𝟬𝟬𝟮
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Ben's POV:
Sentía el corazón de Mal retumbar con fuerza contra el mío. Nuestras respiraciones cada vez eran más irregulares y ninguno de los dos podía quedarse quieto. Sus manos recorrían mi pecho y hombros y las mías su espalda y trasero. No creo poder controlarme, y estoy seguro de que ella tampoco.
Hemos esperado demasiado debido al cansancio de las últimas semanas. Nos necesitamos más que nunca. Mi poco autocontrol se desvanece con cada beso, cada roce de mi lengua con la de Mal, con la suavidad y calidez de su piel contra mis manos.
Retrocedemos y cerramos la puerta con un estruendo. Mal suelta una risita traviesa al oír el escándalo que causamos, aunque dudo que alguien lo haya oído con la música sonando a través de los altavoces.
La estampo contra la pared, besándola desesperadamente. Mi esposa me sigue el beso con la misma desesperación. Sus dedos logran soltar todos los botones de mi camisa y desabrochar mi cinturón. Jadeo al sentir sus labios besando mi cuello.
La espera nos ha pasado factura a los dos, ya que somos un manojo de jadeos y gemidos imparables. Cuando vuelve a alzar su rostro me tomo mi tiempo acariciándola, besándola y dejando fluir todos mis sentimientos por ella.
Su respiración comienza a convertirse en jadeos, al igual que la mía. Mis manos se cuelan dentro de su corto y hermoso vestido morado, mis labios nunca dejando los suyos.
Muevo su ropa interior a un lado y deslizo mis dedos sobre su entrepierna. Ella gime. Sus ojos viajan a los míos. Sus pupilas están extremadamente dilatadas.
Beso su nariz con ternura y acarició su mejilla con mi mano libre. Se estremece cuando dos de mis dedos la penetran. Mierda. Sus reacciones solo han logrado que la desee aún más.
-Ben...-murmura, su voz llena de deseo- Los demás deben de estar buscándonos- cierra los ojos cuando mordisqueó su cuello.
¿En serio cree que alguno de los dos sería capaz de parar ahora?
Se aferra a mis hombros y gime cuando hundo mis dedos aún más profundo dentro de ella. Mis labios se dirigen a un punto detrás de su oreja. Sé que es su punto débil, también es el mío. Mal apoyo su cabeza en mi hombro, sus caderas moviéndose al ritmo de mis dedos, volviéndome loco. Paso mi mano libre por su pecho, acariciandola por sobre el vestido.
Ella está apunto de colapsar. Yo igual debido a que ha estado moviendo sus manos por toda mi piel. Ya no aguantando más, me separo de ella. Bajo el cierre de mi pantalón, jalando hacia abajo mi ropa. Ella se muerde el labio, impaciente.
-Amor, por favor.
La miro a los ojos de nuevo. Tiene una sonrisa maliciosa en sus labios. Imito su gesto y rozo mi nariz con la suya.
-¿Sí?
Ella no vacila en decirme lo que quiere. Casi siempre no es tan directa, pero hoy claramente es una de las excepciones.
-Quiero que estés dentro de mí. Ahora- dice en un tono demandante.
-¿Ah, sí? -la molesto mientras que levanto su pierna izquierda y la pongo alrededor de mi cintura- Dragoncita pervertida.
Nuestras intimidades se rozan, robándonos un gemido a ambos. Poso mi frente sobre la suya.
-No voy a ser gentil.
Ella me besa cortamente.
-No quiero que lo seas.
La tomo de la cintura y apoyo una mano en la pared. Nuestras miradas están conectadas. Muevo mis caderas hacia adelante, penetrándola por completo con una sola estocada.
Ambos gemimos ante la sensación.
Como extrañabamos esto.
Mis ojos solo pueden enfocarse en mi maravillosa pelimorada. No puedo dejar de mirarla porque se ve tan jodidamente sexy. Sus mejillas están rojas, sus labios hinchados por tantos besos, sus ojos brillan de deseo.
Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello. Tomo su otra pierna para levantarla por completo y comenzar a moverme, apretándola contra la pared con cada movimiento. Volvemos a besarnos, ahogando nuestros gemidos con nuestras bocas.
-¡Ben! -jadea, rodando los ojos hacia atrás.
Jala mi cabello y araña mi espalda por sobre la tela de mi camisa. Acelero mis movimientos, presionándola contra la pared aún más. No solemos ser tan bruscos fuera de nuestra cama, pero por la manera en la que me pide más, sé que le está gustando tanto como a mí.
Cargándola, me muevo hacia atrás hasta sentarme sobre el sofá que vimos hace un rato. Ella queda sentada sobre mí, con el absoluto poder de volverme más loco de lo que ya me tiene.
Mal no duda en moverse encima de mí, en círculos, hacia adelante y
hacia atrás. La poca luz que hay aquí logra resaltar su ligeramente sudada piel. Se ve como una diosa. Cierro los ojos cuando vuelve a besar mi cuello.
La conexión y emociones que nos transmitimos en cada toque, cada mirada y cada beso cuando hacemos el amor es algo indescriptible. Me tiene en la palma de sus manos, y yo soy feliz por eso.
La confianza y seguridad que hay entre los dos es inquebrantable. Nos complementamos y pertenecemos en todos los sentidos posibles.
La ojiverde suelta las tiras de su vestido, exponiendo sus pechos. Aprieto su piel, guiando sus movimientos.
-¿Te gusta tener el control? - acaricio su cintura expuesta.
Ella gime.
-Sí, me gusta mucho.
Mal tiembla de placer cuando aprieto su trasero entre mis manos. Me enderezo un poco para lamer en medio de sus pechos y luego besarlos.
La siento apretarse contra mi miembro. A ambos nos falta poco.
-¡Oh, Ben! ¡Esto se siente tan...ah!- vuelve a juntar su frente con la mía.
Me muevo con ella, penetrándola
profundamente. Nuestros gemidos se descontrolan. La abrazo, susurrándole cuanto la amo.
Mi reina sigue moviéndose sobre mí, al borde del orgasmo, arrastrándome
con ella cuando los dos no aguantamos más. Nos besamos lentamente, disfrutando el momento.
Su cuerpo se estremece contra el mío, logrando que lleguemos al orgasmo en cuestión de segundos.
Poco a poco logro escuchar la música de nuevo, pero sobretodo el sonido de nuestras respiraciones erráticas. Mal me abraza y yo entierro mi cara en su cuello. Ninguno de los dos quiere moverse, ninguno quiere separarse del otro.
Aún recuerdo nuestra primera vez. Lo nerviosos pero seguros que estábamos de lo que hacíamos. Lo doloroso pero a la vez asombroso que fue amarnos de esta manera tan distinta. Como caímos rendidos abrazados al otro y a la mañana siguiente pasamos horas conversando sobre nuestro futuro como pareja.
Inhalo su esencia, un perfume de frutos rojos que le regaló mi mamá en su cumpleaños, y sonrío contra su piel.
Nos damos un beso largo y calmado y nos levantamos con cuidado, acomodando nuestra ropa y cabello. La observo bajar su vestido y arreglarlo, y sonrío con picardía. La abrazo por la espalda y beso su hombro.
Ella me mira de costado y sonríe.
-No empieces, Florean. Aún quedan muchas horas por delante.
Me hago el inocente.
-No sé de que estás hablando- me tomo una pausa- Solo quiero abrazar a mi esposa y decirle que la amo como a nadie en este universo.
Ella trata de disimular una sonrisa.
-¿Solo en este universo?
Me rio.
-En este y en todos los existentes, mi amor- beso sonoramente su mejilla.
Ella suelta una risita. Se da la vuelta y toma mis manos.
-Regresemos con nuestros amigos, Romeo. Si sabían porqué no encontraban a Uma y a Harry antes, sabrán porque no nos encontraban a nosotros.
-Les estábamos dando ese sobrino que tanto desean.
Mal no logra retener su risa al oír mi respuesta a su comentario.
-Voy al baño a... Ya sabes, limpiarme un poco- dice, apartando unos mechones de cabello de mi rostro.
-Te espero con los chicos entonces.
Besa castamente mi boca y abre la puerta de la habitación en donde habíamos entrado. Ella toma el camino en dirección a los baños y yo me dirijo a la mesa.
El primero al que veo es a Doug.
-Apareciste- me saluda con la mano y se toma un sorbo de su vaso- Péinate un poco, señor obvio. Jay y Carlos querrán matarte si te ven así.
Me paso las manos por el cabello rápidamente y él se ríe.
-¿Evie aún quiere ese perrito? - pregunto.
Él asiente, sonriendo con diversión.
-La verdadera razón por la que le dije que en este momento no podemos adoptar uno, es porque Carlos me ha estado ayudando a encontrarlo como sorpresa para nuestro aniversario.
Palmeo su brazo.
-Eres un buen esposo. Ella estará muy feliz en cuanto lo sepa.
Miramos a la pista, en donde la peliazul sigue bailando con euforia junto a Lonnie y Dizzy. Doug sonríe cuando su esposa lo mira.
-Lo sé.
Niego con humor al notar que ya perdí su atención. Y no lo culpo, porque yo también la perdí en cuanto Mal se unió a bailar con ellas.
(...)
Todos regresan a la mesa al cabo de unos minutos. Mal está riéndose a carcajadas con Jay y Celia. Harry y Gil van dando pasos supuestamente sincronizados mientras que alzan dos botellas de cerveza.
Todos reímos cuando se cayeron al suelo. Uma ayudó a su mejor amigo a levantarse.
-¿Y yo qué, mi capitana?- cuestiona Harry, claramente afectado por el exceso de alcohol.
-Que ellos te ayuden- nos señala a Doug y a mí con diversión.
Terminamos ayudándolo porque de verdad él no lograba levantarse solo. Harry se recarga en el hombro de la hija de Úrsula cuando logra mantener algo de equilibrio.
Todos nos sentamos otra vez. Audrey pidió otra bandeja de shots. Oh no.
-¿Qué tal si jugamos una ronda de Yo Nunca? - sugirió con malicia.
-De esta no se salvará nadie - se burla mi esposa, abrazándome de costado.
La miré entre cerrando los ojos hasta que recordé por qué está de acuerdo. Nos la deben después de la última vez que jugamos todos juntos.
-Si nadie se opone- celebró Chad.
Nos miramos entre todos. En definitiva todavía nos quedan muchos tragos antes de irnos del club.
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Todos saldrán borrachos de esa fiesta 😂
Debo admitirlo, al tener la base de la escena de Rares me fue menos complicado acomodar la parte hot🤭
Pero igualmente... PERDONAME DIOSITO
Si han leído ATDMV ya saben cual capítulo sigue😏
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 25/03/2022.
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