Minho me miró con el ceño fruncido al escuchar lo que yo acaba de decir.

Rodé los ojos con fastidio, Minho es tan despistado.

—Tengo la teoría de que si le regalas flores a una chica y le gustas a ella, entonces se sonrojará—. Minho miró el cielo un momento y soltó una corta risa para volverse a darme la cara

—¿Y tú te sonrojarías si te regalo flores?—  Tomó una rosa que estaba en su frente y me le extendió con una dulce sonrisa.

Sentí inmediatamente mis mejillas arder, hasta mis orejas las sentía con calor. Le di la espalda queriendo que no se diera cuenta.

—Deja de ser idiota, vamos, toma una linda flor y vamos a tu cita—. Escuché otra risa de Minho y yo decidí esperarlo afuera.

Dejé que la brisa golpeara mi rostro, refrescandolo, tratando de procesar lo que había pasado hace unos segundos, ¡cielos! Mi corazón se agitaba tanto, que no era justo.

Minho salió de la tienda con un ramo de flores en su mano, no era muy grande, pues era mejor para que ella lo pudiera tener en sus manos sin estorbo.

—¿Me aconsejas algo?—Volvió a insistir, al ya estar parado en el museo.

—Se tú mismo, lindo, torpe, y sobre todo, sonriente—. Minho se sonrojó y con una sonrisa tímida, asintió para darme la espalda e irse

Esperé unos minutos que se me hicieron eternos, y luego con mucha inseguridad, me adentré al museos, no sabía lo que estaba haciendo, me preguntaba una y otra vez si era buena idea, pues, algo en mi corazón me decía que no debía hacer esto, yo más que nadie sabía que me lastimaba, pero no podía evitarlo, era extraño. Adoro a Minho así que si él me decía que me quedara, así yo tuviera que ver esas escenas tan dolorosas, lo haría, porqué Minho lo es todo para mí.

Me senté en una banca alejada de aquella pareja que se sonreían tímidos, cualquiera podía notar que era su primera cita por esos constantes sonrojos y risas tímidas,
más a mí me daba un tics en el ojo que a medida que pasaba el tiempo, sentía que iba a estallar.

Me acerqué a ver uno de esos cuadros que habían entre tantos, eran muchas personas, más era extraño, había una pareja, un chico extendiendo su paraguas hacia la pareja, pero el chico tenía su ropa estaba empapada debido, ¿a la lluvia?, más al lado del chico, había otro, que también extendía su paraguas hacia él, y a pesar de que todos extendían su paraguas a la persona a su lado, de igual forma estaban mojados, ¿por qué?

Sentí una mano en mi hombro, y mis ojos se agrandaron, tomé la mano de la persona y la alejé de un brusco golpe.

Escuché un quejido que no se me hacía conocido, pero al voltear, me encontré con aquella chica de mi mismaa clase.

Shin Ryujin.

—¡Ryujin!— Solté con sorpresa. La chica sonrió apenado agitando su mano en forma de saludo.

—Jisung, disculpa, no era mi intención asustarte, sólo quería saludarte—. Hizo un lindo puchero. Ella es tan guapa, no lo puedo negar, es todo un encanto, tanto
como su cuerpo, como su personalidad tan dulce, los chicos le llovían—. Lo siento.

Dejó caer su cabeza sólo un poco a un lado, así como un gato, haciendo que mi corazón se derritiera.

—Tranquila, no hay problema—. Di un vistazo a la pareja que se detuvo a ver un cuadro, al parecer no pasaba nada
malo.

—Lindo ese cuadro, ¿no?— Devolví mi mirada a aquel cuadro. No lo encontraba bonito

—No lo creo—. Ryujin soltó otra vez una melodiosa risa y yo lo miré con curiosidad—. Sólo mira esa pareja, parecen estár muy enamorados, más mira esa otra persona a su lado, ese que extiende su paraguas para que la pareja no se moje.

Miré más detenidamente ese chico que extendía su paraguas a aquella pareja, que no estaban mojados, más el chico sí.

—El chico está mojado por extender su paraguas a la pareja, más mira el otro chico que está a su lado, que también
extendió su paraguas para que el chico no se mojara. No entiendo, ¿por qué darle su paraguas a la pareja?

—Por qué él, está enamorado de su amigo—. Sonrió con pena y aflicción por ese cuadro tan doloroso—. Pero hay otra persona que le dio su paraguas para que él no se mojara.

—Pero de igual forma está mojado—. Fruncí el ceño, no tenía sentido, o tal vez yo no quería darle sentido—. Está mojado, pero no por la lluvia, sino por sus lágrimas, se está ahogando en sus lágrimas.

Y por alguna razón, quería irme, un nudo en mi garganta empezaba a aparecer, sabía que Ryujin no lo hacía apropósito, más dolía, era como si algo trataran de decirme.

—¿Quieres un abrazo? ¿Un dulce? No llores, que voy a llorar también.

Posicioné la palma de mis manos en mi rostro, no quería que me mirara, pero sentí sus brazos rodearme y escuché su tierna risa, como si tratara de consolarme.

—¿Quieres comida? Sé que te gusta—. Solté una risa avergonzada, ¿así me conocía? ¿Por comida?

—Aww, que bonita pareja son—. Escuché, y me quedé.estático— ¿Viste, Minho? Son muy lindos.

—Jisung no tiene pareja—. Me di al vuelta para ver el rostro de Minho, y éste rodó los ojos—. Jisung no gusta de nadie. 

—Más Jisung se me acaba de confesar—. Miré a Ryujin con pánico, intentó guiñarme un ojo, pero terminó haciéndolo los dos.

No pude evitar soltar una risa avergonzada, ¿qué rayos acababa de decir?

—¡Cita de cuatro!— Intentó impulsar Yeji.

—Yeji—. Minho hizo una mueca.

—Excelente idea Yeji, ¿no, Jisunnie?— Me encogí de hombros y miré a Minho, pero éste sólo rodó los ojos de nuevo.

¿Qué está pasando ahora? No lo sabía, más me gustaba por alguna razón, vernesas expresiones en el rostro de Minho.

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