#one
Estaba a solo un toque en su teléfono de pedir la orden, relamió sus labios mirando con algo de miedo el teléfono. ¿Habría problema alguno para el joven? ¿Ansiedad por pedir comida por teléfono?
No, el problema con Seungmin era otro, iba a ser su quinta orden en el día y no sabría si esa camisa que llevaba aguantaría con semejante pedido en la cesta. Suspiró, tal vez era mala idea y debería dejar de comer tan desesperadamente.
¿Pero cómo podía? ¿Cómo aguantar las ganas de ver al apuesto y rubio repartidor? Tal vez solo era un castigo estar haciendo esto, pero desde la primera vez que lo vio no pudo pensar en otra cosa. Las cosas por su ciudad tampoco eran tan buenas, pues nadie tenía permitido salir si no era necesario, después de todo una cuarentena debía respetarse a las buenas, porque nadie quería saborear la mala forma.
Con sus pensamientos martillando su cabeza iba de un polo al otro al momento de decidir, se encontraba completamente sofocado.
Quizá no fue buena idea ordenar tanta comida, pero si debía ordenar todos los días para ver ese apuesto rostro, lo haría incluso si debía pagar de más por verle.
— Hyunjin...¿Por qué haces esto tan difícil? Solo sé tu nombre por la etiqueta en tu pecho, pero siento que puedo hacer más que eso...
Tiró el teléfono a la cama junto con él, era cierto que muchas veces si tenía mucha hambre para devorar lo que se le pusiese en frente. Pero, ahora quizás era más que nada ceder al mínimo antojo por ver al repartidor.
— ¿Qué debería hacer? — musitó pensando en voz alta
Un quejido de frustración salió de sus pomposos y rosáceos labios. Decidió entonces tomar una ducha y bajar sus humos un momento.
...
Al salir con el cuerpo caliente y envuelto en una toalla, suspiró su pancita comenzó a gruñir en señal de un antojo. Palpó esta por encima de la toalla y se cuadró frente al espejo del baño, al verlo empañado pasó su mano por este despejando la vista, se colocó de lado y vio el pequeño bultito que se formaba en la toalla.
— Gordo, nunca me va a querer...
— Uh...
Desanimado arrastró sus pies hacia la habitación donde pudo escoger algo lindo para ponerse, claro que usar un suéter azul largo servía para no tener que abotonar su pantalón, hace mucho tiempo había dejado de hacerlo, pues no salía de casa, pedía por teléfono todos los días. Vaya que se había vuelto un cachorrito rechoncho y flojo.
Con ayuda de la secadora, secó su cabellera mientras veía la televisión un episodio de "Hermanas de otra madre" en su nuevo estreno de la semana. Pues sí, el pequeño Seungminnie había caído en un vicio terrible por las novelas tardinas, y cómo no si el galán "Rómulo" tenía a más de una abuelita suspirando y Seungmin no era excepción.
— Puedes.. no entrar ahí, es obvio que ella no es quién dice ser...— reclamó a la tele.
— ¡No! ¡No entres!
Renegó profundamente cuando los personajes no le hicieron caso y sucedió lo inevitable, ahora estaba enfadado y hambriento.
Un comercial de "Pastry Buns" se hizo presente para dar color al momento.
"Pastry Buns, una vez al año no hace daño"
Sentenció el locutor y no supo en qué momento se vio revisando el teléfono para ordenar algo nuevo. Un pastel de cerezas fue lo captó su vista y apetito, sin pensarlo dos veces oprimió el "Ordenar". Y ahora se podía rastrear al repartidor yendo por aquel antojo.
...
Descansaba escuchando música en sus airpods frente a una gasolinera, pues no había tenido la agenda saturada ese día, más cuando la notificación del pedido llegó, dio un estrepitoso brinco que casi lo hace perder el equilibrio, al ver la foto del cliente dio en "aceptar" más rápido de lo que hubiera llegado un rayo a impactarle; sonrió ladinamente y luego visualizó la tienda, estaba relativamente cerca...
— Seungminnie...
Sonrió al ver el nombre en la pantalla, una ventaja que tenía era poder ver su nombre, foto y teléfono cada que tenía un pedido suyo.
Parecería algo acosador, pero llevaban alrededor de tres meses haciendo lo mismo. Disipó sus pensamientos y ató su cabello en un medio moño, colocando el casco encima y encendiendo la motocicleta.
— Veamos qué ordenaste esta vez..
Rió para sus adentros, pues cada vez el chico parecía pedir más y más, quizás hacía fiestas a escondidas, no lo sabía pues al verse solo era para recibir la paga y el pedido, claro que un saludo nunca iba de más.
Odiaba aquella confinación en los hogares, pues de ser por él hubiera invitado al contrario a salir hace mucho tiempo, pero hasta ahora se respondían con monosílabos...
Al llegar a la pastelería se fijó en la orden y la leyó en voz alta.
— Podría por favor darme un, Pastry Cherry con unas galletas de red velvet, dos cannolis y un batido de frutos rojos para llevar, por favor.
Vaya, al pequeño le gustaba la comida de color rojo al parecer. Eso lo agregó mentalmente a su lista de recordar.
— Muchas gracias, cancelaré con efectivo.
Aguardó a un lado mientras veía su teléfono y escuchaba una de otra canción.
...
Al recibir el pedido con las medidas correctas de seguridad, procedió a pagar y retirarse, colocó la bolsa en la mochila de su espalda y la cerró antes de colgarla de nuevo, subió a la motocicleta y colocó su casco, debía llegar temprano, pues sabía lo insistente que podía ser el joven, aunque sería una buena forma de inciar una llamada...
¿Qué es lo que tenía en mente?
Retrasar el pedido por cinco minutos solo por quedarse fuera de la casa del joven. Marcó el número y sonrió internamente como un joven enamorado.
Al ver el teléfono vibrar y sonar la melodía, lo levantó solamente para entrar en pánico al ver el nombre, pues sí, agregar al repartidor como
"Hyunjinnie Uber 💗"
Era la peor decisión que pudo tomar, ¿Quién rayos agendaba a su repartidor?
Tomó bocanadas desesperadas de aire y fue así que contestó desde lejos.
— ¿Hola? ¿Seungmin? — se oyó
—...
— ¿Hola?
— ...
— ¿Estás ahí?
— ...
— Oh, lo siento, solo quería disculparme por la tardanza y..
— No tienes que disculparte, yo... podría esperar si se trata de ti
— ¿Seungmin?
— ¡AAAAAAHHHH! — gritó y sintió que alma había abandonado su cuerpo
— ¡S-solo entra! — se escuchó y colgó
A los pocos minutos se escuchó la puerta siendo golpeada seguido de la voz del joven repartidor anunciando su presencia.
La cara del chico al otro lado estaba a nada de perderse con el color de sus pedidos, totalmente roja, fue un error muy grande decirle eso y ahora tenía vergüenza si quiera de hablarle.
— Oye..fue
— No debí decir eso, lo siento...
— No, no...estuvo bien, quiero decir, sonó bien..
Levantó la cabeza entonces al verlo tan tímido como él, se veía tan lindo incluso con el cabello desordenado, y sus labios moviéndose despacio. Tanto que lo hacían perderse poco a poco...
— ¿Entonces... qué dices? — musitó con una sonrisa pequeña
— ¿Eh?
— Entiendo si no quieres es precipitado..
— Sí — respondió
— ¿Qué? ¿Lo dices en serio?
— Sí...es decir, no es nada malo...
No supo qué había aceptado, más cuando este se introdujo en su casa con una sonrisa y la bolsa entre manos se asustó.
— ¿Qu-qué haces?
— Pues, te dije que si podía acompañarte mientras comías esto y respondiste que sí...
Se quedó completamente frío ante lo escuchado, y todo por quedarse viéndolo. Ahora estaba en una cita con su repartidor, tragó en seco retrocediendo unos pasos, todo sería mejor que fuera una avestruz, metería la cabeza en el suelo y sus problemas desaparecerían.
Trató de calmarse yendo por el respectivo frasco de alcohol para rociarlo sobre la bolsa.
Por su parte el rubio admiraba la linda morada del joven, no era de negar que tenía un buen gusto por la decoración...
— Eso que dijiste....
— ¿Uh? — respondió el contrario.
— Que esperarías si se tratara de mi...
— ...
— ¿Es solo porque soy un repartidor habitual?
¿Qué se supone que debería responder a eso? No había respuesta buena de admitir que sí, sería muy rudo de su parte y de musitar un no, abría muchas posibilidades a más cuestiones.
— Creo que podemos empezar con el pastel de cereza — evadió
...
No supo en que momento el castaño comenzó a comer que ya había acabado con la mitad de todo lo pedido, suspiró jadeando y algo incómodo, pues le resultaba raro hacer esto frente al rubio.
— Oh, vaya, tienes un...— señaló el rubio
— ¿Eh?
— Deja, lo hago yo..
Tomó una servilleta y se acercó a él para quitar un poco de crema de los lados de sus labios.
— Te gustan mucho los postres de colores, ¿No es así? — rió suavemente
El joven asintió algo apenado con una sonrisa, paseó su vista por la habitación buscando algún tema de conversación.
— Y comes muy bien, eso me pone feliz, saber que te alimentas tan bien..
— No diría bien, de ser así no tendría... — bajó su mirada a su vientre ligeramente abultado y sobresaliendo de los lados de su playera.
— No te mortifiques cariño, ese peso te sienta bien, tu rostro se ve lindo y luces como una pequeña nube...
— Seungmin... — tomó con cuidado la mano del joven.
— Llevo más de dos meses queriendo decir esto y finalmente tuve el valor de pedirte pasar un poco de tiempo conmigo, y me emocioné que aceptaras..
— Quiero decir, eres precioso, quería invitarte a salir hace ya meses, pero temía que...dijeras que no. Y veme ahora aquí contigo — bufó suavemente
Y Seungmin juró que no pudo haber visto semejante belleza en toda su vida al ver aquella sonrisa, incluso pudo contagiarle esa porción de felicidad, sin duda la convivencia momentánea estaba siendo más cómoda.
Lograron entonces avanzar en su "cita" y conocerse un poco más a medida que las horas pasaban, sacando risas y sonrisas.
Pero pronto tuvo que partir, pues se hacía tarde, pero se prometieron volver a verse, ese día luego de acompañar al de cabellos largos a la puerta sintió su corazón llenarse de dulce sentimiento y se regocijó entre las sábanas mientras pensaba en la linda sonrisa del ajeno, claro que su pequeño apetito pudo atacarlo de nuevo haciendo que volviera a la mesa a terminar de ingerir los postres, buscando dormir temprano optó por beber algo de leche quién diría que aquel líquido lograría hinchar su pequeña pancita haciéndolo quejar de a ratos. Acariciaba su pancita y de a ratos lograba meter más bocados a su boca.
Si el bonito repartidor había dicho que con el peso extra se veía lindo, entonces quería ser muy lindo para él.
Tanto fue su deseo que comenzó a comer rápido para poder acabar e irse a la cama, lastima que no contaba con un tremendo dolor de estómago luego de su gracia. Terminó entonces agotado y jadeante por todo lo engullido, aún con la botella de leche entre sus regordetas manos...
Trató de ponerse de pie, una, dos, tres veces...
Falló en cada uno cayendo en la silla, sin muchas ganas de seguir intentando se quejó mientras masajeaba su vientre. Decidió jugar un poco con su pancita para poder entretenerse haciendo piquetes suaves pues aún parecía un pequeño globito.
— Bum...bum...bum~
Eructó luego de su pequeño juego liberando tensión en su vientre, cual pequeño infante golpeteó su propia espalda logrando lo mismo, suspiró con alivio y bajó su remera. Pero vaya sorpresa que se llevó al ver que esta no bajaba más...
Al parecer alguien se habría puesto un poco más bonito que antes.
@hyunxjin
Seungminnie, acabo de llegar a casa
¿Cómo estás?
@minniesg
¡Oh! (◍•ᴗ•◍)
Que bueno saber que llegaste bien.
Me estoy poniendo bonito
@hyunxjin
¿Bonito dices?
¿Saldrás?
@minniesg
Nada de eso...
Espera.
@hyunxjin
...
El rubio no supo qué responder a aquella foto, pero sin duda algo le había alterado. ¿Cómo es que ese lindo joven podría ser tan atractivo? Sin duda, no se había equivocado al enamorarse de ese pequeño chico de ojos de cachorro...
Hola~ ¿Felices de que vuelva?
Sé que debo actualizar Honey Bun, pero le debía esto a alguien, sip.
\(๑╹◡╹๑)ノ♬
Espero les haya gustado mucho~
Este librito será un twoshot porque, se me hizo algo extraño contarlo en solo uno.
En fin, cuídense bebés y hasta la próxima, besitos~
Dede fuera!
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