—¡Jisuggie, Jisuggie!— Escuché la voz aniñada de Seungmin, quién pedía atención con voz melosa y pucheros. Rodé los ojos, bajé mi libro de matemáticas y
presté atención por fin, con mucha resignación.

—¿Y ahora qué, Minnie?— Por más molesto que quisebsonar, Seungmin picó una de mis mejillas soltando una de esas risas tan características del.

—¡Cómprame gomitas!— Bufé. Seungmin era como un niño pequeño, berrinchudo, aniñado, pero muy astuto e inteligente— ¡Oh! Viene Minho.

Entré en pánico al escuchar eso, ¿no les pasa que entran en pánico y su corazón se agita sólo con escuchar el nombre de la persona que les gusta? Bueno, a mí sí, yo
sentía que me mareaba, me daba hasta vómito.

—Hola—. Saludó Minho. Más yo ya había tomado el libro más cercano para enterrar mi cabeza ahí, había ignorado a Minho una semana más, y si lo seguía haciendo así, creo que mis sentimientos van disminuyendo.

—Voy a comprar gomitas—. Avisó  Seungmin. Alcé un poco mi mirada, y silenciosamente le dije traidor, ¡no era
justo! ¡Me estaba abandonando!

El lugar se mantuvo en silencio, y por un momento pensé que Minho se había ido, volví a entrar en pánico, yo quería seguir siendo amigos de Minho sólo que necesitaba controlar mis sentimientos.

—¿Qué lees?— Mis ojos se agrandaron al sentir el contacto de la mejilla de Minho  con la mía.

—Un libro, ¿no ves?

—¿Para qué?

—No sé, por diversión, porqué es divertido aprender matemáticas—. Minho soltó una carcajada de mi sarcasmo—. Por si no sabías, tenemos exámen, tarado.

Minho dejó un beso fugaz en mi mejilla, ya, en serio, ese libro daba calor.

—Quiero invitarte el fin de semana a las cabañas que dejó mi familia, la pasaremos bien— ¿Estaba bien aceptar? Es qué lo había ignorado por semanas, ¿y él venía como si nada a pedirme que saliéramos? Súper extraño.

—¿Cómo amigos?— Minho se mostró impresionado por mí pregunta, yo también me expresé igual.

—¿Sugieres salir como algo más?

—No seas idiota.

—Entonces, ¿que dices?— Relami mis labios, esa mitad de mí quería decir que sí sin pensarlo, más mi otra parte me decía que no, que rechazara eso, era seguir haciendome daño.

—Seungmin va a venir conmigo—. Minho asintió de inmediato, sin refutar mi pedido— ¿Quién más va a ir?

—Félix, Bangchan, y por supuesto Yeji.

Intenté no rodar los ojos al escuchar ese útimo nombre.

—Y también Ryujin—. Minho hizo una mueca disconforme, y sí, ni siquiera le había preguntado a Ryujin, pero la convencería como sea, no iba a tirarme
de ese barco yo solo.

—Está bien, si eso te hace feliz—. Se encogió de hombros, volví mi mirada al libro, Minho dejó otro beso en mi mejilla, y se fue, cerré mis ojos un momento y una sonrisa tonta se pintó en mis labios.

—¿Qué fue eso?— Escuché agitado a Seungmin, uhg, qué chismoso.

—Tu pasaje al infierno—. Seungmin se  atoró con una gomita, más yo no hice el esfuerzo en ayudarlo, sino seguí fingiendo interés en aquél libro que ni siquiera sabia ya qué me explicaba.

—Eres un idiota.

—Gracias bebé.

—No.

—¿Cómo que no? ¡Tienes que ir, Ryujin!— Ryujin  bufó con fastidio.

—Te dije que no.

Chasquee la lengua y me crucé de brazos, ¡no era justo! ¡Nada era justo! ¡Y yo iba a convencer a Ryujin, cueste lo que cueste.

—Como quieras, me iré yo sólo a ver cómo Minho y Yeji se besan—. Ryujin me miró con una ceja alzada, hice el amago de irme, más éste no me dejó, solté una sonrisa victoriosa.

—¿Yeji va a ir?

—Es novia de Minho, es óbvio que va a ir, él me lo dijo—. Afirmé. Ryujin pareció pensarlo, ni siquiera yo sabía lo que estaba haciendo, era estúpido.

—Está bien, voy a ir, conste que si no me gusta el lugar, me devuelvo.

—Trato hecho—. Dejé un beso en su mejilla y me tiré en su cama.

Tenia claro que aquello no era buena idea, mis emociones, las de Ryujin, las de Seungmin, rogaba a quien sea que estuviera arriba que nada saliera mal.

No me gustaba la idea de pasar todo un fin de semana viendo como la persona que me gusta se besa con otra, más era tan idiota como para seguir ahí, ¿mi dignidad? Ni siquiera sabía dónde estaba, la había perdido hace mucho tiempo, ¿sí eso estaba bien? ¡No! ¡Claro que no! Más la necesidad de querer seguir teniendo cerca a Minho era mucho más, sin importar que aquello me estaba consumiendo poco a poco.

Muchos seguro se preguntaban, ¿por qué me era tan difícil decirlo? Pero, ¿no han pensado que si yo me confieso y él me rechaza, todo iba a ser incómodo? Una amistad de hace muchos años se iba a romper, se iba a desvanecer tal cual arena en tus manos, y no quería, no quería que nos alejáramos más de lo que ya estábamos.

—Todo va a salir bien—. Intentó animar Ryujin.

¿Todo va a salir bien?

Cerré mis ojos un momento, miles de escenas malas pasaron por mí mente en cuestión de segundos, más no podía ser pesimista, tampoco complicado.

—Todo va a salir bien—. Susurré. Todo va a salir bien, ¿no?

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