[44] Fumiye
Proponerse cambiar mucha parte de la cultura y tradición hecha por generaciones, no fue algo que Hibana dijera que iba a lograr de la noche a la mañana, ella lo sabía muy bien, por lo tanto, hablar y concientizar a sus personas más cercanas era lo más importante.
¿Qué esas personas fueran, casualmente, las personas que están a cargo de la aldea?
Bueno, coincidencias.
Muchas cosas pasaron a lo largo de los años, realmente demasiadas y la tormenta que creó Hibana era suficiente como para cambiar una época, incluso pudo cambiar el canon en muchos aspectos como, por ejemplo, que Senju Tobirama se aliara con Izuna para intentar detener su ataque de locura y se volvieran compañeros de armas -ambos iban a bares a llorar sobre su mala suerte de conocer a Hibana y se hicieron hermanos jurados contra la estupidez contagiosa-.
Con los Uchiha siendo una parte fundamental del desarrollo de Konoha, esta vez no estaban en absoluto excluidos de la aldea y mucho menos eran resentidos por la población en general, incluso si tenían un gran y notorio palo en el culo que por poco más y los empalaba.
-Hibana creó tanto caos que todos le tienen lastima al clan Uchiha-.
Sin los recelos, preocupaciones y paranoias de las personas, que los logros de los Uchiha fuesen comentados era algo natural y, por supuesto, la buena toma de decisiones de Madara e Izuna en momentos críticos era algo que se había sabido y reconocido en toda la aldea debido a que Izuna, el paranoico, no iba a dejar que sus acciones fuesen invisibilizadas y que otro clan o sujeto pueda tomar todo el crédito por lo que han hecho.
-soportar a Hibana, aliarse con ella y necesitarla para el bien de la aldea, por lo que necesitaban tolerarla debería considerarse un logro a nivel mundial, deberían recibir reconcomiendo de todos los universos existentes y más-.
Entonces, era natural que cuando el primer Hokage, Senju Hashirama dimitiera de su cargo, Madara o Izuna lo sucedieran.
Bueno, eso no era natural para Hibana, la cual estaba incrédula que Izuna, la peor diva de todas las divas existentes universalmente, fuera realmente el segundo Hokage.
Tobirama también era un candidato fuerte, ¿Pero saben lo que dijo?
"Buena suerte al tonto que tome ese sombrero y tenga que tomar responsabilidad del monstruo".
Entonces, Madara dimitió naturalmente -fue el primero y más fuerte en gritar, porque, aunque aprecia a Hibana, intentar razonar con ella puede .hacer que a cualquiera le revienten todas las venas del cuerpo- e Izuna quedó atrapado con el sombrero, pálido al pensar en que, efectivamente, tendría que lidiar con las travesuras de Hibana
Izuna se quedó en shock, frío, helado, freeze, congelado, ice, mínimo común múltiplo.
Lo peor, es que apenas un día después de que tomara el sombrero, Hibana hizo explotar una bomba de pintura en la casa de todo su ex equipo y, con ayuda de la alumna de Tobirama, hicieron "bromas" horribles a todos los miembros de su ex equipo el cual la hecho -De hecho, Hibana incluso usó una TNT que convirtió la casa de sus compañeros de equipo en LANA, si, así es, Hibana destruyó las casas de sus antiguos compañeros solo por venganza-.
Digo, Izuna siempre supo que Hibana les guardaba rencor, pero nunca esperó que solo esperaba una lenta y dulce venganza en el momento apropiado.
No solo eso, incluso explotó fuegos artificiales durante TODAS LAS NOCHES DURANTE UNA SEMANA COMPLETA en todas las casas de sus ex compañeros para joderlos, básicamente, ningún vecino cercano durmió bien esa noche y se fueron a quejar con él -pero luego dejaron de quejarse cuando Hibana les dejó un delicioso soborno de comida y un lingote de oro en sus puertas y, es más, presionaban a Izuna para que no la detuviera-.
Durante un mes completo, Hibana y Koharu se encargaron de hacerle de la vida un infierno a Kouta, Jiro, Taro y Tomeo, al menos hasta que Izuna le dio una advertencia a Hibana lo suficientemente aterradora como para que ella desistiera sus ansias de venganza -mandar al equipo de su pancito dulce y su cómplice de crímenes de guerra a una misión durante más de seis meses-.
Aburrida, paseando por Konoha, estaba libre de entrenamientos porque Hashirama había vuelto a apostar y nadie en este planeta aun ha descubierto que es más aterrador que una Uzumaki Mito enojada con sus cadenas de adamantina, por lo tanto, Hibana es una buena niña que no quiere ser obligada a tomar clases de etiqueta personal y cómo comportarse, mucho menos de modales.
Dicho esto, sabiendo que la pelirroja podría agarrarla para castigarla por crear caos en Konoha, Hibana vendió a su maestro y escapó cobardemente como la rata inteligente que era.
Sin saber cómo, Hibana llegó al hospital de Konoha, el cual era significativamente pequeño para todo lo que se supone que hacía y debería de hacer, por lo que tomó una nota mental de decírselo a Izuna, después de todo, ella no había tenido el privilegio de entrar al hospital, porque siempre que se lesiona, utiliza las pociones de recuperación para sanarse y listo.
—¿Hum? ¿Fumiye? —preguntó Hibana mirando desconcertada a la chica que era su amiga durante la academia, pero por diversos motivos, han estado separadas durante un tiempo considerable.
—¿Disculpe la conoz...? Oh, eres... ¿Hibana...-kun? —Fumiye la miró lenta y detenidamente—. Tú... al final eras... ¿Un... una... chica durante todo este tiempo? —preguntó lentamente Fumiye mirando la cara de pendeja que tenía Hibana.
Si, este era el mismo Hibana que había sido su amigo durante su tiempo en la academia.
—Yup... —Hibana se colocó las manos detrás de la cabeza y miró a Fumiye despreocupadamente y hacia abajo, porque el tiempo hace milagros y Hibana era un edificio con patas, mientras que Fumiye era una cosita mona— ¿Qué pasó? Recuerdo que querías ser una especialista en ninjutsu, que querías crear tus propios ninjutsus y hacerte un nombre dentro de la historia shinobi, ¿Qué te pasó? —preguntó Hibana mirando a Fumiye en un traje de enfermera.
Fumiye era la más lista del salón, era como una especie de Sakura, solo que no tenía un cerebro amoroso que se pudría en amor por un emo vengador, por lo tanto, Fumiye era fuerte, inteligente y muy capaz o, en otras palabras, no fue arruinada por Kishimoto y destinada solo a ser un cerebro amoroso que es ama de casa.
—Era la única manera de seguir ejerciendo mi trabajo como shinobi —dijo Fumiye y miró melancólicamente las paredes del hospital.
—¿Qué sucedió? —preguntó Hibana al notar el humor de la chica.
—Mis compañeros de equipo me estorbaban a propósito, arruinaban cada cosa que hacía y me entorpecían en el camino, mi propio sensei no era mejor y siempre hacía comentarios para que..."hiciera mi rol como mujer en vez de desperdiciar mi tiempo jugando a los ninjas", por lo que a la primera oportunidad que tuvieron, me echaron del equipo, pero con lo que ellos no contaban con que tuviera talento y dedicación, que supiera aprovechar cada oportunidad que tuviera y ante la mención de que se necesitaban más ninjas médicos y que se les daría la capacitación adecuada, terminé tomando la oportunidad —dijo tranquilamente Fumiye.
Hibana silbó sorprendida.
—Debe ser difícil aprender tantas cosas médicas y aprender el control preciso como para separar la propia naturaleza de chakra —dijo Hibana sorprendida mirando a Fumiye.
Ojalá el ninjutsu fuera tan fácil como en los fanfics que leía, esa mierda era como estudiar medicina real, solo que tenías que dividir tu chakra para quitarle las propiedades elementales, una mierda que sonaba simple, pero era extremadamente difícil hasta que lo intentabas en carne propia.
Hibana nunca logró hacer eso, porque lo encontraba hasta doloroso intentar separar su naturaleza de chakra para no afectar el sistema de chakras de los pacientes, era como si separasen su cuerpo de su alma o algo peor, no podía describir lo espeluznante que era.
Fue un capricho intentar aprender ninjutsu médico, era algo guay porque Tsunade del futuro era una milf mamada destructora de montañas a patadas y Sakura partía culos de un puñetazo, pero desistió luego de unos meses de intentar aprender, incluso con su terquedad de la cual todos reprendían, por lo que le ganó un nuevo respeto al ninjutsu médico y la hizo admirar a Sakura, que era una genio para aprender a sanar de Tsunade y a Tsunade, por crear técnicas realmente innovadoras en la medicina a partir solamente de la teoría sin fundamentos de que se podría simplificar y replicar o emular la regeneración absurda de Hashirama Senju.
A Tobirama le tomó años replicar un ninjutsu que se pudiera parecer un poco a la regeneración de Hashirama y era la tosca aplicación de ninjutsu médico que se enseñaba hoy en día en los hospitales de Konoha, la cual se tardaba muchísimo más que en el canon y no era tan efectiva como la que les enseñaron en Naruto.
Digo, ni siquiera existía el bisturí de chakra para operar a los pacientes.
Katsuyu-sama era mucho más eficiente que cualquiera de los médicos actuales juntos, por no decir que ella era increíblemente superior y le daba una paliza al mundo shinobi con su capacidad de curar a otros.
—No es tan difícil, pero supongo que para tu cerebro debe serlo —Fumiye se encogió de hombros y luego miró a Hibana de arriba abajo—. Has... ¿Decidido dejar de ser shinobi...?
La ropa de Hibana era... bueno, atípica, era... corta, indecente.
Acaso su talentoso amigo ahora era una... ¿Oiran?
Pero aun así... incluso las Oiran mostraban mucha menos piel y usaban más capas de ropa...
—No, lo sigo siendo, a mi maestro no le importa que sea mujer hombre o un perro—Hibana se encogió de hombros y miró como los ojos de Fumiye se oscurecían ligeramente.
—Ya veo... —murmuró la chica, su rostro era casi aprensivo.
—A mi maestro solo le importa darme palizas —Hibana miró a Fumiye el cual arqueó una ceja— ¿No sabes que el primer Hokage Hashirama Senju, tomó un alumno? —Fumiye asintió lentamente—. Soy yo, ese hombre me aplasta todos los días con su estilo madera, me hace un pastel de carne y yo escapo como puedo.
Hibana no se perdió el destello de envidia en los ojos de la chica.
—Puedes seguir siendo una Kunoichi, tienes un gran talento y un maestro excelente, ¿Por qué huirías de tus entrenamientos? ¿Acaso no sabes apreciarlo? Cualquiera en tu lugar estudiaría diligentemente y aprendería obedientemente de Shodaime-sama—había un tono ligeramente molesto, resentido, en la voz de Fumiye.
Ella no quería ser enfermera, no quería ser subestimada y dejada de lado para limpiar a los pacientes, ella quería crear ninjutsu, quería ser alguien que dejara una huella en este mundo.
Pero nació mujer.
—Oh, porque él realmente me hace pastel de carne —Hibana notó el resentimiento de Fumiye y, en vez de intentar aplacarla, le demostró crudamente como simplemente no reaccionó ante la mano que se cortó ella fácilmente.
—¡¿Q-que demonios...?! —Fumiye jadeó y miró incrédula como Hibana se cortó la mano sin pestañear, ¡Lo que arruinaría su carrera shinobi! ¡Sin las dos manos, no se podía ser Shinobi! ¡Se necesitaba de ambas manos para hacer los complicados sellos de mano para cualquier ninjutsu!
Entonces Hibana aplastó la extremidad caída en un pastel de carne y huesos sangriento antes de sacar una poción de curación dos y bebérsela, su mano se regeneró lentamente.
—¿Q-qué...? —Fumiye se veía aterrorizada, pálida y retrocedió mirándola como si fuera un monstruo.
Nadie era capaz de regenerar extremidades perdidas, el único que se teoriza que podría tener tal regeneración es Shodaime-sama, pero aún así, nadie sería tan valiente como para intentar comprobarlo.
—¿Ves? Pastel de carne —Hibana movió su mano la cual ahora estaba regenerada saludándola—. Hashirama no tiene piedad, aunque he estado logrando evitarlo estos años, al principio yo era un pastel de carne todos los días, pastel de carne tras pastel de carne hasta que aprendí lentamente a predecir un poco sus movimientos.
Hibana tarareó ligeramente como si nada.
—No es un buen sensei, solo me da palizas en vez de enseñarme algo útil. Aparte de ayudarme a una tolerancia al dolor en la que no importa si me hacen pastel de carne, puedo seguir luchando —Hibana miró a Fumiye, la cual retrocedió hasta caerse de bruces al verla acercarse.
Fumiye la miraba pálida, sudorosa y como si fuese una especie de monstruo.
—Si realmente buscaras un sensei productivo, deberías buscar a Tobirama, él si les enseña algo a sus alumnos, aunque espera que todos sean genios que lo saben con solo ver una cosa como él —Hibana pensó impotente en como Kagami llegaba a estudiar seriamente y a entrenar, casi ignorándola a menos de que esté tan agotado en sus entrenamientos que necesite que lo ayude a hacer sus cosas.
Eliminando esos pensamientos de su cabeza, Hibana le tendió la mano a Fumiye.
—Vamos Fumiye, cuéntame que ha sido de tu vida, quiero saber más de mi vieja amiga —Hibana sonrió en grande como si nada e inconscientemente, Fumiye estiró la mano.
Fumiye no sabe ni siquiera como le terminó contando todo lo que había pasado en su camino hasta ahora. Desde que se separaron en la academia, habían pasado muchísimas cosas, incluso si Izuna-sama había cambiado las leyes y había propuesto nuevas, las cuales eran más consideradas con las mujeres y kunoichis, dándole los mismos derechos que a los hombres para intentar mostrar una equidad de géneros, aun así, el mundo seguía siendo muy estrecho y cerrado de mente, porque años, centenares de años, de tradiciones, no serían fáciles de desarraigar.
—...Y cada vez que los atiendo, deliberadamente les dejo sufrir más de lo que deberían —terminó Fumiye lentamente sintiéndose un poco orgullosa de que cuando atiende a sus ex compañeros, puede hacerlos sufrir.
—Hehe~ eso es genial, si alguna vez necesitan estar inmovilizados, déjalos en la peor habitación y si puedes, cuela arañas. No se podrán mover y verán lentamente como una cosa peluda de ocho patas y cientos de ojos que puede o no ser venenosa caminando hacia ellos en cámara lenta, dejándolos impotentes ante la vista de tal peligrosa bestia —Hibana sonrió como un diablo y Fumiye, inconscientemente tarareó de acuerdo, sintiéndose como en los viejos tiempos.
—¿Y qué ha sido de tu vida, Hibana-kun? —preguntó Fumiye mirando a Hibana.
Fue entonces, cuando Hibana prácticamente empezó una perorata de diez horas de toda su vida, de sus planes malvados y sus acciones a lo largo de todos esos años separadas. Fumiye se sorprendió cuando Hibana le dijo que ella también fue expulsada de su propio equipo, pero tuvo la suerte de encontrarse con el primer Hokage, el cual la escuchó y la acompañó a casa, haciéndola recuperar su trabajo como Kunoichi e incluso tomándola como su alumna.
—Que envida...—Fumiye miró con una pizca de celos a Hibana, el cielo estaba cubierto por un manto negro y estrellado—. Ojalá cuando me expulsaron del equipo, alguien me hubiera tendido la mano como a ti...
—Mm... —Hibana miró a Fumiye ligeramente y pensó detenidamente.
Bueno, los hermanos Senju tenían alumnos, pero Touka no tenía alumnos, tampoco Mito-sama, si pudiera, de alguna manera vincular a Fumiye con esos dos monstruos...
Hibana se estremece ligeramente, Touka a principio la odiaba por ser irrespetuosa, grosera, vulgar y desagradable, pero luego al enterarse de que era mujer, su actitud cambió considerablemente y la trató mucho mejor, aceptando que era un desastre completo.
De hecho, cuando Hashirama no podía hacerse cargo y Tobirama huía de tener una interacción con ella, se la dejaban a Touka o Mito para que entrenara con alguna de las dos mujeres.
Mito era muy estricta con los sellos, pero todos esos números y reglas le entraban por un oído y le salían por otro.
Touka, por el contrario, era un alma libre e incluso igualmente de salvaje que ella, solo que Touka si tenía cerebro y limitaciones.
Eso no quiere decir que no se una a ella para tenderle bromas a Tobirama.
Secretamente, Hibana la shippea con Hikaku, el hombre es muy pasivo y básicamente evita conflictos, no le importa que una mujer sea Kunoichi porque tarde o tempranos todos moriremos ya sea jóvenes o viejos y que si suma, es bueno.
No es el típico Uchiha que piensa que las mujeres deben estar abajo, ser silenciosas, calladas, educadas, ser ama de casa, incubadoras de niños soldados y que no pueden dar su opinión.
No, Hikaku le importa mierda si eres mujer, niño, niña, perro, cuervo, alcohol o una piedra, mientras hagas tu trabajo es el tipo más relajado del mundo.
Hasta que no lo haces.
Dicho esto, Hibana secretamente cree que serían buena pareja porque a Hikaku le importaría una mierda si Touka decide ser una dominatriz en potencia, mientras no estorbe como shinobi o en su papeleo, todo estaría bien.
Hikaku es un bicho raro.
Le gusta su papeleo...
O al menos cuando ella pregunta por él, este siempre tiene papeleo del tamaño de una casa.
-si supiera que Hikaku hace la mayoría del papeleo solo para evitar tener confrontaciones con ella, Hibana se sentiría ofendidísima-.
Oh... ahí tiene otro buen candidato para maestro, Hikaku es muy organizado, está muy pálido, le falta un poco de bronceado que ya se le notan las venas.
—Oye... ¿Y qué ha sido de Asaka? —preguntó curiosa Hibana por su otra amiga de la academia.
Ella era la chica ruda, no se dejaba doblegar por nadie y era muy feroz.
—Ella... —los ojos de Asaka se nublaron ligeramente y negó con la cabeza ligeramente.
—¿Acaso ella...? —Hibana miró a Fumiye con una cara complicada, ero Fumiye negó.
—Asaka-chan casi fue... agredida por sus compañeros de equipo, ella era bonita, entonces se cortó la cara —el rostro de Hibana se oscureció y apretó los puños, sus dientes rechinaban de lo juntos y apretados que estaban entre sí—. Asaka-chan ha pasado por momentos difíciles, su familia no la apoya mucho en esto de ser una Kunoichi y... bueno, intentaron arreglarle un matrimonio concertado, pero con el rostro desfigurado no ha tenido mucho éxito, aun así, sigue siendo una Kunoichi por los pelos.
—¿Por los pelos? —preguntó lentamente Hibana y Fumiye suspiró suavemente.
—Encontró información que podría ser perjudicial para su sensei, incluso incriminatoria, por lo que llegaron a un acuerdo. El hombre no la vetaría como Kunoichi, sino que la... ejem, "graduaría" del equipo y la recomendaría más para misiones en solitario o para ser una rezagada que salte de equipos en equipos —Fumiye hizo una mueca—. Ella siempre llega con bastante heridas, sus compañeros no son muy amables ni amigables con ella...
—Ya veo... —Hibana tarareó pensativamente y miró a Fumiye con seriedad—. Fumiye, ¿Podrías hacerme un favor? —preguntó suavemente Hibana y Fumiye miró extrañada a Hibana.
—Depende del favor... —dijo Fumiye, no aceptaría tontamente, su precaución, astucia y agudeza fue lo que la llevó en primer lugar a evitar situaciones que la pusieran en riesgo.
—¿Puedes decirle a Asaka que la quiero ver en cuatro días más? A ti también, quiero decirles algo —dijo Hibana asintiendo para sí misma.
—¿Qué me quieres decir? —Fumiye frunció el ceño ligeramente.
—No te preocupes, no es nada importante, serio o preocupante, solo un par de tonterías —dijo Hibana despreocupadamente.
Cuatro días eran más que suficientes como para convencer a Touka para que aceptara a dos discípulas, sobre todo, porque eran discípulas y no discípulos, lo cual facilitaría todo.
Y en caso de que no pueda convencerla, tendría de respaldo el intentar engañar a Hikaku de alguna manera, también podría preguntarle a Mito-sama, aunque duda que esa mujer no le dé una monstruosa condición, como que se porte más femenina.
Uugh...
¿Qué femenina ni que ocho cuartos? ¡Ella no era una perra sumisa que lamería los culos de los hombres!
No es que quiera insultar a las mujeres sumisas, es solo que Hibana se considera un signo de revolución en sí mismo, por lo tanto, no puede someterse a los estándares de la sociedad sobre lo que es una mujer ni a las estrictas reglas a las que las someten.
Hibana quiere ser un símbolo de resistencia de alguna forma, una muestra de que las mujeres pueden hablar y ser escuchadas fuerte y claro.
Ninguna persona ha sido escuchada cuando actúa sumisa, no habría ningún cambio hasta que te pusieras de pie y encararas directamente a lo que te presiona y empuja hacia abajo.
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