⁀➷ 11 ִֶָ ᭟
—Jisung-ah—. Escuché aquella voz tan suave y dulce, la reconocía perfectamente— ¿Cómo estás?
Miré a Yeji con un poco de duda, ella no me dirigía la palabra, a menos que estuviera Minho ahí, más verla que vino hasta mí mesa donde comía tranquilamente, solamente a preguntarme, cómo estaba, significaba que algo estaba pasando.
—Buenos días, Yeji, ¿sucede algo?— Soné cortés pero a la vez seco, y no era la idea, yo no tenía nada en contra de ella, más pensándolo más frío, yo no tenía por qué socializar con ella, ella no fue ni será cercana a mí.
—Ay, eres directo, bien, quería hablar contigo sobre un tema—. Hice un sonido con mi garganta dándole mi aprobación, dejé mi teléfono aún lado para darle un poco de mi atención—. Minho no ha estado bien.
—¿En serio? ¿Qué le sucede?—La chica hizo un puchero, tal vez algo perdida—. Deberías Deberías saberlo—. Alcé una de mis cejas, dejé a medio camino aquella cuchara con comida que iba para mi
boca. Miré detenidamente aquella pulsera que tenía en su mano, aquella que le había regalado su novio.
—No, discúlpeme, pero tú eres su novia, tú eres la que debes saber, no yo. Llevo días si hablar con él.
La chica hizo una mueca.
—¿Están peleados?— Rodé los ojos, no tenía porqué contarle nada—. Jisung, por tu culpa Minho no me da atención..
Alcé mi vista, muy ofendido, ¿por mi culpa? ¡¿Por mí culpa?! No podía negar que me sentía un poco poderoso, es que entiendan, era mi culpa que él no le da atención, significa que si le importo y si le falto, ¿verdad?
—No estamos peleados, tampoco es mi problema que su relación tan perfecta no funcione, tampoco es mi culpa que no lo conozcas antes de hacerse novios para no
saber que le pasa, se supone que es tu novio y debe de importarle más tú que yo, así que si me disculpas, tengo que estudiar para un examen de química—. Tomé mis
cosas, pero antes de poder levantarme, la chica me detuvo tratando de volver a sentarme, peor no, no lo iba a hacer— ¿Qué te pasa?
—¿Te gusta mi novio?— Mi novio. Esa palabra resonando una y otra vez en mi cabeza, haciendo que una punzada en mi cabeza apareciera, entrando mi mal humor.
—¿Creés que me gusta tú novio?— Apoyé las manos en la mesa, intimando un poco a la chica en mi frente, ésta parecía insegura.
—No, digo, Minho y tú se llevan bien, él te ve como su hermano—. Miré aquella pulsera de nuevo, la inseguridad de aquella chica, como susurraba lo que acababa de decir.
—Entonces no tienes de qué preocuparte—. Tomé mi bolso para luego meter en mi boca un chicle. Yo no había respondido su pregunta, ella sola se había respondido, así que no había mentido.
Genial, mi mañana no podía ser mejor.
Me dirigí a otra mesa, y pude ver a Ryujin
sentarse en frente de Yeji, justamente donde estaba yo anteriormente, ¡vaya! Ryujin no desaprovecha nada.
Saqué mis libros de química, más ya no andaba de humor, mi ceño fruncido, mi boca en una mueca. Y para completar alguien quitó mi libro que estaba en mi mesa, levanté mi vista queriendo enfrentar a quién sea que hubiera hecho tal cosa, más ver esa sonrisa, sus ojos siendo una sola línea, me hizo sentarme de nuevo.
—¡Buenos días Hannie!— Lo que faltaba. Colocó en mi frente mi comida favorita, sin poder resistirme, solté una breve sonrisa, Minho seguía teniendo ese mismo efecto en mí—. Esta vez no derramé el batido.
Una sonrisa estupida apareció en mis labios, teniendo ese recuerdo de aquella vez que él derramó el batido de fresa en Yejji. Hasta siendo torpe es bonito.
—Es un logro entonces—. Llevé la pajita a mi boca, dejando que el sabor de chocolate viajara por toda mi boca. Ese batido lo hacían solo en una tienda en todo Seul— ¿Viajaste media hora solo para comprar un batido?
—Sí eso te hace feliz, entonces viajaría más lejos—. Un sonrojo en mis mejillas apareciendo, empecé a toser debido a la vergüenza.
Minho sentándose a mí lado para darme palmaditas en mi espalda, sus ojos chocando brevemente con los míos, mi corazón acelerandose.
No. Tanto esfuerzo había puesto con evitarlo, por querer olvidarlo, pero Minho lo destruyó con sólo venir una mañana a traerme mi desayuno favorito, con su radiante sonrisa, su dulce voz, hasta su cabello se notaba más largo, necesitaba que las tijeras se alejaran de su cabello, pues se veía tan hermoso.
—¿Estás mejor?— Mucho mejor desde su presencia.
Esas dos semanas sin Minho, habíanbsido torturosas, verlo por los pasillos con Yeji.
¡Y Yeji! Volví a la realidad de golpe
—Sí, me tengo que ir—. Torpemente empecé a recoger mis cuadernos esparcidos por la mesa, y cuando los guardé desordenadamente en mi mochila, Minho me detuvo, jalandome hacia él.
—Tienes una mancha aquí, en la comisura de tus labios.
Contuve el poco aire que me quedaba, sus delicados dedos intentando quitar esa mancha de seguramente del batido de chocolate, nuestros rostros tan cercas, su flequillo haciéndome cosquillas en el rostro, se sentia tan bonito todo, tan irreal, sus hermosos ojos fijándose ahora en los
míos.
—De cerca tus ojos son más brillosos y lindos.
Y si me desmayaba, sólo quería decir antes, que todo había sido culpa de Minho.
—Que tengas buen día, Minho—. Escapé de sus brazos a cualquier parte, pues mi corazón no aguantaba más, mis sentimientos cobrando vida de nuevo como si solo se escondieron éstas dos semanas
Era tan débil con él.
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