46 : aslan's table
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TWO YOUNG HEARTS
❝ la mesa de aslan ❞
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Caminar por aquella Isla era una extraña sensación pues parecía ser un reino abandonado desde hacía muchos años. Las raíces crecieron sobre las estructuras construidas siendo que la naturaleza se había apoderado de aquel lugar. Todos se mantenían alerta con las armas en alto esperando cualquier indicio de amenaza para poder atacar.
Al entrar a otra habitación pudieron divisar una mesa larga llena de comida, platos y velas polvosas.
Un exclamo de susto proveniente de Edmund alertó a todos, pues la luz emitida por su lámpara apuntó hacia tres hombres cubiertos de ramas delgadas, parecían estar petrificados o muertos, no podían notar la diferencia.
Todos alzaron sus espadas mientras Edmund y Caspian se acercaban a examinar a los tres hombres.
— Lord Revilian— Caspian mencionó apuntando con la punta de su espada el anillo de uno de ello— Lord Marvramof —enlistó— Lord Argoz —dijo cuando Lucy descubrió el rostro del tercer hombre, sus ojos verdosos estaban abiertos mirando un punto fijo.
— Está respirando— Zephyr anunció con sorpresa al sentir el aire salir de la nariz de aquel hombre de barba larga.
— Ellos también— dijo Edmund después de examinarlos
— Están hechizados— Nicholas hizo ver cuando analizó la situación.— ¡Es la comida!— alzó la voz cuando vio a un minotauro llevar una manzana a su boca haciendo que este de inmediato la dejara caer.
— ¡Es el cuchillo de piedra!—Meredith apuntó con su dedo— ¡Esta es la mesa de Aslan!
— Sus espadas— Caspian se apresuró a tomar las armas escondidas de los tres hombres encantados.— En la mesa.
Los Pevensie y Caspian se apresuraron a colocar todas las espadas reunidas en su viaje sobre la mesa.
— Van seis— dijo Edmund.
— Todavía falta una— Caspian anunció mirando con preocupación al resto.
De pronto, las espadas trasmitieron un intenso brillo celeste que se esparció por toda la sala. En el cielo, la estrella azul que los había guiado en el último tramo de su travesía, estaba descendiendo a donde la tripulación se encontraba mirando asombrados su resplandor.
Cuando estuvo frente a ellos la masa de humos y calor se desintegró mostrándose una forma física de una mujer muy hermosa, llevaba un vestido celeste tirando a blanco, su piel tan pálida y su cabello albino hacían conjunto con su vestimenta; destellos y luz azul la rodeaban dejando ver una figura hermosa.
— Viajeros de Narnia.— habló con una voz serena y armoniosa— Bienvenidos
Todos se arrodillaron sobre una de sus piernas, Meredith se desconcertó unos segundos por apreciar a aquel ser celestial antes de hincarse como el resto.
— Levántense —ordenó la mujer de manera gentil— ¿No tienen hambre? —preguntó embozando una sonrisa hermosa.
— ¿Quién eres?— preguntó Nicholas
— Yo soy Liliandil,— se presentó— hija de Ramandu. Soy su guía.
— ¿Eres una estrella?— preguntó Caspian acercándose a la mujer que asintió regalándole una sonrisa— Eres muy bella— una sonrisa divertida de vió plasmada en los labios rosados de Meredith.
— Si es una distracción, puedo cambiar de forma— propuso
— ¡No!— Caspian habló rápidamente provocando que Oliver reprimiera una carcajada.
— La comida es para ustedes.— Con un movimiento de manos logró encender las velas que iluminaron el banquete preparado sobre la mesa dejándolo ver más apetitoso— Hay bastante para aquellos que son bienvenidos en la mesa de Aslan. Siempre ¡Coman!
— Esperen— Edmund detuvo a los hombres que estaban por tomar los alimentos— ¿Qué les paso a ellos?
— Estaban medio locos cuando llegaron aquí— explicó— amenazaban con violencia. La violencia está prohibida en la mesa de Aslan. Así que los dormimos.
— ¿Despertarán algún día?— Lucy preguntó.
— Cuando el mundo se enderece.— Liliandil respondió sin borrar aquella sonrisa amable— Vengan, hay poco tiempo.
Los Reyes y Guardianes siguieron a la estrella por un camino boscoso y oscuro que era iluminado por el resplandor natural de Liliandil. Se detuvieron hasta llegar a una especie de mirador que al igual que el resto de la isla estaba desgastado y cubierto por las raíces de la naturaleza.
— ¿El mago, Coriakin, les contó de la Isla Oscura?— preguntó la estrella.
— Si— respondió Caspian posicionándose a la par de la mujer.
No muy lejos podían observar una pequeña isla rodeada de neblina densa, en su interior resplandecía una luz amarillenta. De tan solo mirarla se podía saber lo peligroso que era acercarse a aquel lugar.
— Pronto será imposible detener el mal— Liliandil advirtió
— Coriakin dijo que debíamos poner las siete espadas en la mesa— Zephyr habló recargando su peso sobre una pierna.
— Ha dicho la verdad— la estrella giró a mirarla asintiendo levemente con la cabeza
— Pero solo encontramos seis— Meredith anunció sin apartar su vista de la Isla Oscura que se asomaba en el horizonte.
— ¿Sabes dónde está la séptima?— preguntó Nicholas.
— Ahi adentro.— señaló la Isla— Van a necesitar mucho valor.
Todos compartieron una mirada sabiendo lo difícil que sería enfrentarse a lo que fuera que hubiera ahí adentro. Si no habían sido tentados por la niebla ahora lo serían, sacaría la peor parte de cada uno quizá logrando que se enfrentaran los unos a los otros o incluso perdieran sus valores morales dejándose llevar por completo por la tentación. Después de todo iban al foco de todos los problemas.
— No hay que perder el tiempo— Meredith anunció firmemente.
— Ojalá nos volvamos a ver.— Caspian habló hacia Liliandil que sonrió con amabilidad y timidez ante las palabras del rey.
— Adiós.
El destello que emitía el cuerpo de Liliandil se hizo más intenso, su mirada fue hacia el cielo antes de desintegrarse y volverse una masa caliente de humos, se elevó al cielo tomando lugar junto al resto de las estrellas esparcidas por toda la atmósfera siendo ella la más brillante de todas.
Pasaron la noche ahí disfrutando del banquete, sin embargo, Meredith se había quedado en aquel balcón mirando hacia la Isla donde sería su próxima parada pues podía sentir la angustia crecer en su estómago.
— No deberías de preocuparte mucho— Nicholas comentó posicionándose junto a ella
— Eso no ayuda mucho— Meredith intentó bromear.
— Todo saldrá bien, somos nosotros, lo resolveremos— Oliver apoyo juntándose con sus dos hermanos y recargando su peso sobre el hombro de Nicholas que puso los ojos en blanco con una sonrisa divertida.
— Nos tenemos a nosotros para apoyarnos, ¿no es así? —Zephyr colocó delicadamente su mano sobre el hombro de su hermana.
— Siempre ha sido así— Meredith afirmó regalándoles una sonrisa a los tres.
— Lo afrontaremos juntos— Nicholas comentó tomando la mano de la rubia menor.
—Al primero que se deje tentar por la niebla lo lanzó por la borda— Oliver bromeó sacándole risas a sus hermanos.
Cuando sus cuatro manos se entrelazaron formando una cadena pudieron sentir la conexión creciente en los cuatro demostrando el amor fraternal que se había fortalecido más desde la llegada de los Pevensie.
Desde tiempos arcaicos habían sido los cuatro luchando contra las adversidades que les ponía el destino y siempre sería así...
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