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42 : mistakes make the present



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TWO YOUNG HEARTS
los errores hacen el presente
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Los siguientes días no habían sido fáciles para la tripulación, se había desatado una tormenta que amenazaba con volcar el barco que navegaba por la corriente feroz del mar, Meredith no había descansado ni un segundo por intentar mantener al barco en una constante travesía sin turbulencia, durante las primeras horas lo había logrado con éxito, sin embargo, el cansancio se había apoderado de ella y ya no podía hacer nada más además que disminuir las olas gigantes que amenazaban con hundir el barco. Zephyr de igual manera había intentado controlar los aires pero igualmente había terminado agotada.

Caspian les ordenó a las mujeres Brown descansar un poco a pesar de que ellas se negaban a hacerlo, sin embargo, terminaron siendo arrastradas por sus hermanos al camarote que les habían asignado a las dos rubias obligándolas a que se relajaran un poco.

— ¿Alguno de ustedes se ha sentido tentado por la niebla? —Nicholas preguntó mirando al resto de sus hermanos.

Los dos mayores negaron tan pronto como el azabache terminó se pronunciar su pregunta, por otro lado, Meredith frunció sus labios con temor a contar en voz alta sobre su ilusión en la mansión y el sentimiento de plenitud que había sentido con ella.

— ¿Mer? —Oliver la llamó obligándola a salir de sus pensamientos

— No, ninguna tentación. —mintió embozando una sonrisa convincente— Iré a ver a Edmund

Sin esperar a que sus hermanos dieran algún indicio de aceptación salió de la habitación en busca del lugar donde Edmund dormía. El barco se zarandeaba con fuerza dificultándole la tarea de desplazarse por el lugar, mientras caminaba intentó mantener serenas las aguas bajo el barco, su tarea dio resultado antes de que entrara al lugar donde Edmund y Caspian dormían.

— ¿Estás bien? —preguntó Edmund con voz ronca pues parecía haber estado dormido anteriormente.

— ¿Te desperté?— Meredith habló acercándose a su hamaca, el azabache negó haciendo un espacio para que la rubia se recostara junto a él.

Edmund la envolvió en sus brazos repartiendo suaves caricias en el brazo desnudo y frío de Meredith. Los lentos y sonoros latidos del corazón del Pevensie llegaban a los canales auditivos de la guardiana que cerró los ojos disfrutando del momento.

— ¿En qué piensas?— Preguntó en un susurro

— En la Bruja Blanca.— Edmund respondió— En qué tal vez si no los hubiera traicionado esa guerra no habría pasado y tú no hubieras...

Meredith lo obligó a callar posicionando su delgado dedo sobre los labios resecos de Edmund, alzó su vista para poder mirarlo bien.

— No te culpes por eso— Susurró cerca de sus labios— todos hemos cometido errores que nos gustaría jamás haber hecho, las cosas pasaron como tenían que suceder, eso estaba destinado, al final decidiste remediar lo que hiciste y eso está bien.

— Si, pero quizá las cosas hubieran sido distintas— Edmund dejó caer su cabeza para mirar el techo.

— ¿De qué manera?— Meredith lo cuestionó

— No sé, tal vez tú nunca te hubieras sacrificado y... quizá... —la rubia lo interrumpió

— ¿Seguiría teniendo mi vida atada a Jadis? —enarcó una ceja— Esa guerra me liberó, estar encerrados en el castillo de Jadis nos unió, logramos derrotarla, no tienes porque culparte —habló con suavidad— Los errores construyen el presente, de no haberlos cometido las cosas no serian como son ahora, así que no te sientas mal por lo que hiciste

— ¿Cuándo Oliver y tú despertaron a Jadis... —Edmund no se atrevió a seguir hablando.

— Me culpe por muchos años, decenas de años y el estilo de vida que llevaba no era nada lindo. —Meredith miró intensamente los ojos avellana del chico— Y no quiero que tú pases por lo mismo

— Te amo— susurró abrazándola más hacia su cuerpo.

Las aguas se calmaron con el tiempo, lograron llegar a tierra donde se separaron en dos grupos para explorar mejor el perímetro. Meredith y Nicholas acompañaban a los reyes de Narnia.

Caminaron por un tramo hasta llegar a una apertura en el suelo que parecía ser la entrada a una cueva. De una piedra, una soga bajaba por el hueco, como si alguien hubiera descendido con anterioridad.

— Al parecer no somos los primeros en esta isla— Comentó Nicholas examinando el perímetro.

— ¿Los Lores?— Edmund indagó

— Puede ser— Caspian respondió lanzando una piedra pequeña para ver la profundidad del hueco— ¿Qué habrá allá abajo?

— Averigüémoslo— el Pevensie habló

— Bajaré primero, verificaré que es seguro para que también puedan bajar —Nicholas propuso.

Tan rápido como termino de hablar su cuerpo se desintegró convirtiéndose en polvo que se paseó entre las grietas de las rocas. Segundos más tarde de las mismas rocas unos escalones que Nicholas formó aparecieron permitiéndoles bajar con facilidad.

— ¡Todo bien acá abajo! —anunció el Brown

Edmund fue el primero en bajar seguido de las dos chicas que los acompañaban, Caspian cerró el desfile. Los cinco admiraban con asombro cada detalle de aquella cueva sorprendentemente grande.

Llegaron a un área donde había un lago, Meredith tuvo una extraña sensación al llegar frente al agua, algo estaba mal con aquel lago. Al fondo había (lo que parecía ser) una estatua de un hombre de oro.

— ¿Qué es eso?— Preguntó Caspian mirando a la rubia.

— No lo sé— se hincó frente al lago intentando percibir más sobre aquellas misteriosas aguas que le causaban inquietud.— Parece una especie de... estatua de oro

Edmund arranco una rama de uñas raíces que crecían en la pared de piedra, metió un extremo del palo al agua y este inmediatamente comenzó a convertirse en oro puro. Meredith reaccionó al instante y empujó el brazo del Pevensie para que la soltara pues el solo miraba con asombro como el oro se esparcía por lo largo de la rama.

— Se debió de haber caído —Caspian comentó hincándose cerca de la estatua de oro del hombre.

—Pobre hombre— Habló Lucy por primera vez.

— Será "Pobre Lord"— Nicholas comentó señalando un escudo no muy lejos de donde el hombre en el agua estaba.

— Es el escudo de Lord Restimar— Caspian informó

— Y su espada— Edmund señaló el arma en el fondo del lago—. La necesitamos

— ¿No podrás sacarla?— Preguntó Caspian a lo que Meredith negó con la cabeza.

— El agua tiene propiedades mágicas que me impide manipularla —comentó.

Edmund desenfundo su espada y se acercó a la orilla siendo sostenido por Caspian para que no se cayera al agua en el intento.

— Ten cuidado—dijo Lucy. Con un simple movimiento Edmund logró sacar la otra espada del agua— Tu espada no se ha vuelto de oro —apuntó al mirar el arma intacta.

— Las espadas son mágicas— Nicholas comentó.

— No supo que le pegó— Dijo Lucy mirando con pena al hombre

— O quizá descubrió algo —Edmund habló llamando la atención de todos.

— ¿De que hablas?— Meredith y Caspian hablaron a la vez

Edmund tomó una caracola del suelo para después sumergirla en el agua, cuando el oro comenzó a esparcirse por el objeto la dejó en el suelo. Una vez que el dorado fuera notorio en la caracola Edmund la tomó entre sus manos observándola con admiración.

— ¿Qué miras?— Lucy preguntó

— Quienquiera que tenga acceso a esta laguna podría volverse la persona más poderosa del mundo— Meredith frunció el ceño ante el extraño comportamiento del chico.— Lucy, seríamos muy ricos. Nadie nos diría que hacer

— No puedes sacar nada de Narnia, Edmund —Nicholas advirtió intentando contener la calma

— ¿Quién lo dice?— cuestionó mirando la caracola de oro en su mano como si fuera el objeto más precioso que había visto.

— Yo lo digo— Caspian habló con firmeza.

— Yo no soy tu súbito— Edmund se levanto tomando su espada y caminando amenazadoramente hacia Caspian

— Has estado esperando este momento para retarme— El mayor habló— Dudas de mi liderazgo.

Meredith no reconocía a Edmund en aquel momento, tenía la mirada enloquecida, llena de avaricia y enojo.

— Estoy harto de ser la segunda opción— Bramó con enojo a centímetros del rostro de Caspian— ¡Primero fue Peter y ahora eres tú!
Sabes que soy más valiente que los dos ¡Merezco tener mi propio reino! ¡Merezco gobernar!

— Si te crees tan valiente, pruébalo —Caspian dio un empujón a Edmund que culminó con su paciencia.

Con el sonido del primer espadazo Meredith cayó en cuenta de lo que en verdad estaba pasando.

— Detenlos. —Ordenó hacia su hermano— Haz crecer raíces a su al rededor —tan rápido como dio la orden Nicholas la acato.

Tan pronto como un parpadeo ambos hombres estaban rodeados por raíces que el Brown había hecho crecer del subsuelo.

— ¡Fue suficiente!— Meredith alzó la voz mirando severamente a Caspian y Edmund que forcejeaban por salir.

— ¿No ven lo que está pasando? —Lucy habló acercándose

— Este lugar los está tentando— Meredith informó

— Es justo lo que decía Coriakin— La Pevensie miró a ambos.

— Vámonos de aquí— Meredith ordenó tras darle una mirada dolida a Edmund.

Estaba claro que no deseaban lo mismo.

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