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Tαʅƙιɳɠ ƚσ ƚԋҽ ɱσσɳ

La puerta del apartamento se abrió, no pudiendo evitar rechinar al momento de ser abierta por un chico que, con dificultad se adentró a su apartamento.

Una vez dentro, cerró la puerta con ayuda de su pie, ya que sus manos estaban ocupadas debido a las pesadas bolsas que cargaba él solo. Había ido a comprar su despensa, completamente solo esta vez. Era difícil acostumbrarse, pero después de un mes de hacer todo completamente solo, debió de haberlo hecho.

Y es que antes, él nunca cargaba las bolsas de la despensa, tenía alguien que lo ayudaba, antes.

Puso las bolsas de la despensa sobre la mesa de la cocina, suspiró pesado y peinó su cabello castaño hacia atrás con ayuda de su mano.

Y ni siquiera le importó el hecho de que tenía que guardar las cosas en su lugar, él solo se dirigió a su recámara. Era tan extraño, aún no lograba acostumbrarse al silencio de su propio apartamento. Por supuesto, aunque fuera de noche y las luces estuvieran prendidas, el apartamento se veía tan... oscuro.

Llegó a su recámara, la cual, le quedaba demasiado grande. La cama era king size; había una pequeña mesa con unos sillones individuales, uno de los dos era color azul y el otro era rosa. Suspiró de nuevo. Hace un mes exactamente que no ocupaba su sillón rosa, porque sabía que nadie ocuparía el azul. Simplemente no tenía sentido.

Comenzó por el saco negro, seguido de sus zapatos color negro, retirándolos y arrojándolos con pereza hacia algún lugar de la habitación. Se sentó del lado derecho de la cama y aflojó un poco su corbata.

Su vida era tan miserable ahora que se encontraba totalmente solo. Llegando a la casa solo, y no siendo recibido por nadie. Tener que dormir en la gran cama sin nadie a su lado. Y viviendo un completo martirio todos los días.

No debió de haber volteado, porque del lado izquierdo de la cama en donde se encontraba sentado, había una fotografía muy bien cuidada, de ellos. La tomó entre sus manos, su rostro comenzó a llenarse de lágrimas. Seguir viendo esa fotografía era como echarle sal a la herida.

Oh... Yoongi.

Eran ellos. Jimin y Yoongi en la foto. Jimin no pudo retener más las lágrimas, volvió a quebrarse. Ver esa foto le dolió demasiado. Era la fotografía que habían tomado el día que Yoongi, su novio, lo invitó al escenario junto a él, para que cantaran una de las canciones que componía, juntos.

No podía dejar de llorar. Yoongi estuvo tan feliz ese día... no podía dejar de sonreír. Jimin también había disfrutado demasiado de estar en el escenario junto a él, porque lo amaba demasiado.

Y a pesar de que Jimin jamás fue fan de subirse a un escenario, o presentarse frente a millones de personas, por Yoongi lo hizo. Por Yoongi venció su pánico escénico y cantó junto a él.

Y ahora, era sólo un doloroso recuerdo. Porque Yoongi ya no estaba con él, porque jamás volverían a cantar juntos, y porque las canciones de Yoongi sólo eran melodías que le recordaban lo mejor que alguna vez tuvo en su vida.

Colocó la foto sobre el mueble que estaba a un lado de la cama y comenzó a observar la habitación. Estaba llena de fotografías, llena de recuerdos.

Como la que estaba a un lado de la televisión, esa fotografía fue tomada el día en el que Yoongi ganó su primer premio en los premios Billboard. O la que estaba al lado de la lámpara, que fue tomada cuando fue su cumpleaños y Jimin lo atacó con un soplador de confeti, ese día llenaron todo el piso con confeti y se tiraron a descansar sobre él. Hicieron ángeles de confeti, rieron y se amaron demasiado.

Incluso estaba la fotografía enorme en la pared, de aquel día en el que Yoongi fue obligado a vestirse de mujer por sus amigos y Jimin le dijo que estaba enamorado de él aún vestido de mujer.

Y dolía tanto. Dolía tanto pensar en que todo eso ya no iba a pasar más. Que todo era un simple recuerdo. Pero para Jimin, era mucho más que eso.

Era su historia, era su amor. Eran dolorosos recuerdos que lograban crear un nudo en su garganta. Que causaban esa presión sofocante en su pecho.

Lo único que quería hacer era arrancar todas las fotografías, tirarlas o aventarlas por la gran ventana que se encontraba en la habitación. Porque no tenía sentido alguno seguir sufriendo, pero por alguna razón, le era imposible dejar de pensar en Min Yoongi.

Terminó por sacarse toda la ropa, abrió el closet que estaba a unos pasos de la cama y suspiró al ver que las camisas, playeras y pantalones de Yoongi seguían ahí. Todo lo que le pertenecía estaba del lado derecho del gran y espacioso closet. Sus pijamas aún dobladas y ordenadas perfectamente. ¿Era enfermo conservar eso?

Jimin, en vez de tomar su pijama color azul, tomó una color amarillo pastel, que estaba doblada y perfectamente colocada del lado de Yoongi. El dueño de la pijama no iba a objetar, es por eso que Jimin se la puso. Y aunque ya hubiera pasado un mes desde que nadie la usaba, aún conservaba el delicioso olor de Yoongi.

Y parecía que le encantaba sufrir y recordar a ese hermoso chico que lo había abandonado. Tampoco iba a dejar de llorar, porque le dolía tanto.

La habitación oscura se iluminó por la pantalla de su celular, el cual avisaba que tenía una llamada entrante. A Jimin no le importaba una mierda, pues sabía quién era y qué quería.

Se acercó al celular y lo tomó en sus manos, la pantalla mostraba el nombre de "Namjoon". Rodó los ojos y lo aventó de nuevo a la cama. En serio, ya sabía lo que quería. Seguramente le preguntaría cómo estaba y seguido de esto, lo invitaría a "comer algo" de nuevo.

Pero Jimin no quería hablar ni salir con él, porque se sentía mal. Y NamJoon lo sabía. Era uno de sus mejores amigos, así como lo era de Yoongi, y se preocupaba por el bienestar de Jimin. Casi siempre y de una manera exagerada. Era casi como el hermano mayor que nunca tuvo y que nunca deseó tener.

Pero antes de contestarle o querer hablar con Namjoon, el castaño tenía que hacer algo muy importante.

Con la pijama ya puesta, se acercó a la enorme ventana. Abrió las cortinas igual que la ventana. La luna no podía verse más grande; las estrellas iluminaban todo el cielo azul marino, era una hermosa noche, lástima que Yoongi no estaba para verla.

Se sentó en el sillón blanco que estaba a un lado de la ventana, para así poder observar las estrellas y la gran luna, que tenía un toque de azul. Era tan hermoso.

Respiró profundo, y trató de que su semblante miserable y triste desapareciera. Contó, uno, dos, tres.

—Hola, Yoongi —habló, tratando de que su voz no se quebrara. —. Sé que estás ahí, muy- —bajó la mirada. —, muy lejos de mi.

Eso hacía todos los días, en la noche, cuando las estrellas iluminaban el cielo y su cuarto, se sentaba solito, y hablaba con la luna.

—Ha pasado un mes. —Jimin abrazaba sus piernas contra su pecho —. Un largo mes. —forzó una pequeña risa —. No ha sido fácil arreglármelas sin ti. No ha sido fácil.

Jimin hablaba con la luna, con la esperanza de que, quién estuviera del otro lado, fuera Yoongi. Esperando una respuesta en vano. Tratando de que Yoongi lo oyera.

—Nada es fácil ahora. Todo es tan... oscuro sin ti. Te extraño. —Jimin hablaba pausado, con una enorme esperanza de que Yoongi lo escuchara.

—Y sé que fue mi culpa. Yo jamás quise que esto pasara... y ahora- —su voz se quebró. —, Yoongi, todo es mi culpa. Perdóname.

No pudo contener más las lágrimas, comenzaron a salir con desesperación al recordar todo lo que había pasado. Ese maldito día en el que su vida se arruinó y la de su amado terminó.

—Te juro que debí hacerte caso. Debí quedarme en la oficina como me lo dijiste. Ahora es tan difícil... es tan difícil sin ti —No podía parar de llorar. —. Me odio. ¿Por qué no pude hacerte caso?

—Y me abandonaste, no te culpo. Soy una horrible persona. ¡Me odio tanto!

Se llenó de rabia y resentimiento, y lo peor es que era hacia él mismo. Porque el tenía toda la culpa de que Yoongi ya no existiera. Sólo se quedó como un recuerdo. Porque había muerto.

—¡Moriste por mi culpa! Y lo sé. Soy un idiota. Debí de haberte escuchado. Debí de haber parado cuando me lo dijiste.

Jimin cubrió su rostro con sus manos, se sentía tan frío, aún usando la pijama de su Yoongi, se sentía helado.

—Pero tuve que hacerlo. ¡En realidad tuve que hacerlo! —se reprochaba a sí mismo. —. No debí de haber cruzado la calle de esa manera. No debiste de haberme empujado al pavimento cuando el camión iba a atropellarme. ¡Debiste dejarme! —regañaba a... ¿quién? ¿Yoongi si quiera lo escuchaba?

Y cada vez que recordaba ese día, le dolía tanto. Una tarde, en la que Yoongi tenía una cita con un productor famoso y poderoso. Y si no fue poco el hecho de que el productor insultara el trabajo de Yoongi y lo llamara "aficionado" saliendo de la oficina y dirigiéndose a su auto para marcharse de ahí, seguramente el hecho de que Jimin siguiera al productor con furia por la calle y ni siquiera se fijara en el camión que venía a toda velocidad, destruiría por completo a Yoongi.

Porque Jimin no lo pensó y cruzó la calle sin fijarse que los autos venían a toda velocidad, y si no hubiera sido por Yoongi, quien venía detrás de Jimin gritándole que se calmara, seguramente el que habría perdido la vida habría sido Jimin.

Yoongi no podía permitir que el amor de su vida muriera así, es por eso que lo empujó lejos del camión, dando su vida por la de su novio.

—¡Joder, Yoongi! —gritó con desesperación. —. Debiste dejarme. —esto último lo susurró.

—¡Te quiero junto a mi! Te necesito conmigo. Me haces demasiada falta.

Escondió su rostro entre sus piernas. Se quedó en silencio. ¿Habría sido mejor que Yoongi viviera? ¡Por supuesto! Jimin no puede vivir sin su precioso chico. Porque lo ama más que a su vida, y ahora... ya no existe.

Respiró, una, dos, tres veces. Limpió sus lágrimas con su muñeca, y peinó su cabello. Trató de calmarse, no quería terminar mal, como otras veces en las que le habla a la luna, esperando que fuera Yoongi quien lo escuchara.

—Los chicos creen que estoy loco. Namjoon... él intenta sacarme de aquí, que me distraiga. Jin dice que debo de dejarte ir. Decidí dejar de hablar con Taehyung, me dijo que debería olvidarte, pero no puedo hacerlo. Ellos no entienden. No entienden que eras todo lo que tenía.

Y era verdad, Jimin no tenía a nadie más en la vida, sólo a Yoongi. Yoongi siempre estuvo con él, desde que eran niños, siempre estuvieron juntos. Y perderlo... fue como perder una parte de él mismo.

Sus amigos trataban de que mejorara, porque aunque no se diera cuenta o lo negara, se aislaba de la sociedad. Estaba en su apartamento, todo el día encerrado y llorando. Namjoon era un compañero de Yoongi en el trabajo, los dos producían hermosas canciones. Jin y Taehyung eran los mejores amigos de Jimin, y sólo querían lo mejor para él.

Era hora de superarlo.

Y por supuesto que les dolía, ellos eran amigos cercanos de Yoongi, y perderlo así, de la nada... los destrozó. Pero ya era hora de superarlo, solo que tal vez Jimin no quería hacerlo.

—Jamás me gustó estar en el centro de atención. Ahora siento que soy famoso. Todos dicen que me he vuelto loco, hablándole a la luna. Dicen que no me oyes. Pero yo sé algo que ellos no, y es que cuando te hablo... siento que me escuchas y tratas de contestarme. Yo lo sé.

¿Será que sólo estaba ilusionándose? ¿Era verdad?

—No me importa lo que digan. Yo te amo demasiado Yoongi. Y siempre lo haré.

—Empiezo a pensar que tal vez tengan razón. No quiero superarlo. Tengo miedo Yoongi, tengo miedo de olvidarte. Tengo miedo de dejar de amarte. Es tal vez por eso que no quiero salir con nadie. No quiero superarte, Min Yoongi.

—¿Alguna vez me has escuchado? Llamándote y hablándote. Estoy seguro de que me oyes, y me respondes. Lamento no poder escucharte.

—Sé que estás ahí, oyendo, sé que estás muy lejos. No importa la distancia, en dónde estés o en dónde esté yo. Te amo. Y siempre te voy a amar.

—Quiero que sepas que te extraño. Que te extraño todo el tiempo. Extraño cuando cocinabas; cuando cocinábamos juntos y te desesperabas por lo distraído que soy. Extraño tu comida.

—Tus hermosos ojos de gato. Cuando tratabas de evitar ser tierno, y te enojabas si te decía que eras aún más tierno que un gatito bebé.

Las mejillas de Jimin tomaron color, sus ojos desaparecieron al sonreír por recordar a su hermoso novio pareciendo un gatito y haciendo un tierno puchero.

—Extraño cuando me mirabas, me mirabas de la manera más hermosa posible. Me hacías derretirme ante ti, observando esos ojos llenos de felicidad. Es que eras tan hermoso, Yoongi.

—Adoraba tu boca. Y la adoraba porque de ella salían las palabras que más me gustaba escuchar: Te amo. Extraño que me lo digas, extraño poder decirte que yo te amo más, comenzar a pelear acerca de quién ama más al otro, para que al final termináramos besándonos de la manera más romántica posible. Adoraba que de tu linda boquita salieran tantas palabras en tan poco tiempo cuando rapeabas, y la preciosa "gummy smile" que te caracterizaba.

—Extraño que me tomes en tus brazos, protegiéndome de todo mal y diciéndome que todo va a estar bien. Extraño tener tus manos sobre mí —Jimin no pudo evitar sonrojarse. —; tus abrazos y caricias eran lo único que necesitaba para arreglar un día de mierda.

—Y aunque no lo creas, extraño decirte que te dejaras de morder y lastimar los dedos pulgares, porque siempre lo hacías cuando estabas nervioso o estresado, y es algo que jamás voy a olvidar. Tampoco olvidaré todas las veces que al besarte, sentí tus labios lastimados debido a las constantes mordidas que te dabas tú mismo.

Y es que debido al estrés de su música, Yoongi desarrolló tics de morderse los labios y el dedo pulgar. Jimin siempre lo regañaba diciéndole que se dejara en paz, era algo que odiaba de él, pero ahora, incluso lo extrañaba.

—Los masajes que te daba cuando estabas exhausto por haber trabajado día y noche en tus canciones; porque estabas destinado al éxito, y debías esforzarte al máximo para que tus sueños se cumplieran —eso era algo que Yoongi siempre decía. —. ¿Recuerdas que siempre me preguntabas cuál era mi sueño?

—Mi sueño era estar contigo, mi sueño era amarte por siempre. Mi sueño era que me amaras. Y lo cumplí...

Una gran sonrisa apareció en el rostro de Jimin. Y a pesar de seguir llorando, se sentía más relajado.

—Hace poco noté que tienes muchas canciones terminadas en tu computadora. Me pregunto, por qué no las publicaste... íbamos por el Grammy, ¿recuerdas?

Yoongi siempre había querido ganar un Grammy por su música, y estaba esforzándose demasiado por conseguirlo. Antes de... antes del accidente.

—Tu sabes que jamás me gustó estar frente al público, sin embargo me alentaste a que cantara tus canciones. ¿Y... sabes? Me gustaba cantar contigo.

Inmediatamente regresó a su mente aquella noche en la que rapearon y cantaron juntos en un concierto de Yoongi. Todos los espectadores estaban maravillados con la química que tenían los dos chicos. Se veían tan felices en el escenario, jugando y persiguiéndose como si de dos niños se tratara.

—Si estuvieras aquí... todo sería tan hermoso. Nos sentaríamos en este mismo sillón, observaríamos las estrellas y esta bellísima luna, platicando cómo solíamos hacerlo hasta la madrugada y, terminaríamos entre besos y caricias. Nos meteríamos a nuestra cama y me abrazarías tratando de calentarte, estoy seguro que también tocarías más de lo debido, pero no importaría porque yo también lo haría. —Jimin soltó una fuerte risa. En verdad sentía que Yoongi lo estaba escuchando, donde sea que estuviera o se encontrara.

—Te extraño mucho. Te quiero junto a mi. Extraño absolutamente todo de ti. Te amo.

—Pero dime, ¿tú me escuchas?

"Sí, Jimin. Sí te escucho."

Todos podrían decir que Jimin estaba loco por hablarle a la luna, con la estúpida esperanza de que su difunto novio le contestara. Pero lo que no saben es que Yoongi estaba escuchándolo. Desde el otro lado de la luna observaba a su hermoso novio llorando y diciéndole todo eso.

"Si tan solo supieras que puedo escucharte y que me encanta platicar contigo todos los días..."

"Jiminnie, no llores."

"Estoy aquí contigo, cuidándote. Y siempre te protegeré, así como te protegí de aquel camión."

"Siempre voy a estar contigo."

Yoongi veía a Jimin, veía como se perdía en las estrellas y sus hermosos ojos estaban más que rojos, se dió cuenta de que estaba usando su pijama.

"Jimin, yo te escucho. Tú no me escuchas a mí. Pero quiero que sepas que lo haría una y mil veces."

"Moriría diez veces más si eso garantizara que tú vivas. Porque te amo demasiado."

"Siempre voy a estar aquí contigo."

"Yo te amo."

"Amor, yo haría lo que fuera por ti. Perderme a mí, es mejor que perderte a ti." "Moriría una y mil veces por ti."

"Yo no hubiera podido vivir sin la única persona a la que en realidad amé, y te salvé, porque estoy mejor sabiendo que tienes una vida por delante. Por eso no quiero que la desperdicies pensando en mí y lamentándote."

"Yo desearía que vivieras tu vida, que la aproveches al máximo, no quiero que estés lamentándote por algo toda tu vida."

"Yo estoy bien, Jimin." "Estaré bien, bebé." "No me extrañes, estoy aquí contigo."

"Quiero que vivas una vida. Quiero que sigas adelante y hagas lo que quieras hacer, quiero que aproveches."

"Necesito que me dejes ir."

Y casi como si Jimin lo hubiera escuchado, comenzó a llorar desesperadamente, su pecho subía y bajaba con brusquedad. Despeinó su cabello y Yoongi ya no podía seguir viendo al amor de su vida así.

"Amor, era imposible evitarlo. Prefiero mil veces haber sido yo el que murió. Jiminnie, te amo."

—¡Yoongi! —gritó Jimin amargamente.

"Estoy bien, estaré bien. Estarás bien."

—¡Te amo como no te imaginas!

"Claro que me lo imagino. Y yo te amo mucho más, mi pequeño."

"Tienes que dejarme ir." "Nadie dijo que sería fácil, pero debes intentarlo."

—Yoongi... —hablaba con la voz baja.

"Si pudiera hacer algo, llamaría tu nombre."

—¿Realmente es hora de decir adiós?

"Yo lo haré, te dejaré ir y volar"

"Vamos Jimin, déjame ir."

Jimin pudo escuchar lo último en el aire, sonó como la voz de Yoongi. Que le decía que todo iba a estar bien, que lo dejara ir.

—Yoongi, si en realidad es hora de hacerlo... si en realidad es hora de despedirme de ti y de dejarte ir... quiero que sepas que es difícil pero lo haré, por ti.

"Siempre te voy a amar, Jimin."

Era la voz de su novio. Jimin se abrazó a sí mismo, y de repente se sintió más cálido. Como si Yoongi lo estuviera abrazando. ¿En realidad era así?

Cuando Jimin dijo que lo dejaría ir, su cuerpo comenzó a desvanecerse en el aire. Y lo único que se había interpuesto entre ellos dos, era la luna por la cual se comunicaban.

—Estoy listo para dejarte ir.

—¿Estas seguro de esto, Jimin? —preguntó el de cabellos azules que estaba sentado en su silla giratoria justo enfrente de su computadora.

—Sí, estoy muy seguro. Si dejara a alguien terminar la canción de Yoongi, ese serías tú, Nam. —contestó el menor mientras le entregaba una USB con los archivos de las canciones de Yoongi.

—Ese es un gran honor, Jiminnie. Sabes que jamás he sido tan bueno como Suga Hyung , pero haré lo mejor que pueda. —sonrió Namjoon para después introducir la memoria en su computadora y abrir el archivo que se titulaba "Última canción."

Jimin se sentó en el sillón que estaba detrás del lugar donde trabajaba Namjoon, se cubrió los ojos con su pequeña mano y sollozó un poco. Namjoon se preocupó y volteó a ver al menor.

—¿Estás bien? —preguntó mientras se acercaba al castaño con cuidado, se arrodilló frente al sillón y le apartó las manos de la cara, notando que Jimin tenía los ojos rojos.

—Lo extraño. —susurró el menor. Namjoon lo entendía, sabía perfectamente que su amigo estaba pasando por una situación difícil. El de cabellos azules notó que al lado de Jimin había un folder, lo tomó y lo abrió, notando que dentro de este habían unas cuantas hojas de cuaderno arrancadas, habían cosas escritas ahí.

—¿Qué es esto, Jiminnie? —preguntó, a lo que el menor sacó las hojas del folder y se las entregó a Nam.

—Es... —suspiró. —, la letra que escribí para la canción.

Namjoon le dedicó una sonrisa y se fue de regreso a su silla para trabajar en la canción. Cuando le puso "play" a la pista, ésta comenzó a reproducirse y Jimin comenzó a cantar.

"Antes de despedirnos, déjalo ir, pero estoy perdido en el laberinto de mi corazón.

De estéreo a mono, así es como el camino se divide, continúa.

Con el fin de liberar tu mano ahora, tengo que hacerte saber, que necesito dejarte ir. Es difícil decir adiós, pero no puedo correr. Estoy listo para dejarte ir."

Lágrimas eran derramadas mientras cantaba, los múltiples recuerdos de Yoongi llegaban a su mente, sobre todo esa sonrisa. Esa sonrisa hermosa que hacía cuando estaba orgulloso de Jimin. Y seguramente Yoongi estaba más que orgulloso de él, ahora que había escrito una letra por sí mismo y que lo había dejado ir.

—Debes ser tú quien la cante.

—Hay momentos difíciles en la vida. Hay momentos difíciles en la historia del espectáculo. Un sueño de un pequeño niño se convirtió en algo muy grande. Nadie dijo que ser productor sería fácil, nadie dijo que vivir era fácil. Y en cualquier momento, pueden ocurrirnos tragedias. Y una de ellas, es precisamente la que impidió que él se presentara aquí.

—Pero se necesita valor para enfrentar las cosas y para enfrentar que esa persona ya no está aquí. Y sólo los verdaderos amigos son los que continuarán con tu sueño.

—¡Ah! Vamos al punto. El Grammy para la mejor canción elegida por el público es para...

Jimin y Namjoon veían desde el público como en el escenario de los Grammys hablaba una presentadora con un premio Grammy en la mano y una sonrisa. Contuvieron sus respiraciones igual que todo el público.

—¡Es para Min Yoongi! Con su canción "Let go" logró llegar a muchos corazones al rededor del mundo. Es por eso que me honra presentar este premio Grammy en nombre y memoria de Min Yoongi. Porque él nos enseñó por medio de su música y de sus acciones que... por amor, uno puede hasta dar la vida.

Los ojos de Jimin se inundaron en lágrimas, Namjoon puso un brazo al rededor de sus hombros y lo abrazó.

—Park Jimin, Kim Namjoon, quienes vienen en su nombre como su pareja y su mejor amigo, ¿podrían subir a recibir el premio?

Y fue que los dos chicos se levantaron de su lugar y toda la audiencia de los Grammys aplaudió. La música sonó fuerte. Era la canción en la que Yoongi había estado trabajando y no terminó. Pero entre Namjoon y Jimin lograron terminarla, Jimin escribió la letra y la publicaron como la última canción a memoria de Min Yoongi.

Caminaron juntos hasta el escenario, en donde Jimin recibió el preciado premio y comenzó a llorar. Namjoon comenzó a sobarle la espalda con cariño, dándole su apoyo y comprendiendo; sin duda era el mejor amigo de todos.

La audiencia no dejaba de aplaudir, la historia de la muerte de Min Yoongi ya se había hecho pública y todos sus fans se sintieron conmovidos por la gran historia de amor que había tenido con Jimin.

Aclaró la garganta y tomó el micrófono.

—Yo- —su voz se quebró, sin embargo, la gente apoyándolo le devolvió la voz y siguió. —Yo quiero agradecer a todas las personas que estuvieron ahí para nosotros, hace ya un año de que esta gran estrella falleció y aún seguimos honrando su memoria. Yo-

—Respira. —susurró Namjoon.

—Si Yoongi estuviera aquí... estaría llorando de la emoción, porque él ha trabajado muy duro para esto. Y aunque no esté para verlo, me gustaría decirle... ¡lo lograste, amor! —Jimin peinó su rubio cabello con una mano y sonrió.

—Este siempre fue su sueño; cuando nos dejó, decidí que iba a hacer lo posible porque se hiciera realidad. ¡Felicidades, Min Yoongi!

Todos aplaudieron, gente del público también lloró, y Namjoon abrazó al rubio que sostenía el Grammy en sus manos y le sonrió.

—Felicidades, Yoongi.

©𝚄𝙽𝙶𝙺𝙿𝙾𝙿𝙻𝙾𝚅𝙴

Espero que hayan disfrutado mucho de este hermoso One Shot. Así mismo, no me culpen si las hice llorar, yo andaba medio sad :,v.
En fin, no se olviden de comentar, compartir y votar.

¡Nos leemos en otra historia!

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