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[23] ¿No hay cocos?

Hibana apoyó su cabeza en los suaves y carnosos muslos de Kagami mientras el intentaba memorizarse los sellos de manos seriamente para lograr guiar su chakra y facilitar la creación del jutsu característico de su clan; Elemento Fuego: Jutsu Gran Bola de Fuego.

Con respecto a estar cómodamente usando los muslos de su querido osito de peluche como pequeñas almohadas para su cabeza hueca, Hibana no es como estuviera aprovechándose del pequeño terroncito de azúcar, ya que él insistió que descansara y le prestaba sus muslos para descansar y, aunque el principio se negó, Hibana recibió una muy buena técnica de persuasión; Kagami apunto de llorar, por lo que no tuvo de otra que aceptar usarlo de almohada.

Bueno, no es como que Kagami decidiera arbitrariamente que un día, Hibana debería utilizar sus muslos como almohadas, sino que es porque a él le dio pánico y lástima ver a Hibana tan golpeada como cuando apareció en la casa de Azumi-sama, toda llena de golpes, moretones y sangre tanto seca como fresca corriendo de su rostro horrorizado.

Y no, no era que Hibana hubiera ido al Nether a buscar problemas intencionalmente o algo así, es solo que Izuna, Madara y su padre se propusieron darle un entrenamiento aún más intenso y ella terminó toda golpeada sin compasión hasta reducirse una pulpa sangrienta.

Maldita sea, ¿Traumó demasiado a los hermanos cuando los hizo ir a cazar brujas solo porque sí? Digo, al menos el Creeper te daba pólvora para que pudieras conseguir las pociones arrojadizas, pero el cazar brujas fue solo para joder a Izuna y Madara porque estaban siendo muy hijoeputas en sus entrenamientos y ella los hizo cazar a esas perras narizudas sin un ítem especial y único que dropearan.

Quizás después de diez muertes a manos de las despreciables brujas, los hermanos Uchiha se dieron cuenta de que algo estaba mal con los dropeo comunes de las brujas -pero al no tener pruebas ya que Hibana les mintió descaradamente diciendo que el dropeo de lo que buscaba era incluso más bajo que las cabezas de Wither- esos bastados no tuvieron compasión y la delataron como niños pequeños haciendo un berrinche mezquino, ¡Incluso convencieron a su padre con sus palabras embrujadas para su pasiva e indiferente persona se enojase mucho!

Por lo tanto, cada vez que estaba a una pulgada de la muerte, esos monstruos le tiraban pociones de regeneración y curación instantánea para tenerla en su mejor momento y volver a darle palizas.

Al final, Hibana solo se libró porque su padre tendría que ir a una misión y Hashirama apareció para seducir a Madara, por lo que ella se escapó """"""""DISCRETAMENTE""""""""" mientras Izuna peleaba por la castidad de su adorado hermano mayor.

En el pavor de escapar -si descubrían que estaba intentando huir de su entrenamiento, esos ¡Monstruos! La golpearían a una pulgada de su vida durante todo el año-, ni siquiera se le ocurrió tomar más pociones de curación, simplemente dijo "patitas pa' que las quiero" y se fue corriendo como alma que se la lleva el diablo a la casa de la vieja bruja para buscar a Kagami y esconderse como la rata cobarde que es, pero Kagami estaba horneando galletas con la vieja.

Kagami se veía muy adorable con polvos por toda su carita regordeta, pero se notaba un poco triste, tal vez porque ella se demoró mucho tiempo del previsto -llegó una hora y media tarde porque esos monstruos no la dejaron intacta-.

La vieja obviamente la regañó por no cumplir con su palabra y ser tan irresponsable como para lastimar con sus acciones el tierno corazón bondadoso del pequeño Kagami, pero Hibana gritó que no era su culpa que su padre se uniera al dúo de demonios para atormentarla y torturarla intensamente, ¡Ni siquiera había tenido tiempo para limpiarse las heridas!

Kagami, el cual había sacado su esponjosa cabecita de la cocina, lleno de curiosidad por los gritos de guerra en la sala que solo podían pertenecerle a una persona, miró con horror, jadeando sin aliento al ver las diversas heridas sangrantes y abiertas en el espantoso rostro de Hibana que parecía un fantasma hambriento. Kagami no solo casi se puso a llorar de la preocupación y tristeza de que Hibana estuviera más morada que viva, sino que de inmediato se puso manos a la acción y fue corriendo por el botiquín de primeros auxilios .

Al final, Kagami le limpio y desinfectó las heridas con los ojos aguados y llorosos, atendiendo seriamente cada corte, rasguño y moretón con dedicación, tratando cuidadosamente para que no le doliera tanto, incluso le puso un curita en la nariz suavemente, un parchee en la frente y un gran algodón cuadrado en su mejilla.

-Después del sello de caballo viene el sello del tigre -habló Hibana mirando como Kagami se equivocaba en el último sello de la gran bola de fuego.

Después de que Kagami la atendió tan bien, Hibana no tenía corazón para esconderse, por lo que fueron al parque para seguir entrenando, pero Kagami fue terco y así terminó con la cabeza apoyada en su regazo.

-L-lo siento... -Kagami estaba avergonzado y apenado, Hibana le había explicado varias veces, mostrándole lentamente todos los sellos de mano para que los aprendiera bien.

-No te reocupes, al menos los dedos no se te quedaron tiesos como a mí la primera vez que los hice -Hibana se encogió de hombros descartando tan pequeña cosa y miró al pequeño Kagami, todavía con la cabeza apoyada en su regazo-. Lo estás haciendo realmente muy bien, sigue así.

Hibana le revolvió el pelo como pudo a Kagami, pero estaba demasiado perezosa como para moverse, por lo que Kagami tuvo que inclinar la cabeza para que no le revolvieran el rostro.

-G-gracias... -tartamudeó ligeramente sonrojado y continuó intentando hacer los sellos del jutsu bola de fuego.

Ambos estaban disfrutando de la paz y tranquilidad del parque debajo del gran árbol donde Hibana le enseñaba a Kagami cosas básicas del ninjutsu, sin saber que detrás de unos arbustos, estaban dos personas mirándolos fijamente durante aproximadamente desde hace una hora atrás. Las dos personas estaban sudando y temblando de incredulidad.

¡Kouta y Hiroshi no podían aceptar y creer que Hibana realmente estaba siendo una buena persona y no estaba burlándose de la muerte del pequeño Uchiha!

En especial Kouta, el cual había sido objeto de burlas por parte Hibana durante mucho tiempo por ser mejor que él en incluso las cosas más sencillas, ¡Kouta no podía imaginarse a Hibana siendo una buena persona!

-¡Eso está mal! -gritó Kouta saliendo de su escondite, cuando vio a Hibana darle un mordisco a la manzana que Kagami había mordido con anterioridad- ¡Estás siendo un maricón, Hibana!

Hibana miró a Kouta con una expresión extraña y se acomodó de lado en el regazo de Kagami, apoyando su mejilla en sus suaves muslitos, solo para mirar con una expresión indescriptible los comentarios homofóbicos que estaba soltando El Fifas que alguna vez intentó ser un héroe cuando llegaron los ladrones de sangre.

-Soy mujer... -Hibana cortó todos los argumentos de Kouta con una sola frase, el cual se dio la vuelta, dejando de lado su gran proyecto de exposición de palabras homófobas aprendidas de unos padres seguramente retrasados o supremacistas con el linaje de sangre.

-¡¿Qué...?! -gritó Kouta poniéndose pálido al escuchar que, al niño que trataba como a un feo hermano menor basura, en realidad era una niña.

¡Él no podía creerlo!

-¿Eh? ¿Realmente eres mujer? -preguntó Kagami aturdido, dejando de lado su manzana y miró a Hibana con confusión, Hibana sonrió sonrojada ante la bonita expresión se confusión del panqueque.

-Si... -Hibana, con una expresión de ojos cerrados, sonrojada y tonta empezó a pellizcar las regordetas mejillas del pequeño Kagami.

-¡¿Qué?! ¡Eso es mentira! ¡Claramente eres un hombre! -gritó incrédulo Kouta, mientras tanto, Hiroshi salía se los arbustos.

Mirando que no estaba en peligro por sospechar de Hibana siendo una espía enemiga trasformada en su diminuto cerebro o que un espíritu maligno la hubiera poseído, él se relajó y se acercó a la escena ya que Hibana estaba demasiado concentrada en atormentar a la pequeña niña de la cual se aprovechaba.

Hiroshi decidió mantenerse callado intentando descifrar si Hibana era lesbiana, por la cercanía que tenía con esa adorable niña Uchiha en la cual apoyaba su cabeza, tal vez era posible.

-¡Una niña nunca sería como tú! ¡Eres grosero, pones caras feas que incluso me hacen que estás en proceso de convertirse en un Oni y sin duda no eres bonita! ¡¿Cómo una persona tan sucia, grosera, ordinaria y violenta podría ser una mujer?! ¡No eres para nada femenina! ¡No eres dulce, fragante y suave! ¡Mucho menos delicada y hermosa...! -Kouta, denominado el Fifas en los estándares de Hibana, continuó despotricando que ella no era mujer, sin darse cuenta de cómo ella había dejado de jugar con las mejillas de Kagami y estaba levantándose lentamente.

-... -Hiroshi empezó a temblar mientras sudaba al ver como Kouta era tan inconsciente del peligro.

Hiroshi era una persona inteligente, aunque no lo parezca porque solía ser una persona extremadamente perezosa y floja, era realmente inteligente al punto de que a veces lo podrían confundir con un niño Nara, por lo que cuando Hibana estuvo a una distancia considerable de la pequeña niña con la que jugaba y parecía tener una clara debilidad, Hiroshi rápidamente apareció a su lado con un rápido shunshin y la abrazó por la cintura, subiéndolos a ambos al árbol en donde Hibana y Kagami estaban entrenando.

-No te preocupes, pequeña, te protegeré de las garras de esa bestia... -habló suavemente Hiroshi dándole unas palmaditas reconfortantes en la cabeza a Kagami.

-Soy niño... y Hibana no es una bestia, es una persona muy amable... -habló Kagami frunciendo el ceño ligeramente ante el Hatake.

Hiroshi miró sudando al niño que confundió con niña, pero no sudaba por la confusión de género, sino... ¡Sino porque Hibana le había lavado el cerebro a esta pequeña ternura! ¡¿Acaso ese demente cerebro de semilla realmente se está aprovechando de los menores?! ¡¿Acaso porque sabe que ninguna persona cuerda de su edad querría casarse con semejante esperpento de dudosa procedencia humana y decidió que criaría aun pequeño esposo obediente?!

Hiroshi se sintió frio por todas partes.

¡Qué bestia! ¡Una persona imbécil que secretamente es tan calculadora!

-Bas... ¡TAAARRRDOOOOOOOOO! -gritó Hibana como si fuese una especie de rockero metalero y gastara todas las cuerdas vocales de su garganta.

Los metaleros llorarían de orgullo al escuchar su grito diciendo "bastardo".

-¡Aaaahhh! ¡El rey demonio escapó del infierno! -gritó asustado Kouta antes de ser derribado por Hibana y que ella se sentase en su espalda baja, tirándole de las patas hacia la espalda en un ángulo extraño- ¡No, suéltame demente!

-¡¿Demente?! -gritó Hibana enojada y sacó una espada de Minecraft antes los ojos horrorizados de Kouta, el cual tembló aterrorizado por las acciones de esta psicópata y gritó casi meándose en los pantalones cuando Hibana clavó la espada al lado de su cabeza, cortando un poco de su oreja y mejilla.

Hiroshi miró que las cosas se iban a poner salvajes y suavemente le tapó los oídos y ojos a Kagami.

-No es necesario que veas esta brutalidad -habló suave y persuasivamente el albino mirando como Kouta empezaba a insultar más a Hibana y Hibana reaccionaba en consecuencia.

¿Acaso los Uchiha eran retrasados? Con solo que se disculpara, Kouta podría ser torturado un poco más, pero finalmente sería perdonado cuando Hibana desahogara sus agravios, pero si ese tonto Uchiha seguía insultando a Hibana, ella nunca lo dejaría ir, como el perro rabioso que era.

Bueno, al menos ahora Hiroshi tenía pruebas sólidas de que efectivamente Hibana no era una espía enemiga o un espíritu maligno se había apoderado de espíritu de su amiga; solo Hibana podía poner caras tan feas y exageradas.

Al parecer, era solo que Hibana parecía tener una cierta debilidad por el tierno niño pequeño a su lado y procedería a comportarse como humana y controlar su retraso.

Hiroshi miró con una expresión extraña como de la espalda de Hibana empezaban a salir hermosos lobos blancos, pero no le importó mucho la explicación lógica de porque salieron de la espalda de Hibana y sus ojos se iluminaron al ver tales "invocaciones" tan bien cuidadas.

Hiroshi siempre creyó que, si Hibana alguna vez hacía un pacto con alguna invocación, serían invocaciones anormales y tan raras como ellas, incluso no le sorprendería que algún día ella sacara un dragón de la nada, pero jamás podría asociar a tan majestuosos lobos blancos y bien cuidados a una persona tan loca de remate como ella.

Mientras Hiroshi, como buen Hatake, quedaba embobado y anonadado por tales hermosos lobos blancos, Hibana miraba con frialdad como sus lindos chuchos empezaban a morder las extremidades del bastardo, comiéndoselo vivo en una escena sangrienta y bizarra.

Al ver que Kouta realmente iba a morir si seguía siendo devorado por sus lobos, Hibana le lanzó una poción de salud instantánea y regeneración, el dúo por preferencia.

-¡Maricón...! -gritó Kouta y tomó los pantalones cortos de Hibana, en su último aliento de vida, bajándoselos.

En ese mismo momento, Kagami, que había bajado las manos de Hiroshi para ver que estaba pasando abajo, abrió sus lindos ojitos solo para encontrarse con Hibana con los pantalones bajados frente a Hiroshi, que estaba siendo mordido por cuatro grandes y feroces lobos blancos.

-Yo... te... mataré... -habló espeluznantemente Hibana temblando con un aura oscurecida, todo su rostro era negro y sus ojos parecían un abismo sin fin, dispuestos a tragarse toda forma de vida existente, pero sus pantalones cortos aún estaban en sus tobillos, revelando unas simples bragas blancas de algodón.

Kouta miró pálido a Hibana, sus ojos temblaban incontrolablemente.

-¡No tienes bolas...! -gritó horrorizado, como si lo más terrible que hubiera experimentado en su vida no fuese ser torturado por Hibana, ¡Sino el hecho de que Hibana no tenía cocos!

Mientras Kouta estaba perdido, pálido y aterrorizado, meditando el significado de una vida sin cocos, Hibana ya se había subido sus pantalones cortos y sostenía un cubo de hierro en sus manos.

-¡Aaaahhhh! -gritó agónicamente Kouta mientras Hibana le lanzaba un cubo de lava en el cuerpo sin piedad.

-¿Q-qué está haciendo? -tartamudeó asustado y pálido Kagami mirando a Hibana quemar vivo a Kouta con lava, solo que cuando Kouta estuviera a punto de dar su último aliento, ella empezara a lanzarle botellas de líquido que se romperían y curarían a Kouta, dejándolo como nuevo.

-Está recuperando su honor -habló solemnemente Hiroshi, mirando con seriedad a Hibana y sin sentimientos a Kouta, solo para juntar sus manos y empezar a rezar por el alma del pobre bastardo de Kouta.

¿Cómo se le ocurría bajarle los pantalones cortos a una mujer? ¡Estaba manchando no solo su honor, sino que, si esto se propagaba, sería una mancha en su reputación imborrable! ¡Estaban en un lugar público! ¡Cualquiera podría pasar y difundir rumores sobre esto! ¡Hibana podría salir terriblemente perjudicara si esto se supiera!

No solo eso, ¡¿Qué tenía Kouta en su cabeza para meterse con una mujer demente y psicópata como Hibana? Las mujeres eran suaves y delicadas, pero por naturaleza eran realmente dominantes y mucho más crueles y sanguinarias en sus venganzas que los hombres.

Si un hombre en venganza te daría una paliza, ¡Entonces una mujer hundiría tu vida y la de tus futuras generaciones!

-Eso le pasa por humillar a una mujer y avergonzarla públicamente, son las consecuencias de sus propios actos -continuó Hiroshi y miró con simpatía al pobre paliducho de rizos oscuros-. Siempre que no le faltes el respeto a una mujer, seas educado con ella y no las trates mal, jamás te harán pasar por algo así...

Hiroshi y Kagami miraron -mientras Hiroshi le enseñaba a Kagami a respetar a las mujeres como compañeras, iguales y complementos en su vida, no como simples amas de casa o incubadoras, pero, por sobre todo, le enseñaba a temer su ira tiránica asesina de tres mil mundos que es incapaz de ser apaciguada por medios normales- como Hibana arrastraba el medio cadáver calcinado de Kouta hacia un rio y procedía a intentar ahogarlo, solo para sacarlo cuando dejara de luchar, sonriendo sádica y locamente antes de dejarlo respirar un poco de aire fresco, darle falsas esperanzas de que lo dejaría libre, antes de volver a meter su cabeza debajo del agua.

Una y otra vez, Hibana arrastraba al pobre diablo a una tortura peor que la muerte.

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Resumen del cap en imágenes XD





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