James cabalgaba por las calles de la capital del Valle de las Espinas, estaba regresando a la residencia White, todo por órdenes de su padre quien se había enterado de lo de Lilia por parte de sus compañeros.

El podría vivir solo, ya era un adulto y podía arreglárselas por si mismo, pero su padre era muy insistente y el no podía simplemente negarse ya que jamás se atrevió a desafiar una sola orden de sus padres.

Estaba perdido en sus pensamientos, cuando los llantos de un bebe lo sacaron de ellos, se detuvo y se bajó de su caballo y allí lo vió, era un pobre niño de cabellos castaños y café de un tono opaco, James se acercó y lo cargó mientras el pequeño lloraba a gritos por su madre, sin saber que nunca más volvería a verla.

James tomó una decisión y con el niño en brazos se subió al caballo y se dirigió a la mansión White, en donde fue recibido por su padre, quien era nada más y nada menos que Merlín, el mago más poderoso de todos los tiempos.

Cuando el mago vió a James con aquel niño en brazos quedó sorprendido pero al mismo tiempo estaba enternecido, sabía que después de lo que Lilia le había hecho a su hijo el iba a necesitar apoyo emocional y ese niño podría ayudarlo, no para eliminar el dolor de James, sino para que este se olvidara de Lilia....