[31] No abre
Izuna fue realmente confiable en la administración de todo este asunto, con la ayuda de la fuerza disuasoria de Uchiha Madara y la confiabilidad de Uchiha Hikaku para resolver las lagunas que dejó Izuna en su historia, pudieron traer una gran abundancia de materiales y comida sin mucho problema, por no decir que la guardia Uchiha era suficiente como para atemorizar a los bandidos hasta hacerlos orinarse en sus pantalones.
Por supuesto, durante todo el proceso de organización del equipo de búsqueda de suministros, Hibana estuvo encerrada en el barril durante todo el viaje, a su vez que Izuna tarareaba felizmente al escuchar los gemidos lastimosos del pequeño diablillo que sería su salvación.
—¿Izuna-sama...? —Hikaku miró de reojo a Izuna, el cual estaba visiblemente felizmente sentado en un barril, su piel relucía de la felicidad que exudaba, parecía de vuelta un niño feliz y despreocupado, como si hubiera rejuvenecido varios años de golpe.
Si una mujer mirara su cutis, se pondría verde de la envidia.
—¿Si, Hikaku-kun~? —Izuna tarareó en un tono casi meloso, sin abrir sus ojos cerrados de la gran felicidad que sentía ni borrar la sonrisa de su rostro mientras movía sus pies adelante y hacía atrás, golpeando el barril en el que estaba sentado.
—Usted... está muy feliz y despreocupado, ¿Hay algo que no sepamos? —Hikaku miró a Izuna con una gota de sudor corriendo por su rostro y mirándolo nerviosamente.
—¡Por supuesto que no~! —Izuna pareció revelar un halo de luz sagrada mientras sonreía como si hubiera recibido la iluminación divina— Es solo que estoy muy feliz de que la hambruna de Konoha vaya a resolverse fácilmente con nuestras acciones.
—Eso es... seguro... —Hikaku no pudo evitar sentir que su cuero cabelludo se erizaba ante lo escalofriante feliz que estaba siendo Izuna—. Esto... Izuna-sama, ¿Podría decirme que trato hicieron Madara-sama y usted para recibir una cantidad de suministros tan grande? ¿Con quién hicieron el trato? ¿Qué es lo que tuvieron que dar a cambio?
Hikaku se sintió muy incómodo por dentro, un trato tan beneficioso y grande como proporcionar suficientes suministros como para alimentar una aldea no era algo pequeño, Izuna-sama y Madara-sama debieron haber sacrificado algo considerable como para que les brinden tantos suministros de buena gana.
No era solo cuestión de enviar suministros durante los tres meses que dura el invierno, sino que también los meses posteriores de primavera hasta que los primeros cultivos se puedan cosechar, incluso un poco después de eso, considerando que cada cultivo tiene distinto tiempo de maduración.
Para conseguir un suministro de alimentos tan grande, la moneda de cambio no debió ser pequeña, considerando que incluso en la capital del daimyo las zonas más marginales están pasando hambruna, por lo que la moneda de cambio que pagaron Izuna-sama y Madara-sana debería ser quizás incluso más grande que el valor del producto en sí.
—Hikaku-kun, eres un hombre inteligente y te aprecio por eso, eres eficaz en tu trabajo y bueno en lo que haces, pero a veces saber demasiado no es bueno, ¿Sí? —Izuna seguía sonriendo, pero ya no estaba el aura cálida y accesible de antes.
—Entiendo. Espero que Izuna-sama y Madara-sama cuiden bien de su salud y no se expongan demasiado a tratos desventajosos —Hikaku retrocedió de inmediato, pero no se olvidó de recordar a ambos hombres que eran el pilar de su clan.
—No te preocupes por esas cosas —Izuna sonrió mucho más amablemente ahora—. Nunca permitiría que Nii-san se metiera en un trato desventajoso.
Es cierto, incluso si permitió a regañadientes que Madara se uniera a los Senjus para fundar la aldea de Konoha -Izuna era consciente de que si ambas fuerza se unieran, eran capaces de aterrorizar y disuadir incluso a los clanes más atrevidos-, antes de eso tenían un tercio de los clanes de la aldea en el bolsillo y con la fundación, puso la excusa de la profundización de lazos, la designación de lugares según las conveniencias y gustos del clan y otras cosas para ganarse la buena voluntad de la mayoría de los clanes.
Lastimosamente, había clanes demasiado pegados a los Senju como para desarraigarlos de su postura cautelosa con el clan Uchiha, pero como no eran clanes demasiado prominentes, Izuna decidió dejarlos estar y profundizar más sus lazos con los otros clanes, a veces dando órdenes explicitas de conseguir ciertas cosas que pudieran ayudar a los otros clanes o brindarles información beneficiosa.
No es que Izuna fuera una madre santa y muy generosa con sus aliados, sino que entendía que con los continuos regalos podría ganarse el favor de estos clanes, ¿El clan Uchiha necesitaba eso? No, era un honor para ellos que su grandioso clan se interesara en sus clanes menores y los pusieran en sus ojos, pero Izuna pensaba más allá que el conformista de su hermano.
Izuna sabía que no siempre habría una gran fuerza disuasoria para las demás aldeas como Senju Hashirama y su hermano o la fuerte inteligencia de la rata blanca en tema de la creación de ninjutsus o su propia perspicacia a la hora de comprender los sentimientos de los demás para aprovecharse políticamente, por lo que tenía que pensar en formas de proteger a las futuras generaciones para cuando ellos no estuvieran.
Su clan era fuerte ahora porque los tenía, pero cuando no los tuviera, serán polluelos débiles, por eso Izuna tenía que crear una fuerte red de apoyo para que al menos los niños de su clan no fuesen víctimas de los ladrones de sangre y tener suficiente peso, respeto y admiración dentro de Konoha para que sus propios aliados no codiciaran sus ojos.
Izuna acarició distraídamente el barril debajo de sus manos y su corazón se relajó ligeramente.
Siempre había variables extrañas en algunas generaciones, por lo que tendría que entrenarlas bien para que su clan pudiera confiar en ellas.
Pensando en eso, la mirada de Izuna se endureció y compartió miradas con Madara.
—Deténganse —ordenó Madara cuando llegaron a una explanada relativamente cerca de Konoha, estaban a seis horas de la aldea, lo cual no era mucho, pero tampoco era poco.
—¿Sucede algo, líder de clan? —preguntó un Uchiha nervioso, que su líder de clan les ordenara detenerse tan repentinamente casi nunca era señal de nada bueno.
—Nuestro proveedor es... especial, no le gusta precisamente interactuar con demasiadas personas. Asegúrense se vigilar el perímetro y no vuelvan hasta que mande la señal —habló directa y decisivamente Madara, los Uchiha sintieron seriamente— ¡Dispérsense!
Izuna debatió si dejar que Hikaku se quedara o no, al final suspiró y acarició nuevamente el barril en el que estaba sentado antes de llamarlo.
—Hikaku... —llamó Izuna, deteniendo a mitad de camino al castaño, el cual lo miró confundido, pero dispuesto a seguir cualquier ordenes.
Hikaku no solo era uno de sus primos, sino que también era un shinobi habilidoso y una de las raras personas que no se ha consumido por la guerra. Izuna tiene que admitir que a veces, el hombre tiene que ser el intermediario entre las opciones extremas opuestas entre Madara y él, por lo que confía intrínsicamente en él y su juicio.
Pero por, sobre todo, Hikaku haría cualquier cosa por el clan, al igual que él.
Mientras vea el mejor camino para su clan, Hikaku es capaz de incluso de plantarles cara a la vez a pesar de ser bastante más débil que ambos y expresar su opinión con firmeza y certeza sin retroceder ni un paso, aunque Madara o él estén de mal humor.
Izuna no duda en que, si Hikaku viera que Izuna y Madara llevaran el clan a la perdición, el hombre no dudaría en darles las espaldas y tomar a cuantos Uchiha pueda, para para salvar, aunque sea a unos cuantos, del atolladero, es por eso que Izuna lo aprecia bastante.
Y es por eso mismo, que sabía que Hikaku no abriría su boca ya que Hibana es de vital importancia para el clan, ya sea por los suministros de comida o por sus preciadas pociones.
—Quédate —ordenó firmemente Izuna con una mirada seria en su rostro.
—¿Izuna? —preguntó Madara confundido y mirando a Hikaku con una mirada ilegible.
—Ella necesitará más apoyo dentro del clan —dijo seriamente Izuna levantando su trasero de la tapa del barril en el que estaba Hibana—. Si no estamos presentes, necesita a alguien lo suficientemente confiable y con una mente aguda que sepa como buscarle una salida.
—... —Hikaku estaba confundido, pero a pesar de las dudas en su mente y corazón, él no dijo nada esperando que le explicaran las cosas a su debido tiempo.
—...Bien, tú eres el que sabe de intrigas —suspiró Madara y asintió mirando a Izuna asentir e intentar abrir el barril.
Es solo que...
—No se abre... —dijo pálido Izuna.
—¿Qué? —Madara miró estúpidamente a su hermano.
—Me senté sobre él durante todo el camino, seguramente la tapa se hundió... —Izuna miró a Madara el cual abrió su boca sorprendido, como un gato desconcertado.
—No puede ser posible, no pesas tanto, estás tan delgado... —dijo Madara mirando con extrañeza a Izuna, evaluándolo de arriba abajo.
¿Su hermano engordó con tantas tartas y tartas de calabaza que le dio Hibana? ¿Hibana cumplió su objetivo de engordar a Izuna?
—¡No estoy gordo, me he mantenido en mi peso! —exclamó agraviado Izuna notando la mirada extraña de su hermano sobre él.
—¿Entonces cómo me explicas que la tapa se atoró? —Madara lo miró desconfiado e Izuna se sintió más agraviado.
Hikaku no sabía ni dónde meterse, había estado cerca de los hermanos durante más de dos décadas, pero era la primera vez que los veía actúan tan... estúpidamente como si fueran niños nuevamente.
No, incluso de niños eran menos despreocupados.
—Ehem... Izuna-sama, Madara-sama, ¿Podrían explicarme que sucede? —preguntó Hikaku mirando a los dos hombres adultos alterarse porque... porque no pueden abrir un barril.
—Hibana está atrapada allí adentro... —Izuna apuntó el barril como un niño aceptado la culpa.
—¿Hibana? ¿Quién es...? ¿El niño que siempre los sigue? ¿Vuestro discípulo? —Hikaku sintió que le explotaba la mente.
Esta era una misión tan importante, era por la supervivencia de Konoha y estos dos... ¡Estos dos trajeron a un niño pequeña que debería estar estudiando en clases! ¿Cómo expresarían su repentina ausencia?
—Si... —ambos hermanos asintieron solemnemente.
—Y aunque no lo parezca, es una niña —agregó Izuna, pero cerró la boca ante la mirada que le dirigió Hikaku.
—¿Por qué la trajeron a una misión tan importante y peligrosa como esta? —Hikaku sintió que la iba a dar un derrame cerebral.
—Lo entenderás una vez que la saquemos del barril —asintió Madara solemnemente e Izuna a su lado asintió varias veces como un niño rectificando las palabras de su padre.
Lo siguiente que vio Hikaku, fue a dos hermanos luchando contra un barril... para abrirlo...
Y luego lo arrastraron a él...
Veinte minutos después más un puñetazo de Madara que atravesó la tapa del barril y accidentalmente le creó un chichón en la cabeza a Hibana, la niña apenas salió del barril, vomitó en los pies de Izuna mientras Madara aún tenía la tapa del barril atravesada en su muñeca como una enorme y extravagante pulsera.
Hikaku no podía creer lo surrealista que era la escena frente a él.
—¡Joder, mira que hay espacios y vomitas en mis pies! —chilló Izuna saltando a los brazos de Hikaku, el cual estaba cuestionándose su vida.
¿Dónde estaban sus confiables lideres de clanes? ¿Dónde estaba el fuerte, imponente y poco accesible Madara-sama? ¿Dónde estaba el astuto e intrigante Izuna-sama? ¿Dónde estaban los dos hermanos Uchiha temidos por los otros clanes?
—¡Perra! ¡Me hicieron rodar, revotar y más! —Hibana lloriqueó mientras continuaba vomitando— ¡Voy a mezclar carne de Zombies con tu pastel, bastardo!
Entonces, Hikaku presenció el preciso momento en que se rebajaba al nivel más bajo que un niño pequeño, peleándose, insultándose infantilmente, revolcándose por la tierra, tirándose del pelo y... Hikaku miró a Madara el cual estaba acostumbrado a las payasadas de esos dos y, al cruzar miradas con el hombre de cabello castaño, le envió una mirada de simpatía y un significado en sus ojos que decía "ya te acostumbrarás".
Hikaku necesitaba un trago....
Hibana, luego de partirle su madre a la diva y vomitarle en la cara -Izuna estaba traumado y prácticamente ahogándose en el rio cercano. Izuna nunca antes deseó tanto que Tobirama estuviera cerca para lanzarse un dragón de agua a la cara-, empezó a hacer su trabajo dedicadamente, por lo que las cajas rápidamente se llenaron de trigo, zanahorias, papas crudas, remolachas y solo una caja de manzanas, porque no es como si fueran ricos en manzanas -las manzanas escaseaban en el mundo de Minecraft-.
También puso en la esquina de la caravana algunas sandías que fueron cosechadas con toque de ceda para que conservaran su forma cuadrada en vez de volverse rodajas, junto con calabazas y algunos champiñones tanto rojos como beige.
Honestamente, no sabía que podrían inventar los ciudadanos de Konoha con dichos champiñones, pero se los pondría igual porque no es como si pudiera dejarles preparadas las sopas de champiñones.
Hibana miró tristemente las galletas que tenía, pero decisivamente llenó seis cajas con todo el dolor de su corazón.
Todos los niños merecían el honor de probar galletas con chispas de chocolate.
—No seas tan dramática, es bastante fácil y económico hacer galletas —Madara le dio unas suaves palmadas en la cabeza de Hibana.
—¡Cállate! ¡Que no te gustan tanto los dulces, no significa que a nosotros no, mira a Izuna robar como rata unas galletas! —Izuna, que fue pillado in fraganti, silbó como si no mientras Hikaku, en su espalda, miraba como el hombre desvergonzadamente había sacado seis galletas.
Y solo seis porque lo pillaron.
—Tenemos un problema, ¿Cómo almacenamos la carne? Ya sabes, no podemos simplemente dejar que la carne cocinada quede a la intemperie o se podría echar a perder y si la ponemos cruda sería aún peor... —Hibana miró complicadamente las ocho caravanas restantes.
Había llenado al menos tres con verduras varias y dos con balas de heno y trigo, junto con panes suaves y fragantes.
Pero el resto... ella tenía demasiada carne en los cofres y aún más haciéndose en los hornos de espíritus.
No es como que en Minecraft importara la duración de la carne, pero Hibana no estaba muy segura de cómo reaccionaría la carne del mundo de Minecraft al pasar del tiempo de este mundo.
—Tenemos más carne cruda que cocinada —Hibana frunció el ceño mirando las ocho carretillas restantes.
—Bueno... —Madara frunció el ceño ante este punto, se había llenado de felicidad sabiendo que la hambruna de su aldea desaparecería, pero nunca pensó en... bueno, el trasporte y la duración de la comida.
—¿Y si secas la carne? —intervino suavemente Hikaku.
—¡Santos... cielos y la madre purísima que te parió...! —Hibana saltó como un gato asustado, voló y cayó en los brazos de Madara, el cual miró a Hikaku ligeramente sobresaltado.
Cielos, su presencia es tan baja que se olvidó de su existencia.
Izuna tosió ligeramente, como si él tampoco se hubiera olvidado de la existencia de Hikaku.
—Bueno, ¿Cómo podríamos secar la carne? No tenemos sal como para hacerlo y el proceso demoraría aproximadamente dos días... sin contar el hecho de que tenemos más de tres mil cortes de carne... —Izuna se removió incomodo, ¿Tal vez se pasó un poco con la producción de carne?
El rostro de Hikaku se oscureció... esos tres... ¿No se habrán olvidado de su existencia, verdad?
—¿Por qué no hacemos que esas caravanas estén vacías y cuando estemos a unas dos horas de Konoha, hacemos de Hibana simplemente ponga la carne en las cajas y ya? —preguntó Madara y todos lo miraron fijamente.
No sabe por qué, pero ahora entendía como se sentía Hashirama cuando decía algo estúpido y todos se le quedaban mirando.
—Bueno... en teoría, no es mala idea, si cubrimos bien las entradas y salidas de la luz para que nadie viera lo que sucede dentro... —Hikaku se removió un poco pensando en la escena mágica que acababa de ver.
Bueno, al llegar a la aldea, necesitará dos tragos más, uno, porque la alumna de su lideres de clan en realidad en un espécimen raro capaz de hacer magia y sacar comida de la nada y dos, porque estaba seguro de que esos tres bastardos se olvidaron de su existencia.
Bastardos...
—¡Pero eso sería sobreexplotación laboral...! —gimió Hibana mirando lastimosa y temerosa a los hermanos demonios.
—Todo por Konoha —dijo honorablemente Izuna como si estuvieran haciendo un gran sacrificio.
—Todo por el bien de la aldea... —continuó Madara solemnemente.
—¡Bastardos, es explotación laboral! ¡No seré vuestra esclava! ¡Me niego! —exclamó Hibana y, si tuviera un pañuelo, lo tiraría al suelo ofendida, por lo que se veía un poco ridícula al no tener nada que tirar al suelo, pero hacer la mímica de todas formas.
—Trabaja, esclava —Izuna, quien utilizó un rápido y certero Shunshin, pateó el culo de Hibana.
—¡Aaaaahh mi ano! ¡Me aplastaste el ano! —gritó Hibana cubriéndose el culo y Madara tembló mientras intentaba no reírse, pero se le escapaban algunos sonidos ahogados.
—¡Solo te patee el culo, es imposible que te aplaste el ano! —gritó Izuna con la cara verde, con muchas ganas de patear hasta la muerte a esta pequeña perra.
Hikaku miró toda la situación como un cuadro de fondo.
... ¿Debería ir a tratarse la cabeza? No quiere terminar con este método de afrontación de los traumas de guerra...
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#HikakuNecesitaUnAumento
Izuna: fuente: créanme
Maddy: sospeshoto
Pulsera ultra premium 💅💅
Es un capítulo largo porque se supone que hoy iría al cajón del Maipo, pero mi papá no durmió bien así que no fuimos, Pero este capitulos no se desperdicia por nada del mundo 💋💋💋
Es probable que vayamos al circo idk
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