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Capítulo 14.


13/09/19

Cerró su mochila al sacar su carpeta de apuntes y miró a la chica que recién entraba por el salón.  La misma le sonrió amplio y se acercó a él dándole un beso en los labios,  corto pero sonoro.

—Volviste,  Hannie —dijo ella con suavidad sin dejar de sonreír.  Luhan asintió—. ¿Qué estuviste haciendo que tardaste mucho?  Te echaba de menos.

—Tenía cosas que hacer,  NamJon —le dijo a la chica de cabellos castaños rizados y mediana estatura,  la misma que hizo un puchero—. Igual,  no creo que me hayas extrañado,  ya me enteré de que andas en citas con NickHun. —Le despeinó los cabellos y tomó asiento.

NamJon iba a decir algo pero el profesor de esa clase matutina lo impidió junto con la entrada de los demás alumnos.

LuHan había intentando ponerse al corriente con sus materias al finalizar el semestre,  sabía que había hecho muy mal al dejar botados sus estudios de buenas a primeras cuando ya casi estaba por acabar su carrera. 

En cuanto las clases terminaron pensó en ir a su departamento y terminar con los trabajos que tenía pendientes,  más NamJon se le colgó del brazo hasta la salida.

—Anda,  vamos a comprar,  ¿sí?  Tú tienes buen gusto por la moda,  me ayudarás mucho eligiendo —suplicó la chica haciendo sus mejores gestos tiernos.  LuHan rodó los ojos y al final asintió.  Sabía que no iba a poder deshacerse de la chica de manera  fácil.

En el centro comercial la chica lo tuvo de un lado a otro,  entrando y saliendo de las tiendas en todo momento para ver las mejores prendas y bolsos que le hicieran sentir bonita.  LuHan solo la dejaba hacer.   NamJon era su mejor amiga y también,  su consuelo en alguna noche,  nunca se habían relacionado emocionalmente pero,  se trataban como cualquier pareja normal a pesar de que no había nada serio entre ellos.  Por ello era que,  para LuHan era tan normal andar del brazo con la chica.

Cuando las compras terminaron compraron un helado y mientras comían este caminaron hacia las escaleras eléctricas por las cuales comenzaron a bajar a la primera planta de ese centro comercial.

Había tantas personas en el lugar que apenas podía distinguir algún rostro.  Por ello mismo fue que LuHan no se dio cuenta de la persona que iba subiendo por las escaleras pasando de largo.

—¿En verdad quieres llevar a tu padre contigo al cine?  —pregunto el venerable señor Oh mientras caminaban al área del cine.  SeHun asintió con una ligera sonrisa en sus labios—. Esto es raro, hijo.  Yo no veo películas desde hace años.

—Por ello mismo,  papá —dijo palmeado su hombro—. Necesitas distraer un poco tu mente, no todo en la vida es trabajo y...

—¡HANNIE!  —Se escuchó un grito en la planta baja.  SeHun se detuvo y giró su torso para ver hacia atrás,  lo único que podía ver es como una chica corría hacia los brazos de un chico a quien no podía ver su rostro pero,  si parte de su cuerpo y esa complexión se le hacia familiar.

—¿Pasa algo,  hijo?  —preguntó el señor Oh tratando de ver lo mismo que su hijo,  pero no lo conseguía.

—No. —SeHun negó con su cabeza también, sonrió divertido y siguió caminando—. Debo de estarme volviendo loco  —susurró mientras seguían caminando hacia el cine.

LuHan alejó a su amiga de su cuerpo y así sin decir más salieron por completo del centro comercial para ir cada quien a su casa.  Cuando LuHan llegó a su departamento se dirigió directo hacia su habitación.  Se quitó la ropa que llevaba puesta y se puso una tipo deportiva,  unos pants y una sudadera sobre una camiseta blanca.  Se ató las agujetas de sus tenis y tomando su teléfono y llaves salió de la casa para ir a correr.

La rutina era parte de su vida antes de regresar a casa.  Ir a la Universidad,  salir a dar la vuelta un rato,   regresar a casa,  salir a correr y de ahí tomar una ducha para acostarse en la cama y ver una película mientras hace sus trabajos,  nada fuera de lo normal.

Trotaba mientras escuchaba música con sus auriculares puestos,  dando vueltas en el parque cercano a su casa al que siempre iba cada tarde. 

Se detuvo un momento para recuperar el aire mientras seguía calentando su cuerpo y estirando el mismo,  de alguna manera esos meses sin esa rutina le había pasado factura,  su cuerpo se sentía casando.

Miró hacia el costado notando la camioneta negra con vidrios polarizados y muy elegante que se detuvo frente a sus ojos.  Miró extrañado eso,  era muy raro ver un coche de esos por ese sitio cuando en la colonia la mayoría eran estudiantes.  Siguió con sus ejercicios un poco más hasta que reconoció a la persona que bajó del auto.  Sintió que el corazón se le iba a salir del pecho,  debía de estar alucinando.

La camioneta arrancó dejando al individuo que bajó de pie a unos metros de él.  LuHan sintió unas inmensas ganas de desaparecer.  No estaba listo para eso.  No ese día y sabía que ningún otro tampoco.  Iba a correr pero la mirada fija del contrario le congeló en su lugar.

—Pensé que estaba enloqueciendo,  pero,  realmente eres tú —dijo SeHun caminando hacia él con paso calmado y agraciado.  LuHan podía ver la elegancia del chico,  dentro de ese traje negro y camisa blanca con tres botones sueltos.  Se veía bastante bien,  más maduro y atractivo—. ¿Qué haces aquí?

—Yo...  Tengo que irme —fue lo único que dijo buscando sus medidas de escape pero SeHun se lo impidió llegando hasta él y tomando su mano.

—¿Qué haces aquí?  —volvió a preguntar una vez más,  LuHan mordió sus labios.  De todos los lugares a los que tenían que ir los Oh,  habían ido justo ahí y de todos los lugares de esa enorme ciudad, tenían que encontrarse ahí,  él con su ropa sudado y en mal imágen—. Pero,  me alegra verte.

—Bueno,  aquí siempre he vivido y te dije que me iría —dijo suspirando.  Lo único que quería era huir de todo lo que significara Jia y SeHun—. A...  A mí también,  SeHun —dijo sincero aunque no había querido decirlo en voz alta.  Jaló un poco su mano pero SeHun no lo soltó.  Lo llevó con él hacia una de las bancas del lugar.

—¿Vives en este sitio?  —preguntó con interés,  LuHan asintió con su cabeza—. ¿Puedo saber dónde?

—No —respondió bajó mirando nada más sus pies.  LuHan no quería seguir ahí,  quería irse y desaparecer de nuevo.  Pero SeHun estaba ahí,  a su lado sosteniendo su mano mientras estaban sentados—. SeHun,  no debiste de haber bajado de ese auto.  Nosotros ya no debemos vernos y...

—Terminaré a Jia —dijo el más alto interrumpiendo al menor.  LuHan le miró con sorpresa.  ¿Había escuchado bien?—. Lo pensé estos días,  además...  Mi padre me hizo pensar en ello,  creo que,  comienzo a dejar de querer a Jia y...

—¿Realmente harás eso?  —preguntó confundido hundiendo levemente el ceño.  Sehun asintió con su cabeza—. ¿Por qué ahora piensas eso y no antes?

—Porque antes solo estaba ciego a la idea de que nunca me iba a gustar nadie más que ella —confesó soltando un suspiro,  pero no soltó la mano ajena—. La anhelaba tanto que me aferré a ella,  pero...  Al conocerte me di cuenta de que es posible encontrar lo que uno necesita en otro lado y...

—Te estás fijando en la persona equivocada,  SeHun —le dijo mirando hacia a un lado.  Sabía que eso no iría por ningún buen camino—. Yo no...

—Dame tiempo,  dame el tiempo para que me conozcas y yo te conozca a ti —pidió tomando ambas manos del chico y las pegó a su cuerpo,  Luhan frunció los labios—. Por favor,  dame tiempo,  el tiempo que esté aquí.

—¿Cuanto tiempo es ese?  —preguntó golpeándose mentalmente.  No debía haber hecho esa pregunta.  Los ojos de SeHun brillaron un poco.

—Quizás dos o tres semanas,  los negocios de mi padre llevan tiempo —respondió poniéndose de pie aún sosteniendo su mano.  Luhan solo le miraba—. ¿Entonces sí?  Si es así,  llevame a conocer tu casa.

—¿Uh?  No vivo en una casa,  sino en un departamento —aclaró con una pequeña sonrisa en sus labios y se puso de pie también.  Miró la mano ajena y mordió sus labios levemente—. Me es extraño que tomes mi mano,  yo no estoy acostumbrado a estas cosas y...

—Está bien,  iré lento —dijo SeHun soltando la mano ajena y le despeinó levemente los cabellos.  Luhan hizo una mueca—. Ahora sí,  vamos —pidió animado con una sonrisa grande en sus labios mientras esperaba a que Luhan lo llevara a su casa.

Durante el camino SeHun iba platicando las cosas que estaba haciendo con su padre en ese sitio,  como el mayor de los Oh quería expandir más su negocio por el mundo,  y eso hacían en ese momento.  También Luhan le contó sobre la escuela y las cosas que normalmente hacía,  así mismo también el porqué lo había hallado corriendo.

Cuando estuvieron en el departamento SeHun se encargó de memorizar bien la dirección del lugar, el número de piso y cuarto de LuHan.

El menor abrió su puerta y dejó el espacio para que SeHun entre primero.  Cuando el chico lo hizo LuHan entró y se quitó la sudadera quedándose en su camiseta.

—Es muy cómodo tu casa —mencionó SeHun sintiéndose cómodo en ese lugar—. ¿Vives solo?

—Sí —respondió LuHan yendo a la cocina por unos vasos con agua y la llevó hacia SeHun,  quien le tomó uno de los vasos y le sonrió—. Iré a ducharme,  estoy todo sudado —le avisó y sin más se retiró a su habitación para poder ducharse.

Tomó el agua del vaso y se puso de pie.  Observó la casa de LuHan,  era pequeño el lugar pero se veía acogedor.  Le sorprendía de alguna manera que viviera solo,  pero,  le hacía pensar en lo independiente que era el chico,  no como él que seguía en casa de su padre. Siguió observando hasta que vio la foto de LuHan abrazando a una chica,  que si bien no logra a reconocer porque tenía el rostro contra el pecho ajeno.  LuHan se veía feliz,  su sonrisa era amplia e incluso sus ojos se perdían al sonreír.

Siguió caminado por el lugar hasta que llegó al cuarto.  Abrió la puerta del mismo y entró,  todo estaba ordenado,  la cama era mediana  y estaba pulcramente tendida.  Notó la maleta que había al pie de la cama y pensó en que el chico recién había llegado ahí.  Pensó en sentarse en la cama pero LuHan saliendo del baño con una toalla en la cintura nada más,  llamó su atención.

—Me asustaste,  te hacía en la sala —dijo el menor tocándose el pecho.  Salió del baño y caminó hacia su clóset donde sacó ropa que ponerse,  todo bajo la mirada de SeHun quien se había quedado sin habla.  LuHan le miró de reojo y sonrió levemente tomando el nudo de su toalla—. Voy a cambiarme,  si quieres puedes quedarte —dijo deshizo el nudo a punto de quitarse la toalla.

—¿En verdad vas a dejar que te vea desnudo?  —preguntó sorprendido el chico con los labios y ojos bien abiertos.  LuHan soltó una ligera risa y le miró ladeando su cabeza,  una sonrisa divertida se pintó en los labios de Luhan.

—¿Acaso no ya me has visto desnudo?  El día que me quedé en tu casa —le informó sonriente.  Las mejillas de SeHun se pusieron completamente rojas,  el pensó que Luhan no se había dado cuenta de eso—. No me preocupa que me veas desnudo,  así que si quieres puedes quedarte viendo o darte la vuelta —le dijo simple mientras se quitaba la toalla.

SeHun se quedó solo mirando al chico,  como este dejaba su cuerpo de espaldas descubierto frente a sus ojos.  Los mismos que bajaron por toda esa figura dándose cuenta que Luhan realmente tenía una piel bastante bonita.  Desvío la mirada ligeramente avergonzado y salió del cuarto.

Luhan sonrió y tomó su ropa comenzando a vestirse.  Cuando estuvo listo fue a la sala donde vio a SeHun sentado,  pensativo. Se acercó a él y tomó asiento a su lado,  observándolo en silencio.

SeHun al verlo a su lado le miró de reojo con las mejillas Rojas,  esa imagen a LuHan le parecía realmente tierna.  Era un como ver a un niño bastante tímido a punto de darle un  beso a la niña que le gusta.

—¿Qué harás mañana?  —preguntó finalmente el mayor mirando a LuHan,  este lo pensó un momento—. Podría...

—Iré a la Universidad,  y...  Si quieres puedes pasar a verme ahí —le dijo sin problema en eso,  sospechaba hacia donde iba la pregunta ajena.  SeHun sonrió—. ¿Quieres hacer algo o ya debes ir a casa?  —preguntó tomando el control de su pequeña televisión para encender esta mientras esperaba una respuesta del mayor que estaba algo serio.

—Pasaré a verte ahí entonces y no,  no tengo que ir a casa —respondió mirando a Luhan un momento y despues hacia la mesa donde estaba aquel retrato—. ¿Quién es esa chica que te abraza en esa foto?  —preguntó con el ceño levemente fruncido.  Luhan vio la foto que SeHun decía y sonrió.

—Era mi ex novia —comentó el con simpleza poniéndose de pie,  caminó hacia la foto y la tomó en sus manos mirando a la chica—. Fuimos novios desde muy temprana edad, pero,  cometí el error de descuidar mi relación con ella por otra persona que al día de hoy no vale la pena,  aun así,  ella me siguió hasta aquí.

—¿Siguen siendo novios?  —La pregunta de SeHun sorprendió a LuHan,  el tono empleado le hubiese hecho reír a no ser que recordaba el porqué ella ya no estaba con él—. ¿La quieres aún?

—Siempre la voy a querer,  SeHun —respondió mirando la foto,  SeHun sintió una incomodidad en su pecho—. Ella murió poco después,  tuvo un accidente que le costó la vida.  Así que,  por eso ya no estamos juntos.

—Lo siento mucho —dijo sincero el más alto acercándose a LuHan,  quien sonrió con melancolía.  Los celos que SeHun estaba sintiendo en ese momento se disiparon por completo—. Lamento mucho eso,  Han.  Pero ella está en un mejor lugar —consoló y lo abrazó con suavidad.  LuHan solo se dejó hacer dejando que los brazos del chico rodearan su cuerpo.  SeHun apoyó su mentón en el brazo ajeno y respiró el dulce aroma del perfume ajeno.

—Está bien,  lo sé.  Ya pasó un tiempo desde entonces —dijo bajo cerrando sus ojos.  El cuerpo ajeno era bastante cálido y cómodo—. SeHun...

—¿Sí?  —susurró alejándose un poco del chico para poder verlo a la cara,  LuHan mantuvo su postura a pesar de que ambos estaban demasiado juntos y SeHun bajó sus manos a su cintura—. Dime,  Han.

—Tengo tarea que hacer —dijo bajito escabulléndose del cuerpo ajeno y se alejó de él con una pequeña sonrisa en sus labios.  SeHun hizo un puchero y asintió sentándose con LuHan mirando como este sacaba sus cuadernos y comenzaba a hacer sus tareas.

SeHun sabía que hacía unos años él había terminado su carrera universitaria,  ahora no tenía que proecuparse por ello.  Y fue en ese momento que caía en cuenta que LuHan era menor que él por unos años,  el chico apenas saldría de la Universidad,  al igual que Jia.  Después de que LuHan terminó sus tareas cenaron juntos y luego se marchó prometiendo que lo iría a ver a la Universidad a la salida.

Cuando llegó al hotel donde se estaba quedando lo recibió su padre quien pudo notar la sonrisa del chico.  Algo que no dudó en preguntar.

—Era LuHan,  estuve con él en su departamento —le contó a su padre mientras ambos entraban a la habitación de SeHun—. Así que cené en su casa.  ¿Tú ya cenaste,  papá?

—Ya, hijo.  —Pensó en las palabras de su hijo,  veía lo contento que estaba en ese momento por solo compartir tiempo con ese chico.  Miró su celular y sonrió—. La presentación de la nueva marca que estamos comprando,  puedes llevar a LuHan si quieres,  estaba pensando en que me gustaría conocerlo. 

SeHun miro curioso a su padre,  el mismo que se encogió levemente de hombros y sonrió divertido,  una sonrisa llena de picardía.

—¿Qué significa esa sonrisa, papá?

—Nada en especial,  hijo —respondió simple y se acercó al mismo dándole una palmada en su hombro—. Solo quiero saber cómo es realmente el chico que le movió el tapete a mi muchacho.

[>>>]

El médico dejó las vendas en el carrito de accesorios que llevaba con él.  Tomó el espejo y se lo dio a la chica,  la misma que lo tomó y miró al hombre en bata blanca.  No podía negarlo,  estaba nerviosa,  asustada y tenía muchas más emociones haciendo mella en su interior.  Pero,  estaba decidida a ver como iba su progreso. 

Dos operaciones más,  las mismas que debían de haberla dejado ya como era antes.  Suspiró y tomando el valor alzó el espejo y sus ojos de abrieron en sorpresa.  Frente a ella estaba su antigua imagen,  era bonita.  Había alguna que otra cosa que reafirmar pero,  no había rastros de haber sido desfigurada con anterioridad.  Sonrió,  no podía evitarlo. 

—Todo está marchando bien,  las próximas dos semanas usted quedará siendo la misma chica de antes del accidente —dijo el médico e hizo una reverencia saliendo de la habitación.  La enfermera a cargo de Jia le sonrió y la ayudó a ponerse de pie para poder ir al baño y asearse.

—Felicidades,  Señorita Jia.  Todo está yendo muy bien —dijo la enfermera a lo cual Jia asintió.  Pronto estaría volviendo con su novio y estaba segura de que serían muy felices juntos.

[>>>]

Como todas las tardes durante esas dos semanas que habían pasado  desde que vio a LuHan en el parque pasó por él a la Universidad.  Salió del auto que su padre había alquilado para él y se sentó sobre el cofre a esperar a que el chico saliera.

Para ese momento ya se había acostumbrado a las miradas insinutantes de las chicas estadounidenses que siempre se acercaban con la intención de que él las invitará a salir,  pero simplemente se hacía el que no entendía hasta ques salía LuHan y este con una sonrisa de autosuficiencia entraba al auto y se iban juntos.

Aún recordaba ese día en el que había llegado por LuHan,  este salía de la mano con una chica bastante bonita,  se notaba que era de ascendencia asiática y estadounidense.  Tenía los rasgos de ambos lados. Y ella misma sonreía tan feliz al chico de cabellos castaños,  quien al llegar a la puerta se despidió de ella con un corto beso en la boca que hizo que algo en la cabeza de SeHun explotara.

LuHan al verlo a unos metros de distancia de él le sonrió y saludó con su mano,  notando la expresión molesta de SeHun a quien solo le dijo que ella era una vieja amiga y que era su costumbre despedirse o saludarse de esa forma.  A SeHun no le agradaba para nada esa situación,  y por ello mismo le había pedido a LuHan que dejara de hacerlo,  hasta ese momento ya no lo había vuelto a presenciar.

LuHan miraba por la ventana mientras iban en el auto,  SeHun solo observaba el camino.  No había mucho avance entre los dos.  Pasaban gran parte del día juntos,  veían películas y salían de vez en cuando a alguna parte a caminar,  cenar o simplemente a pasar el rato,  todo como dos buenos amigos a pesar de que la tensión entre ambos iba creciendo.  Era notorio cuando comían el que uno se le quedará viendo al otro,  aunque esto era más frecuente en SeHun y cuando LuHan lo notaba sus mejillas se ponían ligeramente rojas.  Al igual en que muchas ocasiones sus manos rozaba al caminar juntos,  chocaban en ocasiones al estar en el departamento y al hacer las tareas muchas veces quedaban juntos,  tanto que solo podían sentir sus respiraciones chocar pero se alejaban cuando estaban por besarse.

Y SeHun no podía mentir,  se estaba muriendo por besar esos labios.

Cuando paró el auto en el estacionamiento de una cafetería popular del condado LuHan miró al chico y le sonrió.  Esa bonita sonrisa a SeHun le estaba gustando más de la cuenta.

—Pensé que me llevarías a casa —comentó el menor quitándose el cinturón de seguridad.  SeHun negó con su cabeza de forma divertida—. ¿Qué haremos aquí?

—Hay un espacio en esa cafetería donde puedes hacer tus tareas mientras disfrutamos de un rico postre —comentó el chico bajando del automóvil.  LuHan lo hizo después llevando su mochila con él—. ¿No te molesta o sí?

—Para nada,  vamos —le dijo un pequeño empujón en la espalda induciéndolo a caminar.  SeHun sonrió y pasó su brazo por el hombro de LuHan pegándolo a su cuerpo caminando de esa forma al interior de la cafetería.

Tal como SeHun lo dijo,  LuHan hacía sus tareas mientras comían un helado de banana split,  SeHun era bueno con varias materias por lo cual mientras ayudaba a LuHan aprovechaba para estar más pegado a él.  Haciéndole bromas o solo observando sus bonitos ojos cafés. LuHan no podía negar que había ocasiones en las cuales la cercanía de SeHun le ponían extremadamente nervioso.  Tanto que se relamia los labios o mordía los mismos.

—Y esto se resuelve así,  sencillo —dijo SeHun al terminar de explicar,  LuHan estaba atento a las palabras ajenas mientras tenía la cucharilla del helado en su boca,  chupando la misma.  SeHun tragó saliva sin dejar de mirar los labios de LuHan,  los cuales brillaban húmedos por el helado.

—¿Qué pasa?  —preguntó inocente el menor.  SeHun negó con su cabeza pero no desvió la mirada en ningún momento,  las mejillas de LuHan se sonrojaron—. Es extraño que me mires así,  parece que quieres besarme —dijo en broma pero SeHun asintió tomando por sorpresa al chico.

—La verdad es que si quiero besarte desde hace varios días —confesó a lo cual LuHan no supo que responder.  El ambiente entre ambos era tenso en ese momento,  pero solo,  porque ninguno de los dos se atrevía a romper el mismo—. Han...

—No es mi culpa que te estés aguantando —respondió mirando de reojo al más alto.  SeHun quedó entre la sorpresa y los nervios,  estancado entre hacer o no aquello que tanto deseaba.  LuHan sonrió divertido y mordió sus labios.  Sehun era tan inocente por donde le viera—. ¿Me llevas a casa?

—Sí... —respondió rendido.  No había podido acercarse a él a pesar de que lo deseaba.

Ambos salieron del lugar y caminaron hacia el auto de SeHun.  Luhan subió al mismo y SeHun cerro la puerta.  Se dio un pequeño golpe en la frente y frunció el ceño.  «Siempre siendo tan cobarde» pensó mientras subía al auto y se ponía en marcha.  Luhan iba escribiendo en su teléfono,  lo que SeHun pensó era algún mensaje para alguien.  Lo había estado observado durante ese tiempo,  Luhan siempre estaba hablando con alguien a esa hora,  más no sabía quién,  su expresión siempre estaba tensa,  parecía molesto cada que tenía el teléfono en mano.

Al llegar a la zona donde vivía LuHan el mayor aparcó su auto en la entrada del edificio.  Ambos bajaron pero se quedaron al pie del auto un momento.

—¿Quieres subir?  —preguntó Luhan acomodando su mochila en su hombro,  SeHun lo pensó un momento y asintió—. Venga,  ven.

Le hizo un gesto con su mano al chico y ambos comenzaron a caminar hacia la entrada del edificio y posterior al elevador.  LuHan iba tarareando una canción.  SeHun lo observaba en todo momento algo que no pasaba desapercibido por el más joven.

—Papá me dijo que quería conocerte —informó SeHun antes de que la puerta se abriera.  Salieron del elevador y caminaron al cuarto de Luhan,  quien estaba sorprendido por lo antes dicho—. El siguiente fin de semana,  presentaran el nuevo producto en el cual está invirtiendo y,  me pidió que te invite al hotel.  ¿Puedes venir?

—Tú papá me da un poco de miedo,  Hun —le dijo sincero abriendo su departamento,  SeHun observo la clave que puso en el tablero—. No es fácil hablar con el futuro gobernador de la ciudad,  ¿me entiendes?

—Papá es muy agradable —le aseguró y ambos rieron por eso—. Por cierto,  no me has hablado de tu familia.  ¿Tienes hermanos?

LuHan colgó su mochila en el perchero quedándose serio y quieto.  SeHun se preocupó pensando en si la había regado en preguntar eso.  LuHan le miró y asintió con su cabeza llevándolo al sillón.

—Tengo una,  mi hermana menor —dijo haciendo una mueca.  No quería mentirle al chico,  pero temía un poco el que diría si sabía que era hermano de Jia.  Aunque,  en algún momento debía decirle—. Aunque,  no somos muy unidos ahora.

—Entiendo. Ha de ser agradable tener hermanos —dijo SeHun mientras tomaban asiento en el sillón junto con Luhan quien asintió levemente forjando una sonrisa apretada—. Mis padres ya no tuvieron más hijos,  crecí solo,  hasta que conocí a mis dos amigos,  Chen y Yeol,  han sido como mis hermanos desde entonces,  aunque siento que no es lo mismo.

—A veces los amigos son mejores hermanos que los mismos —aseguró Luhan sonriendo—.  Por algo pasan las cosas,  Hun. 

—Tienes razón —concordó sonriendo y tomó la mano de Luhan con la cual jugó con un poco hasta entrelazar sus dedos—. Tus manos siento que las he tocado muchas veces —mencionó haciendo que LuHan se muerda los labios.  Sehun le miró con atención.

—Tal vez en mi otra vida —dijo sonando a broma pero él sabía bien porque lo decía.  SeHun llevó su mano a la mejilla ajena y acarició la misma.  LuHan se mantuvo quieto al contacto hasta que sintió la respiración ajena chocar con la suya,  teniendo ambos sus rostros demasiado cerca—. SeHun.

El mayor no dijo nada,  solo se encargó de atrapar esos finos labios con los suyos en un corto beso,  un roce nada más,  hasta que LuHan entre abrió sus labios recibiendo los ajenos con gusto.

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