Ø1 ≠ prølōgº.
Todos los akatsuki sabían quien era, todos ocasionalmente mostraban cierto miedo hacia él, lo respetaban y lo tomaban en serio. Bueno, casi todos; Deidara, su compañero y el menor de la organización, seguía tratándolo como siempre, tenga su máscara o no.
Obito se había acostumbrado a que el rubio lo haga explotar cuando lo molestaba, a que lo amenace, que lo trate como un inferior y a que lo desobedezca. Era tan molesto, varias veces pensó en darle una buena paliza para ver si se le quitaba lo tonto a ese chico, pero Konan, la que se comportaba como si fuera su madre, lo amenazaba diciendo “le pones un dedo encima y te reinicio la window”, a él no le daba miedo ella, en lo absoluto, pero prefería no meterse en pleitos con la mujer ya que toda la organización se pondría de su lado.
Así que ahí estaban, volviendo a la cueva luego de su última misión.
Deidara era “infantil” según Tobi, es decir, Konan se pasaba el día haciendo origamis, unos muy hermosos, Sasori con sus marionetas, sus armas y Deidara con un pedazo de arcilla común y corriente. Según el rubio, eso era “arte”, pero lo único que podría llegar a aproximarse a eso era su rostro de concentración al darle forma.
El Uchiha no entendía su obsesión por la arcilla explosiva, día y noche solo lo escuchabas decir “Katsu”; “Katsu” para crear eso que él llamaba “arte efímero”, pero que solo era un explosión y ya.
En eso debía admitir que tenía un poco la culpa, pues él tuvo la idea de reclutarlo cuando solo tenía catorce años, si ese grupo de desadaptados debía terminar de criarlo, todo podría salir, y así fue, salió un loco por un concepto de arte macabro.
Estaba claro que Sasori tenía la culpa de ello también, es decir, ¿por qué se le había ocurrido juntar a esos dos en un mismo equipo si eran uno peor que el otro?.
Ya no importaba, el grosero chico apenas entraba en la adultez, por lo que era más insoportable que en la adolescencia.
Salió de su mente cuando una pequeña roca golpeó su máscara.
— ¿Qué? —preguntó molesto al menor, quien la había lanzado.
— ¿Qué de qué, idiota? ¿Estás sordo o qué? —contestó grosero. Rodó sus ojos hacia el lado contrario a Obito y se cruzó de brazos.
“Algún día te voy a quitar esos malos modales.” Pensó el Uchiha.
— ¿Qué pasó? —
— Mueve más rápido tu teasero, va a llover en cualquier momento y no quiero mojarme el cabello, duh. —dijo con un tono obvio mirando el cielo.
Realmente lo iba a golpear en cualquier momento.
— Está bien, como Rapunzel ordene. —canturrió de forma burlona.
Casi que se veía el humo salir de los oídos de Deidara, ahí estaba su otro gran problema; era demasiado enojón e impulsivo.
— ¡Te mataré! —gritó el rubio comenzando a correr hacia él.
Obito se divertía molestando a ese chico, aunque sea un grosero maleducado, admitía que se veía tierno enojado. Claro, aunque daba miedo cuando ese "tierno" se tornaba algo "extremadamente adorable".
No habían tardado tanto en llegar a la cueva, pero sí lo suficiente como para empaparse todos y que Deidara caiga unas cuantas veces en algunos charcos de lodo.
Estaba completamente mojado y sucio.
— Oye, Barbie, ya hasta comienzas a parecerte a tus esculturas. —se burló Hidan al verlos desde el pasillo entrando.
— Piérdete. —respondió levantando su dedo medio hacia él.
— ¿Qué vas a hacer? ¿Decirle que hable con tu mano? —se unió Kisame a las burlas.
¿Lo más triste de esa situación? Que esa noche, le tocaba al rubio preparar la cena.
Sin duda esos tres contando a Obito tendrían una porción extra de lodo del patio en sus platos.
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Bienvenidos al primer capítulo de este libro, espero lo disfruten.
Tomen agua y aliméntense bien <3.
¿Cuantos años tienen?
Voy a dejar preguntas al final de cada capitulo como para interactuar más con ustedes uwu.
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