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─Chapter; F I F T Y.



𝐹 𝐼 𝒩 𝒜 𝐿.

𝐇𝐄𝐋𝐋𝐎 𝐁𝐑𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑.

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

❝Deje de vivir, de disfrutar,
y de sentirme plenamente
feliz desde que conocí a aquel
que nunca debía de conocer,
pero también,
incondicionalmente lo ame hasta morir.
Literalmente.❞

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Mi corta historia aquí en Mystic Falls, en el año 2017 hasta el presente, me había dejado un recuerdo inerte, hermoso y doloroso. Ame fielmente, disfrute ciegamente, aprendí abiertamente, mantuve mi ideales fijos, mis sentimientos revueltos, mis emociones dolidas; pero sobre todo, mantuve a mi familia unida a pesar de las peleas, diferencias y disputas. Mi semblante fue al principio de la niña inocente y contestona, y hoy doy la imagen de aquella chica que no deja que nadie la pisotee, que nadie pase encima de ella y que puede dar más de lo que habla. En el trayecto de la vida, debemos aprender cosas esenciales para un futuro, debemos fracasar para lograr lo que queramos, porque he aquí un secreto... 'El fracaso es la clave del éxito'.

Al pasar los largos días con mis hermanos, los meses y los años, poco a poco mis sentimientos eran más fuertes, y cuanto más compartía tiempo con los Originales, más me daba el miedo a perderlos, al miedo de un día despertar y ya no verlos, de ya no bromear, de no compartir los desayunos o las cenas, de no compartir momentos únicos con cada uno de ellos, o las interminables horas bebiendo bourbon.

La vida es difícil, es inconstante y cambiante en todos los aspectos de la palabra, aprendemos a valorar las cosas que la vida nos va dejando a lo largo de nuestro recorrido, hoy por ejemplo yo daría un pequeño salto más.

Maine y Loira era un pueblo hermoso y lleno de secretos, como Mystic Falls o New Orleans; en este se encontraba la puerta hacia la estrella negra, donde muy pronto se encontraría Katherine Pierce para el resto de su inmortalidad. Mi sangre circulaba de una manera frenética mientras caminaba por las calles y callejones de aquel lugar oscuro y rupestre, mi caminar paro al sentir la presencia de alguien más a mi alrededor, puesto que últimamente me encontraba paranoica por cualquier cosas, la Doppelganger Petrova ya estaba en el pueblo en busca de Nadia, la cual estaba más muerta que mi amor por Klaus.

La esencia del individuo se hizo más fuerte detectando el olor de quien era la persona que se encontraba merodeándome.

-Te siento-murmure sabiendo bien que me escucharía.

-Lo se amor-murmuro con una voz ronca mientras me tomaba de la cintura acercándome a él.-Pero el juego es divertido de esta manera.

-Te conozco lo suficiente para saber que tramas algo, Niklaus-dije volteando a verlo a los ojos.

-Lo sé.-sus ojos estaba intensos.-No puedo engañarte a ti.

-¿Qué ocurre?-pregunte mientras nuestras narices se rozaban suavemente.

-Te necesito-murmuro poniéndome contra la pared.-Quiero sentirte como antes, Victoria.

-¿Qué te lo impide?-murmure más cerca de sus labios.

-Nada.

Y sin más comenzó a besarme apasionadamente, y una parte de mí se sintió tan perfectamente bien al ser besada por el hibrido original. A velocidad llegamos a la pequeña casa donde él tomaba alojo por el momento, nos quitamos la ropa y llegamos a la cama, donde el comenzó a darme besos del cuello hasta el vientre, yo soltaba leves jadeos, que poco a poco comenzaban a ser intensos. En un rápido movimiento hice que su cuerpo quedara debajo del mío, y morid suavemente su cuello, dejándole una pequeña marca morada que a los segundos se difumino por su rápido metabolismo al curarse.

Sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo, mientras que las mías arañaban su espalda, sentí como una de sus manos bajo a mi feminidad, dando leves toques con su dedos, tenía una sonrisa en su rostro plasmada, y poco a poco comenzó a descender su cara, hasta encontrar mis labios vaginales. Su lengua comenzó a ir de arriba hacia abajo en mi clítoris, y mis gemidos comenzaron a hacerse presente. Poco a poco comenzó a introducir un dedo en mi feminidad, a lo que yo solté un gran gemido, y de un rápido movimiento me penetro.

Sus movimientos era feroces, como a él le gustaba hacerlo, mis manos rasguñaban toda su espalda, y mordía su cuello y hombros; en un rápido movimiento lo deje a él debajo de mí, y comencé a moverme encima de él; hace tanto tiempo que lo necesitaba, necesitaba sentirlo y que él me sintiera a mí, que recordara que le pertenezco completamente a él, y solo a él. De la misma manera que el me pertenece a mí.

El primero en llegar al clímax fui yo, y enseguida llego él, y aquello nunca se había sentido tan jodidamente bien como en ese momento, no me había sentido tan completa hasta que él me había tomado de la manera que ahora lo hacía, recordándome de todos los placeres que estaba perdiendo al no estar a su lado.

-¿Qué somos?-pregunte sin pensar.

-Todo y nada, amor-murmuro con una sonrisa.

-Esto no está del todo bien, pero carajo....se siente jodidamente bien-dije con una sonrisa en mi rostro, mientras lo eventos recién cometidos entre los dos, volvían a mi mente.

-Somos amantes, que amamos el placer, la sangre y a nosotros. Juntos somos tóxicos, pero separados no somos nada. Necesitamos la piel del otro para subsistir, aun sabiendo lo dañino que es para nosotros. Nos amamos pero nos odiamos.-dijo besándome la frente-Somos hielo y fuego, amor. Y eso es lo que hace a este juego, jodidamente peligroso y placentero.

Yo solo sonreí ante sus palabras, pues era cierto. Estar con el hibrido era desesperante pero a la vez perfecto, éramos tan únicos que no nos dábamos cuenta que al estar juntos personas salían lastimadas. Por eso había tomado la decisión de estar alejados, pero le solo hecho de estarlo me mataba por dentro, me quemaba y me dejaba seca.

Me sentía tan segura a su lado, estando abrazada de él, mientras solamente nos cubría una manta de color menta, la ventana se encontraba abierta dándonos la vista del atardecer, el cielo estaba de un color rosa con naranja; haciendo que los matices se combinaran entre sí, dando la vista perfecta. El aire era frio y entraba levemente, haciendo que nuestros cuerpos se estremecieran levemente. Pero aquella belleza no duro mucho tiempo, cuando mi teléfono sonó.

-Maldición-murmure estirando mi brazo y alcanzando mi pantalón, donde se encontraba mi teléfono.

-No contestes-murmuro Klaus. Pero ya era tarde.

-¿Bueno?-pregunte.

-¿Dónde están?-la voz de Elijah se hizo presente al otro lado de la línea.

-Estábamos hablando sobre Katherine-mentí.

-Los necesitamos acá; Katherine ya cayó en la trampa.

-Estaremos allá en veinte.

Y sin más corte la llamada, entrando a la ducha; era obvio que Klaus había escuchado porque él fue al otro baño. Los dos sabíamos que no podíamos hablar por el momento de lo que había ocurrido hace una hora atrás, teníamos bastantes problemas como para tener la conciencia llena de cosas vividas. Cuando ambos habíamos terminado de arreglarnos, salimos de la casa subiendo al auto. Al llegar pudimos ver los carros de varios de nuestros hermanos, afuera se encontraban Damon y Stefan hablando, pero se miraban tensos y aquello no me gustaba para nada.

-¿Qué sucede?-pregunte.

-Adentro tienen a Katherine, anestesiada pero la tienen.-explico Stefan.

-Perfecto-dije con una sonrisa y entrando a la casa.

-Que empiece el juego-dijo Rebekah con una sonrisa.

-Que comience.





















꧁꧂

























La caminata por el bosque de Maine y Loira era interminable y desesperante, llegar al castillo de Brissac era a veces un poco peligroso y estresante, muchos árboles y rocas enormes. Detrás mi traían a Katherine arrastrándola, la cual ya estaba despierta y protestaba de cualquier cosa. Todos nos encontrábamos hartos de sus constantes quejas, hasta que paramos un momento al ver el castillo, pero el grito de Elena me lleno por completo. Katherine la había apuñalado y había escapado.

-Carajo-dije-Hay que encontrarla.

Y sin más todos comenzamos a correr, aunque debíamos de tener demasiado cuidado, pues Alaric se había encargado personalmente de instalar bombas por cualquier parte, en caso de que esto llegara a ocurrir. Choque con Kol que se miraba bastante molesto.

-No puedo creer que se haya escapado, somos más de diez.-dijo.

-Tranquilo, de todas maneras no llegara muy lejos-dije con una sonrisa.

Escuchamos el gran estruendo de un árbol que se caía, entonces comenzamos a ir a aquel lugar de donde provenía el ruido, encontrándome a Damon demasiado molesto y con cara de poco amigos. Y la gran carcajada de Katherine se escuchó, y entonces comencé a correr buscándola, hasta que algo me sucedió, ya no podía correr como vampiro.

Un pequeño enojo me a bordo de sobremanera, y entonces intente relajarme poco a poco, mientras que caminaba, hasta que escuche como alguien corría a mi lado, y mi instinto se activó.

Seguía corriendo por el interminable bosque de Maine y Loira, mientras escuchaba las bombas de verbena explotar, una por una de manera interminable; llegue a un árbol recargándome en el mientras regulaba mi respiración, puesto que mi velocidad vampírica se había detenido de una manera extraña. Escuchaba respiraciones entre cortadas, volteando a mi derecha encontrándome a Matt con una ballesta, el me hizo la seña de que volviera a correr, y eso fue lo que hice; hasta que sentí como alguien comenzaba a perseguirme, era un lobo enorme de color negro y ojos amarillos, yo di una patada en el árbol, haciendo una marometa y cayendo en posición de ataque mientras sentía como mis colmillos salían y mis ojos cambiaban a un amarillo vivo, dando entrada a mi lado hibrido. El lobo se dejó venir hacia mí con rapidez, pero yo lo toree, tomándolo del cuello y rompiéndolo. Al subir mi mirada me encontré con Klaus con una sonrisa burlona en su rostro, la cual yo regrese y ambos comenzamos a correr cerca de la pequeña catarata; cuando llegamos pudimos divisar a mis hermanos sosteniendo a Katherine de cada brazo.

-Tu fin a llegado perra-murmure.

Ella tenía una gran sonrisa en su rostro, pero entonces Damon le rompió el cuello. Todos volvimos a respirar con tranquilidad, y comenzamos a caminar hacia el castillo; cuando llegamos, sin esperar nada más, bajamos al sótano, donde Freya junto a Davina y Bonnie comenzaron a preparar todo para el hechizo que se llevaría a cabo. Yo me encontraba sentada a lado de Damon, quien me tenía abrazada.

-Todo pasara-me murmuro mientras me abrazaba.

-Lo sé, pero nunca creí que este día llegaría. O si pasara, pudiera tener conocimiento y certeza que lo miraría con mis propios ojos.

-Lo sé. Pero se le llama karma-dijo riendo.

Pude escuchar como Katerina comenzaba a despertar, y me puse alerta poniéndome de pie y justo delante de ella, a cada lado mío se encontraban mis hermanos y enfrente Elena, que la miraba retadoramente.

-El hechizo comenzara-llamo Davina-Matt abre la puerta.

Y fue entonces que cada uno se puso en su puesto para llevar dicho plan acabo.

-No podrán vencerme. Soy Katherine Pierce-dijo con una sonrisa.

-Y yo Klaus Mikaelson. Claro que lo hare-y sin más le dio un empujón cuando la puerta ya se encontraba abierta.-Freya ahora.

-Et inter omnia potest evadere. Sol et luna contra solem reine valeant fores. Quod labia mea, obsignatorum remain ne ilia renovaret.-Recitaban Bonnie, Davina y Freya a la vez.

Hasta que todo se calmó, la puerta se cerró y un tipo de paz se sintió en el lugar, una sonrisa salió de mis labios abrazando a Klaus fuertemente. Pero el jadeo de dolor se escuchó en la habitación. Todos volteamos a ver a Elena, que se encontraba en el suelo son poder respirar, temblando y sacando sangre por cada orificio de su cuerpo, sin pensarlo fui a ver qué le sucedía, junto a Damon y Stefan que se miraban realmente preocupados.

-¿Qué le está pasando?-pregunto Damon desesperado.

-No lo sé-murmuro Freya asombrada y tomando el grimorio, buscando alguna solución o formula.

-Maldición-murmuro Stefan-¡Hagan algo!-grito eufórico.

Pero nadie hacia nada, y tome el libro de la estrella negra y comencé a leer, hasta que encontré lo que estaba pasando. Si un Doppelganger era encerrado en la estrella negra, se rompería el hechizo de ellos; ya no existirían más replicas, por eso Elena se estaba muriendo. Estaba muriendo porque así debía de suceder.

-Al encerrar un Doppelganger, todas sus réplicas mueren con el.-explique dolida por ver a mis hermanos en aquella situación.

-No podemos, el hechizo no permite aquello. No se puede revertir-explico Bonnie llorando.

Solo escuchaba los gritos interminables de Elena, pero ninguno podíamos hacer nada, más que Bonnie que se acercó a ella, poniendo su cabeza entre las piernas de ella y dándole un sonrisa de comprensión; con su magia hizo aparecer una plumas levitando.

-Puedo calmar su dolor-explico.

Y entonces ella comenzó a recitar un hechizo mientras tomaba a Elena, los ojos de la nombrada comenzaron a estrecharse poco a poco, su piel comenzó también a palidecer, sus labios comenzaron a tomar un color morado, y una tristeza me lleno por completo. No era hipocresía, pero yo entendía que era perder a una personaba amada o quería; simple empatía. Cada Mikaelson se encontraba viendo la escena, petrificado en su lugar, pues quien diría que así acabaría la maravillosa Elena Gilbert.

Entonces la sensación de que alguien ha dejado este mundo me llego de repente, y se sentía tan malditamente horrible, y Damon me volteo a ver con tristeza en sus ojos, y entonces me abrazo fuertemente.

-Se ha ido-murmuro.

Y justo ese día, 23 de mayo de 2021, Elena Gilbert había dejado este mundo, se había ido junto a sus decisiones, sus protestas, sus sueños, ilusiones, junto a su esencia. Aquella joven, aunque la odiara con todo mi corazón, había hecho muy feliz a mis hermanos en su momento, y una parte de mi debía agradecerle aquello. Agradecerles el hecho de traerles un poco de humanidad y hermandad a su vida, aunque yo no estaba aquí.

Todos estaban en silencio, puesto que claramente entendía el dolor de la pérdida, pero sin más Bonnie se puso de pie, con sus ojos hinchados y rojos.

-Volvamos a Mystic Falls.







































꧁꧂

𝕸𝖞𝖘𝖙𝖎𝖈 𝕱𝖆𝖑𝖑𝖘. 2 𝖒𝖊𝖘𝖊𝖘 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘.

El cementerio del pueblo era muy antiguo, se podía sentir demasiada pesada la vibra, los recuerdos de aquellas perdidas llegaban de repente a mi mente, caminaba entre las tumbas con aquello tacones que tanto me gustaban, el frio viento chocaba directamente con mi rostro, dándome leves escalofríos en el cuerpo. Las lapidas del lugar me ponían un poco nerviosa, algunas casi estaban hundidas, otras ya rotas, y muchas ya ni el nombre se reconocía. Hasta que llegue a la lápida de los Gilbert. Un suspiro salió de mi pecho al ver el nombre de la persona que venía a visitar.

'Elena Gilbert. Hermana, amiga, esposa. Siempre en nuestros corazones. 1992-2021'

Aquello había hecho que un mal sabor de boca se hiciera presente en mi boca, sacando un largo suspiro, las rosas que traía en mis manos las deje en su lapida, que ahora se encontraba vacía, me hinque viendo fijamente aquel nombre.

-Sería muy hipócrita de mi parte si viniera aquí fingiendo dolor de tu perdida.-murmure-Cuando la verdad es, que yo deseaba este momento. ¿Pero porque no me hace sentir mejor? Tal vez porque no era igual a ti, Elena; porque yo debo ser sincera conmigo mismo y aceptar que fuiste alguien importante para mis hermanos. Y te agradezco el hecho de que los hayas hecho feliz, aunque fue algo muy efímero, lo hiciste. Te lo agradezco-dije poniéndome de pie y volteando lista para irme pero me encontré con Kai.

-Sinceramente su perdida no me afecto en absoluto-murmuro divertido.

-¿Qué haces aquí Kai?-pregunte con una sonrisa.

-Venía a agradecerte. Gracias a ti puedo hacer mi vida-dijo con una sonrisa-Vengo a despedirme; iré hacia Inglaterra.

-Me alegro por ti-dije con una sonrisa-Que seas feliz. Que yo ya lo estoy haciendo.

-Feliz vida, reina de New Orleans.

-No soy la reina de esa ciudad-dije.

-Eso no es lo que piensa Marcel Gerard. Dile a Klaus que esa guerra apenas comienza-y sin más el hereje desapareció de mi vista.

Un mal sabor de boca me llego por completo, la familia original se había ido de Mystic Falls, regresaron a New Orleans, y desde entonces no tenía comunicación con ellos, no negaría que algo malo presentía, pero intentaba ignorarlo. Pero por primera vez en mucho tiempo supe que algo andaba mal. Salí del cementerio, subiendo a mi auto y yendo de regreso a mi casa, iba a una velocidad normal, mas sin embargo las palabras del hereje no se iban de mi mente. Al llegar baje encontrándome a mis hermanos bebiendo bourbon y jugando con una pelota de americano.

-¿No tienen una vida?-pregunte rodando los ojos.

-No-dijo simple Damon.

-No seas envidiosa-murmuro Stefan-Los tres sabemos que nunca te dejamos jugar.

-Es cierto-dijo riendo Damon aventando el balón, y antes de que Stefan lo atrapara, yo lo hice sacando mis garras y haciéndolo inservible.-Perra.

-Ja!-dije riendo y subiendo las escaleras.

Al llegar a mi habitación, tome mi teléfono y encontré en la marcación a Elijah, y me dispuse a salir de mis dudas. Al segundo timbre, el contesto.

-¿Victoria?-su voz después de tanto tiempo sonó.

-Hola Elijah.

-¿Sucede algo?

-Sí; ¿Qué está sucediendo entre ustedes y Marcel?

-¿Quién te dijo?

-Solo responde.

-No sucede nada; y si me disculpas estoy ocupado. Después te devuelvo la llamada.

Y antes de que pudiera despedirme, Elijah ya había cortado la comunicación; un dolor punzante se hizo presente en mi pecho por la manera en que me hablo; pero ya era tarde, las cosas estaban dichas. Mis maletas estaban hechas y mi boleto hacia España se encontraba en mi tocador, listo para usarse. Me fije en la hora y me di cuenta que era hora de irse de Virginia por un buen tiempo. Tome las cosas que necesitaba y comencé a bajar las escaleras donde se encontraban mis hermanos esperándome.

-Te acompañamos al aeropuerto-dijo Stefan.































꧁꧂































Al llegar pude ver demasiada gente con maletas, listos para abordar cualquier avión e irse; yo suspire volteando a ver a mis hermanos.

-Volveré pronto-les dije abrazándolos.

-Lo sabemos-dijo Damon-nos mandas mensajes y posdatas.

-Y márcanos cuando llegues. Te amamos-dijo Stefan.

-Y yo a ustedes.

Suspire comenzando a caminar hacia la entrada donde una azafata estaba recogiendo los boletos. 'Pasajeros del vuelo 103 con destino a Madrid, España, favor de abordar el avión'. Solté el aire acumulado y comencé a caminar entregando mi boleto a la señorita, al subir al avión tome asiento en mi lugar correspondido, sacando mi álbum de fotos donde estaban mis hermanos y los originales. Una sonrisa salió de mi rostro; pronto los volvería a ver.








𝕱𝖎𝖓.

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𝑼𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒊𝒄𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒔𝒖𝒄𝒖𝒎𝒃𝒊𝒓𝒂́ 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒇𝒖𝒆𝒈𝒐,
𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒊𝒄𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏 𝒉𝒊𝒆𝒍𝒐.
𝑷𝒐𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒚𝒐 𝒉𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒃𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐,
𝒆𝒔𝒕𝒐𝒚 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂𝒏 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒍 𝒇𝒖𝒆𝒈𝒐.
𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒊 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒐𝒔 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒆𝒄𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒛𝒄𝒐
𝒍𝒐 𝒃𝒂𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒆𝒍 𝒐𝒅𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓 𝒒𝒖𝒆, 𝒆𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒓𝒖𝒄𝒄𝒊𝒐́𝒏,
𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏 𝒆𝒍 𝒉𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒆𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒏𝒅𝒆 𝒚 𝒔𝒖𝒇𝒊𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆.

𝕽𝖔𝖇𝖊𝖗𝖙 𝕱𝖗𝖔𝖘𝖙 .

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