[55] Musa
Hibana pasó toda una semana enseñándole cosas a Raijin de su antiguo mundo – Y sí, Hibana se tomó la libertad de ponerlo en un genjutsu y hacerlo presenciar una gloriosa escena de una pelea entre flaites y una escena de unos gatos peleando con música de Linkin Park de fondo, simplemente ahora es un hombre de cultura-, incluso le dio ideas de objetos modernos para que Raijin con sus sellos creara ciertas cosas geniales.
-Y sí, Hibana necesitaba más cosas modernas, por el amor de dios, porque aunque sus cosas del mundo de Minecraft funcionaban misteriosamente en este mundo, por lo que no tenían que utilizar métodos rústicos para resguardar la comida sin que se eche a perder gracias a que un pack de mods de muebles tenía incluido refrigeradores, aún así necesitaban modernizarse un poco, había muchos crímenes que se cometían en la noche por falta de alumbrado público e incluso si había una estación de policía que hacía guardias nocturnas, aun ocurrían crímenes desde asaltos hasta abusos...-
Pero Raijin fue un paso más allá, no solo contento con quedarse en la idea, él formuló teorías complejas, creó varios prototipos y realizó varias practicas experimentales hasta que finalmente logró conseguir sellos que cumplían con funciones muy parecidas a lo que harían objetos modernos, lo que la sorprendió muchísimo y dejó su boca desencajada.
Viendo esta maravillosa oportunidad única en la vida, Hibana le enseñó un montón de cosas y, contrariamente a lo que había demostrado Raijin con anterioridad, él era extremadamente capaz con las cosas que realmente le interesaban y quería conseguir. Raijin no solo prendió todas las palabras y escrituras del español en tan solo una semana y media, lo que normalmente podría costarnos años aprender, sino que a él solo le costó unos cuantos días.
Modismos, costumbres, dichos, referencias, etc.
Hibana prácticamente modernizó a Raijin el cual absorbió todo como si fuera una maldita aspiradora automática.
Entonces vino la semana de practica intensiva en la creación de nuevos sellos, los ojos de Raijin estaba rojos por no dormir ante la sola pesadilla de poder olvidarse accidentalmente de las miles de ideas que corrían por su mente por segundo.
Hibana era su musa.
¿Cómo pudo conocer a alguien tan genial, tan perfecta?
Si Hibana le dijera que es posible viajar entre mundos, espacios y realidades distintas, Raijin le creería totalmente, ella incluso le planteó la idea del multiverso, lo cual lo maravilló y le inyectó toda la motivación que necesitaba en su vida, toda esa inspiración que escaseaba cuando los viejos tontos del clan tratan de controlarlo y reprimirlo en vez de motivarlo a explorar y encontrar nuevos descubrimientos.
Raijin sabía que no se quedarían mucho tiempo, como máximo un mes, mínimo una semana, una semana y media y aunque las células de Shodaime-sama eran increíblemente salvajes y agresivas, al punto de que parecieran tener mente propia al intentar romper todos los sellos como una manada de lobos rabioso, su delegación lentamente estaban encontrando el equilibrio para no perjudicar demasiado a Shodaime-sama y frenar el desarrollo salvaje de sus células regenerativas, las cuales terminaban matando violentamente a sus células sanas para usurpar su lugar.
Entonces Raijin decidió hacer algo drástico.
Raijin usualmente solía pensar más rápido que la mayoría de las personas, Hibana parecía ser del mismo tipo que él, necesitando moverse constantemente sin quedarse quietos por mucho tiempo para quemar toda esa energía restante. Estar en constante movimiento era necesario para despejar sus mentes y que no se viera abrumada por un millón de pensamientos por segundo, para distraerlos del caos que eran sus mentes.
Por lo tanto, Raijin creó drásticamente creo un sello especial, un sello que hizo que la percepción del tiempo de las personas cambiara y se ralentizara un poco.
Aunque el día pasaría normalmente, todos sentirían como si el día se alargase casi infinitamente.
Claro, era un método demasiado escandaloso, pero Raijin realmente necesitaba pasar más tiempo con su musa antes de que sus crueles compañeros de clan lo arrastraran de nuevo a esa hermosa, pero jodida isla en la que residía su clan.
Por primera vez, Raijin odió que su clan estuviera tan alejado y aislado de todo el mundo.
Realmente quisiera tener la libertad de poder visitar a Hibana cuando quisiera y quedarse todo el tiempo que quisiera, pero casi que parecía imposible hacer eso.
A veces, Raijin tenía pensamientos realmente egoístas, Hibana se había vuelto una parte muy importante para él en tan poco tiempo, por lo que codiciosamente la quería para él.
Pero había un problema y es que honestamente, él no sabría decir si estaba enamorado de ella o solo era un sentimiento de compañerismo al encontrar un alma a fin, un hermano de otro padre, una misma célula cerebral, otro pez que nadaba contra la corriente de la indiferencia y monotonía del lugar, que luchaba activamente contra tradiciones y reglas absurdas...
Lo único que Raijin sabía de todo corazón, era que él no quería simplemente alejarse de ella, no quería ser una persona pasajera en su vida que vendría y se iría con el paso del tiempo, solo para ser olvidado en unos años inciertos. Raijin quería ser descarado como su personalidad, codicioso como lo era al momento de adquirir nuevos conocimientos en sus sellos, Raijin solo quería hundir sus codiciosas garras en su alma libre y monopolizarla para que sea su musa.
Lastimosamente, él mismo era consciente de que incluso si la jaula era de oro, seguía siendo una jaula y jamás podría condenar a alguien tan libre a vivir bajo condiciones paupérrimas, porque aunque el clan Uzumaki seguía siendo más liberal que la mayoría de las personas continentales, seguían teniendo sus propias creencias y tradiciones.
Aún así...
Hibana miró el cielo, aburrida. Raijin estaba acostado a su lado, ambos nuevamente debajo de un árbol bajo los hermosos cielos de Konoha, pensando en qué clase de maldad podrían hacerles a los viejos del clan Uchiha para que dejen de ser tan asquerosamente tercos y les tengan miedo, respeto o se vayan a la tumba porque ya no los soportan más.
-Con lo tercos que son, probablemente elegirían la tumba antes de admitir que tienen miedo a este dúo sin cerebro y mucho menos que llegaría algún día en que los respetarían-.
—Hibana... —ante el sonido de la voz baja y un poco áspera de Raijin al haber estado en silencio durante bastante tiempo, Hibana miró hacia él perezosamente, casi quedándose dormida.
En este mes había gastado más energía que en todos sus años de vida combinados, por fin alguien era capaz de seguirle el ritmo de sus hiperactivos pensamientos de cambiarlo todo sin quedarse atrás.
—¿Mmm...? —dijo perezosamente Hibana mirándolo con ojos un poco adormilados, solo para abrirlos un poco más cuando notó lo cerca que estaba Raijin de ella, prácticamente encima de su cuerpo tendido en la fresca hierba del suelo mientras sus rostros estaban peligrosamente cerca el uno del otro.
Pero era Raijin, probablemente notó un moco en su nariz y se burlaría de eso por el resto de su vida o quizás diría que tiene un moco parecido a un dinosaurio o a un perro o al absurdo que les hará debatir y pelear por una tontería, por lo que estaba tranquila.
—... —Raijin miró a Hibana fijamente, sus ojos bicolores examinando el sorprendente bonito rostro de Hibana.
Claro, al principio de coqueteó descaradamente en la reunión de acuerdos que tenían su clan y los altos mandos de Konohagakure, pero en su legítima defensa, si alguien tiene tetas y curvas, entonces es una es mujer y por ende es apta para recibir elogios y coqueteos, por lo que nunca la miró mucho más en profundidad.
—¿Qué sucede? —preguntó Hibana sintiendo que prácticamente Raijin estaba sentado en sus caderas, ¿Acaso quería aplastarla?
—Eres, sorprendentemente, linda —dijo Raijin seriamente y Hibana abrió sus ojos sorprendida, antes de echarse a reír.
—¡Por supuesto que soy linda! ¡Soy hermosa, soy divina, soy sexy y una diosa completa! —alardeó arrogantemente Hibana, esperaba que el chico le contradijera o que la alabara aún más creando todo un espectáculo.
Pero eso no sucedió.
—Si, eres muy bonita... —murmuró más para sí mismo que para Hibana, su mente perdida ante el repentino descubrimiento de que Hibana era realmente una mujer hermosa, sus gruesas y callosas manos llena de cicatrices tanto grandes como pequeñas tocaron el suave rostro de Hibana, acariciando su mejilla con el pulgar tiernamente, como si viera a algo extremadamente delicado y preciado, sus ojos heterocromáticos brillando como estrellas.
Los ojos del hombre miraron las cejas bien cuidadas de Hibana con detenimiento, sus grandes y brillantes ojos oscuros eran un espectáculo maravilloso, como si la inmensidad del vacío se vertiera en ellos, como si solo estuvieran condenados por la oscuridad de su pupila cubriendo su iris, sus largas pestañas superiores e inferiores como suaves abanicos protegiendo sus seductores ojos, su pequeña nariz de botón como el de una muñequita de porcelana y sus regordetes y brillantes labios rosados.
Inevitablemente, sus pupilas se dilataron al ver de cerca una belleza de tal magnitud.
—Eres tan suave... —murmuró Raijin prácticamente sin saber que lo decía, hipnotizado por la belleza oculta de Hibana detrás de sus frecuentes bromas y caos, sus pulgares acariciaron suavemente las mejillas de Hibana mientras acercaba su rostro al de la mujer aturdida y confundida por el repentino acercamiento.
—¿Raijin? —preguntó Hibana desconcertada por el repentino ambiente que no lograba descifrar del todo.
Con Raijin las cosas siempre habían sido simples y sencillas, no tenía que preocuparse por mucho porque ambos siempre estarían en la misma longitud de onda, pero en este preciso momento, Hibana no podía leer a Raijin y eso la hizo sentirse increíblemente nerviosa.
¿Qué estaba pasando por su cabeza pelirroja?
—Tus ojos... —murmuró Raijin perdido en los ojos de Hibana, aunque claros y puros para muchos, Raijin podía ver que ocultaban cosas mucho más profundas.
Detrás de su estupidez, había algo, un misterio que él quería resolver... era...
—...son hermosos... ocultan tantas cosas... —murmuró Raijin antes de besar a Hibana, la cual se quedó en shock.
Digo, este era Raijin, su otra célula cerebral, ¿Qué es lo que estaba pasando? ¿Qué era lo que sentían sus labios? ¿Él realmente la estaba besando? ¿A ella? ¿A qué se refería con que sus ojos ocultaban cosas? ¿Acaso sospechaba de la realidad? ¿De que no era un alma de este mundo? ¿De que ella sabía muchas cosas del destino de este mundo que no debería de saber?
Hibana se sintió nerviosa y su estómago se revolvió sintiéndose extremadamente inquieta.
La lengua del hombre lamió ligeramente el labio inferior de Hibana antes de empezar a mordisquearlo suavemente para pedir acceso a su boca, provocando un ligero quejido de Hibana, el cual aprovechó para meter su lengua dentro de su cálida y húmeda cavidad bucal, paseando lenta y sensualmente por sus dientes, encías y lengua.
—¿Q-qué... qué fue...? —Hibana jadeó aturdida y confundida, pero Raijin no contestó y la besó de nuevo, esta vez más seguro, más apasionado.
Sus labios se unieron desordenadamente, sonidos húmedos y acuosos escapaban de sus bocas, Hibana seguía un poco aturdida por el repentino cambio de actitud de Raijin, pero ahora se estaba recuperando ligeramente.
No lo entendía, ¿Cómo llegó a suceder esto?
—Hibana... —murmuró entre besos apasionados Raijin, su cabeza caliente y febril ante los deliciosos besos que estaba robándole a la mujer Uchiha debajo de él, una de sus manos bajó a sus suaves muslos cubiertos por su pantalón de cota de malla, que, para ser honestos, parecía más unas medias de rejillas.
Hibana colocó sus manos en el pecho de Raijin aun medio en shock, pero ya reaccionando un poco. Él se separó de sus labios entre jadeos acalorados, sus mejillas sonrojadas mientras sus ojos bicolores estaban ligeramente nublados por la pasión ferviente que creía en su pecho.
Quería más.
Codiciosamente quería más de esta dulce e imperativa chica, quería comérsela entera, quería que no quedara nada de ella para nadie más.
Los labios de Raijin fueron implacables, empezaron a descender por el delgado y pálido cuello níveo de Hibana con hambre tangible, sus dientes y lengua acariciando la sensible piel, lo que hizo a Hibana reaccionar inmediatamente al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, por lo que empujó fuertemente el pecho de Raijin, recomponiéndose y levantándose, poniéndose en una posición de alerta.
Pero Raijin estaba aún sumergido en la pasión del momento, se recompuso y dio un paso adelante, acercándose hacia Hibana y rodeando su cintura con sus brazos, lo que hizo que Hibana reaccionara fuertemente apartándose de sus brazos y dándole una fuerte cachetada que resonó por la pradera en la que estaban, la mano de Hibana se había movido instintivamente al ver que él seguía persiguiéndola a pesar de apartarse de sus brazos.
—¡¿Qué mierda fue eso...?! —gritó nerviosamente Hibana, pero a pesar de preguntar, ella realmente no quería escuchar la respuesta.
Esto era demasiado para ella, demasiado abrupto, demasiado inesperado.
Hibana no podía controlarles, no sabía que pensar y su mente estaba hecha un caos sintiendo como si su cuello y labios ardieran en llamas, una sensación desconocida recorriéndola sin saber si era agradable o desagradable que la dejó sintiéndose ansiosas y casi paranoica.
Ella no lo soportó y antes de que Raijin pudiera decir palabra, Hibana desapareció en un rápido shunshin.
A una distancia considerable -una que Hibana por fin consideró segura-, Hibana se apoyó contra un árbol, jadeando por la maratón que se pegó en tan solo unas fracciones de segundo y extremadamente confundida por lo que acababa de pasar en un instante.
Ella aún no lo podía procesar correctamente, en un segundo Raijin y ella estaba relajados bajo la sombra de un árbol, mirando las nubes y pensando en su siguiente broma, pero al siguiente Raijin estaba encima de ella besándola y metiéndole mano.
—¡Joder! ¡¿Qué mierda fue eso?! —Hibana golpeó descuidadamente un árbol sin ponerle atención a su fuerza, partiendo el árbol por la mitad, demasiado nerviosa y ansiosas como para preocuparse por pequeñas cosas insignificantes.
Su mente era un completo caos en ese mismo momento, llena de confusión y aturdimiento, una ligera sensación se impotencia y debilidad la inundó haciéndola sentir un poco desamparada, no estaba acostumbrada algo tan inesperado, sus ojos querían lagrimear sin saber cómo reaccionar a lo que acababa de suceder.
Raijin, un amigo al cual se había encariñado casi como un hermano, alguien con el cual compartían, según ella, un mismo pensamiento, una misma actitud, las mismas vibras... la había besado apasionadamente en un momento de descuido, sin explicación alguna, besándola directamente e intentado meterle mano, probablemente mal interpretando su estado de shock con aceptación al no haber negación de lo que estaba haciendo.
Hibana se sentía de muchas maneras que no podía comprenderlo del todo, sintiéndose realmente muy abrumada y prácticamente llorando como bebé al no saber cómo afrontar la situación.
¿Cómo afrontas que alguien en quién confiabas tanto de repente se quiera subir encima de ti y te bese?
¿Cómo afrontas que alguien a quien empezabas a considerar tu mejor amigo quiera meterse en tus pantalones?
Ella nunca se había enamorado antes, nunca tuvo pensamientos románticos con nadie, nunca teniendo tiempo para esa clase de pensamiento, viendo a todo el mundo solo como amigos o posibles víctimas de sus bromas.
Nunca se le pasó por la cabeza que algún día alguien pudiera enamorarse de ella, en especial en esta época.
Después de todo, Hibana hacía prácticamente casi todo lo posible por ser lo más desagradable y poco deseable para una mujer que busca matrimonio en esta época, se había resignado a ser una mujer soltera por el resto de su vida y joder a todos hasta su muerte, ella no... ella no imaginaba que algún día pudiera estar en esa situación.
Quizás, si hubiera sido más progresivo, si hubiera sido algo que le diera más tiempo y margen de maniobra, si tan solo le dieran tiempo para procesar y no solo saltar encima de ella hambrientamente, ella podría pensarlo, quizás cuestionar sus recuerdos como a algo más romántico, pero ahora mismo, Hibana solo quería escapar, huir lo más lejos posible y encerrarse en una cueva donde no alcanza la luz.
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¡Raijin está confundido acerca de sus sentimientos por Hibana y ella sufre las consecuencias!
La verdad es que no sé muy bien, tengo algo que quiero poner, Pero no da como para un cap completo.... o quizás sí, es solo que por el momento, no sé como proceder desde ahora, Quizás algo se me ocurrirá... Pero no me niego a que me den ideas
Listo el cap de ahora, espero que les guste mucho y hayan sido muy proactivas al comentar, ¡Está semana he publicado bastantes capitulos y eso es un logro en sí mismo!
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