➤ Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 11
Leah Hee Tuan;
—¿Qué hace en mi oficina, Doctora Tuan? —su rostro era de desconcierto, nadie le había notificado que vendría porque el Doctor Jeon así lo quiso.
Chang Janine había tardado una eternidad en llegar a su oficina, tenía más de media hora esperándola delante de su gran escritorio. Entró con un radiante vestido con escote en "v" y era de tirantes, de color azul marido y caía por su estilizada figura, dándole un toque de elegancia y frescura a la vez, lo acompañó con unos accesorios en dorados y unos tacones del mismo color, no eran tan altos, pero la hacía lucir increíble.
—El Doctor Jeon me obligó a venir —puntualicé, no estaba muy emocionada de estar aquí.
—¿Otra vez? —suspiró sentandose en su silla acolchada— ¿Qué hiciste ésta vez? —alzó una ceja, esperando mi respuesta y suponía que al dársela ella le dará la razón al Doctor Jeon.
—Llegué tarde, solo eso pasó —sonreí después de mi corta respuesta. La expresión de la Señorita Janine me dió un poco de intriga, porque se estaba riendo de mí y delante de mí, ni siquiera escondió el hecho de que era ridículo el que estuviera aquí.
—El Doctor Jeon sí que te odia —volteó la pantalla de su computador y me mostró el horario que tenía del día de hoy—. Hoy no te tocaba asistir a la clínica, él mismo me dió una orden firmada por su persona y decía que te suspendía por el día de hoy —ella continuó burlándose de mí y de la situación incomoda que había creado el Doctor Jeon.
No lo podía creer, ¿Por eso nadie me había avisado de la reunión? ¿No siquiera habían contado conmigo para algo tan importante y significativo para la carrera de muchos? No podía controlar la molestia que tenía en mi interior y la Señorita Janine lo notó, tomando mi mano segundos después asegurándome con la mirada que tomaría cartas en el asunto, principalmente por hacerme perder el tiempo y segundo, por jugar cruelmente conmigo.
—Seo-Jung, por favor, dígale al Doctor Jeon que suba a mi oficina —dijo al teléfono, había llamado a la secretaria más importante de la clínica, ella le contestó por el otro lado de la línea y supongo que era una respuesta afirmativa—. Gracias, aquí lo esperaré.
Unos escasos minutos pasaron y la puerta había sido abierta por el susodicho con una sonrisa enorme en su rostro, sabía que él jugaba conmigo y lo que él me había dicho días anteriores era falso, una cruel mentira, un juego sucio para sacarme de su equipo y dolía, yo solo quería ser la mejor residente.
—¿Me buscaba, Señorita Janine? —preguntó inocentemente. Él era un tremendo idiota.
—Sí, es correcto, Doctor Jeon —señaló delante de ella y justo a mi lado—. Tome asiento.
Sin rechistar el Doctor Jeon se sentó a mi lado, inundando mis fosas nasales con su perfume masculino. A veces él era tan desagradable, me gustaría darle una patada en la entrepierna a ver si se le quita esa cara tan emocionada y pícara que tenía en estos momentos.
—¿Por qué la Doctora Tuan está en mi oficina? —preguntó directamente, era la dueña del Hospital Clínico, claro que no andaría con rodeos.
—Porque no acató mis órdenes, como siempre —puntualizó ante su pregunta, su mirada y gestos que me hacían sentir pequeña se hicieron presentes, no puede hacer otra cosa más que tragar saliva y esperar lo peor.
—Me comentó que usted le dijo que viniera por llegar tarde, pero usted pidió que no estuviera hoy en su sala de emergencias, ni en su quirófano, ni por los pasillos —parecía muy molesta y yo más al escucharla hablar, ¿De verdad yo no estaría en ninguna área? Eso ya era pasarse de la raya— ¿Cree que la vida de mis pacientes es un juego? Porque parece que quiere jugar con la paciencia de una residente muy buena, pero algo sí le digo, ella no aguantará tanto como usted desea —advirtió como si la mente me la hubiese leído.
—¿Un juego? Yo salvo vidas —sus palabras eran ciertas y él tenía más experiencia que yo, pero eso no le da—. Solo quiero que aprenda sus lecciones y que está fuera de mi equipo —se cruzó de brazos y levantó la ceja decidido.
—¡Usted no puede hacer eso! —me alteré, ¿Cómo era capaz de hacerme eso? Él solo quería enfrascarme la carrera.
Mi carrera, por la que tanto había luchado.
—Cálmase, Doctora Tuan, el tono de voz no será necesario.
—¿No? ¿A qué se refiere, Señorita Janine? —Jeon se veía preocupado, prepotente, enojado, molesto y alterado.
—Cómo usted no es capaz de separar sus problemas familiares con el trabajo, la Doctora Tuan quedará bajo las manos del Doctor Park el residente que está a punto de ser promovido —la Señora Chang dió su última palabra, nadie podía rechistar ni ir en contra de lo que ella dictaminaba.
—¿A qué se refiere con ello? —el Doctor Jeon se levantó del asiento con ímpetu.
—La Doctora Tuan trabajará con el Doctor Park, él dictará que días y pacientes tendrá, desde que operaciones hará hasta dará diagnósticos —anotó en el gran computadora que tenía delante de ella—. Aquello que usted le prohibió desde un principio.
Jeon negó una y otra vez, no estaba de acuerdo con la decisión de la directora y dueña del hospital clínico, pero él mismo se había buscado esa importante decisión.
—Usted no puede hacer eso —los ojos del Doctor Jeon querían salirse de su rostro, estaba muy sorprendido.
—Soy la dueña, yo decido quien trabaja en mi clínica y con quién —a veces los dueños daban miedo, pero era mejor trabajar con el residente Park que con el Doctor Jeon—. Y si no le molesta, ya puede retirarse de mi oficina —le señaló la salida con indiferencia y molestia.
Jeon hizo una reverencia y miró fijamente a la dueña de la clínica, no sabía que significaba esa mirada, pero suponía que la Señora Chang sí y solo sonrió para despedirse de él.
—Seo-Jung, por favor, dígale al Doctor Park que suba a mi oficina —dijo al teléfono, había llamado a la secretaria más importante de la clínica, ella le contestó por el otro lado de la línea y supongo que era una respuesta afirmativa. Ni me había dado cuenta en qué momento había tomado el teléfono, yo me había distraído con la salida del Doctor Jeon—. Gracias, aquí lo esperaré.
Unos escasos minutos pasaron y la puerta había sido abierta por el susodicho con una sonrisa enorme en su rostro, sabíamos quién entraría por la puerta.
—Puedes pasar.
—¿Me necesitaba, señorita Chang? —Park Jimin asomó su cabeza por el marco de la puerta después de abrirla, como si tuviera miedo de entrar.
—La Doctora Tuan trabajará con usted.
—El Doctor Jeon es muy pesado a veces —comentó Jimin guiandome hacia la habitación de una pequeña niña que había ingresado anoche por un desmayo y estaba en observación, sus padres estaban en la sala de espera, mientras nosotros la examinabamos.
—¿Me lo dices o me lo preguntas? Es más, tú parecías su favorito y juraba que me odiabas —le hice saber con una sonrisa fingida, estar bajo el mando de la persona que parecía detestarte, no era nada divertido.
—¿Odiarte? No, claro que no, sólo quería la atención del Doctor Jeon —su expresión sorprendida me llamó la atención, ¿Todo gira al rededor del Doctor Jeon? Porque ahora parecía una gran molestia.
—¿Su atención?
—Sin su aprobación, no soy nadie —alzó los hombros y los bajó con tranquilidad, mientras arropaba a la niña y por lo que decía en su bolso de la escuela, su nombre era Mi-Ha, Kim Mi-Ha —. Es más, es tan importante su opinión que sin ella no podrás ejercer jamás la profesión en el país, ¿Ilógico, no? —quería ser de piedra y no tener sentimientos, no quería sorprenderme por alguien que solo buscaba la forma de arruinarme.
—¿Tan importante es aquí?
—No solo aquí, en otras partes del mundo también lo es, es un tipo de semi-dios para los que idolatran al Doctor Jeon —Jimin me miró fijamente, esperando mi reacción, el cual nunca llegó.
Él y yo no éramos amigos, ni colegas, solo trabajamos juntos y salvamos vidas, yo no podía dejarme llevar por su amabilidad, quizás era solo una fachada para maltratarme mentalmente como el Doctor Jeon lo hacía. La máquina que se encarga de mostrarnos los signos vitales de la niña que estaba en la cama de la clínica comenzó a sonar, llamando la atención de ambos.
—No tiene pulso —Jimin me avisó acercándose a la niña con demasiada rapidez, un paso en falso y perdíamos a la paciente—. Está sufriendo un paro cardíaco —salió corriendo de la habitación en busca de ayuda y de un desfibrilador para reanimar a la niña.
Yo estaba parada sin hacer nada, me sentía inútil, no podía hacer nada sin la maquinaria correcta, en segundos Jimin apareció por la puerta y me dedicó una sonrisa tranquila para calmarme, sintiendo que el mundo se había paralizado aunque sea unos pocos segundos.
Que hermosa sonrisa.
Despejó a la paciente, graduó la máquina y colocó el desfibrilador en Mi-Ha que estaba inconsciente, Jimin no necesitaba hablar sabía que pedía que despejaran para volver a cargar y en el mejor de los casos la primera bastaría, pero este no fue uno de ellos. Me acerqué a Park para ayudarlo, yo también era Doctora y mi deber era salvar a todos los pacientes que estuvieran bajo mi cuidado, cargué la máquina para intentar reanimarla nuevamente y seguía sin funcionar.
—Vamos, Mi-Ha, una vez más... Lucha —hablé inconscientemente, no quería perderla.
Cargué nuevamente la máquina y Jimin actuó, y como por obra de magia o un milagro tal vez, la niña comenzó a tener signos vitales, su pulso volvió y estaba viva.
Me sentía aliviada.
—Buen trabajo, Doctora Tuan.
Holaaaaa mis bebus, lamento mi desapareción y por mantener ésta historia en el olvido, estoy reorganizando mi agenda, mis horarios y mis obligaciones... Ahora soy jefa de críticas en una Editorial y estoy organizando a mi equipo (y claramente, a mi también, no me gusta cometer errores) por ello, pido una gran disculpa.
Gracias por leer ❤️
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