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[37] ¿Nos llamó esclavos?

Hibana miró a sus compañeros de equipo con una cara de pez muerto, ella estaba bastante aburrida mientras los dos chicos de su equipo estaban todos sudados y jadeantes mientras que Kouta estaba apoyado en las sombras de un árbol como una especie de emo edgy descansando intentando parecer un tipo cool o algo como si hubiese visto muchas películas de romance adecente con el típico idiota frio y maldadoso así bien idiota todo tóxico que te hace ir a terapia.

Es solo que él es feo y no hay nada que hacer, por lo que se ve ridículo.

Un nace feo y muere feo -a menos de que tengas plata para las operaciones plásticas, claro que sí-.

Todo, porque su sensei fue citado frente a sus narices -como se nota que les hacen falta mano de obra en los primeros años- y decidió arbitrariamente que el entrenamiento terminaría temprano, no es que se queje, pero.

—Oigan, ¿Les han dicho que parecen mujeres? —preguntó Hibana aburrida mirando a sus dos compañeros de equipo que estaban tranquilamente mojándose las cabezas con agua.

Los dos chicos se congelaron en el acto al escuchar sus insultantes palabras y se voltearon rígidamente a mirarla con incredulidad, con el agua cayendo de sus cabezas.

—Digo, tienen el pelo muy largo y bien cuidado, tienen pestañas largas y sus facciones también son delicadas... —continuó Hibana mirándolos aburridamente porque, en efecto, tenían una muy buena apariencia, seguro que, si se vistieran de chicas, sus manos serían muy solicitadas.

Taro se sintió especialmente ofendido al escuchar las palabras de Hibana.

—¿Y a ti que te pasa, eh? ¿Solo porque estás calvo crees que puedes subestimar nuestra masculinidad? —preguntó Taro mirándolo ofendido a Hibana.

—Oye, no es mi culpa, tienen más cintura de otras mujeres —Hibana se encogió despreocupadamente de hombros y Taro se enojó aún más, porque él se negaba a creer que podría parecer una mujer y mucho menos a tener algo de feminidad en él.

¡Taro era un hombre hecho y derecho! ¡No le interesaban las cosas de niñas!

—Taro, detente, ¿No vez que te está molestando deliberadamente? —Jiro rodó los ojos refrescándose un poco sin inmutarse ante las palabras de Hibana, al ver la pequeña sonrisa demoníaca que estaba surgiendo en los labios del niño Uchiha.

Hum, si Jiro tuviera que decir algo que incluso el estúpido de Hibana tenía en común con su clan, es que a todos los Uchiha les gustaba ver el mundo arder.

—¡Pero no parecemos mujeres...! —se quejó Taro haciendo un puchero y Jiro suspiró nuevamente— ¡¿Acaso no te parece insultante que nos comparen con las niñas?!

—Taro... cállate... —Jiro se frotó el puente de la nariz mientras miraba los pucheros de su amigo y compañero de equipo.

Era fácil llevarse bien con Taro, pero a veces Jiro se preguntaba si le faltaba un poco de cerebro o es que habían pasado demasiado tiempo con Hibana y sus cerebros se echaron a perder por tanto tiempo de exposición contra una fuente aniquiladora de células cerebrales como lo era el Uchiha.

—¡Pero miren a Kouta! ¡Ya parece de treinta años! —Hibana señaló a Kouta, el cual la escuchó y una vena en su frente apareció.

—¡¿Me estás llamando viejo, pequeña mierda?! —gritó enojado Kouta y le aplicó una llave a Hibana, sin poder resistir más las burlas de esta pequeña mierdecilla.

¿Qué mujer?

¿Qué dama?

Kouta solo ve una cosa monstruosa que no para de joderlo.

Hibana se retorció como gusano en el agarre de Kouta, estirando sus manos en busca de ayuda de sus compañeros de equipo, su rostro azul y ojos en blanco, pero Taro lo miraba burlonamente mientras que Jiro negaba con su cabeza resoplando por la nariz mientras tomaba agua.

Si es por Jiro, que sigan bobeando con Hibana, no quiere terminar sin células cerebrales, incluso su sensei trabaja duro por quemar el cerebro de Hibana con entrenamiento para que no les quite sus pocas neuronas que le quedan.

Maldito bicho raro quemador de neuronas.

—¡Yosh! ¡Ya que ustedes están libres y yo también, adelantaré mis planes con Seiji-san! —exclamó felizmente Hibana y, sin oportunidad de que sus compañeros de equipo se negaran, los tomó por la cabeza en dos llaves y empezó a arrastrarlos hasta la casa del hombre.

—Eres un dolor de culo... —Kouta miró como Hibana arrastraba a sus compañeros de clase, los cuales ya se habían resignado a su trágico destino de ser arrastrados por un Uchiha indomable.

Hibana, feliz y orgullosa, arrastró a los dos mocosos a una residencia diferente a su hogar o a la casa de la vieja bruja, lo que desconcertó a los dos chicos porque, ¿Hibana tenía más familiares? ¿No se habían escapado todos por lo retardado que era?

En ningún momento, esos dos idiotas pensaron siquiera en que Hibana podría tener amigos, digo, era retrasado y los Uchiha tenían un gran palo en el culo, solo superado por los clasistas Hyuga

—¡Seiji-san~ ya llegué~! —exclamó feliz y ruidosamente Hibana, entrando por la puerta trasera correspondiente al jardín de la casa— ¡Y traje escla-...! ¡Digo, Mano de obra gratuita no remunerada!

—¡Oh~ Hibana-chan~ es un gusto verte por aquí! —Miko saludó calurosamente regando unas flores de su jardín—. Kagami-kun sigue en la academia, ¿No deberías estar entrenando a estas horas?

—Espera, ¿Acaba de intentar llamarnos esclavos? —preguntó Taro frotándose el cuello luego de que Hibana corriera a ayudar a una guapa señora mayor como si fuera un niño obediente y leal.

Maldita sea, por un segundo creyó que ese monstruo lo iba a desnucar.

—¡Nuestro sensei fue enviado a una misión de último momento! —Hibana sonrió felizmente, tomando la regadera de las manos de la mujer, la cual le sonrió suavemente mientras Hibana le ayudaba dulcemente a regar todas las plantas.

—Si, definitivamente lo hizo —dijo Jiro mirando con incredulidad a un... un obediente Uchiha Hibana actuando como un buen chico... esto es... es... inaudito.

¿Necesitaría que le cambien los ojos? Porque seriamente no cree lo que le muestran.

¿Estaba atrapado en un Genjutsu? Digo, estaban en territorio de los más temibles usuarios de Genjutsus, era probable que esté atrapado en uno y ni siquiera se haya dado cuenta.

Jiro discretamente hizo un sello para disipar genjutsus.

—Traje a unos amigos a ayudar, quedamos con Seiji-san que le ayudaría con algunas cosas como cortar la leña para la casa y esas cosas por el estilo para que luego entrenemos un poco —Hibana se volteó a ver a sus compañeros de equipo—. Ese es niña número uno, niña numero dos y el anciano —Los señaló descuidadamente haciendo que sus tres amigos se enojasen.

—¡Oi! —gritaron enojados los tres chicos, con dientes de tiburón mirando furiosamente a Hibana, provocando que Miko ría suavemente divertida con la situación frente a ella.

Era bastante obvio como Hibana podía meterse fácilmente en la piel de los demás y provocar reacciones tan fuertes, deberían de llevarse muy bien entre todos.

—¡Hum! A falta de cerebro para recordar los nombres de tus compañeros de equipo, me veo en la obligación de presentarlos —gruño Kouta molesto por la actitud despreocupada de Hibana, la cual se estaba hurgando la nariz mientras regaba las flores de la señora Uchiha—. Déjeme presentarme, señora, mi nombre es Uchiha Kouta. Soy un miembro temporal del equipo en el que se encuentra Hibana, puesto que mis compañeros están incapacitados momentáneamente. Ellos son Shiranui Jiro y Kamizuki Taro, miembros oficiales del equipo de Hibana.

—¡Oh! Así que tú eres... Kouta-kun... —la voz de Miko vaciló ligeramente—. Kagami-kun me ha hablado de ti... —Miko sonrió dulcemente, pero recordaba claramente escuchando a su hijo decirle que este niño de aquí le había bajado los pantalones de Hibana creyendo que el decir que era mujer era un farol.

Por supuesto, su hijo le dijo que Hiroshi le dijo que no le contara a nadie porque podría ser muy malo para la reputación de Hibana, lo cual podría afectar sus posibilidades de casarse en el futuro y desprestigiar su carrera al saber que había... eh, se había presentado indecorosamente en un grupo de hombres en escasas prendas, lo cual afectaría negativamente a Hibana en todos los aspectos, por lo que Kagami juró que nunca le diría a nadie sobre lo que vio ese día, pero él sabía que su madre podía guardar un secreto y se lo dijo, principalmente porque su madre es mujer y ella debería saber cómo ayudar a Hibana si se supiera lo que sucedió, ¿No?

Su dulce hijo había estado tan preocupado por lo que vio ese día, había estado afligido durante casi un mes antes de decirle lo que había sucedido en el parque.

Al principio su esposo y ella pensaban que sus amigos lo estaban intimidando, Miko nunca imaginó que a quien intimidaban era a la niña de la cual tanto hablaba su hijo.

—Hum... —Kouta asintió suavemente, nunca imaginaría que el pequeño niño que Hibana tanto se esmeraba en sobreproteger y cuidar, podría decir algo malo de él.

Después de todo, Kagami era un cobarde con voluntad débil, no era más que un llorón que seguramente al final se decantaría por la vida civil a diferencia de él, un shinobi, por lo que Kouta dudaba mucho que pudiera hablar de cualquier cosa que lo molestara, considerando lo retraído que era, incluso con sus padres.

—¿Quieren pasar a tomar té? —preguntó suavemente Miko mirando a los dos miembros restantes del equipo de Hibana.

—¡Miko-san, entiendo que se vean frágiles y delicados como una niña y corran poco antes de cansarse jadeando como perros moribundos, pero pueden hacer trabajo duro, se lo aseguro! —Hibana se palmeó el pecho con orgullo y Miko se rio entre dientes.

Hibana era tan activa y descarada, su voluntad era muy fuerte y no temía en hablar, lo que podía causar problemas, pero sin duda alguna, jamás se permitiría sufrir alguna injusticia.

Miko podía estar segura que Hibana protegería muy bien a su pequeño Kagami-kun.

—¡Tú...! —gritó Taro enojado y Jiro lo detuvo suspirando, Taro estaba furioso, aun así, se calmó a regañadientes.

—¡Oh! ¡Mi mal! Seguramente con lo frágiles que son y su poca resistencia no podrían soportar el trabajo pesado, lo siento, fue mi pobre comprensión —Hibana suspiró dramáticamente como si lamentase realmente su "descuido" y Miko tuvo que contener sus risas mirando como sus compañeros de equipo eran estimulados y, de la nada, todos estaban demasiado activos para ayudarla a hacer cualquier cosa.

Hum, esta conspiración... muy buena, su Kagami era muy privilegiado, Hibana-chan seguramente no dejaría que él sufriera, al menos no con la actitud extremadamente mimosa y complaciente que tiene a su hijo, aunque tampoco se dejaría pisotear si su hijo de repente decidía perder la cabeza por las actitudes del clan hacia las mujeres.

Oh... La expresión de Miko se volvió ilegible durante unos segundos imperceptibles y volvió a la normalidad mientras les decía a los jóvenes frente a ella tareas que podrían realizar para ayudarla.

Miko supone que tendrá que educar muy bien a su hijo, no puede permitir que pensamientos tan despiadados contaminen la inocente y pura cabecita de su dulce hijo, Kagami tiene que aprender de su padre, serio y frio con fuera con cualquiera que no sea su esposa, poner límites claros con mujerzuelas que intentar ser aspirantes a rompe hogares y ser o suficiente medido para no caer en ninguna tentación ni vicio.

Cuando llegó su esposo, Miko lo saludó dulcemente y le preguntó sobre el día mientras le informaba sobre sus... pequeños nuevos ayudantes.

Seiji arqueó una ceja intrigado por esta repentina cantidad de visitas, pero al ver que eran jóvenes que realmente se estaban esforzando en ayudar con las labores de la casa, se sintió relajado al ver a Hibana corriendo con al menos seis cubos llenos de agua.

Aah... sin duda toda esta mano de obra sin duda eran arreglos de Hibana.

—No seas tan descuidad...o —Seiji por un momento iba a llamarla como una niña, pero al mirar la apariencia de Hibana y como estaba llevando muchos cubos de agua sin que ninguno de los otros niños se acercara ayudarla, aunque no pudieran, seguramente estaba tratando de ocultar su genero.

Hum, Hibana había elegido ser una Kunoichi por su propia voluntad, pero su propio clan y otros clanes tanto menores como grandes, no necesariamente apoyarían la decisión que una mujer tome las armas. Seiji entendió de inmediato ese punto y, al ver como los demás compañeros de Hibana se quejaban como si ella fuese un hombre, entendió que hizo lo correcto.

—Si se te caen todos esos cubos, tendrás que recolectarlos de nuevo y recorrer todo ese camino de vuelta —dijo Seiji suavemente mientras ayudaba a Hibana con los, sorprendentemente pesados cubos de agua.

En este punto, Seiji sabía que la pequeña que cortejaba a su hijo no era exactamente un polluelo débil, si podía entrenar con dos monstruos como los lideres y tener tal habilidad con la espada, no era a alguien que pudieras subestimar solo por ser mujer, aun así...

Seiji no quería ver a su esposa llorar porque los cubos de agua se derramaron en sus plantas, sobre hidratándolas y provocando que murieran...

En este punto, Seiji veía a Hibana más como el hijo que siempre quiso, por lo que, aunque sus entrenamientos no eran nada memorables, aun así, pasaba tiempo con la pequeña cuando esta no estaba entrenando con su equipo, su padre, los líderes del clan o... bueno, haciendo caos o cortejando torpemente a su hijo.

Bien, al menos alguien en la relación tendría los pantalones puestos, está bien si no es su hijo quien los usa.

Seiji siempre se preocupó que su hijo no pudiera defenderse ante las injusticias o las amenazas tanto externas como internas y por eso intentaba endurecerlo lo máximo posible, lo que dificultaba un poco su relación con su hijo ya que su hijo podría llegar a tenerle miedo por sus métodos tradicionales de educarlo y enseñarlo cuando tenía un corazón tan suave como el de su esposa e incluso podría llegarlo a resentir al sentir que no lo apreciaba del todo por no considerar nunca sus sentimientos ni sus opiniones, lo que inevitablemente tensaba su relación con su esposa al creer que estaba siendo demasiado duro con su pequeño cuando la aldea estaba en paz y ya no necesitaban crecer antes de tiempo para reponer números en las filas y proteger al clan.

Pero con una esposa tan fuerte, ¿Seiji tenía algo de qué preocuparse? Con la actitud de Hibana a su hijo, aunque no sería una esposa tradicional que recibiría amorosamente a su esposo de vuelta del trabajo, al menos estrellaría a cualquier que si quiera se atreviera mirar un poco mal a su hijo.

Demonios, incluso le cortó el pelo a Izuna-sama porque hizo llorar a su hijo, ¿De qué tenía que temer con una nuera tan buena? Si tan pequeña era tan feroz, Seiji no duda en que esta pequeña algún día podría despertar incluso el Mangekyo Sharingan y partir montañas con el Susano como su líder de clan.

Cuando eso suceda, ¿Quién se atrevería a ofender a su hijo? Hibana les daría una cachetada que los extinguiría del plano terrenal, ¿Quién tendría los suficientes cojones como para menospreciar al esposo de una mujer que puede romper montañas con sus propias manos?

¡Hum! Cuando llegue ese momento, no le avergonzaría que su hijo decidiera no ser un shinobi y estuviera dispuesto a quedarse en la casa, está bien, todo está bien.


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Hibana complaciendo a su suegrita

Cómo su suegra la ve

Cómo su suegro lo ve

A los ojos de su suegra, Hibana es un gato naranja hahaha

Dibujos del cap anterior:

Hibana tortuga nzjahHa

Hibana súper Random si es cmsbbss

Weon, estoy viendo una película de mala calidad súper Random de animales Zombies y es muy XD

Si tienen Curiosidad por la película ,se llama: Animales Zombies | ZOOMBIES

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