Capítulo 32.
Holas. Cómo están? Espero que genial.
Vengo subiendo esta nueva actu. No sé, yo estoy conmocionada con este cap, a pesar de ser el autor tiene días que lo escribí y al releeerlo (para según yo corregirlo) me quedé en shock ;; y muchos sentimientos. Estamos ya a casi nada de acabar el FIC (uy si y luego se echa 30 capítulos más) bueno jaja. Espero que lo disfruten y les guste. Ahora si a leer.
La gente realmente andaba loca de un lado a otro comprando los regalos para sus seres queridos y otros no tantos a última hora, atestando las calles y tiendas de esa manera. Acompañar a Minseok nunca le pareció peor idea que en ese momento, pero su amigo encajaba en ese cúmulo de gente que dejaba todo a última hora.
Entraron a una tienda, salieron y repitieron el proceso una vez más en otras cinco tiendas, simplemente no había nada que le gustara al chico para poder regalarle a su novio. O al menos Luhan creía que Chen y él eran algo. Cuando entraron a una tienda más LuHan se entretuvo mirando unos abrigos de imitación de piel, le gustaban porque se veían bonitos pero no era capaz de usarlos, simplemente el maltrato animal era una idea bastante atroz para su cabeza. Dejó de ver el abrigo negro para prestar atención a su amigo quien le mostraba dos trajes semi-formales, uno color azul con blanco y el otro negro con blanco, se veían bastante bien y la tela era fina.
—Me gusta más el negro, pero, ¿lo quieres para Chen? —preguntó solo para sacarse de la duda, Minseok asintió—. Ese que esta detrás de ti, siento que le va mejor. —Señaló con su mano dicho traje.
Minseok se giró y miró el mismo, sus ojos se abrieron demasiado por la agradable sorpresa que le causó, era genial y perfecto. La sola idea de ver a Chen usando ese traje para ir a oficina lo pondría a babear. Un traje de pantalón de tela café suave con camisa blanca pulcra sin corbata y un sacó moderno color cafe y coderas azules, sin duda le encantaba.
—Creo que ese pantalón le entallará bien el paquete y las nalgas, ¡oh por Dios! Le diré que lo usé antes de tener sexo hoy —bromeó. Sabía que su amigo era bastante reservado con esas cosas, las mejillas de LuHan se ruborizaron—. Vieras tu cara, pero estoy seguro que con SeHun eres peor, ¿cual es el lugar más atrevido en el que lo han hecho? —preguntó directo importandole poco que hubiese gente cerca, LuHan rodó los ojos.
A pesar de que no les había contado nada sobre su intimidad con SeHun los chicos ya daban por hecho que ellos dos habían tenido relaciones. Suspiró, ese abrigo aún llamaba su atención.
—No voy a responder, ¿lo sabes, verdad? —le dijo obvio cuando la mirada de Minseok era inquisitiva y esperaba respuesta—. ¿Por qué compras el regalo de última hora? —preguntó curioso para desviar el tema, Minseok suspiro rendido, ¿por qué LuHan tenía que ser tan amargado? Su silencio sobre su vida sexual solo les hacia querer saber.
—No sé, me gusta la adrenalina —bromeó con eso y llevó a su amigo hacia la caja—. ¿Ya está lista la sorpresa de SeHun? —preguntó curioso el chico, LuHan asintió, todo estaba en marcha, para cuando cayera la noche todo estaría listo—. ¿Irás a comer con tus padres y Jia no? —preguntó pues algo así había escuchado antes vagamente, el chico asintió.
—Espero que no haya malos entendidos esta noche, Jia me está pisando los cojones últimamente. —Hizo una mueca y esperó a que su amigo pagara la ropa que había comprado aparte del traje de Chen.
Después de pagar salieron de la tienda y se dirigieron a una mini cafetería que había dentro del centro comercial, con el frío algo caliente les vendría bien.
—¿Por qué lo dices? —preguntó sobre lo que el menor había dicho antes. LuHan tomó asiento y él también.
—Le ha estado metiendo ideas a mis padres sobre mi orientación sexual, y es que no es así —dijo suspirando, era algo complicado de decirlo—. O sea, sí, me gusta SeHun. Pero, no porque me guste él voy a decir que me siento atraído por más hombres, tú sabes como soy y ella, ella le está haciendo ver a mis padres que soy un descarrilado.
Minseok se quedó analizando las palabras de LuHan mientras este se martirizaba a sí mismo en ese momento. Quizás él se sintió así cuando supo que le gustaba un chico, pero al final eso pasó a último plano, la felicidad era primero. Le tomó una mano y le palmeó esta.
—No te preocupes entonces. Tú sabes lo que eres y lo que te gusta. A veces la vida es así, Han —le alentó—. Entiendo ese sentimiento de confusión, del no saber cómo se debe afrontar lo que somos pero, ¿eres feliz en este momento? —preguntó, LuHan asintió, a pesar de que le dolió ver a su madre llorar estar con SeHun le borraba ese sentimiento de tristeza por uno feliz y cálido en el pecho—. Entonces es correcto —aseguró el chico—.¿Te hará feliz el someterte a una imagen que no es lo que tú eres?
—No me gusta vivir de las falsas apariencias —respondió. Por ello mismo se había alejado de su familia antes, porque él no iba a vivir con una máscara de felicidad al ver a su hermana con alguien más, al menos así pensó en ese momento. Y en día, pensaba que él no podria vivir siguiendo fingiendo ser el hijo perfecto para sus padres si tenía que dejar su felicidad—. Voy a hablar con mi padre, quizás no hoy porque no quiero amargarme la noche con SeHun.
—Te deseo suerte, amigo —le sonrió el más bajo al decir eso—. Y sabes que si pasa algo, no estás solo, cuentas con tus amigos, que al día de hoy ya son muchos.
—Tienes razón —aceptó y dejó escapar una ligera risa antes de llamar a la mesera para hacer sus pedidos.
[>>>]
El señor Oh dejó los cubiertos en la mesa mirando a su hijo quien también estaba terminando su comida, eran alrededor de las seis de la tarde. Había pensando en adelantar un poco la cena de buena noche para que su hijo tuviera el tiempo suficiente para arreglarse para la cita con su novio. Podía ver lo ansioso que estaba.
—Hijo —habló después de pensarlo un momento.
SeHun bebió de su copa de vino y miró a su padre cuando le habló dándole toda su atención, esa pequeña sonrisa en los labios del mayor le generó intriga.
—¿Pasa algo, papá?
—Sí. Quiero darte algo —dijo con suavidad. Hizo una seña a su sirvienta a quien le pidió con otra seña más que le diera lo que antes le había dado. La mujer le entregó un sobre color melón, el cual el señor Oh tomó y se lo dio a su hijo deslizándolo por la mesa—. Abre y mira por ti mismo.
SeHun miró extrañado a su padre en ese momento, ¿qué era eso? Su papá no era el tipo de hombre que intrigaba al hacer algo, decía las cosas claras. Tomó el sobre y deslizó el seguro del mismo y lo abrió. Miró dentro, había varios papeles, los mismos que sacó y comenzó a leer en silencio hasta que miró a su padre con sorpresa y confusión en su rostro.
—Papá, esto es...
—Lo sé, son las escrituras de la casa de la playa, también están las de esta casa. Ya están a tu nombre, ahí está la mitad de acciones de la empresa, lo que te hace dueño mayoritario de la misma, así mismo, el traspaso de varias de mis cuentas bancarias que tengo en el país y en el extranjero —le interrumpió dándole la información que SeHun ya había leído—. Eres joven aún, quizás te sientas conmocionado por saber que tienes ahora todo eso en tus manos, quizás puedas derrocharlo a manos llenas, malgastarlo y llevarnos a la quiebra pero, se que eres un Oh, y los Oh nacimos para ser exitosos.
—Pero papá. —SeHun no lo iba a negar, estaba asustado de tener todo eso en sus manos, prácticamente era el patrimonio de toda su familia—. ¿Por qué ahora?
—Porque, sé que esa riqueza que te estoy dando la harás más grande, he visto como manejas los negocios de la empresa, tu cara bonita nos ha hecho tener a socias muy capacitadas así mismo, impones tu respeto y eso, hijo es lo que la empresa necesita, una visión jóven e innovadora, ¿crees que un anciano como yo pensará en lo que a los jóvenes le gusta para un auto? Tú sí, te gustan esas cosas —dijo sonriendo y le palmeó el hombro—. Además, ya andas con la cabeza en el cielo queriendo tener algo más formal con LuHan, ¿qué le vas a ofrecer que sea tuyo, pequeño Hun? Ahora que eso es tuyo, apoyate en él y has crecer tu imperio, ¿puedo confiar en ti?
Sehun miró los documentos en sus manos. Mordió sus labios y asintió sin dudarlo. Estaba asustado, sí. Pero no iba a defraudar a su padre, ya sea por él mismo o porque quería darle algo a Luhan, se esforzaría el doble, para demostrar que el único hijo del futuro presidente, realmente era alguien también.
—Por supuesto, papá. Gracias por confiar en mí —dijo sintiendo un poco de conmoción en su pecho, ambos hombres se sonrieron—. No voy a decepcionarte.
—Lo sé, mi querido hijo.
[>>>]
—Están hermosas las flores, hijo —halagó su madre mientras colocaba estas en un florero al centro de la mesa, el chico asintió y esbozó una pequeña sonrisa en sus labios—. ¿Quieres un poco de agua?
—No mamá, estoy bien así —respondió dándose cuenta de que su padre no había salido de su despacho en ningún momento—. Papá...
—Él está...
—Él no quiere verte —dijo Jia saliendo del despacho de su padre, LuHan hundió el entrecejo—. Ya le he contado todo, LuHan.
—Jia. —Su madre le miró severo. LuHan miró confundido a su madre.
—¿De qué estás hablando? —preguntó el chico sintiendo algo retorcer su estómago, causándole unas ganas de devolver el estómago. Jia sonrió.
—Le he dicho a papá que...
—LuHan. —La puerta del despacho se abrió dejando ver a un enfurecido hombre, con las cejas encrespadas y los hombros tensos—. Entra, vamos a hablar seriamente.
La señora Lu desvió la mirada, Jia le sonrió divertida mientras que su padre le dio la espalda entrando al despacho, al cual él debía entrar también. Caminó hacia el despachó con el corazón en la boca del estómago a punto de salirse de su cuerpo. Debía tranquilizarse, no podía ser que todo se le fuera a ir se las manos en ese momento. Sabía que Jia no diría nada como realmente era, temía lo peor.
Al entrar a la oficina de casa de su padre miró a este observar perdidamente por la ventana del cuarto que daba hacia el patio trasero.
—Cuando eran pequeños los vi correr de un lado a otro juntos, se veían tan felices, se llevaban tan bien. Siempre juntos como los mellizos que son —dijo el hombre teniendo presente en su memoria los recuerdos de la niñez de sus hijos—. Cuando tú le quitabas los juguetes a Jia, le pegabas y todos te confundían con ella, lo vi normal, pensé que eran cosas de la infancia. Pero, jamás pensé que realmente quisieras ser ella.
LuHan sintió que el alma se le fue del cuerpo cuando los ojos de su padre se mostraron llenos de decepción frente a él, no había molestia, no había odio, solo era decepción pura que le supo a hiel en ese instante. Sintió sus ojos picar, las cosas no eran así.
—Papá.
—Señor Lu —corrigió el hombre haciendo hiperventilar a su hijo—. Siento tanta vergüenza de que me llames papá, ¿cómo pudiste hacer esto, Han? Te eduqué para que fueras un chico de bien, te di los mejores estudios, todo los tenías a la mano. ¿Por qué le hiciste eso a tu hermana? ¿Tanto deseabas ser ella?
—¿¡Qué le hice!? —explotó—. ¿Qué se supone que le hice, señor Lu?
—¡No seas cínico, Han! —alzó la voz. No era un grito pero si lo suficiente para hacer callar al menor—. La obligaste a que te diera su identidad, mientras ella se estaba muriendo en el hospital. ¡Qué clase de mal hijo y hermano eres!
—Eso es una mentira —dijo sin poder creer que Jia haya caído tan bajo para mentirle de esa manera a sus padres—. Yo no hice eso.
El señor Lu le dio una bofetada a mano abierta, haciendo que LuHan ladease la cara. El ardor recorrió toda su mejilla e incluso un calor más fuerte se instaló levemente en sus comisuras, le había roto el labio. Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas. Su padre nunca le había puesto una mano encima en toda su vida. Desde que tenía uso de razón siempre supo que su padre tenía una ligera inclinación por su hija, Jia era la adoración de sus ojos, pero nunca imaginó cuan ciego estaba por ella hasta ese momento. Se tragó el nudo que se formó en su garganta a punto de ahogarlo y miró a su padre quien se miraba la mano sorprendido. Pero al ver a su hijo así solo apretó su puño.
—Eres una vergüenza para esta familia.
—Tenga por seguro, que si no fuera tan ciego y sordo, sabría que la vergüenza de esta familia la tiene en un pedestal y se llama Jia, Señor Lu —soltó con rabia apretando su mandíbula, el señor Lu pensó en darle otro golpe pero la madre de LuHan intervinó.
—No lo hagas —pidió la mujer viendo a su hijo resignado a recibir el golpe de su padre—. Basta.
—¿Cómo te atreves a decir eso de tu hermana cuando ella solo ha sido tu víctima? —cuestionó el hombre lleno de cólera, las venas se marcaban en su cuello fornido y en sus brazos tensos al apretar sus puños—. La orillaste a eso porque siempre quisiste ser ella, para quitarle al novio, niegalo, ten el descaro para negar que eres un maldito gay. ¡Niegalo!
—LuHan. —Su madre le miró suplicante—. ¿Eso es verdad?
—¿De qué servirá que les niegue de lo que me acusan si ya le compraron su verdad a ella? —preguntó sonriendo aún cuando las lágrimas estaban empapando su rostro levemente enrogecido por el golpe que su padre le dio—. Solo vine a desearles una noche buena, pasar un rato con ustedes pero creo que, ya no tiene caso. Me voy —dijo girándose para irse de ahí pero se quedó parado mirando a su hermana quien se encontraba parada en la entrada del despacho, ella le miraba cínica, y a pesar de que no lo demostraba LuHan estaba seguro de que ella estaba regocijándose de felicidad—. Por cierto, señor Lu. ¿Su hija le contó que es una vulgar tipa que ya no es virgen porque se metió con el mejor amigo de quien era su novio? ¿Tambíen le contó que antes de que yo me fuera de aquí la primera vez, ella me acosaba para que la besara? —LuHan miró el rostro de su padre descomponerse en cólera mirando incrédulo a Jia quien se puso pálida.
—Papá eso es mentira. —Jia se acercó a su padre a lo cual LuHan sonrió amargamente.
—No lo es. Pueden preguntarle a MinHo, ¿no Jia? —dijo Luhan sintiendo arder su labio al esbozar una pequeña sonrisa—. Sí papá, me gusta un chico. Estoy saliendo con él, y ese chico es SeHun, el ex de mi hermana, a quien ella se encargó de hacer mierda. Y aunque no me creas y prefieras a tu hija que siempre fue tu consentida, yo me fuí de aquí no por lo que Jia te dijo, sino porque creí estar enamorado de ella, por esos besos que ella me robaba cuando era más joven. Y no pensé volver más por aquí hasta que mamá me llamó llorando porque Jia podía morir. ¿Y sabes de lo que sí me arrepiento papá? Es de haber ayudado a Jia con su loca idea de hacerme pasar por ella para engañar a SeHun. Esa es la verdad, si la quiere creer está bien, sino también. —Se detuvo un momento recordando la acusación de su padre de aquella etapa de su vida—. Y papá, no era yo quien le pegaba a Jia, sino ella a mí. Y nunca me confundieron en esos tiempos, siempre la confundieron a ella porque se portaba como yo. Ahora, espero estén bien y si algún día se dan cuenta de la víbora que tienen de hija, me sentiré feliz. Pero, no vuelva a buscarme después de haberme puesto una mano encima.
Terminando de decir eso salió de la oficina de su padre y seguido de la casa.
La señora Lu miró a su esposo con suplica en los ojos, no podía dejar que su familia se rompiera en ese momento.
—¿No lo vas a detener? —preguntó ella a lo cual Jia se aferró de su padre, quien estaba nada más ahí parado, sin saber qué creer, si en las palabras frías carente de emociones de Jia o las palabras de su hijo llorando por haber sido golpeado por su padre.
Al salir de la casa de sus padres golpeó con fuerza su puño contra el pilar de la puerta lastimándose en el proceso. Las lágrimas bajaban como cascadas por sus mejillas, su pómulo y labio dolía pero más le dolía el pecho. Su papá no tenía que enterarse de esa manera, no con mentiras. Odiaba a su hermana aunque estuviera mal, ¿tanto lo odiaba Jia para hacerle eso? Siguió su camino para tomar un taxi que lo llevase al sitio donde pensó en pasar la noche con SeHun. Tomó su teléfono y con los ojos nublados por las lágrimas comenzó a escribir un mensaje con las indicaciones para SeHun.
Hiperventiló mirando hacia el frente cuando tenía que cruzar una calle. Sentía que en cualquier momento ya no iba a soportar eso. Su familia para él era lo más sagrado que tenía, su madre, su padre y aún cuando Jia le había hecho daño de esa manera también lo fue. Por ello no se atrevía a decir el monstruo de chica que era. Él no tuvo la maldad para descubrirla ante sus padres, para que no pasara por algo como lo que ella le hizo pasar.
Se limpió las lágrimas y tragó grueso.
—A veces las buenas acciones tienen consecuencias para uno mismo —se dijo así mismo cruzando la calle para poder ir a la parada de bus que lo llevase a la dirección donde vería a su novio.
No podía permitir que con SeHun sucediera lo mismo que con sus padres, eso simplemente no.
SeHun terminó de leer los mensajes. Guardó su celular y soltó un suspiro. Se sentía un poco abrumado en ese momento. Los fuegos artificiales estaban por todos lados, tronando, alumbrando y chiflando, dependiendo de cual cuete sea. Tomó la bolsa que le dio la mujer y sonrió después de pagar. Comenzó a caminar hacia su auto y se adentro al mismo una vez que estuvo frente a él. Dejó la bolsa sobre el asiento del copiloto y pensó en LuHan. Ese asiento prácticamente tenía su figura y olor impregnado. Miró el asiento de atrás y recordó también lo vulnerable que estuvo por sus inseguridades.
—Realmente parece un chico frío y fuerte, pero es un bebé llorón que necesita ser mimado, ¿cómo podría tener tal maldad en él? —se preguntó a sí mismo. Negó con su cabeza y se puso en marcha hacia la dirección que LuHan le envió en el mensaje.
El camino fue algo largo, pero tranquilo. Mientras conducía varios recuerdos estaban en su cabeza, muchos de ellos eran solo él y LuHan todo el tiempo que habían pasado juntos, desde su primer beso hasta el último que se dieron. Se estacionó, bajó del auto. No había nadie ahí, LuHan le había pedido claro que esperara en la entrada de la playa y así lo hizo, recargado en la cajuela de su auto abrazándose a sí mismo pues hacia algo de frío.
Miró la hora en su reloj de mano y pensó que quizás el menor tardaría un poco más en llegar. Se acomodó la bufanda sintiendo el borde del collar que LuHan le había dado. Acarició este mirándolo de soslayo hasta que escuchó algunos pasos pesados acercarse.
Alzó la mirada sintiendo que el corazón se le achicaba al ver al menor parado frente a él, con los ojos rojos y las mejillas empapadas, pero lo que más llamó su atención fue aquel hilillo de sangre en la comisura del menor y su pómulo ligeramente morado. La piel que tanto amaba ver estaba lastimada, y a pesar de que el menor no le había dicho nada aún sabía que también el alma estaba herida.
—Hun, lamento llegar tarde —murmuró LuHan con voz débil, SeHun solo se acercó a él negando con su cabeza y lo abrazó, rodeandolo por completo con sus brazos.
LuHan contuvo el aire un momento aferrando sus manos al abrigo de SeHun, sintiendo que ya no podía más. Si SeHun creyó que antes había visto a LuHan ser débil y llorar se había equivocado, en ese momento su chico se había vuelto un chiquillo asustado y dolido que lloraba desconsolado en sus brazos. Y él, solo quería golpear a la persona que le hizo daño al menor de esa manera.
Que tal estuvo? ;; yo sigo llorando)? han es estúpido pero nunca ha tenido maldad en el alma con su hermana. Él nunca quiso hacerle daño y esta perra ahí va, pum, suelta la bomba en tremendo día. ;; ¿les gustó? Espero y sí, si es así déjenme saber en sus comentarios y no se olviden de votar. Hasta la próxima.
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