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Tal como ella | Orange | Anime

Pareja: Misty x Tracey / Orangeshipping

¿Anime, Manga, Juego?: Anime

Universo: Canon+Fankid.

Tal como ella [Orangeshipping]

Era tarde, muy tarde para una niña de su edad, ya había sido regañada por sus tías por no querer ir a comer juntos en el comedor -su plato del almuerzo aún estaba a su lado casi vacío- pero estaba tan maravillada observando a los pokémon acuáticos nadado ahí todo el día, que la idea de despegar sus ojos de ellos fue rechazada sin mucha reflexión.

Sus manos pegadas al vidrio y su rostro a centímetros del cristal, mientras admiraba a los pokémon que de vez en cuando le devolvían la mirada algo incómodos.

— ¿Ariel? — La voz de su padre sonó desde el fondo del pasillo, donde se daba el acceso directo a la casa.

La pequeña despega por fin el rostro acuario para mirar algo asustada hacia el hombre. Allí, algo sorprendido estaba su padre - alto de ojos y cabello oscuro - caminó hasta estar cerca de la niñita, se cruzó de brazos y dejo escapar un suspiro.

— Ariel — Pausó retomando aire — ¿No crees que los pokémon quieren un poco de privacidad?

— Bueno, papá... — Ella miró hacia todos lados buscando una excusa que le sirviera, pero ya las había agotado todas con sus tías — ¡Se ven muy lindos!

Y no encontró otra cosa que usar su rostro en un puchero adorable.

Él sólo sonrió enternecido, se agachó a su altura para acariciarle la cabeza, desordenando los cabellos anaranjados oscuro, ella cerró los ojos inflando sus mejillas aún más.

— Mamá llegará dentro de poco, sé que se alegrará de verte aquí.

— Entonces, ¿Puedo quedarme? — La ilusión iluminó sus ojos.

— Sí.

Tomó el plato de al lado y se le llevó, antes de salir de la habitación con acuarios de pared volteo a verla, y la efímera imagen de su esposa apareció frente a él, admirando con toda ilusión y casi enamorada de los pokémon de agua reflejada en la tierna imagen de su pequeña hija y en un susurro dijo
— Tal como ella...

Ariel no contaba con más de 8 años de edad, pero siempre demostró ser una fanática de los pokémon tipo agua, -su madre casi la tiene en una piscina, pero no entraremos en esos detalles- se llevaba de maravilla con todos los pokémon del gimnasio incluso con el enorme y gruñón de Gyarados. Salía de paseo con Azumarril y con Psyduck por la ciudad y siempre los fines de semana iban a la piscina a jugar con Seel y la hermosa pareja de Ludovic.

Posiblemente se la pasase más con esos pokémon que con cualquiera de sus amigos del vecindario, y en estos tiempos eso era lo normal.

.

La puerta se abrió junto a una brisa fría por la noche, por ella entro una mujer de cabello anaranjado con un enorme traje café oscuro y una maleta. Con su rostro cansado miró hacia la niña y tardó un par de minutos en asimilar que su querida hija la observaba expectante.

— ¿Cariño, que haces levantada a esta hora? — No alcanzó a ser regaño, la jornada laboral la tenía muy apagada, pero ambas sabían que mañana el discurso de "una hora prudente" sería lo primero que hablarían.

— Papá me dio permiso — Sonrió ampliamente levantándose por fin del suelo, sacudió el polvo de sus rodillas y corrió hasta su madre para darle un abrazo, con una dulce voz y asegurándose de sonar lo más tierna posible— Bienvenida a casa~

— Gracias Ariel — Correspondió el abrazo, se agachó a su altura dejando la maleta en el suelo — Sabes que no puedes estar aquí tan tarde.

— Pero quería esperar a que llegaras...

— Lo que quieres es seguir viendo a los pokémon del acuario — Ella levantó una ceja, Ariel soltó una suave risa y miró hacia otro lado.

— Eso también...

La mujer se levantó tomando la mano de su hija y caminaron hasta el acuario donde apareció la pareja de Ludovic que saludaban a la mayor.

— Yo solía pasarme horas viéndolos jugar en el agua, igual que tú.

— Lo sé, las tías me lo dijeron.

— Pero me iba a acostar en cuanto me lo pedían — Dijo torciendo la boca y mirando hacia la pequeña.

— También sé que eso no es verdad.

La mayor acarició la cabeza de su hija con amor, se sentía tan reflejada es ella. Su hija se sonrojó con la caricia mientras reía.

— ¿No son maravillosos? — Preguntó después de unos segundos la mayor.

— Podría verlos todo el día, son como mágicos, dentro del agua...— Ariel acercó su mano hasta el vidrio, sus ojos se iluminaron mientras observaba fijamente a los pokémon que se alejaban — Es otro mundo.

La madre se quedó impresionada por las frases dichas por su hija, apretó su mano contra la suya y ella le dirigió la mirada seguido de una inocente sonrisa.

— A dormir.

Ambas, tomadas de la mano, caminaron hasta la parte del acuario que se convertía en su casa, pasaron por el comedor haciendo el menor ruido posible hasta que llegaron a sus habitaciones, Ariel se despidió con un beso en la mejilla para su madre y un "buenas noches".

Seguramente en cuanto tocara la cama caería dormida.

La mayor cerró con cuidado la puerta de su cuarto dejando escapar un suspiro de cansancio, agitó sus pies para liberarse de los zapatos de tacón que la estaban matando y maldijo a la formalidad de aquellas reuniones en la Liga pokémon.

Recordó por un momento que la maleta había quedado en el acuario de la entrada, pero la pereza pudo más y se dejó caer de boca sobre la cama. A su lado una luz se encendió y la cegó por un par de segundos seguido de un gruñido de agotamiento.

— Bienvenida.

— Lamento llegar a esta hora — Murmuró contra la cabecera.

— Está bien, ¿Cómo estuvo todo?

— Horrible, muchos papeles, mucha gente y la campeona se retrasó — Volvió a gruñir esta vez sentándose sobre la cama para quitarse las medias negras. — Por su culpa nos atrasamos...

— ¿Viste a Ariel en la entrada?

— ¿Estuvo ahí todo el día? — Su tono agotado no ocultó tanto su descontento. Volteó a mirar a su marido frunciendo el ceño.

— No pude sacarla de ahí — Se encogió de hombros restándole importancia — Me recordó mucho a ti...

Ella le dio la espalda y se quitó el abrigo, luego el vestido y finalmente se puso su pijama.

— De todas formas...

Pero fue interrumpida por él.

— La misma postura, la misma mirada al ver a los pokémon de agua, ese hermoso brillo en sus ojos verdes mientras estos nadan. No solo se te parece físicamente... No pude pedirle que se levantara.

— Tracey — Trató con todas sus fuerzas de contradecirle, de regañarle, pero guardó silencio, bajó sus hombros ya tensos y cansados, la mirada enternecida de su marido al comparar a su hija con ella le llenó el corazón de ternura y amor — Deberíamos darle ya un pokémon para que lo entrene...

— No tiene la edad, y creerá que podrá salir sin avisar.

— Pero saldrá a entrenarlo y recuerda que ella heredará el gimnasio. Debe aprender desde pequeña.

Tracey miró a su esposa buscando algún hueco para que desechara esa idea. Pero a su mente vinieron las imágenes de su pequeña junto a los pokémon del acuario y los del gimnasio, sobre todo lo feliz que estaba Ariel con aquellas criaturas.

— Está bien.

Ella se recostó a su lado con una sonrisa bastante infantil en los labios, acurrucándose junto a su brazo cerró los ojos y cayó ante el cansancio y el sueño. Tracey por su parte no pudo evitar pensar que esta idea la llevaba pensando varios meses atrás, pero no pudo hacer nada, ella ya lo había decidido y esto de recién era sólo un aviso para él.

Después de todo, entre madre e hija se entendían mejor que con él, y sí estaba de por medio los Pokémon de tipo agua, él no tenía ni voz ni voto en contra de sus sirenas favoritas.

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Supongo que aún le guardo cariño a esta historia, el suficiente como para volver a publicarla en este lugar y dejar constancia del cariño que le tengo a esta Ship 💕

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