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M

inho soltó mi cintura bajando su mirada, su ceño fruncido, relamió su labio inferior.

Mi corazón se empezó a acelerar, nadie merecía eso, y menos cuando estás profundamente enamorado, lo decía yo por experiencia propia.

—Yeji—. Susurré tratando de acercarme a ella, pero ésta se alejó, mirándome con mucha rabia y dolor, sus ojos dejando caer muchas lágrimas.

—No—. Cortó, sin darme chance de explicar algo, y era estúpido, ahora me sentía idiota—. Yo sabía que Minho jugaba con nosotros dos, lo sabía, y me dejaba sucumbir a eso, sabía el dolor que sentía, me culpaba también, había dañado a una persona inocente en todo éste desastre.

La chica dió media vuelta para luego irse.

No tenía intención de llorar, Ilámenme malo, pero en el fondo, sentía mucho alivio también. Miré el plato roto, me acuclille empezando a recogerlo, mi pecho dolía por alguna razón.

—Deja eso—. Susurró Minho, más no quise prestarle atención, mis manos temblaban tomando cada pedazo de cristal— ¡Que dije que dejaras eso!

Sentí como me levantó de golpe, tomándome de las muñecas, su grito me había hecho pegar un brinco en mi mismo sitio.

Miré a Minho con miedo, éste volvió a perder su vista en algún punto, haciendo cada vez más flojo el agarre en mis muñecas.

—Lo siento, Jisung—. Me soltó cuidadosamente de las manos para luego irse. Dejando más que un plato, había dejado mi corazón roto.

Mordí mi labio inferior, y solté un gemido de dolor al sentir como me lastimé una pequeña herida que tenía en mi boca. Me senté en el suelo, mis manos estrujando
mis ojos con desesperación. Ese nudo en mi garganta queriendo salir, mi pecho doliendo cada vez más. Tomé mi teléfono con rapidez, marcando directamente a Suengmin.

¿Sí? ¿Hannie? ¿Bebé?— Solté una risa ahogada en hipo y lágrimas— ¿Jisung? ¿Estás bien? Voy para allá, quédate quieto, estoy en cinco, ¡no, en tres! No te muevas, SeungSeung va al rescate, voy a llevar muchos dulces, de esos naranjas que te gustan, ¿sí? Sólo espera un poquito
más.

Y me colgó. Dejé caer mi espalda al suelo, mi mirada perdida en el techo de madera.

¿Qué iba a suceder después? Me sentía confundido, ansioso, triste, ni siquiera
me definía bien. Entré en la galería de mi teléfono, mirando detenidamente las fotos con Minho, una sonrisa salió de mis labios, más con eso, lágrimas también.

Todo ésto parecía un cuento, algo tóxico, un amor no correspondido, amistades perdidas, confusión entre el protagonista.

Todo era ridículo.

—¡Llegué!— Escuché el grito de Seungmin, miré mi teléfono, y efectivamente había llegado en tres minutos.

Su frente estaba llena de sudor, pero en su rostro había una sonrisa.

—¡Hyung, hyung! Traje caramelos.

Se acuclilló en mi frente, me senté en forma de indio.

Estiró su mano mostrando muchas golosinas. Sonreí un poco triste.

—A veces me pregunto, porqué nunca pude enamorarme de ti—. Comenté con desánimo, tomando un caramelo, quitando la envoltura y metiéndolo en mi boca.

Me senté en la piernas de Seungmin para luego esconder mi rostro en su cuello, éste en mecía tal cual madre preocupado por
su bebé.

—Hyung, tal vez yo no era el indicado, tal vez me dieron el papel de su mejor amigo y nada más, tal vez nuestra relación no hubiera funcionado, o yo que sé, también
pudo haber sido, que él fue quien tuvo su corazón todo éste tiempo, y por más que lo hubiera intentando, no iba a funcionar, pues él lo conquistó primero.

Seungmin con mucha delicadeza y cariño quitó con su pulgar esas lágrimas que salían sin parar.

—Usted ama a Minho, el amor es muy lindo, pero también doloroso.  Hyung, yo lo admiro mucho usted, pues a pesar de que le han roto el corazón en mil pedazos, usted lo sigue amando con cada uno de los pedacitos. Quisiera tener a alguien así,
que me ame de esa manera tan loca y dolorosa.

Solté un hipo de nuevo, mis lágrimas humedeciendo la camisa de Seungmin,  mientras éste dejaba suaves caricias en mi cabello, y por útimo, ese típico beso del en
la frente mostrándome que todo iba a a estar bien, que él iba a estar ahí.

Seungmin es perfecto.

Mis manos sudaban, me coloqué una sudadera.

Seungmin me miraba con un puchero en su boca, llevando alrededor de treinta minutos tratando de convercerme.

—Déjame ir contigo, Jisunggie—. Lloriqueo una vez más, negué suavemente con mi cabeza, tratando de relajar mis nervios— ¿Al menos sabes por qué te llamó?

—No—. Seungmin volvió a hacer un puchero con sus labios.

—¿Y si te mata? ¡No, Jisunggie, déjame ir contigo!—  Se levantó pero lo volví a sentar, Seungmin rodó los ojos, él sabía que no me iba a convercer .

—Seung, me sé defender, tú tranquilo—. Kim soltó un suspiro con cansancio.

—Cuídate Jisung, puedes llamarme si algo sucede.

Asentí, dejando un beso en su mejilla para luego salir.

Me sentía nervioso, Yeji me había llamado en plena mañana para pedirme que nos viéramos en la tarde, eso me pareció extraño, y por un momento no quise ir, más también quería terminar con todo éste problema.

Corrí rápidamente al darme cuenta que llevaba diez minutos atrasados de la hora acordada.

¿Qué le diría? ¿Tenía que darle explicaciones? Qué quería de mí?

Ella tiene que hablar es con Minho, no conmigo.

Era estupido, yo llevaba años enamorado de Minho, mientras ella sólo estuvo un mes para él, ¿qué era lo que pedía? Si quería que me quitara del medio, lo haría.

Pues al fin y al cabo, el que sobra, soy yo.

Me detuve en seco al ver la espalda de Minho, me encontraba en el puente, ¿qué hacía Minho ahí?

Caminé más lento, casi silencioso.

—Lo siento—. Susurró Minho hacía Yeji, sus ojos mostraban tristeza, ¡pero eso no era ni la mitad de lo que yo había sufrido!

—No tenía porqué ser así Minho. Pudiste claramente hablar conmigo, tal vez no te sentías seguro de tus sentimientos, y lo entiendo, no sé cómo no lo sospeché, tú manera de preocuparte por él, la manera en que lo mirabas, como pasabas el día hablando de él, te preocupabas si comía o no, si él te decía para salir, tú sacabas tiempo de algun lado, viajaste hasta otra ciudad para comprar su desayuno favorito, te perdiste en la fiesta con él, eres celoso con él, no sé Minho, sí sólo me hubieras dicho todo desde un principio, nada de ésto pasara.

—Sólo es un amigo—. Una navaja me la habían enterrado de una manera fuerte en el corazón.

—¿Ah, sí? Entonces el del problema eres tú—. Yeji pasó por un lado para acercarse a mí, tomando mis manos, mirándome con tristeza, soltó un suspiro, tal vez queriendo decir algo, pero sólo calló.

Quitó su pulsera, y me la entregó, dejándomela en la mano, para luego irse.

Eso había dolido.

Minho  mirándome por encima del hombro, queriendo contener su sorpresa al verme.

—Vete Jisung, déjame sólo—. Y obedecí, sin decir nada, yo también quería espacio.

ola aca yo promocionando otro de mis fics


Tiene misterio, supenso y fluff, dale denle una oportunidad 😼👍

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