Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❝1-

No apto para todo público - ⚠️

→Este Oneshot contiene contenido homosexual, relacionaciones sexuales, tortura psicológica y física. Lenguaje vulgar, lenguaje formal e informal, lenguaje médico y de fantasía.

→ Se desarrolla en Luna nueva. En el ambiente de Crepúsculo, escrito principalmente por Stephanie Meyer.

→La trama, idea e historia del personaje protagónico es de mi total imaginación.

→El Clan Vulturi, Cullen, Denali, James y Victoria, son personajes realizados por Stephanie Meyer. Los ocuparé en un tiempo y espacio para que encajen perfectamente con mi trama.

•─ ⃟ ⃟───────••✦••────── ⃟ ⃟──•

SINOPSIS

Este hombre no es una figura conocida dentro del mundo inmortal ni mortal, sólo sale cuando su curiosidad necesita ser saciada y su instinto cínico exige crear vínculo ante su futura víctima.

Pocos vampiros, número que se puede contar con la mano, saben que su existencia en el mundo inmortal comenzó a finales del siglo XIX(1899). Pero pocos saben que nació mortal desde los principios del siglo XIX(1800), pero ninguno sabe su don ni condición física, quiénes lo conocen lo describen como: Excéntrico y misterioso, siniestro y cínico, insensible y frívolo, cruel y despiadado, por sobre todo, inestable.

Marcus Vulturi reconoce a su verdadero compañero. Sintiendose por fin completo con solo verlo, muy diferente a como se sentía estando con su difunta esposa Dydime, tal vez... Solo tal vez, su destino no era ser un hombre de gustos racionales. Tal vez, amar a un hombre era mucho mejor que la manipulación femenina.

Aro, logra ver todo acerca de su compañero, desde su primera conversión hasta la incapacidad de sensibilidad en su cuerpo, pero su grande sorpresa es que él no cuenta con ciertas cosas internas e importantes dentro de su cuerpo, ¿Era siquiera capaz sentir atracción hacia cuando literalmente era un vampiro sin órganos humanos? Porque Cirus Murphy era el único vampiro que no tenía órganos en su cuerpo, y carecía de la sensibilidad en el cuerpo, ¿Podría siquiera amar a Marcus como se sentía por el lazo de compañeros? Era un misterio que sin duda lo hacía sentir atraído, además que parecía no contar con una familia como Carlisle.

•─ ⃟ ⃟───────••✦••────── ⃟ ⃟──•

PRÓLOGO

Cirus Murphy, había heredado el linaje y sabiduría impune acerca de la medicina, habilidades indescriptibles para enfrentar cualquier malestar interno en el cuerpo humano. Convertido desde su concepción en un hombre genio, nacido en 1800 y concebido por médicos de alta sociedad. Mediante sus experimentos sobrenaturales, a los 33 años descubrió su linaje de brujo oculto por parte de la familia materna, su padre era un mortal que terminó irremediablemente enamorado de su madre; un romance sin igual. Se enfrascó tanto entre la medicina y las yerbas que un brujo llevara encima que, se perdió mucho tiempo entre una especie de limbo.

Por parte de su figura materna, que yace en paz al igual que su padre, heredó la juventud eterna. Sin embargo, al ser un gran médico cirujano general, la mafia Rusa lo secuestró, torturó y utilizó hasta matarlo de la forma más cruel.

Un aliado de aquella mafia Rusa era un vampiro loco, que disfrutaba de experimentar con órganos humanos. Lo convirtió para crear una nueva raza vampírica, en cuanto su vida llegó a los 99 años y sin envejecer, el vampiro de ojos rojos emprendió su plan de creación que constaba en: abrir el pecho del híbrido humano y brujo, morderlo y ser el único testigo fiel de la pura conversión a vampiro, con el corazón y pulmones expuestos y abierto, el dolor era lacerante. No podía retorcerse porque el científico durmió sus estremedidas brazos y piernas, obligando a ser sumiso hasta su muerte.

En cuánto el corazón y demás órganos fueron carcomidos por el veneno, sabiendo que sobreviviría como ser inmortal, decidió extraerlos como trofeos, quitando pulmones y corazón, cerrando con grapas las venas, aprovechando la inmortal curación vampírica. Fue tal el regocijo, que no se dio cuenta cuando los cuatro días se habían cumplido y que el neófito cobró conciencia para extinguir su existencia.

Había creado un monstruo nuevo, que lo consumió como sangre digna de su presa, matándolo sin mucha piedad. Viendo perfectamente como el consumía lo que había quitado de su fuero interno, creando una criatura peor que un vampiro normal. Cirus Murphy había dejado su vida atrás, tras morir y convertirse en 1899, con 99 años que no se notaban gracias a la juventud eterna de su linaje brujo. Pero también supo cuan deplorable había vuelto a resurgir de entre la muerte, su tórax estaba lleno de grapas, si se cortaba sanaba si se abría la herida no sangraba. El dolor no existía, nada existía para hacerlo feliz.

Vagó tanto tiempo siendo un experimento loco, que se volvió siniestro y una sombra oscura para el mundo vampírico, pudiendo alimentarse de sangre humana y organos fosilizados vampíricos. Suponía que esa posibilidad se debía al vacío que su cuerpo sentía sin tener aquellos órganos, nunca pudo volver a colocarselo porque el vampiro los pisó a modo de defensa pero de nada valió ya que Cirus exterminó a su creador sin inmutarse de la pérdida misma.

Mucho tiempo vagó por el mundo, claramente luego de extinguir la Mafia que lo utilizó hasta su último respiro y jugó con su cuerpo dejando a manos de ese vampiro loco; sin embargo, su vida aburrida empezó a tener sentido en cuánto el rumor de que había Reyes que lo podían matar si se exponía lo excitó de alguna manera extraña, siendo la primera vez en sentir algo durante su vida inmortal, por lo que sin hacer caso a las advertencia de su conocidos se dirigió a Volterra, Italia a mediados de 2005.

Gracias a la existencia caótica de Isabella Swan, hija del sheriff y una relación prohibida de humana y vampiro, dos almas separadas en el mundo inmortal pudieron reencontrarse. Marcus Vulturi que existía antes a base del don de Chelsea, tras la perdida de su esposa Dydime, se convirtió en un vampiro desinteresado por el mundo y perdido entre sus deprimentes pensamientos pero todo aquello cambia en cuánto nota un pequeño hilo rojo tildar de su dedo meñique dirigiendo su interés hacia los recién llegados.

Una humana, y tres vampiros. Uno de esos vampiros era su verdadero compañero eterno, Cirus Murphy. El cirujano hizo una mueca al reconocerlo, más solo supo pensar en una cosa: «Debí haber renunciado al trabajo antes de venir. No lo preví»

Edward lo había mirado incrédulo tras ese pensamiento. Ya que se sabía de antemano, que encontrar al compañero en plena existencia inmortal, era casi un hecho inédito, y ese vampiro excéntrico no estaba tan efusivo, sorprendido ni encantado como había podido ver en cuánto a las conexiones de sus hermanos al encontrarse, o coexistir simplemente.

Por que, Cirus Murphy era un gran cirujano general en Forks, excéntrico y reservado; carente de emociones, pero muy útil para las escasas intervenciones de gravedad en el pequeño pueblo. Carlisle Cullen y su familia no podrán acercarse amistosamente porque sus instintos advertirán el peligro oculto.

•─ ⃟ ⃟───────••✦••────── ⃟ ⃟──•

PRIMER CAPÍTULO


La cirugía había sido un éxito. Como todos los que había realizado por tanto tiempo, Cirus Murphy se sabía del derecho al revés el cuerpo humano y se había especializado en ello. En cuánto iba saliendo de la sala de operaciones, una enfermera que iba de paso le notifica que el director del hospital lo estaba esperando para hablar con él. Llevaba alrededor de tres años trabajando en el hospital de Forks, Washington, por lo que era el milagroso doctor que salvaba las vidas de accidentes tan trágicas que causaba dicho clima lluvioso.

—Muchas gracias, señorita Dorothy. —agradeció con una voz cansada.

La enfermera le sonríe amable, era la única que sabía reconocer que el rasgado y desinteresado tono de voz del doctor, no era porque fuera malo sino porque estaba agotado.

—Tenga buen día, doctor.

Se despiden. Cirus no pierde el tiempo, se deshace de cualquier vestimenta, lo deja en el cesto de ropa para desinfectar, seguidamente procede a llegar a su oficina. Estaba en el horario donde nadie por el momento requería de sus servicios por lo que no llevaría en uso su bata. Agarró un termo negro que se mantenía fresco y se lo bebió sin demora alguna, encantado por la delicia de aquel líquido vital. Sus ojos tomaron enseguida ese color distintivo de su raza, rojos por la sangre humana. Pasaba desapercibido por el uso de lentes de contacto de color oscuro, a veces podía jugar con el color negro que llevaba. Diciendo que en la luz del día se hacían claros y cuando llegaba la noche eran oscuros. Una excusa tonta pero justa.

Tras caminar y pasar por cada pasillo del hospital de Forks, llegó al despacho del director. Encontrandose con un aroma similar al suyo, pero lo deja a segundo plano tras fijarse que la persona con la que debía tratar estaba comunicandose con un hombre rubio y pálido de ojos dorados como el almíbar.

—Muchas gracias por unirse a nuestro plantel, Doctor Cullen. —pudo escuchar de su jefe.— Doctor Murphy, enhorabuena por la cirugía exitosa.

—Gracias, es parte del deber, Jefe. No ha sido complejo de restaurar los tejidos en esta ocasión —comentó profesionalmente Cirus, dejando en claro su acento alemán.

—Aprovechando que has venido, quiero darte la noticia nueva. Como habrás notado, acabo de cerrar el contrato, y tenemos nuevo doctor. Doctor Carlisle Cullen, le presento a nuestro mejor Médico Cirujano Cirus Murphy —hace las presentaciones correspondientes el director del hospital.

—Un placer, Doctor Murphy —responde Carlisle mientras se acerca a pasar la mano, a modo de saludo.

Ambos se aprietan la mano. No percibiendo algun cambio de temperatura. Sin embargo, la aspereza y postura intimidante de Cirus, hace retroceder a Carlisle inmediatamente.

—Espero seamos profesionales excelentes. —comenta fuerte y claro como para Carlisle y el director—No tolero la pérdida de tiempo —advierte en un susurro.

Esperaba que ese vampiro ni se le cruzace en su camino. Odiaba el contacto físico de otros, más aún la cara angelical de la necesidad de encajar en un asqueroso y mundo mortal.

—Así será.

—Perfecto. Pueden empezar y terminar sus honorarios correspondientes. Ya hemos hablado de lo que necesitaba. Muchas gracias señores —dice el Director del hospital, dandoles la oportunidad de salir de su despacho.

Una vez fuera, Cirus no perdió el tiempo y se empezó a dirigir a la salida. Todo quién lo mirara, le tenía un respeto y retroceso para no interrumpir en su paso. Pero Carlisle aún no tocaba suelo.

—¡Espera! —toma Carlisle, de la orilla de la camisa gris a Cirus—eres nuevo. Y ...—empezó a decir, pero fue interrumpido por un manotazo brusco.

—No me toques. Jamás.

La gutural voz del Aleman emergió. Y el instinto de Carlisle percibió el mismo pavor al ver esos ojos rojos ocultos bajo esos lentes de contactos negros.

—Deberías cambiar tu alimentación si trabajarás aquí —recomendó Carlisle sin poder callarse, su familia y hogar permanente podrían ser puestos en peligro por la presencia de dicho vampiro.

—No. Te. Incumbe.

Y sin más. Salió del hospital. Carlisle encontrandose con el chisme fluyendo como el viento por todos los corredores, habían visto que ambos doctores no se llevarían bien. Algunos decían que el cirujano era un viejo cascarrabias, y otros defendían al mismo. Carlisle avergonzado fue inmediatamente a hacer sus obligaciones que correspondían al día.

Ese primer y único día de charla, no fue tan bueno como todos parecían dar por sentado. Cirus dejó en claro la poca predisposición a la amistad hacia otro vampiro, y tenía sus motivos.

──••✦••──

Los días fueron pasando, y los hijos del nuevo doctor fueron apareciendo, sus días de trabajo solo comenzaban cuando lo solicitaban o de casualidad se había quedado por más tiempo en el consultorio. Forks, era un pueblo muy tranquilo y aburrido en el plano hospitalario, si habían accidentes trágicos y dramáticos, pero no todo el tiempo. Corrección, no lo era antes, un año después de ser acosado por los hijos del Doctor Cullen, encarando con su mirada de malhumor a cada uno que se cruzara en su camino. Un día cualquiera, lluvioso de Forks, hubo una agitación duo en urgencias, ya que en el Instituto de Forks hubo un accidente.

Cirus había sido llamado para confirmar si los hechos diagnosticados por el doctor Cullen eran correctos, más por sobrepreocupación del Sheriff. Para la desgracia de la pacífica vida que había tenido los últimos tres años, escombros iban cayendo de su pacífica vida. Primero los Cullen con su dieta estupida, sus insistencia con cambiar su alimentación por el bien común de todos, ¡patrañas!. Y lo segundo, la llegada de la hija del Sheriff, Charlie Swan. La mencionada estaba involucrada, pero su mirada aburrida cambió a una divertida al notar como el hijo mayor de Carlisle, se volvía loco fuera de la sala de urgencias.

«Que ironía de la vida. Un vampiro loco por la mortalidad de un humano, nuestra bolsa de sangre. Idiotez»pensó fugazmente.

Y tras ello, entró para enfrentarse a la raíz de todo el caos de Forks. Una humana insípida y común, causando ajetreo. Le aseguró al sheriff que nada malo tenía, tras una frase contundente.

—Si le doliera el corazón, en un minuto estaría ya muerta. Si tuviera la columna rota, su estado sería un coma. Y si tuviera contusión o ansiedad, podría ser por el estado post traumático. No todos los días los jóvenes pasan por este tipo de accidentes —expresa frivolamente Cirus— Dele un respiro, atención y reposo. Pronto estará como nueva.
—Edward... Edward me salvó.

—¿Mi hijo? —preguntó confundido Carlisle.

—Si, corrió del otro lado del estacionamiento. Paro con su mano la otra camioneta, ¡Por eso estoy viva!—exclamó nerviosa Bella.

—Le recomendaría ir al psicólogo. Un accidente de este nivel produce estrés, esta es una prueba clara del trauma que le ha causado. —expresó el doctor Murphy escribiendo una receta para la medicación de analgesicos y un relajante.— No olvide tomarlos, puede cambiar la prescripción con la nota informativa del psicólogo.

Charlie acepta la hoja incrédulo.

—Gracias, Doctor Murphy.

—Descuide, es parte del trabajo. —acepta asintiendo la gratitud— Cualquier duda, puede acceder a los servicios de dr. Cullen. Tengo mucho trabajo por delante.

Se excusó y se retiró. Había limpiado el culo de los niños Cullen. Pero hasta allí quedaba su amabilidad.

[...]

Cirus se encontraba bastante serio, recostado contra el respaldero del copiloto, consternado. Alice Cullen había interrumpido totalmente su día libre, insistiendole de que el motivo era urgente por el cuál su presencia debía seguir intacta al destino que pudo ver. Solo por ese motivo se había dejado arrastrar, pero no porque tuviera alguna amistosa relación con la vampira.

Bella se encontraba bastante incomoda, se removía una y otra vez en el asiento de atrás, al estar envuelta en el espacio del automovil con aquel doctor que para nada era agradable. «Es perturbador hasta estar cerca de este vampiro. ¿Serán así todos los vampiros de ojos rojos?»pensó con curiosidad la humana.

—Si no dejas de moverte como una culebra. Dormiré cada extremidad de tu insípido cuerpo, Swan. —siseó Cirus.

Bella se estremeció por la gélida voz. Su corazón se aceleró por el miedo y tensa, intentó quedarse quieta. Alice miraba preocupada y con una expresión de disculpa a su mejor amiga, aunque quisiera intervenir no podría, si se ganaba una molestia más del vampiro cirujano; su presencia para usarlo a su favor se iría todo al infierno.

—L-lo siento...

La mirada rojiza que se pudo notar tras el espejo interno del conductor hacia la humana, fue más que suficiente para que ni una palabra más saliera sin que fuera necesitario. El silencio reinó en el auto robado, entre las calles de Volterra justo en el día de San Marcos.

—Mierda. ¡Bella ve a detener a Edward, no podremos intervenir nosotros por el estancamiento aquí! —expresa Alice, bastante preocupada.

—¿Dónde? ¿cómo? —preguntó Bella, totalmente nerviosa.

—Va a dar un espectáculo. Va a mostrarse a los humanos. Ya es casi el medio día con el sol en el punto mas alto. —expresó Alice, tan impugnada con la visión del futuro de su hermano.

—¿A donde voy?—preguntó Bella saliendo a trompicones del Camaro amarillo.

—Al pie de la torre del reloj. ¡De prisa!—grita Alice, mientras se gira hacia la ventanilla, donde un policia italiano la llama contra el golpeteo ligero en el vidrio.— Oh, disculpe. Teníamos una urgencia para llegar pronto.

—Es mejor que retroceda el auto. Pronto será el festejo, y no creo que desee estropear vuestro auto. —dice el policía, mirando extrañado al hombre que se encuentra de compañero a la mujer— Espero que su estadía sea igual de excelente, señor.

Cirus asiente en agradecimiento, al igual que un sutil gesto con la mano. Alice lo mira incrédula, mientras va retrocediendo con cuidado el auto hacia las afueras o al menos hacia uno de los callejones hábiles.

—¿Cómo?—preguntó Alice.

—Tus visiones son subjetivas. No todo lo que has visto, es la verdad. —expresa con una sonrisa torcida.

—Pero, yo vi... Tu... ¿Quién realmente eres?—pregunta Alice, preocupada.

Cirus nota como estaciona el auto, se desabrocha el cinturón de seguridad y sale del mismo. Empezando la caminata hacia la torre del reloj. Alice pisandole los talones, pero en cuánto están a unos metros y ella procede a querer empujar la puerta, estás se abren en el acto.

—Entra. —asevera Jane hacia Alice, mientras que se hace a un lado para dejar que el rubio castaño mayor ingrese— A los amos le encantará su visita y... Regreso.

Alice, Edward y Bella se tensan ante esa última frase. Los dos últimos como pareja reconciliada se encontraban juntos y vivos para la fortuna del amor toxico. Siendo escoltados por la guardia del Clan Vulturi. Aunque el vampiro cirujano se encontraba muy despreocupado, como siempre.

Demetri y Afton abren las puertas para la entrada de los tres vampiros y la humana. Escoltandolos hasta el último que ingrese.

—Hermana. Te enviaron a traer uno, y trajiste tres y medio...—expresó Alec.
— ¡Que chica tan lista! —expresó Aro, levantandose de aquel trono del medio. Con los brazos abiertos.— ¡Que agradables sorpresas! ¡Bella está viva después de todo. —sonríe con una alegría demasiado entusiasta que hace tensar a Edward y Alice— ¿No es eso... Maravilloso? Me encanta un final feliz —comenta mientras se acerca a Edward para tomar su mano izquierda y usar su don táctil.

Cirus se encontraba recostado contra uno de los pilares cercano a la puerta. Mientras que Marcus Vulturi se encontraba con un rostro neutral pero sus ojos estaban mas vivos y fijos en él. Ambos sentían la conexión barajando el aroma mutuo sobre sus fosas nasales.

—Ah, son tan raros. Ja, la tua cantante... —comenta Aro, mirando a Bella— su sangre te atrae tanto, que me provoca sed. ¿Cómo soportas estar tan cerca de ella?

—Con gran dificultad. —contesta Edward.

—Ya lo veo. —Aro ríe ante la excentrica escena que otorgan ese par.

—Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido. Con solo tocarme. —explicó Edward para Bella. Mientras Aro lo mira sorprendido por tal explicación— Y ahora lo sabe todo. Acaba de una vez.—asevera quitando su mano de aquel agarre.

—Y tu eres un excelente lector de almas, Edward. —contesta Aro con una sonrisa— Aunque no pueden leer sus pensamientos. Fascinante.

Aro empieza a retroceder unos pasos hacia el trono. Tomandose sus manos para volver a hablar.

—Me encantaría saber si es inmune a mis dones también. —expresa Aro, ofreciendo su mano hacia Bella.

La humana lo mira, luego a Edward bastante insegura.

—¿Me harías el honor?—pregunta Aro.

Bella le da su mano. Y encima Aro intercepta la misma para probarlo.

—Interesante. No veo nada.

Deja de tomar la mano. Y vuelve a retroceder precavido ante ese par.

—Me pregunto... Veamos si es inmune a todos nuestros poderes —vuelve a decir Aro, con ansiedad y necesidad.—¿Te parece, Jane?

—¡No! —trata de intervenir Edward. Pero es detenido abruptamente por un agarre desde la nuca, totalmente inmovilizado por la varonil mano de Cirus— ¡¿Qué crees que haces!? Sueltame!

Jane sonríe ante la intervención inexpresiva del príncipe.

—Esto tal vez duela... Un poco —comenta hacia Bella, la rubia vampira de ojos rojos.

Sin embargo, empieza a pasar unos minutos de silencio tétrico y nada resulta como espera, Bella no se retuerce de dolor.

—jajajaj Admirable. —aplaude Aro, deteniendo a Jane de esa forma— Es resistente a nuestros dones. Aunque..—sonríe divertido y mira a Cirus— ¿Qué puedes añadir, amigo mío?

Cirus percibe perfectamente como el cobrizo que estaba forcejeando por salirse de su agarre se tensa ante la mirada tan amistosa que le dirigió Aro. Empezando a leer los pensamientos de todos en la sala, la cara de Edward se va desfigurando en horror puro.

Alice se petrifica y cae de rodillas al suelo, al ver rapidamente una visión, dónde todo el futuro previsto era erradicado de raíz.

—No sabe manejarlo. Probablemente si es convertida lo podría usar usted al favor del Clan. —comenta Cirus con aquella voz frívola, mientras arroja hacia Demetrio y afton al mequetrefe de sus manos— Cuiden al cordero, chicos.

Demetri sonríe divertido. Afton bufa por la forma en que se los da.

—Ya veo. ¿Crees que será inmune a tu don?—pregunta Aro, pensativo. Volviendo a sentarse en su trono respectivo.

—No lo será. Este aquelarre me ha estado subestimando bastante, tomaré esta oportunidad como forma de castigo hacia ellos, si no es una molestia para usted. —expresó Cirus con respeto.

—Adelante, querido amigo.

Y sin más. Edward gritó a Alice para que proteja a Bells, pero Alec obnubiló los sentidos de la Cullen, su deber era proteger a Cirus Murphy. Bella sintió mucho miedo en cuánto se fijó en el agarre bruto en la muñeca, deteniendo que retrocediera ante él.

—No lo hagas... E-eres médico, tu...—trató de apelar Bella a la moral del cirujano.

Desmaius. —pronunció Cirus, firme y severo en una voz ronca. Justo al oído de la joven humana, esta al escucharlo sintió un frio calar completamente su cuerpo, un apretón horrible en su corazón logrando que se quejara.

—D-duele... ¿Qué estás...? —preguntó debilitada Bella, sintiendo sus piernas temblar como gelatina.

Cirus la agarra. Sonríe divertido al ver a la humana ser tan débil ante el poder de hechicería, por lo que, con un solo gesto se arranca el guante de su mano derecha con sus dientes. Lo arroja hacia Marcus, quien lo toma en vuelo.

—Ahora verás lo que soy. Verán que jugar a ser humanos los hace inútiles —sonríe con una expresión divertida y sádica— Dolor. —pronuncia justo al momento en el que toca la mejilla de la humana con su mano fria con suturas oxidadas.

Y es en ese momento en el que, todos los vampiros presentes se excitan con lo que ocurre tan maravillados por el don tétrico de Cirus Murphy. Bella grita horrorizada tras contorsionarse de dolor al punto de escucharse como su cuerpo se dobla bruscamente hacia abajo, sintiendo un golpe brusco hacia el estomago que la hace toser sangre de una manera tan enferma, mientras que Cirus mira los dedos de la humana con una diversión plena y sádica.

—Esto te enseñará el error que has cometido, humana insípida.

Edward se encontraba petrificado. Dolido y castigado al ver como su humana era tortura pero con solo centrar su don en ese vampiro gritó y forcejeó peor entre los brazos de Demetri.

—¡Fue mi culpa! ¡Es mi culpa, ella no!—gritó desesperado Edward al leer sus pensamientos sádicos — ¡No lo hagas!

Aro, Marcus y Caius estaban gozando de aquella escena de tortura.

Uno...

Marcus cerró sus ojos dilatados al escucharlo tan sexy, varonil y sádico.

Se escuchó el primer crack del dedo pulgar doblarse hacia fuera.

—¡Ah! ¡Edward!—gritó con un dolor horrible, del dedo roto.

Dos y tres...

Dos dedos torcidos hacia atrás. Escuchándose ese delicioso craquetear de huesos en armonía. Los pataleos y pisotones, al igual que mueca de dolor, quejidos provenían sin parar de la humana que lloraba horrorizada por como este vampiro estaba rompiendo como si nada los dedos de mano derecha.

Cuatro, cinco y seis... Yo soy el rey de la tortura—sonríe Cirus, tras su frase.

Se le rompen los dedos meñique y anular. Al igual que la muñeca, contando justo al número seis.

Un grito puro de horror embargó todo el lugar justo en cuanto los humanos de afuera arrojaron los explosivos a reventar. Bella totalmente adolorida, agotada e incapaz de ignorar aquella horrible escena de su mano estar colgandole del brazo, cayó al suelo como trapo.

—Perfecto. Maravilloso. Está mas que visto que no es tan inmune como pensaban hacernos creer —expresa Aro tras una aplauso extasiado— Tal como hemos visto, ¿Qué haremos con ella ahora?

—Ya sabes lo que tienes que hacer, Aro.—interviene con la voz ronca y arrastrada Marcus, mientras pide con una mirada que Cirus se acerque. Este camina divertido y queda cerca suyo.

—Sabe demasiado. Es un peligro —añade Caius con su voz seria, ligera.

—Es verdad. Félix. —dice Aro, tomando seriedad del asunto.

Edward logra deshacerse de Demetri. Pero esta vez, es tacleado por el Rey Caius. Quien empuja al cobrizo contra el suelo.

—Respeta a tus reyes, Cullen. —sisea molesto e irascible.

Y sin más, Bella logra ver su vida recobrar frente a sus ojos. La mano fría y dura tomar su cuello, para poco después sentir el peor dolor del mundo. Una mordida cruel y dolorosa en su yugular, desgarrando un poco de más la piel.

Todos los vampiros presentes sienten hambre, pero se resisten como más pueden. Por respeto a sus reyes.

—¡Bella! Bella no!—gritó totalmente horrorizado al ver gritar una y otra vez por el veneno cruzando sus venas, sangre y vida en la humana dócil.

Alice quería llorar al notar la visión futura. Su mejor amiga se convertiría en vampira pero no como lo había visto a lado de su hermano y siendo felices. Sino que, siendo tortura y abusada de poder. Si pudiera llorar, lloraría como desquiciada.

—Haz jugado bastante con la suerte. Dile a Carlisle que una sanción más, y ya no tendrá carta blanca. Hemos terminado por hoy, espero replantees tus decisiones para la próxima, Edward. —expresa Aro mientras el cambio de Bella sucede.— Vivirás y esta ofrenda se quedará para nosotros, nos sentimos muy alagados. Gracias, Alice Cullen. Por tus regalos.

Alice se tensa al ser nombrada.

—¿Creíste realmente que me usarías moneda de cambio?—preguntó Cirus totalmente divertido.

—Ja. Parece que su rostro es evidente. —ríe igual de divertido Aro— Es oportuno aclarar que Cirus, es compañero de Marcus. Por lo que, estás en lo correcto Alice, esta no era la primera vez que se encontraría con nosotros.

Alice se había quedado asustada. Preocupada y totalmente culpable. Edward pudo ver lo que su hermana quiso hacer pero no había sucedido aquello al favor de ellos. Se sintió tan estúpido. Débil.

Alice había llevado a Cirus con la intención de utilizarlo tal como dijo. Entregar al compañero del Rey a cambio de una oportunidad con la humana. Dejar en claro que una vez fuera convertida, ella resultaría ser la compañera de Edward. Pero nada había ocurrido como en su visión, todo tenía un motivo. Alice Cullen no conocía ni era cercana a Cirus Murphy por lo que, divisar su futuro era totalmente impredecible e imposible de acertar.

—Será bueno que para la próxima visita. Carlisle venga con el compañero de la señorita Cullen. —expresa Marcus con severidad mientras toma la mano de su compañero a modo de resistir la necesidad de asesinarla.

—Así será —contestó Edward con terror. Incapaz de volver a mirar a los reyes. Miró con dolor y arrepentimiento hacia Bella, quién siseaba de dolor su nombre y suplicaba su ayuda. Pero ya era tarde. Los escoltas Vulturi lo llevaban fuera del salon, ya no volvería a ver a Bella ni mucho menos a su hermana.

Todo había sido un error suyo. Tal vez si no se hubiera expuesto a los Vulturi para morir, tal vez todo esto no hubiera ocurrido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro