? ─me quejé a cachetes inflados con un leve toque rojizo en mis mejillas─ nunca más te toco, Uchiha de porcelana.
Él soltó un quejido.
─Pero Izune ─canturreó con burla y quejas, esta vez sentándose hacia mi lado para tomarme uno de mis mofletes─ si sabes que me gusta.
─No se nota, hm.
─Te ves adorable. ─confesó, aunque luego volvió su vista hacia el suelo y quitó su mano de mis cachetes, acomodando sus cabellos desordenados casi al instante.
─Siempre, Bakabito.
Entonces, tras esa sentencia solté otra pequeña risa ante la ocurrencia, también sentándome en aquel sofá mientras le notaba algo cabizbajo. Algo andaba mal con Óbito, y él no parecía querer decirlo. Era demasiado notorio.
─Neh, Óbito ─hablé, pinchando su hombro con uno de mis dedos. Él me observó con una sonrisa, pero sus ojos no me decían lo mismo. Bueno, su ojo─ ¿Te sucede algo? ¿Qué fue lo que te dijo Kakashi? No me mientas...
Óbito negó con su cabeza y pasó su brazo alrededor de mis hombros, besando suavemente mi cabellera gris para luego dar un suspiro.
─No es nada, Bakazune ─respondió─ solo quedé agotado después de pelear con Shisui, contigo y con todos, digo... hasta rompí la mesa de centro ¿Lo puedes creer?
No le creí, lo conocía lo suficiente como para saber cuando mentía. Por no saber hacerlo y porque ya lo sabía con certeza. Sin embargo, por su rostro cansado preferí esperar a que él me confesara sus inquietudes. Si seguía presionando lo más probable es que terminásemos discutiendo de nuevo.
Porque él no me lo diría. Y no quería eso, por muy preocupada que estuviese.
─Está bien, ─dije, acurrucándome en sus brazos mientras le besaba la barbilla afeitada. Él sonrió con cansancio.─ es entendible que lo estés, por eso espero que no lo hagas más. Aunque también, sabes que puedes contar conmigo para todo... no lo olvides.
Óbito rió sin ganas, solo para luego capturar mis labios sorpresivamente en un gran beso mientras pasaba su mano libre sobre mi abdomen y caderas con detenimiento. No pude evitar el apegarme más a él con mis brazos para sentirle aún más, solo el choque de nuestros labios y lenguas junto a la saliva siendo audible en el salón mientras tocaba su trabajado abdomen, acariciándolo con suavidad y bajando hacia su pantalón.
Entonces ocurrió, la puerta se cerró de golpe y pude ver de re-ojo como mi hermano mayor nos observaba con una ceja alzada y a brazos cruzados, acercándose a nosotros con vista seria. De inmediato empujé a Óbito hacia el costado del sofá y este no comprendió, al menos no hasta presenciar a Hashirama frente a nosotros. Su rostro fue épico, por poco se me iba hacia el otro lado del mundo.
Realmente parecía asustado.
─Hashi-nii... ─dije, sonriendo levemente un tanto nerviosa mientras mordía mis uñas. Este frunció el seño y escuché a Óbito tragar saliva, mientras rascaba su nuca con cierta incomodidad─ llegas temprano.
─Sí ¿Por qué?─respondió con ímpetu─ ¿Interrumpo algo? ¿Ibas a coger?
─¡Hashirama! ─exclamé, mi rostro poniéndose de todos los colores posibles mientras intentaba no observar al azabache de mi costado por vergüenza. Quien seguramente estaba igual que yo.
─Hashirama-sama yo...
Entonces, antes de que Óbito pudiese dar explicaciones a su torso desnudo o aquel beso que nos estábamos dando, mi hermano se largó a reír como un maniático. Demasiado y fuerte. No lo comprendí.
─¡Debieron ver sus caras! ─comentó entre risas─ ¡fueron épicos!
Esto tenía que ser una broma.
Un leve tic se formó en mi ceja derecha mientras presionaba la manta que me cubría, a pesar de traer la ropa del día anterior. Odiaba que mi hermano hiciera ese tipo de bromas. Óbito en cambio mantuvo silencio sin siquiera mover un músculo, y le convenía hacerlo.
Si no nos hubiese descubierto, seguramente ahora moriría de nervios. Pero Hashirama no era así, él me comprendía. No como Tobirama.
─Izune, ya lo habíamos hablado. No te recriminaré por esto porque ya eres grande ─insistió en hablar, con esa sonrisa burlona de siempre─ pero sí deberías tener cuidado, Tobirama viene en camino y él no... ¿Qué sucedió aquí?
Ay no.
─Eh... yo... ─balbuceé, intentando buscar explicaciones lógicas a la mesa de centro hecha trizas mientras unas pintas de sangre cubrían el suelo.
Si es que era una idiota ¿Cómo no lo arreglamos? ¿Cómo Óbito no lo había arreglado?
─Tsunade-san se emborrachó y cayó encima, se cortó en su mano y... el resto es historia.
Mis ojos se abrieron un poco al oír la excusa perfecta y demasiado creíble de parte de Óbito. Si bien no sabía mentir y lo utilizaba para salvar ambos pellejos, esta seguramente sería la más creíble. Era la mejor mentira de su vida.
Hashirama se tomó la frente con frustración.
─Esta Tsuna no aprende ¿Verdad?
Asentí con una leve sonrisa y observé de re-ojo a Óbito. Este lo notó enseguida y me guiñó su ojo con gracia, causando miles de sensaciones extrañas en mi cuerpo. Se veía jodidamente bien de esa manera y...
Él no podía gustarme. No. Tenía que quitar esos pensamientos de mi cabeza o terminaría volviéndome loca.
Enseguida, negué con mi cabeza un par de veces ante el pensamiento y presté atención a lo que Hashi-nii tuviese para decirnos. Pues, parecía tener ganas de hablar. Él nunca se calla.
─Obito, deberías subir ─sugirió a mi adormilado amigo─ si mi hermano te ve semidesnudo junto a Izune... uf, no querrás saberlo.
El azabache soltó una risa nerviosa al oír eso y asintió sin dudarlo, segundos antes de ponerse de pie y estirarse casi al instante sin siquiera mirar en mi dirección.
─Eso lo tengo bastante claro, Hashirama-sama.
─Además, intenta dormir antes que vuelva. Hoy tendrás mucho trabajo, le he oído decir que tendrás que estar a full.
Óbito enrodó su ojo visible y gruñó por lo bajo con bastante frustración, causándome una risa inmediata. Si es que era un quejica de primera. Aunque esto me hizo recordar la pregunta de la mañana y mis curiosidades.
─Oye si, Hashi-nii ─hablé, logrando que este pusiera sus ojos en mi ─ ¿Desde cuando Óbito es anbu?
Hashirama alzó ambos hombros y luego dio un suspiro. Óbito me observó con inocencia y cierta culpa por no decírmelo. No quise reprochar pero necesitaba saberlo.
─No lo sé, he estado de aldea en aldea durante estos días pero dudo que mucho tiempo ¿O no, Óbito?
El moreno de mi mejor amigo frunció el seño y luego asintió hacia el vejete de mi hermano. No dudé en arquear mi ceja hacia él.
Con que hace poco, y trabajando con mi hermano odia Uchihas. Algo extraño hay aquí.
─Bueno, yo me voy a la cama ─dijo en medio de un bostezo, acercándose a mi hermano para estirar su mano─ Buenas noches, o bueno, buenos días... Hashirama-sama.
Mi hermano mayor de cabellos castaños observó su mano dos veces con detenimiento, solo para luego estrecharla con mi mejor amigo y sonreír. Entonces, después de su apretón con él, Obito se acercó a mi con una leve sonrisa. No dudé en ponerme nerviosa.
No creo que fuese capaz de besarme frente a Hashirama otra vez ¿O si?
No obstante, en cuanto creí que chocaría sus labios a los míos él subió su cavidad bucal y me besó en la frente, un beso suave y bastante corto para mi gusto. Luego me sonrió y despeinó mi cabello con su mano.
─Que descanses, Bakazune.
Dicho esto, el azabache simplemente se dedicó a desaparecer en medio de las escaleras, dejándome casi a solas con Hashirama. De inmediato quise hacer lo mismo que mi amigo e ir a dormir en mi habitación, sin embargo, la voz de mi hermano me frenó;
─Podrías visitar a tus alumnos durante estos días, no han querido hablar y eso juega en contra de... bueno, casi todo ─dijo, un tanto inquieto─ Además, la enfermera de Kiara me ha confesado algo que no quise decirte estos días por bueno, razones obvias. Ella es la que peor está de los dos...
Tragué saliva con bastante inquietud ¿Es que todo tenía que ser así? Pero tenía razón en que debía visitarlos, no podía abandonarles sólo por Uryu. Ellos también perdieron a alguien, no solo yo. Su dolor probablemente sea mucho mayor que el de cualquiera, él era su amigo. Necesitaban de mi apoyo y madurez.
─¿Qué han dicho? ¿Le ha pasado algo?
Hashirama alzó sus hombros y luego dio un suave suspiro.
─Está embarazada.
─¡¿Qué?!
El grito proveniente de mis labios pareció ser bastante fuerte y alertar a muchos vecinos por las quejas que se oyeron a lo lejos. Además que, hasta Óbito bajó por las escaleras un tanto alertado luego de unos minutos en silencio tras mi grito ensordecedor. Mi hermano se tomó los sienes y negó con su cabeza.
─Eres peor que Tsunade o Tobirama... ─murmuró, sin embargo, yo seguía muy sorprendida y con mi boca entreabierta. Esto tenía que ser otra broma.
No lo podía creer, ella era una niña aún y se suponía que... ¿Será de Kinoe?
Entonces comprendí con más claridad las palabras de mi difunto alumno; ella es de Kinoe. A esto se refería. Pero por como lo cuenta Hashirama, lo más probable es que recién lo hayan descubierto. No lo podía creer.
─¿Qué fue ese grito? ─preguntó el azabache, tallando su ojo visible desde las escaleras un tanto adormilado─ ¿Qué pasó?
─Nada, Uchiha. Tú vete a dormir que mañana te necesito al cien. Esto no te incumbe.
Parpadeé un par de veces antes de ver como mi hermano medio hacía ingreso a la casa con su mirada firme como de costumbre. Óbito resopló en el aire y tras una señal militar con su mano hacia Tobirama desapareció de ahí. Probablemente no le gusten nuestras reuniones familiares y mi hermano había sido algo borde con respecto a esto.
─ Tobirama, no seas así con Obi...
─¿Tan rápido se lo dices, hermano? ─habló hacia Hashi, quitando su capa de Hokage para lanzarla al sofá y cruzar sus brazos, ignorando por completo mi sentencia hacia él.
─Ella debe saberlo, ahora es cuando tiene que estar ahí para sus alumnos y no estancarse solo por uno.
─Deberías haber esperado que ella se lo dijera, eres un bocón.
Noté de inmediato como el aura de mi hermano mayor se tornó algo azulado por las palabras de Tobirama y enrodé mis ojos, viendo como mi hermano medio hacía exactamente lo mismo y suspiraba con frustración ¿Hasta cuando Hashirama seguía con lo mismo?
Se veía ridículo en esa pared.
─Hashi, te estás deprimiendo de nue...
─¿Podrías dejarme a solas con Izune, hermano? ─otra vez Tobirama interrumpía mis palabras y me observaba con cierto enfado. Aquello me molestó de igual forma.
─Yo no quiero estar a solas conti...
─Por favor.
Puse rostro de súplica hacia mi hermano el moreno, aún así este quitó enseguida su aura depresiva para asentir a Tobirama y desordenar mi cabello gris con una leve sonrisa. Bufé ¿Es que acaso nadie escuchaba lo que yo quería? ¿Por qué no podía ir a dormir como Obito?
─No le discutas. ─me susurró al oído, antes de despedirse con la mano y caminar hacia su habitación. Enseguida, resoplé en el aire y me dispuse a observar a mi hermano de ojos rojizos, su rostro se mostraba algo tenso.
─¿Qué sucede ahora, Tobirama? ─pregunté, intentando arreglar mi cabello un poco con pereza─ Sé que estuvo mal no abrir la puerta ayer pero tenía mis razones y...
No pude decir más, pues él me había apegado a su cuerpo con sus brazos trabajados. Su respiración haciéndose notoria al sentir como su pecho subía y bajaba en mi rostro al compás del corazón, en un principio dudé en si debía seguir o no. Sin embargo, al ver que no me soltaría pronto lo correspondí.
─Siento lo de la misión, no debí enviarte a ese lugar.
─Tobirama...
─Puedo ser hokage o un cabrón celoso, pero sigues siendo mi hermana y jamás te desearía algún mal. Lo sabes.
Tragué saliva con cierto nerviosismo y simplemente cerré mis ojos para poder disfrutar de su pérdida de orgullo, junto al aroma de sus ropas y su disculpa. Ese aroma que tanto adoraba cuando era pequeña y mi padre acababa de recriminarme por algo. Tobirama siempre solía defenderme de él, si mal no recuerdo él me escondía muchas veces en las rocas mientras los demás luchaban y luego mi padre arremetía contra él.
Aunque fuese él mismo quien me reprochase luego de todo por cosas idiotas como no querer comer, haciéndome llorar hasta el cansancio la mayoría de veces mientras Hashirama luego le sermoneaba a él por ello. Era un buen hermano.
A pesar de todo, incluso de no aceptar a los Uchiha de una buena vez.
─No te preocupes, Tobi-nii ─dije, aún en esa posición─ lo sé.
─Hashirama me ha dicho que ponga ojo en Obito, no quiso decirme las razones. Pero ten cuidado, ya sabes lo que pienso sobre la maldición de ese clan y el daño que nos quieren causar desde que tuvimos el poder de la aldea...
Solté un bufido. Hasta aquí llegó el Tobirama comprensivo y tierno.
─Obito no mata ni a una hormiga y lo sabes. ─respondí con cierta frustración.
Él negó con su cabeza.
─Es más capaz de lo que crees, Izune.
─No me refiero a eso, sino a su maldad... él es bueno, Tobirama. ─insistí, esta vez cortando nuestro abrazo para mediar una mueca y observar su rostro algo serio─ Tú antes tenías una amiga Uchiha si mal no recuerdo, ella...
─Creo que mejor deberíamos ir a dormir, el sol ya está puesto y necesito un descanso.
─Tobirama, era pequeña en ese entonces pero algo recuerdo─digo con mucho entusiasmo al recordar─ ¿Cómo se llamaba? ¿Saori? ¿Sayuri? ¿Hanako? joder, no me acuerdo pero...
─Buenas noches.
Dicho esto, el peliplata de mi hermano medio se dio media vuelta con un toque de enfado para caminar lejos de mi en dirección a su habitación. No dudé en mediar una sonrisa maliciosa y seguirlo a pies descalzos, logrando que este gruñera por lo bajo.
─Izune, vete a tu cuarto.
─¿Puedo dormir contigo? ¿O prefieres a Neliel, Hanabi?
─Izune, no lo voy a repetir. Vete.
Solté unas risas en cuanto le vi quitarse la armadura y luego su playera, pues no demoró ni dos segundos en recostarse bajo las sábanas y darme la espalda. Dijese lo que dijese, era igual de picota que yo.
O que Óbito.
─¿También le dabas la espalda a Floruka?
─Joder, que te vayas. ─gruñó en respuesta, sin siquiera voltear y moví mis pies, intentando recordar el nombre de la única Uchiha a la que mi hermano dio más de dos palabras que no fuesen ''odio a los Uchiha''─ Además ¿De dónde mierda sacaste Floruka?
─¡Ah! ─exclamé con entusiasmo─ ¡Entonces así se llama, Floruka Uchiha!
Enseguida, un aura demasiado fuerte y grande inundó su habitación por completo. Si no fuese Tobirama de quien se tratase probablemente me causaría temor tal estruendo, sin embargo, al ver su rostro bastante enfadado frente a mi junto a su dedo índice hacia arriba solo me causó satisfacción y gracia ¿Para esto gastaba su gran chackra?
─Izune Senju,─espetó, su rostro demasiado cabreado frente a mi─sigue con tus burlas y al Uchiha de arriba me lo saco a patadas. Tú eliges.
─No serías capaz por esta estupidez. ─le desafíe, sin poder contener las risas. Cómo le jodía haber tenido algo que ver con un Uchiha que no fuese Obito.
Él bajó su dedo y el chackra frenó.
─¿Ah, no? Pues ya verás.
Mis orbes se abrieron de par en par con mucho pánico al ver que el de ojos rojizos intentaba salir de su habitación rapidamente. Aunque con mi hiraishin lo frené a tiempo. Este sonrió con victoria ante ello y luego me arqueó una ceja.
─¿Seguirás?
Gruñí por lo bajo y me crucé de brazos, me jodía tener que admitir mi derrota frente a él. Realmente lo hacía. Pero no tenía otra opción, pues no permitiría que sacase a Óbito de casa.
─No, ya no más Floruka Uchiha. ─respondí─ Lo prometo.
Le oí dar un bufido y simplemente se devolvió a su habitación con amargura, dejándome en la mitad del pasillo en la planta baja con mi vista hacia abajo. Aún no podía creer lo de Kiara, sin embargo, ahora tendría algo más que investigar aparte de mi supuesto sharingan. Esa Uchiha que mi hermano miró alguna vez cuando era pequeña, necesitaba encontrarla ahora que a él le jodía y la recordaba.
No era cotilla, pero quizás aquella mujer podría hacerle ver las cosas de la manera en la que lo veo yo. Y con respecto a Obito, no estaba segura de lo que sentía... pero amistad no era, para nada. Definitivamente, voy a volverme loca.
«...»
La tarde se hizo presente, el sol reinaba en todo Konoha mientras Hashirama ordenaba la gran vivienda tras los demás estar ausentes luego de haber dormido lo suficiente para cumplir sus labores. Izune al estar inactiva con trabajo iría de visita con sus alumnos para asegurarse de que Kiara estuviese bien, mientras que Tobirama y Obito se irían a los cuarteles anbu para coordinar ciertas cosas. Y él, como buen jubilado se dedicaba a las cosas de casa.
¿Por qué no?
Aprovechó de tirar las botellas vacías de Sake a la basura, de limpiar el desastre de la mesa de centro y luego al querer matar la curiosidad, sobre todo la sospecha que le carcomía los sentidos... llegó al cuarto de Obito. El cual observó con detenimiento durante unos segundos sin entrar, solo echando un ojo. Su cama no estaba tan ordenada y las fresadas estaban por poco en el suelo, su ropa del día anterior estaba a un costado del mueble mientras que su cajón del costado se encontraba entreabierto.
Hashirama quiso seguir en lo suyo e irse de ahí de una vez por todas, pues no pretendía limpiar su desastre si este mismo podía hacerlo. Obito le simpatizaba, bastante a decir verdad y desde siempre, esto debido a que le recordaba a él mismo cuando era pequeño. La voluntad del fuego fluía por sus venas, sin embargo, desde hace poco todo le hacía querer tener más información sobre él. No sabía si por el hecho de saber que se encamaba con su hermana pequeña o quizás por notar como ella le observaba cada vez que estaban juntos. Ellos ya no eran amigos y eso estaba más que claro.
─Por dios, ya me estoy volviendo como Tobirama... ─se dijo con algo de irritación al sentir celos hermanales por ello.
Suspiró.
Entonces, cuando finalmente quiso salir el primer Hokage notó algo brillar en uno de sus cajones a un costado de la cama y aquello fue su perdición. Se acercó sin mucho cuidado y observó desde un ángulo corto por el orificio de su cajón, aunque luego gruñó por lo bajo al notar que solo se trataba de preservativos. Un montón de ellos. En ese momento no supo si estar satisfecho porque se cuidase siempre o insatisfecho por pensar en que no solo se encamara con su hermana.
─Hashirama, no pienses esas cosas. ─se recordó, golpeando su cabeza suavemente para luego negar esta misma y querer salir de ese lugar. Era malo husmear donde no corresponde y Hashirama lo sabía bastante bien.
No obstante, no resistió nuevamente y esta vez se fue a su mueble gigantezco. Abriendo el primer cajón sin cuidado alguno, aunque luego sintió pánico al ver que este se descascaraba de la nada y comenzaba a trizarse. Si Obito se diese cuenta que alguien husmeaba sus cosas no sabía cómo podía reaccionar y menos al ver que rompía el mueble. Él era muy amable con todos y demasiado generoso. Pero su padre era Kōga Uchiha, aquel hombre despreciable que conoció alguna vez antes del desastre. Hermano mayor de Madara y un completo despiadado, no podía fiarse así como así.
Los genes podían fácilmente traspasarse. Hashirama no tenía dudas de aquello.
─Menuda caca en la que me he metid-¿Mokuton?
Hashirama alzó sus cejas y luego frunció el seño al notar que aquellas cáscaras del cajón solo eran un vago uso del poder que él conocía muy bien, hasta se podría decir que a la perfección. Entonces, no dudó en cuanto cerró aquel trozo de madera con brutalidad y comenzó luego a rebuscar en este mismo mueble como un completo loco. Estaba preocupado, se le notaba más que a nadie.
Ropa, kunais, shurikens, ropa, katana, ropa y más ropa. Nada sospechoso para su gusto, al menos hasta que llegó a su cajón de ropa interior. Hashirama no tenía intenciones de observar en ese lugar, menos sabiendo que Izune los tocaba y... asco. Pero era el único lugar sin registrar y se sorprendió al ver que en este se encontraban varios vidrios de lo que parecía un frasco vacío.
─¿Qué...?
Entonces, sin pensarlo la idea llegó a su cabeza como si de un dios se tratase. Y aquello solo le causó más pánico, por el bien de la aldea y por el mismísimo Obito. Desde lo ocurrido con su ojo ya no se le podía fiar a nadie, su propio clan trataba de hacerle daño y aquello no estaba bien. Hashirama lo consideraba de su familia, al igual que toda la aldea y no permitiría que él se lo llevase por donde no era.
─Madara. ─se dijo, presionando con fuerza su mano derecha.
Definitivamente, algo malo planeaba y si él podía evitarlo, lo iba a hacer. Quizás Tobirama no estaba tan errado después de todo. Él solo quería causar daño.
Y Hashirama no lo permitiría.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.
¡Hola! 🙌 ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Muy tranquilo? ¿Corto? 😖 Según yo ya todo se hace más obvio con respecto a todo pero bueno jaja y sí, se que he tardado más de la cuenta en actualizar pero ¡Estamos en fiestas patrias! 😻😻 y he salido mucho estos días por ello y... disculpen la demora 😖💔
Pd: habrá un salto de tiempo, espero no quede tan brusco pero aviso jaja😂
En fin, agradecer todo el cariño que muestran por esta historia y lo mucho que me han apoyado a pesar de que jamás creí que llegaría a tanto, porque al menos para mi lo es. Cada comentario, voto o visita para mi ya es algo y dios, de verdad que sin ustedes esta historia sería nada, gracias, enserio💓🌼😍 porque se lo merecen.
Y... eso! espero que tengan un lindo día (noche a las de Chile) y muchas gracias por leer😍💓
Adiosín💓
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro