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Casualidad | Viridian | Manga


Pareja: Viridianshipping | Silver x Yellow

Serie: Pokemon Special Manga

Universo: Modern!AU

Aclaraciones: Este es una re escritura de mi One-shot "Amargado y enamorado" No es que ese estuviese malo, pero me parecía muy básico frente a lo que podía hacer, así que aquí tienen una versión mejorada. Si quieren leer el original está en mi Fanfiction (Link en mi perfil) Sino, disfruten este.

Espero les guste.

.:Casualidad:.

Hay cosas que a él le desagradaban mucho, y esas cosas eran acerca del amor. Si bien, no había sido un tema en su vida pues siempre tuvo en mente ascender en la empresa, tener un buen departamento y comprarse un auto bonito, el tener una pareja no estaba dentro de sus planes. Y con esto sus amigos se dedicaron a catalogarlo como un amargado.

Aunque claro, ellos cuando se enamoraron y no en pocas ocasiones, perdían la cabeza por completo, y luego de la ruptura quedaban devastados y él debía consolarlos.

Y para ser sinceros, no era muy bueno consolando a la gente.

Hasta que llegó el fatídico día, el momento justo en que sus planes se fueron a la basura y su mente se obsesionó con la idea de cumplir fantasías románticas junto a una joven, mayor que él, por cierto, llegó a su lugar de trabajo.

Era nueva, recién contratada y en el mismo departamento que él, por tradición le tocaba a él ser su guía como lo habían sido sus superiores en su tiempo.

Ella quedó a su cargo, se mostró amable, servicial y atenta a todas sus indicaciones. Y poco a poco, sin que él pudiera detenerlo de ninguna forma -por qué lo intentó, Dios sabe que si lo hizo- la idea de tocar su mano y sentir su textura le atormentó por semanas.

Escuchar su voz decir "Buenos Días" durante más de un mes le provocaba escalofríos y sonrojos involuntarios.

Los odiaba.

Pero a ella no podía odiarle, ni si quiera era capaz de levantarle la voz, inconsciente le hablaba con calma a pesar de que su corazón golpeaba su pecho desesperado. Si tenía que explicarle cómo hacer que la fotocopiadora no se atascara y sacara 100 copias lo hacia una y mil veces si él lo veía necesario.

A pesar de que ella aprendía rápido. Y en lo posible, trataba de no molestarlo mientras él trabajaba.

Silver tenía un enorme problema entre manos, y es que poco a poco se estaba encantando con hablar un par de horas al día con ella. Contaba las horas para coincidir en el almuerzo a charlar "casual" sobre cómo le iba en su día, oía entre paredes para saber si sus compañeros la estaban tratando con amabilidad, pero no con demasiada.

Luego se sentía el idiota más grande del mundo por hacer tales estupideces. ¿Con qué derecho osaba ella a meterse en su cabeza de aquella forma tan patética?

¿Por qué él lo permitía?

— Demonios... — Murmuró contra su escritorio, dejando escapar un pesado suspiro antes de volver su concentración a su trabajo, a revisar aquellos papeles y asegurarse que las cuentas estaban en orden, que los números calzaban con los gastos y que no se escapaba ni una décima del dinero de la empresa.

Es un trabajo importante y por ende es su deber hacerlo bien.

Lo sabe.

— ¡Yellow! Vamos a almorzar — Escuchó del pasillo y su atención se alejó de los papeles para ir al pasillo, metafóricamente.

— Debo entregar esto y te acompaño Crystal.

Su malditamente dulce voz hizo acto de presencia y los papeles de Silver quedaron en definitiva a cuarto plano.

— Iré a Almorzar — Dijo Silver a su compañero de trabajo quien atendía una llamada, este asintió y volvió a sus tareas.

Silver dejó los papeles dentro de la carpeta y se dirigió hacia el pasillo para encontrarse "casualmente" con Yellow, la mujer que había destrozado sus planes con una sonrisa dulce. En cuanto avanzó un poco por el pasillo escuchó a la culpable de la maldición que atormentaba su vida.

— ¡Silver! Que coincidencia — Saludó, acercándose junto a su amiga del trabajo.

Por supuesto que no era una coincidencia.

— ¿Yellow? — Saludó, con un desinterés fingido. — Hace tiempo que no sabía de ti.

La mentira más grande del mundo. Había estado atento desde que la asignaron a otro departamento.

— Lo mismo digo — Ella sonrió.

Y algo dentro de Silver se dañó.

— ¿Cómo te ha ido?— Preguntó ella interesada.

— Bastante bien ¿Y a ti?

— Todos son muy amables y me ayudan mucho.

— Yellow se esfuerza mucho en el trabajo, es de mucha ayuda — Secundó Crystal, colocando sus manos en los hombros de su compañera.

— Es gracias a las cosas que me enseñó Silver cuando recién me contrataron.

— Solo te mostré lo básico.

— ¿Silver? Así que tú eres quien la guio. ¡Yellow me comentó muchas cosas sobre ti!

¿Era enserio?

— Vaya...

— ¡Sí, bueno! — Yellow alzó la voz — ¿Ibas a almorzar, Silver?

Que mala manera de cambiar de tema, pensó Crystal.

— Amm, si, a eso iba.

— Fantástico, puedes acompañar a Yellow, recordé que tengo que entregar algo muy importante, y casi lo olvido — Sonrió Crystal, tomando la carpeta que tenía su compañera y alejándose del pasillo.

Yellow no alcanzó a decir no, Crystal ya estaba bastante lejos de ambos.

Y con eso, los encuentros casuales entre ambos se volvieron algo diario a la hora del almuerzo, dónde a veces les acompañaba Crystal.

La lluvia caía constante sobre las calles al atardecer de un viernes, final de mes, los paraguas llenaban la avenida, y sus pies estaban comenzando a humedecerse, no estaban hechos para la lluvia, y para variar, el tipo del clima no había dicho que iba a llover tanto.

Lo peor de esa semana era que lo habían despedido, por "reducción de personal" aunque no fue el único, varios departamentos de la empresa fueron cerrados por completo estos últimos meses.

Como mínimo, le habían dado una recomendación en otra compañía, y una buena paga por despedirlo en estas fechas.

Silver sintió como varias gotas de agua cayeron desde la campera que llevaba hasta su nariz provocándole un escalofrió por la espalda por lo frías que eran. ¡A este paso se resfriaría!

Y por sobre todo, ya no almorzaría con Yellow.

Se quedó parado ahí en medio de la vereda, recordando lo divertido que era pasar esas horas con ella.

— ¿Silver?

Se dio la vuelta pensando que de ahí venia la voz, hasta que volvió a escuchar su nombre esta vez más fuerte.

— ¡Silver!

Delante de él, bajo un paraguas oscuro, que por dentro tenia pintado un cielo despejado se encontraba Yellow, con una bufanda cubriendo la mitad de su rostro, un abrigo castaño casi naranjo y botas.

Ella si estaba preparada para un día de lluvia, mientras que él tuvo que comprarse una campera en oferta por un vendedor ambulante.

En su defensa, su vida esta semana estaba un poco desastrosa.

— Así que si eras tú, no te reconocía entre tantas personas.

— Casi no se puede ver con tantos paraguas.

Volvieron a callarse unos momentos, la conversación quedó ahí. Ninguno era bueno para la charla, y ambos estaban incómodos.

Hasta que ella hablo.

— Supe del despido masivo, supe que te despidieron.

Ella bajó la mirada, y movió sus pies nerviosa.

— No tuve tanta suerte, pero tu departamento se salvó.

— Si, bueno...

— ¿Pasó algo? — Preguntó preocupado.

— Es solo...

— No te despidieron, ¿Cierto?

— No, no. — Negó con la cabeza, y aprovechó de colocar su propio paraguas sobre la cabeza de Silver.

Inconscientes, se acercaron más el uno al otro. Y la gente alrededor no les dio oportunidad de separarse, la avenida estaba muy transitada a esa hora de la tarde, la gran mayoría saliendo de sus trabajos.

— Hay... Hay algo que quiero decirte, y es muy importante. — Se armó de valor para mirarlo a los ojos, y la vergüenza comenzó a apoderarse de ella.

Silver sabía que este no era el mejor lugar y el momento para hablar, e iba a sugerir ir a algún local de comida para conversar mejor, sin embargo, ¿eso sonaría a una cita? ¿le dejaría en evidencia que a pesar de que hace días que no se ven, aun siente demasiadas ganas de verla?

— ¿Podemos ir a almorzar mañana juntos?

Yellow bajo la mirada un segundo, pero quiso ver la reacción de Silver.

Y él se quedó callado, sorprendido y muy en el fondo, quería saltar de la felicidad.

Pero lo que se manifestó en su rostro, fue un sonrojo que solo alcanzó a verse por unos segundos, y asintió.

¿Que tan idiota era si pensaba en esto como una cita?

— Sí, suena bien.

— ¿De verdad? ¿No estás ocupado?

— Bueno, aun no encuentro un trabajo y sé de una buena cafetería cerca de tu oficina.

La cual había buscado para tener un lugar mucho mejor para almorzar con ella, lástima que cuando recién abrió el local, él ya había sido despedido. Por suerte este era un buen momento para comentárselo, como algo casual, claro está.

— Suena bien para mí — Sonrió Yellow, y por error bajo el paraguas tocando la cabeza de Silver, provocando que el agua acumulada en la campera cayera sobre su rostro.

Y estaba fría, jodidamente fría.

— ¡Lo siento!

— Descuida — Silver sacó un pañuelo y se secó la cara un poco.

Valía la pena la lluvia si con eso estaba así de cerca de ella. Y después de pensar eso quiso vomitar.

— ¡Ya tienen una cita, felicidades! Ahora circulen mocosos — Gruñó una señora de 70 y tantos, con un carrito, detrás de ella más señoras y señores.

¿CUANDO MIERDA SE HABÍA LLENADO TANTO LA VEREDA?

¡Y por qué estaban ellos en medio!

Silver estaba seguro que caminaba cerca de los locales para mojarse menos.

Ambos se apartaron del camino de las señoras y señores para que pasaran, quedando más cerca de las calles, al parecer entre querer esquivar a la gente, los nervios y que estaban metidos en su propio cursi mundo, ni cuenta se dieron que caminaron un poco.

Y como las calles ahora mismo eran ríos, el siguiente auto que pasó arrojó tal cantidad de agua que el paraguas de Yellow solo cubrió sus rostros, el resto de sus cuerpos quedó empapado de agua y lodo de la calle, la campera y el abrigo que llevaban no les sirvió de mucho frente a la fuerza del agua metiéndose entre las telas de su ropa.

— Esto es una señal...— Murmuro Yellow y comenzó a reír muy fuerte.

Silver gruñó entre dientes al sentir tanto frió, pero la risa de Yellow era demasiado ruidosa y contagiosa como para no reír a su lado.

Empapados con agua lodosa, bajo la lluvia, riéndose a carcajadas de su suerte.

— La verdad es que, también despidieron a gente de mi departamento y fui una de ellas — Se sinceró Yellow sacándose la bufanda mojada del cuello con una mano.

Silver sostuvo el paraguas para que ella pudiera sacársela.

— Cuando fue eso?

— Ayer, hoy fui a recoger mis cosas y Crystal me hizo una fiesta de despedida junto a otros que se quedaron sin trabajo.

— Que amables — Ella estrujó la bufanda un poco y la colgó en su brazo— Entonces, en vez de ir a una cafetería, mejor comemos en algún puesto, por aquí cerca.

Yellow fijó su mirada brillante en él, confundida.

— Ya que ambos tendremos que ahorrar.

— Suena perfecto.

— Digo, ahora, hay uno cerca... Y habrá café.

— ¿Eh? ¡De verdad! — Y cerró la boca al darse cuenta que había gritado demasiado. — Si, vamos.

Y por fin después de tanta charla y agua lodosa, ambos se pusieron en marcha hacia un local por un café y tal vez hablar todo lo que no pudieron hablar estos últimos días.

Y esa misma noche, ambos se resfriaron por no ir a cambiarse de ropa, por querer estar unos momentos más con el otro a pesar de las frías circunstancias. Al día siguiente, ninguno pudo ir a almorzar con el otro, la fiebre esa demasiada, pero en ningún momento se arrepintieron de haberse quedado unos momentos más bajo la lluvia, donde casualmente se había encontrado en aquella tarde.

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¡VIVAN LAS CRACKSHIPP! *huye*

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