𝐃𝐈𝐒𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐒 𝐘 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃𝐄𝐒.

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❝El amor no es algo que se deba 

de pelear de una manera sucia.❞

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El día era totalmente soleado y hermoso, me encontraba en el parque justo al frente del Mystic Grill, miraba la gente pasar, familias con niños, hermanos menores jugando con pelotas, parejas mostrando su amor en público, miraba amigos pasar un buen rato juntos, y luego estaba yo; sentada en una banca pública, sola. No me sentía de la mejor manera pero por el momento era bueno mientras durará. Sentí la presencia de personas detrás de mí, y cuando voltee me topé con las personas que jamás creí ver, o bueno, solo por el momento. Damon, Elena, Stefan, Caroline y Matt.

-¿Qué quieren?-pregunte de una manera harta.

-No sabíamos que estarías aquí.-dijo Damon-Necesitamos hablar.

-No tenemos nada que hablar, ya todo está dicho-dije.

-Solo debes escuchar lo que Damon quiere decirte Victoria-me dijo Stefan.

-No tengo nada que hablar con el-dije.

-Deja de ser una mocosa caprichosa-dijo Elena.

-Nadie está hablando contigo-dije.

-Elena no compliques más esto-dijo Damon volteando a verla de una manera molesta.

-Deberías escucharlo-dijo Caroline.

-Y tú no deberías aceptarle los regalos a Klaus, pero aun así lo haces-dije con simpleza.

-No debes de ser tan grosera-dijo Matt.

-Elena, Matt, vámonos. Este es un asunto de hermanos que deben de arreglar ellos solo-dijo Caroline, tomando de la mano a dichos nombrado e irse lejos.

-Solo quiero que escuches-dijo Damon-Sé que lo que hice no estuvo para nada bien porque eres mi hermana y se supone que debo cuidarte; pero debes de entender que Elena es mi futura esposa y que la amo, y que debes de respetarla y darle su lugar...

-¿Y dónde está el lugar y el respeto que tú me debes de dar?

-Victoria ese no es el punto-dijo Stefan-Intentamos meterte en razón que las cosas no son como antes, pero pueden ser distintas.

-Lo único que ustedes quieren es que me lleve de lo mejor con Elena, pero no puede ser así. Pónganse en mi lugar, Katherine le exigió a Emily que me diera un sueño profundo, vuelvo y encuentro su réplica, ¿acaso creen que no tengo miedo? Puesto que dicha replica tiene de mejor amiga a una Bennett también-explique.

-Ellas no son iguales...-comenzó a decirme Damon.

-¿Y quiénes me lo aseguran?, ¿Ustedes?-pregunte cínicamente-Ya ni siquiera confió en ustedes porque me dejan más que en claro que yo no estoy antes que sus novias.

-¿Ah no?, ¿Entonces en quien si confías?, ¿en los Mikaelson?-pregunto de forma sarcástica Damon.

-Sí, confió en ellos-dije.

-Solo quiero que me perdones Victoria, quiero que vuelvas a la casa-dijo Damon.

-No puedo perdonarte, te amo, pero no puedo.

-¿Por qué te es tan difícil perdonarnos?-pregunto Stefan.

-Porque me traicionaron, y esto que acaba de pasar nunca lo voy a olvidar.

-Eres mi hermana, me amas y debes de perdonarme-dijo Damon.

-Creo que a veces el perdón no es suficiente, así que no, no te perdono por más que te amé.

-Si en verdad me amarás, lo harías-dijo Damon.

Nuestra plática fue interrumpida cuando me jalaron del brazo poniéndome detrás de una persona. Klaus Mikaelson.

-Victoria, creo que te deje en claro que no podías hablar con ellos-aquello lo dijo sin voltear a verme.

-Lo sé-murmure.

-¿Qué?-pregunto Damon molesto-Tú no puedes prohibirle hablar con nosotros, somos sus hermanos.

-Mientras ella viva bajo mi techo, yo puedo prohibirle lo que se me dé la gana.

-¿Tú estabas de acuerdo con eso?-pregunto Stefan dolido.

-Si-dije.

-Bueno, Victoria debemos de hablar. Vámonos-Klaus había tomado mi mano jalándome con él.

-Tú no te la llevas-se interpuso Damon tomándome de la otra mano.

-Ella se ira conmigo.

-Victoria, decide-dijo Stefan.

-Lo siento hermanos, los Mikaelson estuvieron cuando lo necesite. Ellos ahora tienen mi lealtad y confianza-dije-Vámonos Klaus.

Y por primera vez en toda mi vida, traicione a mis hermanos delante de su primer enemigo, aquel que los lastimo en distintas formas, pero la verdad era que ya no me importaba para nada, ambos entramos al Grill, donde estaban Matt, Elena y Caroline sentados en una mesa, al vernos entrar las muecas de asombro y enfado no tardaron en llegar. Klaus y yo no sentamos en una mesa un poco alejada de ellos, sin embargo eso no fue un impedimento para que la esposa de mi hermano viniera hacia nosotros.

-¿Qué haces con él, Victoria?-Caroline se notaba frustrada.

-Venimos a comer-explique, escuche la risa de Klaus.

-¿Celosa?-le pregunto a Caroline.

-No seas idiota Klaus, pero es hermana de mi esposo y quiero cuidarla.

-Ya es tarde, ha decidió a donde pertenece-explico el hibrido.-Y es conmigo-ambas volteamos a verlo extrañadas-Y mi familia, claro está-termino.

-No la manipules como tu títere Klaus, es una persona.

-Puedo defenderme sola, Caroline. Agradezco tu preocupación, pero no es necesaria-dije.

-Acéptame una cita-dijo Klaus con una sonrisa hacia Caroline.

-Ni en tus mejores sueños.

-En mi sueños gritas-dijo con una sonrisa.

-Déjame en paz-replico.-Mejor me voy-dijo comenzando a caminar directo a sus amigos.

-Prometí ser el último, no importa cuánto me cueste, lo conseguiré-dijo Klaus. Y era obvio que Caroline escucho, porque por un momento se paró, pero siguió caminando.

-Deberías dejarla en paz, si hubiera policías de vampiros ya hubieras estado en la cárcel por acoso.

-Deberías mejor pedir algo para comer.

Yo solo di una pequeña risa y pedí una hamburguesa, no quería admitirlo en voz alta, pero molestar a Klaus Mikaelson era uno de mis hobbies favoritos por el momento, no iba a negar que a veces no lo soportaba, pero había aprendido a tenerle un poco de cariño. Solo eso... ¿verdad?

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Eran las ocho menos veintitrés minutos de la tarde, no había nadie en la mansión, hace cinco horas Klaus y yo habíamos llegado, estaban todos, pero Rebekah fue con Freya, Hayley y Hope a comprar algunas cosas hace una hora, Elijah estaba con Marcel arreglando pendientes y Kol y Davina en una cita. Todos tenían algo que hacer, al final estaba Klaus, que antes que se fuera Rebekah él ya se había ido. Yo por mi parte estaba sola en la casa, en la sala leyendo un libro de hace unos cuantos siglos atrás, 'La rosa de Francia', un viejo libro de una autora anónima que era Rusa.

Todo estaba tan callado y tranquilo, solo se escuchaba el leve chiflido del aire, hasta que escuche un carro llegar, y la puerta de la entrada abrirse, revelando a un Klaus lleno de sangre, yo me alerte y me puse de pie acercándome a él.

-¿Qué te sucedió?-pregunte preocupada.

-Tus hermanos y yo tuvimos un confrontación, mas con Stefan por Caroline.

-Te dije que la dejaras en paz, Klaus, te lo vengo diciendo hace un mes, tu capricho y obsesión hacia ella no son amor-dije.

-¡Deja de meterte en mis asuntos!

-¡No!, debes de entender que algunas personas no son para ti y ya.

Aquello lo hizo enfurecer, porque aventó una mesa llena de cosas, yo me asuste y retrocedí hasta chocar con la pared, él se acercó a mí acorralándome por completo.

-Si tantas ganas tienes que deje en paz a Caroline. Dame lo que te pedí.

-No soy una zorra-murmure molesta.

-Pue entonces lo lamento mucho.

-¿Qué?-

-Si no la tengo a ella, tú serás mi entretenimiento amor.

-Antes muerta.

-Tus deseos son órdenes.

Entonces me tomo fuertemente del cuello pegándome con la pared, poco a poco comencé a sentir que el aire me faltaba, hasta que alguien tomo fuertemente a Klaus del hombro y lo aventó lejos de mí. Al levantar mi mirada me topé con Kol que estaba delante de mí, y Davina que estaba a su lado.

-¿Qué te sucede Klaus?