Capitulo 39.
Holas, cómo están? Espero que bien.
He aquí el nuevo capítulo. Este cap es muy bonito para mí, porque creo que era lo que se necesitaba, ya estamos a poquitos muy poquitos caps de acabar el fic.
Hay una personita que me dice que ya los deje ser felices, y pues me lo estoy pensando jaja.
Bueno, espero que lo disfruten y sanen esas heridas que han causado los problemas de SeHun y LuHan. Gracias por sus votitos y comentarios, son tan lindos 🤗❣
Ahora sí, a leer.
Pdta: capítulo no corregido ni revisado, si ven errores ignorenlos (cuestión ortográfica)
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El más alto dejó las cosas sobre la mesa y miró a su amigo. Esa sonrisa boba en su rostro le causaba cierta incertidumbre. Cuando JongDae entró a la oficina ChanYeol miró al mismo y le hizo seña se que guardara silencio.
Chen un poco confundido se acercó a él susurrando un "qué pasa" ChanYeol sólo le señaló a SeHun quien se encontraba sentado en su silla con una pluma en los labios y con una sonrisa estúpida de idiota enamorado.
—Este algo tiene, y creo saber qué es —aseguró ChanYeol en voz baja, Chen espero a saber—. Se llama Luhan.
—¿Volvieron? —preguntó Chen esperanzado de que fuera eso, pero Yeol negó. Baek no le había dicho nada hasta el momento—. Entonces...
—Los estoy escuchando —dijo SeHun sonriente mirando a sus dos amigos quienes esperaban saber todo con lujo de detalle—. No hemos vuelto pero, Luhan me ha dado una oportunidad de seguirlo tratando. Puedo estar cerca de él —dijo y suspiró como el idiota enamorado que era.
—Vaya —silbó ChanYeol a lo cual ambos chicos le miraron—. Me alegra mucho eso, pero me preocupa lo poco que te hace feliz, o sea, es algo pequeño pero te ves tan feliz.
—Prefiero eso a tenerlo lejos para siempre —confesó SeHun sacando de los cajones unos boletos que puso sobre la mesa—. Es su hora de comida, ¿puede uno de ustedes ir a la oficina donde está trabajando Luhan y ponerlo sobre su escritorio? —preguntó a lo cual sus dos amigos se miraron entre sí—. Junto con este sobre, lo quiero invitar al parque está noche, ¿alguien?
—Iré yo —se ofreció Chen. De alguna manera ver de nuevo a SeHun con esa sonrisa le hacía feliz—. ¿Solo lo dejo y ya? —preguntó para estar seguro de hacer un buen trabajo. Sehun asintió viendo a su amigo gueñir un ojo e irse de la oficina.
Al estar solos ChanYeol tomó asiento en la silla frente SeHun y se le quedó mirando un momento hasta que formó un mueca.
—¿No has vuelto a ver a Jia? —preguntó el más alto tomando una de las plumas del portalapiz de mandera en la mesa y juega con esa metiendo y sacando la punta, SeHun negó—. Me sorprende. Aunque, puede ser que lo único que quería era verlos lejos a ustedes. ¿No recuerdas nada de esa noche?
—Lo mismo de siempre —respondió agotado. Por más que tratara de hacer memoria, no había algún indicio de que sí se hubiese acostado con ella—. No recuerdo nada más allá de lo que he dicho... Pero, no importa, yo no la amo, no siento nada por ella, lo único que quiero es que Han vuelva conmigo, en verdad... Me sentía muy feliz de estar con él, viviendo juntos.
—Lo sé, se te veía —aceptó el más alto suspirando—. Este año sale de la U, ¿cierto? ¿has pensando en darle algún tipo de regalo? —preguntó curioso a ser que ya faltaban un par de meses y sus amigos lo habían mencionado antes—. Todos los regalos que los chicos compraron para Luhan están a salvo, Jia no se llevó nada e, incluso el peluche que le compraste, sigue en la cochera de JunMyeon, ¿no deberías mandarselo a Luhan?
—Tienes razón —dijo SeHun esbozando una sonrisa para cuando una idea llegó a su cabeza y tomó el teléfono de la oficina para hacer una llamada.
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Como casi todos los días y repitiendo las rutinas entró a la oficina o eso intento pues se topó con Chen al salir este de ella.
—Oh, Chen —saludó en sorpresa, el aludido sonrió nervioso—. ¿Necesitabas algo? —preguntó pensando que quizás a eso se debía su presencia, el chico negó.
—No es nada, nos vemos —dijo y salió rápido del alcance de Luhan.
El chico algo confundido por la actitud del novio de su amigo se encogió de hombros y se adentró a la oficina. Tenía que checar algunas cuentas que se había movido en esos días y verificar que todo estuviera bien, por lo cual fue directo a su asiento tumbándose sobre el mismo. Iba a encender la PC pero al ver aquellos papeles sobre la mesa se detuvo y tomó los mismos.
Conocía esa letra en el sobre grande, era de SeHun. Esbozó una pequeña sonrisa en sus labios y miró los otros papeles.
—¿Boletos a la Feria? —susurró para sí mismo mirando estos y la hora. Dejó los mismos sobre la mesa y abrió el sobre sonriendo a ver la nota de SeHun—. Nos vemos a las 8 en la entrada del parque, porfis, no faltes. —Leyó y mordió sus labios levemente.
Hace algunos meses ellos debieron tener una cita en ese parque, pero no había podido ser por culpa de su hermana. Sacó su teléfono y buscó el contacto de SeHun, pero se detuvo al querer escribir. Negó con su cabeza y dejó el teléfono sobre el escritorio pasando sus manos por su rostro. Estaba confundido. Su madre le había dicho que no dejara perder su relación con SeHun. Le había dicho que sí lo amaba podía darle una segunda oportunidad. Y él no sabía qué hacer. ¿Debía? Su corazón decía que sí pero su cabeza no.
Trató de no pensar en ello y concentrarse en su trabajo, pero era casi imposible. Pensar en SeHun era lo único que su cabeza quería.
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Nueve y cuarto. Eso marcaba su celular. Soltó un suspiro. Quizá fue demasiado pronto el pensar en que el menor aceptaría. Resignado miró la flor que tenía en sus manos e hizo una ligera mueca. Dio un paso con la mirada en el suelo deteniéndose a ver un par de zapatos negros frente suyo. Alzó lento la mirada, ahí estaba LuHan. Luciendo tan tranquilo como siempre.
No iba a negar que sintió un ligero cosquilleo en su vientre al ver al pelinegro ahí, frente suyo, mirándolo con calma y los cabellos ligeramente desordenados.
—Creí que...
—¿Esa rosa es para mí? —preguntó interrumpiendo al más alto. SeHun asintió un poco torpe dándole la flor, LuHan la tomó y esbozó una pequeña sonrisa en sus labios—. Es bonita. Creí que hoy no recibiría la rosa, ya me había acostumbrado —mencionó casualmente haciendo sonreír al mayor.
—Gracias por venir —dijo el más alto sonriendo, Luhan negó con su cabeza dejándolo algo confundido pero no preguntó—. ¿Quieres ir adentro?
—Claro —aceptó el menor esperando que el más alto comience a caminar.
SeHun lo pensó un momento, miró las manos de Luhan y tomó una de ellas con tímidez. Luhan se quedó callado pero no hizo nada por alejar su mano del mayor, solo se dejó guiar al interior del parque.
Los puestos ambulantes del parque eran llamativos, mas allá de los juegos mecánicos. SeHun llevó a LuHan hacia los puestos de bocadillos, donde vendían comidas tradicionales y sobre todo dulces como pancitos y algodones. LuHan miraba estos con atención mientras los vendedores les ofrecían.
—¿Quieres un algodón? —preguntó SeHun cuando porfin dieron con un puesto donde hacían los algodones frente a los clientes Luhan asintió con una sonrisa timida en sus labios a lo cual SeHun hizo el pedido—. ¿Qué color?
—Rosa —respondió pues ese sabor le gustaba más, aunque realmente solo era el color pues solo era azúcar pintada. Sonrió por ello.
SeHun pagó por los dos algodones que pidió y pronto le dio uno al menor quien lo tomó regalando una sonrisa al más alto, susurró un gracias y continuaron caminando mientras comían del dulce. El más alto no dejaban de mirar al menor en ningún momento, sentía que era un sueño volver a tener al menor tan cerca y conviviendo con él.
—Si sigues mirándome así me harás sentir cohibido —mencionó Luhan llevando un poco de algodón a su boca tratando de disimular el ligero rubor en sus mejillas—. A... ¿A cuál subiremos primero? —preguntó referente a los Juegos, ambos habían entrado al área donde estaban todos estos, SeHun sonrió avergonzado por haber sido pillado y le señaló un juego de carros chocones—. No sé manejar, pero supongo que chocar aquí es válido ¿no? —preguntó en un tono divertido.
—Sí, igual si quieres manejar te enseño —mencionó el más alto esbozando una sonrisa Luhan le miró dudoso pero se rió—. Vamos. —Le tomó la mano una vez más y lo jaló con él hacia aquel juego pagando la entrada al mismo por los dos.
Subir al juego de carritos chocones fue demasiado divertido, debía aceptar Luhan. Chocar una y otra vez le había robado un sin fin de risas en compañia de SeHun, quien después de ese juego lo llevó de uno a otro, todos siendo divertidos en realidad, hasta que ofreció subir a la rueda de la fortuna, era un juego bastante tranquilo e íntimo.
—¿Podemos subir? —preguntó temeroso SeHun. Luhan lo pensó unos segundos pero al final asintió.
Había pensando en toda la tarde, sabía que si asistía a esa cita podían pasar mil cosas, y entre ellas que cedería ante SeHun en cualquier momento, lo extrañaba, lo echaba tanto de menos y quería tenerlo cerca, sobre todo desde que le robó ese beso. Negarse en ese momento a subir a ese juego no era opción.
Mordió sus labios antes de responder pero finalmente asintió con su cabeza. Una sonrisa se formó en los labios de SeHun al obtener esa respuesta. El más alto llevó al menos hasta la fila para subir. Conforme la rueda iba avanzando al ir subiendo personas ellos dos se quedaron nada más en silencio esperando su turno. SeHun en ningún momento soltó la mano de Luhan, era extraña esa sensación de tener miedo que en cualquier momento Luhan desaparezca de su lado.
Estaba SeHun tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya era su turno. Luhan pagó las entradas al juego y le sonrió al mayor jalandolo con él.
—Hey, yo debía pagar.
—Debías, pero te dormiste —le dijo restando importancia al subir—. ¿En qué tanto piensas? —preguntó curioso el más bajo tomando asiento cerca de la ventana interna, SeHun lo hizo a su lado dejando que los de seguridad cerrarán la cabina.
—Pensaba en ti —confesó SeHun manteniendo su mirada en el suelo de aquella cabina, Luhan alzó sus cejas en sorpresa y apretó sus labios—. Con todo lo que pasó... No tuve tiempo para decirte que el color negro te queda muy bien, luces más apuesto que nunca.
Luhan solo emitió un pequeño sonido con su garganta en aceptación de su cumplido. No estaba incómodo pero no sabía qué decir.
—Mamá habló conmigo —mencionó Luhan pegándose a la ventana para mirar por esta conforme iban subiendo—. Me dijo muchas cosas que me dejaron pensando. —SeHun alzó su mirada hacia el menor, viendo nada más el perfil de Luhan mirando por la ventana—. Ella parece tenerte mucho aprecio a pesar de que solo te trato dos veces, en casa y el centro comercial. Me dijo que te vio, y le prometiste una cena o comida con ella.
—Sí. —Sonrió al recordar eso—. Me la tope mientras hacía la despensa para la casa, quería que todo estuviera listo cuando llegaras a casa —susurró soltando después un suspiro—. Cuando uno planea las cosas, nunca pasan como uno quiere.
—Eso es verdad —coincidió Luhan regresando a ver a SeHun quien clavó su mirada en él. Luhan mordió sus labios de manera interna bajando un poco su mirada a los labios ajenos y después la desvió—. Me gusta la vista desde aquí... Me acordé del teleférico, fue lindo ese detalle —mencionó poniéndose de pie y se quedó mirando por la ventana—. A veces los recuerdos no me dejan concentrarme en lo que hago, eso es duro.
—Han.
—A veces solo quisiera despertar un día antes de haberme ido... No hacer ese viaje y evitar todo lo que pasó —confesó dejando escapar un suspiro, se abrazó a sí mismo y negó—. Estaba tan cegado por el enojo y el dolor que no me permití verlo antes.
SeHun se puso de pie y sin cerrar contacto colocó sus manos a los costados de Luhan, sobre la ventana quedando detrás de él. Sus diferencias de estatura les permitía tener espacio suficiente y comodidad. Luhan observó el rostro de SeHun a través del vidrio y cerró los ojos tratando de formular las palabras adecuadas.
—¿Qué era lo que no viste?
—De que Jia siempre ha tenido una envidia enferma hacía mí —respondió sin abrir los ojos abrazándose todavía más—. Ella misma me lo ha dicho. Quiere hacerme daño, ella sabe que nunca te perdonaría un engaño, ¿qué mejor para alejarme de ti?
—Me cre...
Luhan se dio vuelta quedando de esa manera entre los brazos ajenos mirándolo a la cara, SeHun sintió su pulso acelerarse, tener tan cerca al menor hacía que sus ideas se desconectaran.
—Trataré de creer que fue realmente un engaño de parte de ella y que no pasó nada entre los dos —susurró mirando los ojos ajenos entre abriendo ligeramente sus labios, SeHun inconscientemente hizo lo mismo, ambos sonrieron por ello, Luhan desvió la mirada—. Estás muy cerca, me pones nervioso.
—Estamos igual entonces —susurró SeHun tomando suavemente el mentón de Luhan haciendo que le vea una vez más, Luhan tocó apenas la mano ajena sobre su rostro permitiendo que SeHun se fuese acercando lento a él.
El aliento mentado del mayor comenzaba a chocar se manera pesada contra su rostro, embriagandolo de alguna manera. El menor cerró sus ojos a la par del más alto dejando que sus narices se rocen entre sí al igual que sus labios sin cerrar el contacto por completo. La mano de Luhan recorrió el brazo ajeno hasta llegar a su hombro y apretó este levemente, su pulso se aceleró.
La magia era eso, lo que sucedía entre ellos dos. Estar tan juntos solo conseguía hacerles perder la noción del tiempo. Luhan se alejó del mayor un poco agitado cuando la cabina llegó abajo también. SeHun sonrió divertido porque solo se perdió en respirar el rico aroma de Luhan y la tibieza de su aliento que el tiempo se le fue.
Ambos bajaron de la cabina sin decir nada y comenzaron a caminar por el espacio más desolado de la feria. El silencio entre ambos no era incómodo, había una ligera sensación de adrenalina corriendo entre sus cuerpos que tontamente les robaba una sonrisa. Cuando estuvieron cerca de la salida del parque SeHun sacó su móvil de su bolso y leyó el mensaje que le había llegado.
—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó SeHun al pie de Luhan quien le miró y asintió—. Vamos —dijo colocado una se sus manos en la cintura ajena guiando al menor fuera de ahí hasta donde había dejado su auto.
Cuando llegaron SeHun le abrió la puerta al menor, Luhan a pesar de que odiaba eso no dijo nada, solo subió al auto y espero por el más alto a que también lo hiciera. SeHun subió de su lado y se colocó el cinturón de seguridad.
—SeHun.
—Luhan.
Ambos hablaron al mismo tiempo riéndose de ello. Luhan desvió la mirada hacia la ventana mientras el alto conducía y le cedió la palabra.
—Papá va a cumplir años en una semana, ¿crees que puedas acomapañarme a elegir un regalo para él? —comentó SeHun poniendo atención en la carretera tomando las avenidas que le llevarían a casa de Luhan.
El menor miró al más alto ante su petición. Él no tenía ningún tipo de problema en aceptar, el padre del contrario le agradaba, era una excelente persona y sobre todo, era su jefe también.
—Claro, me dices la hora —aceptó jugando con su mano sobre su pierna. SeHun le miró de reojo y asintió—. ¿Has pensando en qué quieres regalarle? Alguna idea.
—Pensé en algún reloj o, alguna cadena —comentó su idea el chico, Luhan asintió sacando su celular y buscó por Internet alguna tienda de joyería conocida y de buena calidad—. Llegamos —mencionó SeHun cuando se estacionó frente a la casa de Luhan. El menor ya había terminado su busqueda—. Te veo...
—¿No quieres subir? —preguntó Luhan tímidamente, tomando por sorpresa al más alto quien sonrió poco después y asintió—. Entonces, ven —animó el menor bajando del auto, cerró la puerta detrás suyo quedándose un poco extrañado por el enorme peluche que había en la entrada del edificio. Ese peluche se parecía mucho a la botarga con la que SeHun le había llevado flores a la u.
El menor regresó a ver al mayor encontrando a este recargando sobre el capote de su auto y esbozando una sonrisa.
—¿Qué significa eso? —preguntó LuHan al mayor quien se encogió levemente de hombros. El chico más bajo le miró filoso—. Tú tienes que ver con eso.
—No sé —respondió de manera divertida el contrarios acercándose a él.
Ambos caminado hacia la entrada viendo el enorme oso de peluche que apenas y parecía que entraría en la puerta principal. LuHan observó el peluche, en el centro del estómago del enorme oso había una carta pegada con cinta adhesiva. LuHan la tomó, estaba en blanco el sobre. Miró a SeHun nuevamente pero este se veía tan tranquilo, como si realmente no tuviera nada que ver con eso.
Abrió el sobre de aquella carta y sacó la hoja doblada dentro y la abrió por completo viendo la letra de Sehun en ella.
"Hola, bebé"
¿Sabes? Soy un poco torpe y malo haciendo este tipo de detalles pero, quería escribir algo que saliera desde el fondo de mi corazón para ti.
Tengo muchas cosas que decirte, entre ellas la primera, gracias, por dejarme conocerte y por cambiar mi vida llenándola de alegría y mucha felicidad y la segunda, te amo, Han bonito.
Desde que te conocí nuestras vidas hicieron un clip perfecto, ¿tú estás de acuerdo en ello no? No era nadie más que tú la persona que estaba realmente esperando. Porque, aquella noche en la que llegaste al bar todo comenzó, y no sabes cuanto agradezco que hayas ido por mí, y a pesar que te lo robe, aquel beso primero que nos dimos ha sido el mejor de todos, ¿sabes por qué? Porque aún cuando no había sentimientos, fue sincero y dulce, como todo tú, aunque... ¿Ese no fue el primero verdad?"
LuHan esbozó una sonrisa al pensar en ello, no había sido el primero pero sí el primero en ser él frente a Sehun. Mordió sus labios y siguió leyendo.
"Te amo mucho Hannie, tú eres la persona que más me importa y a quien amo con todo mi ser, porque eres dulce, eres noble, eres comprensivo, eres todo lo que volvería dichosa a cualquier persona y yo fui tan afortunado de tenerte.
Mientras escribo esta carta tú estás lejos de mí y no sabes qué tan lento corre el tiempo sin ti, los segundos parecen horas y los minutos días eternos en pasar, no veo el día que regreses y poder disfrutar de tú rico aroma que apesar de que lo respiro en tú cama, no hay nada como tenerte entre mis brazos, anhelo tanto poder tener una sonrisa tuyo, mirar tus bonitos labios y besarlos y sobre todo, escucharte hablarme al oído y que me digas un te amo.
Porque escucharte decirme eso me hace tan feliz, como nunca he sido. Espero tanto que en este cumpleaños que es el primero que festejamos juntos, seas muy feliz mí vida, que me permitas pasar uno y mil años más contigo, que sea yo la primera persona en felicitarte y darte un beso y un abrazo. Espero tanto poder pasar todos tus cumpleaños juntos hasta que seamos viejitos, rodeados de nuestros nietos, tomando café frente a una chimenea como aquella en la que hicimos el amor y supimos que sí, tú eres el amor de mí vida y yo el tuyo y sino es así, solo nos hemos equivocado de vida. Te amo mucho bebé, espero que seas muy feliz, hoy mañana y siempre, mí hermoso LuHan.
El menor dobló de nuevo la carta y la metió a su sobre mirando el peluche. Le apretó suave la nariz pomposa y miró a SeHun, sin decir nada y apretando suave sus labios.
—Es una bonita carta y el peluche también lo es —comentó desviando la mirada una vez más y suspiró suave—. Pero, ¿cómo lo voy a subir hasta mi piso? —preguntó haciendo un puchero.
SeHun se alarmó por ello, al comprarlo no había pensando en ello.
Subir el oso de peluche enorme hasta el piso de LuHan fue toda una batalla entre los dos. Era ligeramente pesado y al ser enorme era complicado ver en donde pisaban y por donde debían moverse. Después de mucho trabajo ambos cayeron sobre el oso de peluche ya en la puerta del piso de Luhan.
El menor jadeó agotado tratando de recuperar el aliento al igual que SeHun quien dejó escapar una ligera risa.
—¿Está bien? —preguntó SeHun al menor quien se quedó solo mirando al techo, el menor le miró de reojo y asintió—. Pensé que...
—¿En qué pensabas al comprar algo tan grande, Hun? —preguntó LuHan divertido sentándose bien en el oso y Pellizco la mejilla del chico, SeHun se rió—. Es del tamaño de mi cama, tendré que pensar en si sacar mi cama o donde meterlo.
—Pues, podrías dormir en él y pensar que soy yo quien te abraza —dijo SeHun haciendo que LuHan se apenara un poco y desvíe su mirada.
—Si quieres, puedes abrazarme ahora —sugirió en voz baja, SeHun se quedó un momento en silencio viendo al menor solamente, se acercó al mismo y lo rodeó con sus brazos de manera suave, hundiendo su rostro en la curva de su cuello—. Hun.
—Anhelaba tanto poder abrazarte —susurró el mayor apretando un poco su agarre. Luhan mordió sus labios brevemente y tocó las manos del mayor que rodeaban su cintura, tomó aire profundamente y se acomodo de forma que descansó su cabeza sobre el pecho ajeno.
Los dos se quedaron así, recostados sobre el enorme oso de peluche compartiendo aquel abrazo a cual sí eran sinceros los dos lo habían anhelado. LuHan se removió un poco haciendo que SeHun le mirara pero antes de que el mayor le dijera algo el chico más bajo apresó sus labios en un beso suave y pausado al cual SeHun no se negó en corresponder. La mano que descansaba sobre la cintura del menor subió directo a su rostro, acariciando con sus dedos la mejilla del menor y parte de su cuello.
LuHan se alejó un poco del mayor cuando sintió una ligera húmedad salada imoreganrse en sus labios. Observo a SeHun sintiendo su corazón encogerse, el mayor estaba llorando. No dijo nada, solo limpió esas lágrimas y besó sus mejillas.
—No llores —pidió al final besando una vez más los labios ajenos, siendo breve y dulce.
—Es de felicidad... Pensé que nunca más podría abrazarte o darte un beso yo...
—Shtt —susurró Luhan esbozando una sonrisa—. Te amo, SeHun. Perdóname, fui muy egoísta, lamento mucho haber dejado que nos duela por mucho tiempo.
—Pero fui yo quien te falló y.
—¿Me amas? —preguntó el menor tomando el rostro del más alto entre sus manos, SeHun asintió sin dudarlo, lo que sentía por el chico junto a él era más grande que solo esa palabra—. Con eso me basta para olvidarlo, eres mío, yo soy tuyo y no voy a dejar que el egoísmo de una persona como ella nos aleje.
—Han —susurró SeHun pegando su frente a la del menor disfrutando de las caricias que el más bajo dejaba sobre su rostro—. Te amo.
—Lo sé, y yo a ti —susurró LuHan abriendo sus labios al recibir los ajenos de manera suave y lenta.
Los cuatro chicos se hicieron hacia atrás al ver aquella escena, no podían simplemente llegar e interrumpir cuando ellos sabían lo mal que ambos la habían pasado todo ese tiempo.
Suho les hizo seña a sus amigos para que picaran nuevamente el botón de planta baja, ya podían ir después y hablar con ellos dos sobre lo que se habían enterado. Debían de estar atentos sino querían alejarse de nuevo.
Nota final:
Nos leemos pronto, iré a seguir escribiendo, Chao Chao.
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