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20 : the liar girl




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TWO YOUNG HEARTS
la chica mentirosa
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Los Pevensie junto a su nuevo aliado se transportaban en la lancha por las serenas aguas. Edmund seguía viendo el agua pensando en cómo ahora en su  regreso a Narnia la muerte de Meredith le estaba afectando mucho más de lo que creía, por meses trato de vivir con eso cosa que fue logrando poco a poco pero al parecer el poco avance que había tenido se esfumó en cuanto llegó las tierras Narnianas. Susan y Lucy veían a los árboles muy quietos cosa que nunca había sucedido durante su estancia ahí.

—Que quietos están— habló por fin Lucy con la vista clavada en los árboles

—Son árboles— dijo con obviedad el enano

—Nicholas los hacía bailar, los hacía más felices— dijo con una diminuta sonrisa

—¿Nicholas Brown "el guardián del Gran Bosque"?— dijo incrédulo el enano —Su espíritu se esfumó al igual que el de los demás

—¿Espíritu?— pregunto Edmund quitando su vista del agua para ver al enano

—Esos guardianes son tan viejos, los mitos cuentan que se volvieron espíritus para cuidar Narnia, cuando ustedes se fueron ellos quedaron atrapados como espíritus de la naturaleza— explicó el enano

—¿Qué hay de Meredith Brown?— soltó de repente Edmund sorprendiéndolos a todos

Todos miraron a Edmund incrédulos, sus hermanos con un toque de tristeza y pena, el muchacho se arrepintió de haber hecho esa pregunta.

—¿Es una broma cierto?— al ver que el muchacho se mantuvo serio el Narniano siguió hablando —todos saben que ella dio su vida para librar a Narnia de la Bruja Blanca, ustedes deberían saberlo más que nadie

Edmund bajo la cabeza decepcionando, por un momento pensó que Meredith también pudo convertirse en un espíritu como sus hermanos pero no fue así. Durante el camino se mantuvieron en silencio de vez en cuando se daban miradas de tristeza sobretodo a Edmund quien miraba el agua torturándose con los recuerdos de su rubia amiga, él quería dejar de pensar en ella pero no podía y estar en Narnia lo hacía más difícil, todo le recordaba a ella. Tenía la loca idea de que había pocas posibilidades de que Meredith estuviera viva y que regresaría con el, que le diría que todo estaba bien y lo abrazara. Claro que solo eran eso: locas ideas.








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—¿Dónde estabas?— cuestionó Caspian al ver a su amiga caminar hacia él, el chico no perdió tiempo y comenzó a examinarla para verificar que no estuviera herida

—Estoy bien— la chica apartó con delicadeza sus manos —Estuve patrullando el perímetro— se limitó a decir la chica

Cuando el Príncipe había despertado en la pequeña casa de un enano y un tejón, de mayor tamaño al que él conocía, no había rastro de su compañera lo cual lo había preocupado puesto que había pensado que las criaturas Narnianas le habían hecho algo.

A un lado del otro, caminaban sin rumbo fijo, en realidad la chica seguía al Príncipe puesto que no sabía cual era el destino que el se había planteado. Mientras ella miraba los árboles y sentía la fresca brisa del viento golpear con su rostro. Estaba distraída disfrutando del bosque que no se dio cuenta que Caspian se había detenido provocando que chocara con el y casi cayera al suelo.

—Ya los escuche— dijo dando media vuelta

La chica volteó confundida, pronto detrás de dos arboles aparecieron el enano y el tejón que los habían atendido. Ella no era rencorosa pero aún estaba molesta con el enano por haberla golpeado.

—Es que yo creo qué hay que esperar a los reyes y reinas, tal vez también los guardianes lleguen —dijo el tejón

—¿Por qué crees que vendrán?— cuestionó la chica

Caspian la tomó de la mano y la obligó a caminar de nuevo.

—Bien déjanos, dudo que los hombres sean tan comprensivos— exclamó el tejón —quiero verlos explicarle todo a los minotauros

Caspian se detuvo de repente dándole un apretón a la mano de su compañera.

—¿Minotauros? ¿Son reales?

—Y tienen muy mal carácter

—Y son inmensos

—Gigantescos

—¿Y también centauros? ¿Ellos aún existen?

— Espera... ¿A donde vamos? —cuestionó la chica que había perdido el rumbo de la conversación. Comenzaba a ponerse nerviosa al unir los puntos sobre lo que hablaban

—¿Qué saben de Aslan?— preguntó Caspian cambiando de tema

—¿Cómo sabes tantas cosas de Narnia?— preguntó el tejón

—Historias— una pequeña sonrisa apareció en el rostro de la chica

—¿Tu padre te contó historias sobre Narnia?— preguntó de nuevo el tejón

—No, mi profesor— la chica enarcó una ceja —aunque la mayoría ella me las contaba cuando era niño

—¿Cuando eras niño? Pero si ella parece menor que tú— señaló el enano

—Lo siento pero no tienen porqué preguntar ese tipo de cosas— dijo la chica arrastrando a Caspian para que siguiera caminando

—Humano— el tejón comenzó a olfatear

—¿Ellos?

—No, ellos

Al voltear había una larga hilera de soltados telmarinos, la chica tomó con más fuerza la mano de Caspian y comenzó a correr tan rápido como sus cortas piernas lo permitían. Unos metros más adelante una flecha de incrustó en el muslo del tejón haciendo que caiga.

—Yo iré— dijo Caspian soltando la mano de su compañera

La chica aprovecho para correr hacia el chico y tomar su espada con un ágil movimiento. Caspian abrió la boca para reprenderla.

—¿Quien fue tu tutora en la espada? Exacto, yo, ahora vete de aquí, puedo con ellos sola

Sin darle tiempo de decir algo, la chica dio un par de pasos hacia los soldados con la espada en alto lista para atacar. Lo extraño fue que apenas un metro adelante, los soltados comenzaron a caer muertos uno a uno.

—¡Corre!— le gritó al príncipe que obedeció

La chica tenía los mejores reflejos, algo se encargaba de los soldados así que esa se encargaba de que ninguna flecha le diera al Príncipe. En un abrir y cerrar de ojos no había ningún soldado de pie. Desconcertada por lo que acababa de pasar de dio media vuelta para ir a con Caspian. Se llevó una sorpresa al verlo tumbado en el suelo con un ratón sobre su pecho.

—Escoge bien tus últimas palabras, telmarino

—No eres humano— dijo el príncipe

— Basta, Reepicheep

—Buscatrufas, espero que tengas una buena razón para tu inoportuna interrupción

—No la tiene, continua— la chica le dio una mala mirada al enano que comenzaba a irritarla

—El fue quien sopló el cuerno

—Dejen que lo muestre— Al alzar la vista un pequeño grupo de centauros se asomó por una colina— esa es la razón de habernos reunido

Y de pronto, la chica sintió su corazón latir ferozmente en su garganta, la sensación de tener un nudo en el estómago se hizo presente. Estaba rodeada de varias criaturas de Narnia a las cuales les había mentido por muchos años.

—Yo... no puedo estar aquí... lo siento— sin dejar que Caspian dijera algo, la chica salió corriendo

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