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23 : meredith brown



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TWO YOUNG HEARTS
meredith brown
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En aquella colina, que en realidad era una fortaleza, se encontraba diversas criaturas Narnianas fabricando armas, Edmund, Peter y Zephyr se quedaron a observar mientras que Susan, Oliver y Lucy se adentraron a un pasillo lleno de pinturas rupestres

—Tienen que ver esto— dijo Susan a los que estaban con Caspian

Los tres se dirigieron hacia donde se encontraban sus hermanas y hermano. Oliver iba a prender una flama con su mano pero la mano de Zephyr le impidió hacerlo. Oliver se apartó bruscamente y siguió a los Pevensie quienes ya tenían una antorcha en mano para iluminar el lugar. En las paredes se encontraban pinturas con escenas de su pasado. La coronación de los Reyes de Antaño, un fauno a lado de una lámpara, los Pevency cabalgando, los cuatro elementos juntos. Hubo una que llamó la atención de dos muchachos

—Mer/Mery— dijeron los dos a la vez, Edmund y Oliver, ambos se miraron y dirigieron nuevamente su vista a la pintura

En ella había una niña, su cabello rubio parecía volar con un aire imaginario, tenía su lindo vestido azul que tanto la caracterizaba. Edmund pasó sus dedos por la pintura, después los separó como si su tacto con aquel arte quemara.

—¿Dónde estamos?— preguntó Lucy

—¿No lo reconocen?

—Como reconocer algo después de más de mil años— Oliver bufó

—Oliver— lo regañó Zephyr, el castaño solo rodó los ojos salió del lugar —perdónelo, Su Majestad. — se dirigió hacia el Príncipe

El dio un asentimiento de cabeza, tomó una antorcha y dirigió el pequeño grupo de jóvenes hacia una sala muy oscura donde al llegar inclinó la antorcha hacia abajo haciendo que la llama se extienda e ilumine todo el lugar. Con las llamas del fuego iluminando aquella sala era más reconocible, todos miraron atentamente la imagen tallada en la pared, era un león, era Aslan. Lucy se hacerlo a la mesa de piedra que estaba rota por la resurrección de Aslan

—debe saber lo que hace— dijo Lucy hacia su hermana Susan quien veía la imagen del león en la pared de piedra

—Creo que depende de nosotros— hablo Peter después de unos segundos de silencio

Mientras tanto Oliver se encontraba en la cima de la colina viendo el paisaje, el bosque y todos los árboles, aquellos árboles en donde se encontraba atrapado su hermano.

—ME ALEGRA QUE ESTES ASÍ— gritó hacia el bosque —ESPERO QUE ESTES SUFRIENDO

Tomó una roca entre sus mano y la lanzó con toda la fuerza que tenía y toda la furia guardada, esta prendió fuego en el aire, cosa que hizo que Oliver abriera los ojos como platos. Se dejó caer en el pasto y llevó sus manos a su cabeza

—Contrólate, contrólate— se repetía varias veces

Imagino a Meredith a su lado abrazándolo para que se tranquilizara, eso le funcionó los primeros meses después de ese horrible acontecimiento. Sin duda alguna a él era el más afectado. De pronto sintió que le habían acariciado su mejilla pero no había nada más que aire. Llevó su vista aquella roca que había lanzado y ya no estaba prendida en fuego.

—No debiste de haberte ido— susurro abrazando sus piernas y escondiendo su cabeza entre ellas —tenias que estar a mi lado toda la vida— se hecho a llorar

Durante todo un año estuvo llorándole a su hermana, sufriendo con lo que le quedaba de ella, recuerdos. De una forma estaba agradecido en haber quedado atrapado como energía puesto que así no pudo pensar en nada, sentir nada, ni ver nada. Pero ahora había despertado y tenía que prepararse para una nueva guerra y el no creía estar listo para eso ni para ninguna otra cosa, él no estaba listo para seguir adelante sin su pequeña hermanita.








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Ella sabía que estaba siendo una cobarde y nunca lo había sido, la palabra cobarde no formaba parte de su vocabulario pero se había convertido en una.

—¿Qué haces?— se cuestionó a sí misma

Vagando por el bosque sin rumbo fijo se preguntó si Caspian había logrado convencer a los Minotauros de luchar a su lado, o al menos a un narniano ¿Qué tan convincente podía llegar a ser el chico? Tenía una tarea simple: mantener a salvo a Caspian y ni siquiera eso había podido hacer. Ahora huía como una presa siendo perseguida por una feroz bestia, asustadiza y temerosa. Se preguntó en que momento se había convertido en eso, ella recordaba nunca haber huido de un problema y ahora se encontraba alejándose de aquella situación.

Se odiaba por no poder enfrentarse a aquellos narnianos a los que les había mentido, pero había sido necesario. Había perdido sus habilidades, su don, después de todo regresar de la muerte y estar dormida por poco más de mil años no era nada fácil.

Meredith Brown había regresado de la vida, Aslan siempre sabía lo que hacía. En cuanto el espíritu de su madre los ayudo a reforzar sus dones, los ayudo a convertirse en los espíritus de su respectivo elemento, Meredith ya no tenía esa parte humana que la hacía mortal, Aslan fue sabio al juntar su cuerpo con el roció del río, ella se tomaría el tiempo para regenerarse y volver como un espíritu, con lo que no se contaba era que terminara convertida en una corriente de mar por más de mil años y volvería antes que sus hermanos y sin sus dones.

Cuando despertó nada era igual, todo era tranquilo, había buscado a sus hermanos y con la misma esperanza a Edmund. No había tenido buena suerte, se llevó una gran sorpresa al ver que había perdido sus dones, no podía controlar el agua, ni tampoco crearla, podía mojarse cada que entraba al río y no cada que ella quisiera, lo había perdido todo. Así que, pensando en que no era capaz de proteger a Narnia en ese estado, huyó lejos llevándose la sorpresa de que había telmarinos en Narnia, sin tener otra opción decidió hacerse pasar por una telmarina. Fue así como conoció a Caspian cuando era apenas un niño, Caspian IX, en ese entonces rey, la había contratado como niñera de su hijo, así fue como le contó las historias del maravilloso mundo de Narnia, ella había visto crecer, el niño hacia constantes preguntas del porqué ella parecía no envejecer. Meredith siempre le respondía con un simple "nunca le preguntes eso a una bella damisela"

Entonces Meredith se detuvo, no podía irse y dejar a Caspian solo, tenía que acompañarlo en esta guerra, le había prometido quedarse a su lado y no rompería la promesa, no como lo hizo con Edmund hace muchos años.

Decidida, dio media vuelta esperando encontrar pronto a Caspian.

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