⁀➷ 08 ִֶָ ᭟
Caminé despacio hasta que mis pies llegaron a aquel tapete que había en la puerta de la habitación que compartía con Seungmin, aquel tapete lo había comprado con Minho.
Una sonrisa triste apareció en mis labios, pero nada más triste que ver a Ryujin con su mirada perdida también, tal vez pensando en su amor no correspondido.
No podía negar que estaba impresionado, es que ella nunca había mostrado indicios de nada, por lo tanto que soltara aquello tan de golpe, se me hacía complicado.
—Llegamos—. Avisé, Ryujin salió de su
burbuja para luego mostrarme esa tierna
sonrisa que la caracterizaba— Estas mojada, ¿no quieres pasar un momento?
—No, gracias Jisuggie—. Me encogí de hombros, aunque sea lo intenté, pero aquello lo había dicho más por cortesía, que por querer—. Nos vemos mañana—.
Se despidió, y yo asentí para luego meterme a mí cuarto.
Al cerrar la puerta, dejé que mi cuerpo se resbalara hasta que tocó el suelo, mi cabello se encontraba pegado a mí frente, lo cual era tedioso, la ropa me hacía temblar de frío, o tal vez era esa persona que me daba el calor la que se alejaba.
—¿Jisung?
—Shh—. Pedí mientras mi dedo índice
se quedaba ahí, estancado en mis labios,
queriendo que todas las lágrimas que retenía, salieran.
Seungmin quitó la toalla que tenía en sus
hombros, para tirarla en su cama, y acercarse a mí, con cuidado, sin preguntar nada, sólo dejándo su cabeza descansar en mi hombro, sus dedos entrelazados con los míos tratando de darme seguridad.
Solté una suave risa, de esa que después
te hacían soltar las lágrimas, tu pecho
oprimiendose, tu nariz picando al igual que el rabillo de tus ojos, y luego de tanto llanto, sólo quedaba un dolor de cabeza, con mucho sueño y cansancio. Librando la mitad del peso que sentías, pero sólo la mitad, pues después de todo, te sigues sintiendo roto.
—¿Quieres helado?— Solté una carcajada
ahogada en lágrimas.
—No, Seungmin.
—Sé como te sientes—. Susurro bajo, y era
ridículo, pues sólo estábamos nosotros dos en ese inmenso cuarto—. Felix hyung, gusta de Bangchan hyung, por lo tanto, él nunca me va a corresponder.
Mis lágrimas cesaron, me había quedado
seco muy rápido, o quizás era ese balde de
agua fría que me había caído al escuchar esa confesión.
—Más no lo odio, el error fue mío al
ilusionarme, al ver la primera muestra de ese cariño que él me brindó y quise aferrarme a eso, sabiendo que él gusta de otra persona, por eso, no lo odio, pues al fin y al cabo, él tampoco sabe lo que sufro.
Y esas simples palabras, me hicieron pensar, mientras envolví en mis brazos a Seungmin, dejando que su cabeza quedara en mi pecho, mis párpados pesando debido al cansancio de llorar.
—¿No estás cansado de llorar?— Susurró, y yo asentí lento, con mucho dolor, sí, estaba cansado de llorar—. Entonces termina ésto, cierra el libro, y vuélvete fuerte.
Si, eso tenía que hacer. Más era más fácil
decirlo que hacerlo.
—Llevo veinte minutos hablando contigo—. Bufó Minho, y yo salí de mi trance, miré la comida que tenía en mi frente, mi corbata me apretaba, me asfixiaba, o quizás era Minho con Yeji de compañía los que me hacían sentir incómodo, las mangas también me apretaban las muñecas— ¿Puedo saber en qué tanto piensas?
En lo idiota que soy.
—No estudié mucho para la clase de biología dentro de un rato—. Me excusé, aunque mentira no era, debido a tanto llanto, y otros exámenes, trabajos, etc, me había olvidado de estudiar para ese, y sólo me sabía la mitad.
—Puedo ayudarte—. Negué con mi cabeza a la vez que fruncía el ceño—. No es una pregunta, es una notificación. Yeji, nos vemos en clase.
—Está bien, Min—. La chica dejó un beso en la mejilla de éste, haciendo que algo dentro de mí se revolviera, ni yo lo llamaba por aquel apodo—. Hasta luego, Jisung.
La chica agitó su mano y se fue dando brincos.
—Jisung, ¿te acuerdas de algo que haya
pasado en la fiesta?— Alcé mi vista, una de
mis cejas se levantó, ¿qué si me acordaba?
¡Ja! Debería preguntarle eso yo a él, más la
respuesta era obvia, ¿no?
—No en realidad, ¿y tú?— Minho bajó su
mirada, el color rojo tomando todo su rostro, incluyendo sus orejas.
—No.
—¿Por qué preguntas?— Intenté seguir el
tema, con curiosidad, con esperanza, anhelaba que el recordara ese beso.
—Es que quiero pedirle a Yeji que sea
mí novia, más quería asegurar de que no
haya dicho nada, es una sorpresa—. Un tic
apareció en mi ojo, ahora fui yo quien bajó la mirada, la tristeza de nuevo invadiendome— ¿ Qué opinas? Estás de acuerdo?
¿Por qué me preguntaba eso? ¡Yo no estaba de acuerdo! ¡No era justo! Yo era el que desde niños, había estado con Minho, yo soy el que siempre a estado en sus tristezas, en sus risas, en sus travesuras, ¿por qué el no se da cuenta!? Y ahora que hacía conmigo? ¿Qué hacía con mis sentimientos? Simplemente tirarlos?
—No llores, Jisunggie—. Quisiera no
amarlo como si se estuviera acabando el
mundo.
—Estoy tan feliz por ti, Minho, al fin
conseguiste esa persona que te hace feliz.
Ve, hazlo, pídeselo, levale una rosa, utiliza
la camisa rosada con estampado de fresa,
que te queda hermosa, muéstrale esa sincera sonrisa que tienes, el perfume a bebé que te regalé el catorce de febrero, utilízalo, no lleves chocolate pues a tí no te gustan tan cliché las cosas, dile a ella que te gusta el café con una cuchara y media de azúcar, dile a ella que se acuerde de no darte maní, pues eres alérgico, que no te lleve a lugares ruidosos pues te molestas, que no se olvide de abrir las ventanas de tu cuarto en época de primavera, pues hace tanto calor, y no tomas agua, que te
asfixias, dile a ella, ¡qué dije yo, que te cuide!
Cerré mi boca, me había quedado sin aire, un hipo salió sin querer, y ahí estaba llorando de nuevo, con la mirada de muchos encima, y sobre todo, de la de Minho, quién parecía llorar también.
—Jisung...
—Demuéstrale cuanto la quieres, Minho.
Algo que yo no hice contigo.
Cualquier error con los nombres, avísenme 💗
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