─Chapter; F O R T Y F O U R.
𝐆𝐎𝐋𝐏𝐄 𝐁𝐀𝐉𝐎.
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❝Y a veces perdemos la dignidad.❞
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Hablemos sobre la necedad de la vida, sobre los cambio repentinos que esta nos da, y que por ende nosotros aceptamos de una manera distinta y llena de limitaciones absurdas y desconfiadas, como si el miedo nos invadiera en cada fibra de nuestro ser, en cada despertar del alba, o en cada anochecer de luna nueva; como si amar fuera una pecado o un delito ante los ojos de las personas curiosas que buscan alguna manera de ver todo aquello de una manera despectiva y odiosa, o bueno, casi todos. Recordemos que a veces nuestro amor se encuentra en Saturno, pero nuestra vida en Plutón y otras veces nuestros sueños imposibles están en la luna, junto a nuestras promesas jamás cumplidas, nuestras verdades jamás gritadas; o peor aún, nuestros anhelos nunca escuchados. A veces solemos hacer cosas que no queremos, ver hacia atrás cuando sabemos perfectamente bien que ya no hay vuelta, ni mucho menos un retorno donde podamos remendar nuestros errores, en donde las decisiones en el momento, para nosotros eran las mejores. Olvidemos las cosas que nos hacían odiarnos por no aprender el concepto de la vida, olvidemos el solo hecho de no poder entender la verdad detrás de muchos ojos y opiniones hacia la vida, olvidemos el solo hecho de no poder olvidar de lo que nos enamoramos en realidad. Una gran parte fundamental de la vida, es el hecho de que debemos de aprender a amar fielmente nuestros ideales, que si algo nos anhela, nos entusiasma o simplemente no hace llenarnos de un gozo demasiado grande, debemos de aprender a cumplir nuestros propósitos, nuestras verdades, sueños y aspiraciones. Aprendamos a amar el futuro, que el pasado nos ha dado demasiado malos sabores de boca, aprendamos a seguir el enorme camino que hace que nos depare el destino.
No hacía mucho tiempo que Klaus había vuelto a despertar, que había vuelto a ser el mismo Klaus de siempre; hizo como si nada hubiese pasado y siguió haciendo sus cosas extrañas de día a día, pero muy pocas veces hablaba conmigo, o en realidad ninguna vez. Las cosas claramente habían cambiado en la casa Mikaelson y yo poco a poco comenzaba a sentir que sobraba aquí; la idea de volver a vivir con mis hermanos me latía en las venas, y hoy era el día de exponerle aquella loca idea a los originales.
-¿Puedo pasar?-murmure asomando mi cabeza en el despacho de Elijah, dando leves toques en la puerta; al mirar hacia adentro me di cuenta que no estaba solo. Cada Mikaelson se encontraba ahí.
-Claro enfadosa, adelante-dijo Kol con una sonrisa coqueta en su rostro.
-¿A que debemos tu extraña visita al área que más odias de la casa?-pregunto Elijah.
-Venía a comentarles algo muy importante-dije tragando gruesamente. Todos me dieron una mirada de que prosiguiera mi discurso.-He decidido volver a vivir con mis hermanos.
-No-fue la primera palabra que hace mucho tiempo escuchaba de Klaus-No iras a vivir con ellos.
-Siguen siendo mi familia...
-Nosotros somos tu familia-Klaus me miraba retadoramente.
-No puedes prohibirme nada-dije rechinando mis dientes en señal de molestia.
-No te detendré si es tu decisión irte Victoria, sabes que esta es tu casa y podrás volver cuando lo desees-Elijah me había dicho aquello con una sonrisa en su rostro pasmado.
-Estoy de acuerdo con Elijah, hermosa-Freya como siempre con su infinita ternura.
-Extrañare nuestras miles de horas de compras; pero si es lo que quieres no me opondré-Rebekah me había dicho aquello con una molestia de tristeza en su rostro.
-No me iré para siempre, Bekah-comente con una sonrisa.
-Si te vas, te enfadare todo el día-me amenazo Kol.
-Es un trato-dije riéndome.
-Sigo en mi posición de que no tiene caso que te vayas-dijo Klaus.
-Es lo mejor-dije viéndolo directamente a los ojos.-Esto es toxico para nosotros Niklaus; es momento de seguir nuestro camino.
Y sin esperar que alguien más dijera algo, salí rápidamente del estudio; subí las enormes escaleras de la mansión, intentando llegar rápidamente a mi habitación, y cuando llegue al lugar planeado comencé a sacar mis maletas y ropa, comenzando a empacar para mudarme de nuevo. El sabor amargo de abandonar a Klaus me llenaba cada fibra de mi cuerpo, pero yo sabía perfectamente bien que aquello era lo mejor para los dos, debíamos de aprender a seguir nuestra vida, aunque costara o doliera. Sentí a alguien tomándome de la cintura, haciendo que me volteara a verlo y termine cayendo en la cama, esa persona era Klaus, que ahora se encontraba encima de mí.
-Me estas abandonando-murmuro cerca de mis labios.
-Es lo mejor para ambos.
-¿Es lo mejor para ambos, o solo para ti?
-Estar tantas horas juntos, nos va a hacer odiarnos, y hartarnos. No quiero un corazón roto Niklaus.
-Y te aseguro que una parte de mí, entiende perfectamente bien eso; pero mi parte egoísta y posesivo me dice que no deje ir a lo que es mío; el solo hecho de imaginar que alguien más te tocara como lo hice yo me enferma.
-Y te aseguro yo, que ese sentimiento es más que correspondido.
Y sin esperar nada más el comenzó a besarme intensa y salvajemente, como solo él sabía hacerlo, sus manos bajaron a mis caderas, haciendo que chocaran con las suyas, pronto esas manos cambiaron de lugar y quitaron mi camisa y pantalón haciendo que solo quedara en ropa interior.
-No sabes cómo te deseo-me murmuro entre besos.
-Entonces apaguemos este deseo.
Y con un gran movimiento, hice que ahora el fuera quien quedara debajo de mí, rápidamente me deshice de su ropa, dejándolo solo en bóxer; hice un recorrido de besos desde su cuello hasta abdomen, haciendo que el gruñera de sobremanera, y rápidamente me volvió a tener debajo de él.
-Aquí mando yo amor.
Y terminamos por quitarnos la ropa interior, quedando los dos completamente desnudos bajo la blanca sabana de mi habitación, el sin esperar nada más me penetro violentamente, haciendo que de mi garganta, saliera un enorme gemido, y poco a poco sus embestidas comenzaron a ser mas rápidas, haciendo que sintiera en toda plenitud a Klaus. Sentía como poco a poco comenzaba a llegar a mi orgasmo, y el hibrido lo sintió porque me regalo aquella sonrisa torcida que lo caracterizaba.
-Promete que siempre serás mía-dijo entre jadeos.
-Klaus....-murmure agobiada.
-¡Prométemelo!-ordeno.
-Lo prometo, siempre seré tuya.
Y juntos llegamos a ese esperado clímax; poco a poco cambiamos de posiciones, acostándonos yo encima de él, y el abrazándome a mí, fue en ese momento que me di cuenta de cuanto extrañaba compartir estos momentos con Niklaus Mikaelson.
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A la mañana siguiente Klaus ya no se encontraba en mi habitación, así que rápidamente me levante, me bañe e hice mis maletas; cuando termine de hacer todo aquello, tome una hoja y una pluma y comencé a escribir una larga carta a Niklaus. Tome mi diario, dejando la hoja encima, y ambas cosas encima de mi cama ya ordenada, y salí rápidamente de ahí, dejándoles otra carta a los Mikaelson, pero está en general. Hoy era el día que ninguno se encontraba en la casa, y rápidamente me subí a mi auto, dando marcha a mi vida con mis hermanos.
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𝕹𝖆𝖗𝖗𝖆𝖉𝖔𝖗𝖆.
Cuando Klaus volvió a la casa, se encontró con sus hermanos reunidos en la sala, y a Elijah con una carta en la mano, y a todos de una manera neutra.
-Ella se ha ido-dijo Elijah.
-No...-murmuro Klaus subiendo rápidamente a la habitación de Victoria.
Y al entrar se encontró con la carta, que la pequeña Salvatore le había escrito; rápidamente la tomo entre sus manos y la abrió.
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𝕼𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖔 𝕶𝖑𝖆𝖚𝖘...
Cuando estés leyendo esto debo de encontrarme ya en la casa de mis hermanos desempacando mis cosas y comenzando mi vida como debió de a ver sido desde el día en que volví de mi sueño eterno; tal vez esta no es la manera correcta de despedirme, ni mucho menos de explicarte todo el amor y respeto que te tengo desde hace ya mucho tiempo, pero tenías el derecho de saber que tú no eres el culpable de que yo haya tomado esta decisión, es mi culpa. Quiero algo distinto, no quiero vivir mi inmortalidad en la monotonía del que hacer mañana, ni mucho menos cansarte con sexo barato y gratis, como si fuera una obligación el amarme; quiero que si me ames lo hagas con cada latido de tu corazón, con cada fibra de tu ser, y que cuando eso en realidad ocurra, tengas en cuenta que es más que bien recibido por mí. Querido Niklaus, tú eres más que tus heridas, más que tus actitudes, que tus huellas; tú eres lo que has formado, lo que has construido, tú eres único, poderoso y enigmáticamente hermoso. Quiero que sepas que te admiro, y que te amo como jamás pensé hacerlo por nadie; que algún día volveremos a estar juntos en la misma casa, pero en esta vida no, en esta no nos tocara estar juntos; te amo, pero a veces amar no lo es todo.
Espero que comprendas mis sentimientos, mis decisiones, y sobre todo...mi eterno e infinito amor.
𝕮𝖔𝖓 𝖆𝖒𝖔𝖗 𝖞 𝖉𝖊𝖛𝖔𝖈𝖎𝖔́𝖓; 𝖁𝖎𝖈𝖙𝖔𝖗𝖎𝖆 𝕱𝖊𝖑𝖑. (𝕾𝖆𝖑𝖛𝖆𝖙𝖔𝖗𝖊)
𝕵𝖚𝖑𝖎𝖔 13 𝖉𝖊 2019.
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Y fue entonces que las lágrimas del hibrido original salieron sin aviso alguno; vaya que él se había enamorado de aquella pequeña vampira, hermana de sus enemigos, se había enamorado de lo prohibido y lo estaba pagando caro. El amor que él le tenía a Victoria no se comparaba ni por un momento con el amor que le tuvo a Caroline Forbes, o a Camille ni mucho menos a Aurora; Victoria era distinta, era todo lo que el alguna vez estuvo buscando en sus mil años, y ahora lo había perdido momentáneamente, y vaya que le dolía, le dolía como nada jamás le había dolido en toda su existencia como hibrido, o como vampiro original. El, Niklaus Mikaelson, el hombre más temido en el mundo sobrenatural, el hombre que al escuchar su nombre los vampiros temblaban, las brujas se removían incomodas, y los licántropos huían; el, el hombre que creo Nueva Orleans con su familia, que sacrifico cinco años sin su pequeña hija, el que dio muchas cosas por su familia, aquel que Mikael le decía bastardo, aquel que su vida había sido una completa mierda la mayoría de ella, él que muchas veces se había caído en el abismo sin fondo, inerte y horrible, donde muchas veces volvió a resurgir como fénix entre las cenizas, él ahora se encontraba roto, devastado y con un gran dolor en el pecho al perder a una de las personas que el mas amaba.
Pero que más se podía decir, así era la vida de injusta, de difícil; con un sinfín de preguntas sin contestar, pero para Niklaus Mikaelson aquello solo eran cosas banas que los humanos comunes y corrientes no podían descifrar, él era el hibrido Original, y el siempre conseguía lo que quería, y el volvería a conseguir a Victoria, costara lo que costara, el volvería a tener a la luz de sus ojos junto a él, volvería a sentir sus cálidos labios sobre los suyos, sus manos acariciando su piel, ella siendo completamente suya, suya y de nadie más; porque así ella lo había prometido, y una promesa jamás se rompe, y menos cuando se trata de Niklaus Mikaelson, el bastardo de la familia original, el odiado mayor de Mikael y Esther.
-Pronto volveras a mi Victoria Salvatore; no es una advertencia, ni una amenaza; es una promesa.
Rapidamente tomo el diario de la pequeña Salvatore comenzando ojearlo, pero lo que el no sabia, era que pronto conocería cada sentimiento por lo que la chica paso en ese tiempo con los Mikaelson, conocería cada secreto y verdad que nunca escucho salir de la boca de la chica, conocería para lo que ella en realidad significaba las palabras; Familia y Amor, y muy pronto volverían a estar juntos.
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