─Chapter; F O R T Y S I X.
𝐈𝐍𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒.
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❝Tal vez no querías lastimarme al principio,
pero terminaste matándome.❞
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Al principio no creíamos en él amor, en el poder que este tenía sobre nosotros para destruirnos y destruir; y por ende teníamos miedo y nos cegábamos a la perspectiva del que pasará después cuando todo acabe, cuando él mundo se sucumbe en él fuego y él infierno en hielo, que sucederá después de todo lo dicho, de las palabras jamás gritadas, de los sueños jamás cumplidos, de la inconstante y latente necedad de la vida al querer elegir todo aquello que es incorrecto, prohibido, erróneo... Al final de todo, ¿tendremos en cuenta cuánto daño causamos y causaremos con nuestras decisiones sin sentido? Porque creo que tenemos tantas oportunidades a lo largo de nuestra vida que olvidamos las más importantes y las más difíciles de radicar, que son las que nos unen y nos recuerdan de dónde venimos y de que estamos hechos y de que estaremos en un futuro cuando todo esto termine, cuando decidamos tomar otro rumbo sobre nuestras decisiones, nuestro camino, nuestra vida. Amar no es suficiente cuando no aprendemos él significado de lo que esta palabra conlleva a lo largo de nuestra vida, y cuando volteamos hacia atrás para ver un poco de nuestro recorrido nos damos cuenta que ya es muy tarde, y que los años han pasado junto a nuestras decisiones y perdidas de personas con ella. A todo esto yo le llamo él ciclo de la vida, él ciclo que jamás parara ni cambiará, y que debemos aprender a vivir con ello. Yo por ejemplo; viviré eternamente con ellos, torturándome y viendo cuantas personas perderé y dejare atrás con él paso de mis decisiones.
Porque antes y después de todo, después de las decisiones llenas de problemas, de la incesante y latente sed de sangre y de venganza, del odio y rencor por el poder; llega la calma, la luz cegadora y tranquila que llena nuestro ser de una manera extraña y pasiva. Y yo no podía decir que esa luz era Klaus, porque este se encontraba justo delante de mí con una mueca de asombro y tristeza reflejada en su rostro.
-¿Cuándo volviste?-fue lo primero que escuche salir de sus labios.
-Hoy.
-Ha pasado tiempo.
-Solo fueron tres meses; por otro lado, he escuchado que tienen pensado volver a Nueva Orleans, tú y tu familia.
-Es verdad, necesito volver a tener mi reino.
-Espero que el hecho de querer volver a tenerlo, no implique sacrificar la felicidad de Hope, de nuevo.
-Ese ya no sería tu asunto, Victoria.
-Pero si el de tus hermanos.
-Siempre has tenido el enorme problema de preocuparte por los demás, cuando eres tú realmente la que preocupa a todos.
-Creo que las razones del porque me marche son muy obvias y válidas.
-No para mí.
-Ay Klaus...para ti nada es suficiente en esta vida; y lamentablemente las personas como tú no se conforman con nada. Pensé que en tu larga inmortalidad habías comenzado a razonar sobre ello-y mis palabras cobraron sentido cuando el saco una mueca burlona de sus labios.
-Creo que eres tú la que no ha entendido, que en la vida no se debe de ser conformista amor.
-Mejor me voy.
-Espera-dijo antes de que diera otro paso-¿Por qué has vuelto?
-Por Kai.
-Ese no es tu asunto, amor.
-Pero si el de mis hermanos y quiero ayudar.
Y sin esperar alguna palabra más, desaparecí de su vista a velocidad, volver a verlo había causados algunos sentimientos extraños, la felicidad había recorrido cada fibra de mi cuerpo al ver sus enormes ojos azules, y el nerviosismo al recordar lo alejada que estaría de él en todos los sentidos de la palabra; pero era por mi bien, por el de él y para que todo este malestar enfermizo termine de una vez. Pero el hecho de estar alejada de él, ¿implicaba realmente solucionar los problemas?, ¿o solo alteraba mis emociones y complicaba mis decisiones? Creo que eso solo se respondería cuando el tiempo haya pasado, y las respuestas se hayan dado de poco en poco. Porque amar realmente a alguien implica el hecho de quererlo tal cual es, y yo amaba a Klaus por ser quien era, pero el amarlo a él, implica el dejar de amarme a mí misma.
Cuando por fin llegue a mi casa, entre y mis tacones retumbaron en la sala, donde se encontraba Elena con una sonrisa en su cara.
-¿Qué haces aquí?-pregunte con cansancio.
-Vine a intentar retomar algunas cosas con Damon, pero no creo que pueda ser posible.
-Es obvio que no; las cosas ya están suficientemente bien para que vengas a hacer que todo esto se vaya al demonio, Elena.
-Nada está bien-dijo molesta-Kai ha vuelto y...
-Y nada, el no vino para hacerles la vida imposible, quiere su propia vida.
-Y no la tendrá.
-¿Y porque no?, ¿Por qué ustedes si merecen ser felices y los demás no?-pregunte molesta-El será feliz y yo lo ayudare en eso, deja de meterte.
Y con eso subí las escaleras, dirigiéndome a mi antigua habitación y tomando mi teléfono, marque a Damon.
-Que paso Victoria.
-Quería decirte que hace rato me encontré con Kai, él no quiere problemas.
-Lo sabemos, hablamos con él.
-¿Entonces porque Elena sigue en esa posición?
-¿De qué hablas?, ¿Cuándo hablaste con Elena?
-Hace dos minutos.
-Tú no pudiste hablar con Elena hace dos minutos, porque ella se encuentra aquí con nosotros.
Y la sangre dejo de funcionar de mi sistema nervioso, comencé a respirar con dificultad y la única persona que se vino a mi mente fue Katerina Petrova, la maldita ramera que destruyo nuestras vidas, la que engaño a Klaus y Elijah, la que mato a muchas personas, a la culpable de todo lo que no ha pasado, nos pasan y nos seguirán pasando.
-Victoria-la voz de Damon me trajo de nuevo.
-Estoy aquí-murmure-Es Katherine, Katherine está en la casa.
Y antes de poder esperar a lo que Damon me respondiera, salí volando al otro lado de la habitación, golpeándome la cabeza fuertemente, subí mi mirada encontrándome con Katherine.
-Ay...Victoria-murmuro viéndome, mientras me ponía de pie encarándola.
-Katherine-mi voz salió ronca y amenazante.
-En el infierno eras más dócil.
-Y tu más perra.
-Vine por una familia para llevarla al infierno.
-Sigue queriendo.
-Creo que los conoces, los Mikaelson.
Y una ráfaga de ira me lleno por completo, y entonces la taclee haciendo que ambas saliéramos por la ventana, cuando me levante llena de cortes y vidrios, ella ya no estaba, pero si estaba Kol que me miraba asombrado.
-Tenemos problemas-murmuro viéndome.
-Matemos a esa perra.
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