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⁀➷ 24 ִֶָ

El cine se encontraba muy solitario, el sol llevaba alrededor de dos horas que se había escondido, el frío calaba mis huesos. No debi hacerle caso a Minho de querer sentarnos en los puestos donde pega directamente el aire acondicionado. O tal vez era idea de él para que estuviera metido abajo de su brazo, asomando escasamente mis ojitos para ver la película, que como ya había dicho: era de terror. No era malo ver películas de terror, y menos si estas en compañía, más en éste momento mis ojos se sentían pesados, mi respiración se volvía cada vez más pesada, me ardían mis ojos de mantenerlos obligadamente abiertos.

Alcé un poco mi mirada, buscando la de Minho, sin querer que quitara su cabeza de encima mío, pero sus ojos no conectaron con los míos, sus brazos estaban en forma de x en su pecho, más también tenía prisionero mi mano derecha, nuestros dedos entrelazados haciendo un calor bastante reconfortante. Sus ojos estaban cerrados, su respiración era muy tranquila, tuve que mirarlos unos segundos de más para ver si estaba respirando o no.

Minho se veía tan tranquilo, tan sereno, debajo de sus ojos habían unas oscuras bolsas negras, se notaba que llevaba días sin dormir, no lo culpaba, yo también estaba así.

El cine estaba oscuro, y nuestros brazos más nuestras chaquetas nos daban el calor necesario para no quejarnos.

Retiré un mechón de cabello de la frente de Minho con mucha delicadeza, ¿hace cuántos años dejamos de hacer ésto? Diría que desde que entramos a la universidad.

La película no era lo suficientemente interesante para no querer dormir, ¿y si Minho estaba dormido, ¿qué más quedaba?

Intenté dormir, y no lo logré, y no era porque no tenía sueño, sino por la emoción de volver a tener a Minho
a mi lado. Después de discusiones, de lágrimas y muchos desacuerdos, al fin éramos de nuevo Minho y yo. Pero tampoco me quería ilusionar mucho, Minho me había dado muchas decepciones, claro, no tanto como risas,  pero ésto era diferente, éramos adultos, ¡somos adultos!

Me encanta Minho en todas sus faces, aprendí amarlo a través de los años, lo amaba de una manera incondicional, tan incondicional que se me pasaba por alto quererme a mi mismo un poco, yo sabía que le gustaba a Minho, qué lo hacía reír, qué lo hacía sonrojar, qué lo hacía enojar, sabía toda la historia de su familia, estuve en las buenas y en las malas, estuve en todas sus conquistas, estuve en sus
estúpidas borracheras donde él perdía el control. Y sonará egoísta, pero yo aseguraba que yo era la otra mitad de Minho, nunca lo obligué a nada, mucho menos a amarme, ni a corresponder mis sentimientos.

Nunca nadie merece sentirte obligado a amar.

—Jisung—. Habló Minho, con voz ronca, se notaba que se acaba de levantar después de su corta siesta.

—¿Uhm?— Alcé mi mirada hacia Minho, y éste plantó un corto beso en mis labios, dejándome fuera de lugar.

—No me abandones—. Solté un breve suspiro, mirando de nuevo la gran pantalla en mi frente. ¿Qué debería
decirle? No sabía en realidad, no era que me iba a confesar ahí, pero a pesar de todo, sentía vergüenza, ésto de que Minho me quiera conquistar, me hacía sentir extraño.

—Nunca lo he hecho—. Escuché una delicada pero contagiosa risa, sus dedos apretando los míos. Era mejor disfrutar el momento.

EI sonido de las olas rompiendose me hizo sonreir, sentia en mi paladar el sabor salado del agua, ¿qué? Todos en un
momento tragamos esa agua del mar sin querer.

—Es hermoso—. Mis pies jugaban con la fría arena, me sentía un niño de nuevo.

—Tú eres hermoso.

—¿Lo sacaste de Google?— Minho soltó una carcajada para salir corriendo y lanzarme con él encima a la arena— ¡Estúpido, mi ropa!

Minho soltó más risas, y todo mi enojo se esfumó, ¿quién se enojaría después de ver esa hermosa sonrisa?

El chico pasó una mano por encima de mi cintura, atrayendome a su pecho, y creo que hubiera disfrutado más de esa sensación si no fuera por la arena colándose por mi espalda, pero después de meditarlo y mandarlo todo al carajo, pasé uno de mis piernas por encima de las
de Minho, volviendonos uno los dos.

—No sé qué brilla más, si las estrellas o tú—. Quise tomar a burla ese comentario, pero al ver su rostro tan anonado por las estrellas que brillaban encima nuestro, preferí callarme y sólo observar también las estrellas con él—. Jisung, ¿sería muy cliché declararte mi amor aquí?

Mi estómago dio un vuelco, nuestras manos entrelazadas empezaron a sudar, nuestras sonrisas tímidas, todo era tan asombroso, eran alrededor de la una de la madrugada, ¿que qué hacíamos en la playa a esa hora? No lo sabía, había sido idea de Minho.

—-Bien, empiezo—. Sin poder evitarlo solté una carcajada, Minho me fulmino con la mirada, sí, sabía que lo había interrumpido—. Como te decía, no te rías o no te confieso nada—. Aclaró su garganta y presionó el agarre en mi cintura, nuestros rostros muy cerca, preferí enterrar mi
rostro en su pecho—. Siempre he sido una persona despistada, nunca entiendo las indirectas, y tú más que nadie debes saberlo, cuando llego el perrito faldero. 

—Ryujin—. Corregí, sabía sin ni siquiera verlo que Minho rodó los ojos.

—Esa misma. Ella empezó a ser tu chicle, por alguna razón llegué a pesar de que estaba celoso era porque soy protector y no confiaba en él, pero llego el día de la fiesta—. Detuve mis caricias un momento, pero después seguí haciendolo—. Se supone que me gustaba Yeji, tal vez
sólo era una ilusión.

—Tal vez eres bisexual.

—Creo que esa sería la opción. En fin, tal vez eran los efectos del alcohol que me dieron el valor que no tenía para hacerlo sobrio, y te besé.

—Me tocaste también—. Frunci el ceño un poco al recordar.

—Sí, y eso no era lo correcto.

—Me robaste mi primer beso—. Reproche.

—Lo siento, de verdad, me estaba comportando idiota. Al día siguiente preguntamos si alguno de los dos se
acordaba de algo, y tú dijiste que no, me sentí aliviado, pero al mismo tiempo no, o sea, quería que me dijeras que recordabas. Claramente eso nunca pasó, me fruste, busqué amor en Yeji, pero ella andaba rara conmigo, me sentía confundido, tú nos viste besarnos, Ryujin me gritó, luego te alejaste de mí y entendí que había metido la pata, luego nos volvimos a acercar y volví a meter la
pata porque soy un jodido idiota.¡Y cielos, Jisung! Te amo como no te imaginas, tal vez no tanto como tủ a mi, me costó mucho darme cuenta de todo ésto, y cada vez que llorabas era una tortura para mí, y cuando me diste la oportunidad de conquistarte, pero lo hiciste muy difícil, y no podía quejarme, yo había sido un imbécil pero me gustas, me gusta cuando te ríes, me gusta cuando me quieres cambiar por un helado de limón, me gusta cuando te quedas dormido en mi pecho, me gusta cuando te enojas y no quiero acercarme por miedo a que me entierres vivo, me gusta cuando cantas las músicas pop clásico, quiero estar todo el día abrazándote, no me gusta que te toquen mucho, me siento feliz cuando das brincos por sacra una buena nota, ¡Me gustas tú!

Nos quedamos en silencio, mis lágrimas no dejaban de salir, no quería verle la cara a Minho, sentía un nudo en mi garganta, que si abría la boca para decir cualquier cosa se me iba a escapar un sollozo.

—Jisung, ¿estás llorando? ¿Te duele algo? ¿Dije algo que te lastimó?

—¿Podrías besarme?— Minho pareció un poco sorprendido, pero no pensó mucho para luego aplastar sus labios con los míos.

¿Esto era ser correspondido?

-4 para el final😭



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