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48 : end of the story




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TWO YOUNG HEARTS
final de la historia
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Meredith pudo ver como Gael y Rhince se lanzaban al agua en busca de su familiar que habían perdido, la rubia los ayudó creando una corriente que los arrastrará con mayor velocidad hacia el barco que buscaban. Verlos reunirse con su madre y esposa le causó satisfacción y felicidad a la Brown provocando una sonrisa abierta en su rostro. Después de todo el sacrificio en aquella travesía había valido la pena pues habían rescatado a cientos de narnianos que podían volver a reunirse con sus familia y amigos.

— ¿Eustace?— Oliver cuestionó al verlo nadando en el agua— ¡Eustace!— exclamó convirtiéndose en fuego y acercándose al niño

— ¡Recuerda que ya no es un dragón!— Meredith advirtió pues no quería que Eustace fuera chamuscado por accidente por el fuego de su hermano.

Meredith volvió al barco a tiempo para ver a Reepicheep lanzarse al mar con euforia para unirse con Oliver al reencuentro con Eustace.

Donde el cielo y el agua se juntan— el ratón cantó— donde las olas dulzura despuntan...—  se detuvo al probar un poco del liquido del mar—... el agua es dulce ¡Es dulce!

— Buen trabajo— Meredith abrazó a su hermana con un brazo cuando llegó a su lado.

— Creí que jamás me volvería a cansar así— Nicholas bromeó haciendo reír a sus dos hermanas.

— ¡Mira! ¡Mira!— dijo Reepicheep emocionado.

A varios kilómetros alejados de ellos se podía ver tierra justo en el horizonte donde las nubes esponjosas que eran predominantes se mezclaban con el agua cristalina.

— La tierra de Aslan— hablaron los cuatro guardianes a la vez.

— Debemos estar cerca— dijo Caspian

— Bueno, ya estamos aquí— Edmund comentó.

Tomaron una canoa para navegar hasta la tierra de Aslan, los Brown escoltaban aquella embarcación siguiéndolos a su paso formados en sus elementos, podían sentir la suave caricia de la brisa fresca de Zephyr, el calor hogareño que transmitía Oliver, el delicioso y agradable olor a naturaleza que Nicholas emitía y las melódicas olas que Meredith creaba.

El mar pronto se llenó de hermosas flores blancas expandiéndose por kilómetros.

— Amigos míos, hemos llegado— Oliver anunció tomando su forma humana, al igual que los otros tres, poniéndose de pie en la arena suave.

Detrás de ellos se alzaba una gran ola, clara de un tono azul turquesa que se mantenía estable en su lugar emitiendo un melódico sonido satisfactorio para los oídos de sus visitantes.

Nicholas ayudó amablemente a que Lucy bajara de la canoa, esta le agradeció con una sonrisa radiante.

Juntos caminaron hacia la ola que se alzaba a unos metros por delante. Los cuatro Brown caminaban detrás de los cuatro humanos y el ratón, Meredith presentía lo que se acercaba y al parecer Edmund también pues era el que más lento caminaba, como si temiese que la ola fuera a abalanzarse sobre el.

— Aslan— Eustace habló

Los demás giraron hacia donde el niño miraba con asombro, efectivamente el león caminaba a su lado. Como siempre tan silencioso y calmado.

— Bienvenidos, niños —Habló con ese tono de voz calmo— se han portado muy bien, muy, muy bien.— se posicionó frente a ellos— Han llegado muy lejos y ahora su viaje se ha terminado

— ¿Este es tu país?— Lucy preguntó

— No, mi país hace más allá —habló señalando con su cabeza detrás de la ola

No importaba cuanto estiraras tu cuello para echar un vistazo al paraíso que había atrás, la ola de alzaba impidiendo que lograras ver aunque sea un pequeño detalle de la Tierra de Aslan.

— ¿Mi padre está en tu país?— Caspian preguntó

— Solo lo puedes averiguar por tu cuenta, hijo.— Aslan respondió mirando al rey.— Pero debes saber que, si continúas, no puedes regresar —por un efímero momento las miradas de Edmund y Meredith se cruzaron

Caspian caminó seguro hacia la marea frente a ellos, metió una mano permitiendo que la sensación de cosquilleo por el agua lo invadiera. Sin embargo, un momento después dió media vuelta regresando con los demás.

— ¿No irás?— Edmund preguntó.

— Mi padre no estaría muy orgulloso si dejar aquello por lo que él murió.— respondió— Pasé mucho tiempo deseando lo que perdí y no lo que me fue otorgado. Me otorgaron un reino, un pueblo, prometo ser un mejor rey— dijo hacia Aslan.

— Niños— el león volteó a ver a los Pevensie y Eustace

— Creo qué tal vez es hora de irnos a casa— Edmund habló creando una presión en el pecho de Meredith.

Estaba consciente de que aquel momento pasaría pero jamás se preparó para ello, si bien lo más difícil ahora sería separarse de él.

— Creí que te encantaba estar aquí— Lucy miró de reojo a la rubia que estaba de pie junto a Nicholas quien tomaba su mano.

— Si, me encanta.— Edmund respondió mirando brevemente a Meredith.

— Pero tienen un hogar y una familia— Zephyr intervino en la plática— y los necesitan

Un carraspeo de parte de Reepicheep interrumpió la tensión del momento, el ratón se acercó dando pequeños brincos hacia el león.

— Su Eminencia.— dijo dando una reverencia— Desde que tengo memoria he soñado con ver su país —comentó— he tenido muchas aventuras en este mundo pero nada ha disminuido esa añoranza. Se que no soy digno pero con su permiso, dejaría mi espada por la dicha de ver su país con mis propios ojos

— Mi país fue hecho para corazones nobles, como el tuyo— respondió el león— por más pequeños que sean sus portadores

— Nadie lo merece más— Caspian habló

— Es verdad— Edmund dio una reverencia hacia Reepicheep

Lucy se acercó y se hincó frente a él.

— ¿Me permites?— preguntó

— Supongo que si, solo esta... —La Pevensie interrumpió al ratón tomándolo entre sus brazos y dándole un abrazo.

— Fue un honor librar batallas contigo, Reepicheep— Oliver habló inclinando su cabeza.

— Suerte— Meredith le sonrío sacudiendo su mano.

— Fuiste un gran guerrero— Nicholas aportó

— De los mejores, sin duda— Zephyr concluyó con una sonrisa.

Con los ojos llorosos Eustace se despidió de Reepicheep antes de que este tomara una canoa pequeña y atravesara la ola.

— Es nuestra última vez aquí, ¿no?— Lucy preguntó.

— Si, has crecido, querida— Aslan habló acercándose a ella. — igual que Peter y Susan.

Los hermanos Pevensie tuvieron una plática que los Brown no lograron escuchar con claridad pues estaban más concentrados en su pequeña hermana pero al parecer todo estaba bajo control con ella pues miraba a Edmund con una sonrisa diminuta en sus labios.

El rugido de Aslan hizo que un túnel se abriera por la masa acuífera frente a ellos.

Primero pasaron a despedirse de Caspian y Aslan. Oliver de inmediato se acercó a Eustace que lo recibió con una sonrisa triste.

— No espero el momento para volver a verte,— El rubio le dio un codazo amistoso— fue un gran gusto conocerte.

Meredith vio cómo Lucy se despedía emotivamente de Oliver pues en esa última aventura habían creado un fuerte lazo de amistad. Meredith intentó contener el llanto cuando sintió los sollozos de Lucy en su hombro.

— Fue un gran honor acompañarte en cada aventura que tuviste aquí— La Brown sonrío hacia Lucy al separarse— agradezco haberte conocido.

— Los extrañare mucho— Lucy se aferró más a su amiga.

— Y nosotros a ustedes— Meredith apretó su agarre hacia ella.

Con mucha dificultad y dolor Lucy se separó de la rubia para juntarse con su primo.

— Mery— Edmund la llamó pues había llegado frente a ella.

— Suerte en tu mundo— comenzó— gracias por todo, por hacerme saber que es lo que era el amor —La sonrisa de Meredith contagio a Edmund pues este no pudo evitar que las comisuras de sus labios se alzaran.

— Gracias por hacerme feliz.— Edmund entrelazo sus manos y juntó sus frentes— Gracias por cada segundo que no te separaste de mi lado.— dijo sincero— Espero volver a vernos algún día— comentó abrazándola y escondiendo su cabeza en el cuello de la rubia.

— Tal vez algún día— Meredith lo rodeó con sus brazos.

— Creo que es hora de dartela de regreso— Edmund se quitó la pulsera de oro que ella le había dado hacia mucho tiempo.

Cuando Meredith la tomó entre sus manos sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.

— Edmund Pevensie, fuiste mi primer y tal vez único amor.— soltó una risa nerviosa bajando la mirada al accesorio en sus manos— Gracias por todo.

Con un último abrazo que transmitió todas las emociones encontradas en aquel momento se despidieron del otro. Ninguno sentía tristeza de alejarse, al contrario, estaban agradecidos de haberse cruzado en el camino del otro.

Edmund le regaló una sonrisa que quedaría grabada en la mente de Meredith por un largo tiempo.

Él caminó hasta llegar junto a Lucy y Eustace.

Mientras se alejaban, todos los momentos juntos recorrían la mente de Edmund y Meredith, desde su primer encuentro en medio del bosque nevado hasta su última batalla juntos, toda su historia se proyectó sus mentes como si de una película se tratase recordándoles que debían quedarse con aquella hermosa y única experiencia.

Entonces Edmund cruzó el portal sin mirar atrás, ambos estaban listos para darle fin a esa historia de amor donde dos corazones jóvenes se enamoraron en el tiempo y lugar equivocado.

Quizá en otra vida lograrían seguir con esa historia, pero en esa vida ellos supieron lo que era el verdadero amor.

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