⟣ᴏɴᴄᴇ⟢
Bueno...pasado un par de semanas luego de aquel día donde había sufrido en silencio, me coloqué una venda y, tal y como había dicho JungKook, dejé de lado todo excepto él y nuestro amor.
Dejé de lado mi preocupación por mis amigos, padres y sobrinos.
Dejé de lado mi preocupación causada por la incertidumbre de no saber si sobreviviríamos más tiempo en esa isla.
Y dejé de lado mi preocupación por cómo quedaría mi relación amorosa si los dichos de mi novio se cumplían.
Simplemente me desconecté del mundo, perdíendome en la entera existencia de JungKook, ambos amándonos en cuerpo y alma.
Pero aquello no fue eterno.
Una mañana, mientras mi novio me enseñaba a trepar el árbol de mango que más cerca teníamos, escuchamos claramente el ruido de la hélice de un helicóptero.
Enseguida JungKook me bajó del árbol y corrió a buscar la bengala que guardábamos y habíamos hallado en el barco.
Poco faltó para que nos encontraran y, finalmente, sacarnos de allí.
Por supuesto, no me importó estar frente a otros tres chicos, y simplemente obligué a JungKook a abrazarme mientras en mi mente se amontonaban todos los pasos que tendría que dar apenas colocara un pie en suelo de asfalto.
Como en efecto, apenas llegamos al helipuerto del mismo hotel donde nos habíamos hospedado antes del "accidente", le pedí a uno de los que nos acompañaban que soltara toda la sopa.
Resulta ser que todo había sido un atentado, y no sólo a mí, sino a otros dos miembros de The Elders que pensaban viajar en barco a otras islas...pero ellos tuvieron la suerte de dar a parar en islas habitadas y comunicadas.
Ajá. Lo sé. Mi suerte es una mierda cuando se lo propone.
La cosa es que todos los balones de reserva de combustible de todos los barcos y yates del puerto habían sido ahuecados. Algunos pescadores y capitanes se dieron cuenta a tiempo y avisaron a su base, pero otros no, como fue nuestro caso, y muchos se quedaron parados en medio del mar, y otros habíamos ido a parar a islas cercanas y no tan cercanas. Por ello empezaron la búsqueda y tardaron casi tres meses dado que muchas islas ni siquiera aparecían en el mapa y que muchas de las embarcaciones no dispusieran de GPS, lo hacía más complicado.
Enseguida pregunté por el amable pescador que nos había cedido su barco y me informaron que, aunque habían tratado de inculparlo, dos de los asistentes que usualmente lo ayudaban se declararon culpables y estaban bajo arresto a la espera de un juicio y siendo presionados para que soltaran el nombre de quién o quiénes le habían pagado para que hicieran tal trabajo.
Ordené que regresaran a la isla donde habíamos estado JungKook y yo, que anotaran y me dieran las coordenadas de paso, y sacaran de allí absolutamente todo lo que había, especificando nuestras maletas y las cosas del viejo pescador las cuales ordené en una lista para que no se olvidarán de nada, incluyendo su barco.
Me aseguré de pagar todos los daños y una vez garantizados el mantenimiento de las embarcaciones y la devolución de sus pertenencias a ese amable anciano que no paró de agradecernos por habernos tomado la molestia de cuidar y llevarle se vuelta sus viejos trastes, JungKook y yo tomamos nuestras maletas y partimos en el primer avión rumbo a mi hogar.
Había logrado llamar a Tim y pegó el grito en el cielo cuando escuchó mi voz, pero logré calmarlo y fue él quien me ayudó a que se cumplieran todas las órdenes que había dado en un primer inicio. Por él también me enteré que, aunque no hice acto de presencia, aquel contenedor que había enviado sí llegó a su destino y los niños a los que estaba destinado el contenido de dicho contenedor habían mandado un vídeo agradeciendo el gesto. Ya luego tuve que hablar con la organización y explicarle lo sucedido...aunque para entonces todos ya estaban enterados del "accidente".
Apenas cerré mis ojos en el avión, y ya estaba pensando en JungKook...aunque lo tuviera al lado. De nuevo había vuelto a ser un idiota cascarrabias y hasta el momento no me había tomado el tiempo de darme cuenta. La verdad es que había tenido unos días muy complicados.
Entonces allí estábamos en aquel ahora, sentados los dos en la parte trasera del auto de JiMin, quien nos había recibido en el aeropuerto con gritos llenos de improperios (afortunadamente en su idioma natal) y fuertes abrazos que, por lo menos, hicieron a JungKook sonreír a lo grande.
Es que no podía ser tan hijo de puta, menos con su mejor amigo. No podía engañarse a sí mismo y pretender no sentir nada cuando él mismo soltaba lagrimitas porque extrañaba al bajo chico de aún rubia cabellera.
Omitiendo el sonrojo de JungKook y el hecho de que había desviado la mirada a la ventana, le conté absolutamente todo a JiMin, recibiendo los silbidos y sonrisas del mismo.
-¡Hasta que al fin, chica loca!-rió a mi par. Ya nos estábamos acercando a la mansión-. No dudo que finalmente hayas logrado tenerlo a tus pies con ese color canela que ha tomado tu piel.
-¿Viste?-sonreí emocionada-. Ese accidente no fue sólo malo. También tuvo sus cosas buenas.
-Ya veo-silbó, mientras mantenía su vista al frente. Estábamos entrando por el garaje secreto de la mansión, así que lo usaría a mi favor-. Ya que llegamos...te digo que Leiah, los niños y Tim están en casa. Tus padres dijeron que ya estaban en camino así que creo que llegarán en una media hora más o menos.
-Está bien-suspiré-. Pero necesito un favor, JiMinie.
-Claro, dime.
-Entra tú primero-lógicamente, aquello llamó la atención de JungKook y mi amigo me miró a través del espejo retrovisor-. Necesito hablar con JungKook.
JiMin me regaló una de sus amables y lindas sonrisas y asintió.
-Entiendo. No te preocupes, que me aseguraré de que nadie los interrumpa.
Todo fue silencio incluso un par de minutos luego de que JiMin estacionara el auto y nos dejara solos en aquel sitio.
Sólo entonces, JungKook suspiró y relajó su posición.
-¿De qué quieres hablar?
Deslizando mis bragas por mis piernas, me coloqué a horcajadas suyo y con mis brazos alrededor de sus hombros, provoqué el roce de nuestros alientos.
-Dame una última vez...por favor
-Sarah...
-Sólo una-murmuré, mordiendo mi labio para evitar sollozar. Mis ojos, ya cristalinos, coincidieron con los suyos, encontrándolos en iguales condiciones-. Déjame tenerte una última vez antes de volver por completo a la realidad.
Sus grandes manos acunaron mis mejillas y sus labios me mostraron una pequeña sonrisa antes de fundirse con los míos en un pasional beso, donde algunas lágrimas se colaron.
Hicimos el amor en aquel asiento trasero como si fuéramos un par de adolecentes que se esconden para hacerlo porque saben que en cualquier momento sus padres pueden atraparlos...pero valió completamente la pena.
Nuestras bocas casi no se separaban y nuestras manos, cuando no se unían, se animaban a dar un tour por cualquier zona de nuestros cuerpos, desnuda o no, que quedase a su alcance. El sudor nos cubría completo y las ventanillas estaban empapadas, pero aún así no nos detuvimos hasta llegar a la gloria.
JungKook con sus dedos acariciaba mis muslos, y los míos imitaban la acción con sus mejillas.
Otra vez sus orbes café coincidieron con mi pequeño par de esmeraldas y le sonreí, besando cortamente sus labios una y otra vez, haciéndolo reír.
-No me voy a rendir, JungKook-como suponía, aquello le borró la sonrisa de la cara y ya sentía el apretar de sus dedos en mis caderas-. No me arrepiento de haberte engañado y seducido justo ahora, pero sé que será la última vez que te tendré y no volverá a suceder en largo rato, porque va a pasar de nuevo, porque no me voy a rendir y porque me importa una mierda lo que me digas para mantenerme alejada de tí.
-Sarah. Es lo mejor para tí...
-Soy yo quien decide eso, KooKoo.
Juguetona, besé su mejilla, luego su nariz y volví a besar sus labios, jadeando gustosa de sentirlo corresponderme.
Ese día, luego de explicaciones y anécdotas referentes a nuestra pequeña aventura, mis padres, mis amigos y los niños se quedaron a dormir conmigo, siendo JiMin nuestro vigilante y JungKook estaba en la habitación de al lado pues el rubio no quería dejarlo solo luego de tal experiencia.
A diferencia de la otra vez, esa noche sonreí, no sólo por estar de vuelta en casa, con mi familia, sino porque tenía muchos planes en mente para volver a hacer ceder a JungKook ante mí.
No sería fácil, pero lo conseguiría.
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