07 : the guardian of edmund pevensie
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TWO YOUNG HEARTS
❝ la guardiana de Edmund Pevensie ❞
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En la celda Meredith había seguido ignorando a Edmund, a los dos les había comenzado a cansar el silencio que había en el lugar.
—Lo lamentó— se atrevió a decir la chica —no debí decirte esas cosas, sé que estás asustado y tampoco tengo el derecho de hablarte así cuando yo cometí el mismo error que tú
—También lo lamentó por decirle todo a Jadis— ambos chicos se acercaron
—Se lo difícil que es resistirse a las redes de Jadis pero el enojo me cegó al verte delatando a tus hermanos
Edmund bajo la mirada apenado, comenzaba a arrepentirse de lo que había hecho y sin saber porque, cada que Meredith se lo recordaba el dolor y culpa aumentaba, quería intentar caerle bien a la chica pero como lo haría después de haber traicionado a Narnia.
El silencio inundó la sala, ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro. A pesar de que estuviera enojada con el chico compartía algo con el: extrañaban a sus hermanos y confiaron en la misma mujer sin saber que era malvada.
Después de un largo rato de silencio Edmund decidió hablarle a la chica, aunque no estaba muy seguro si le respondería amablemente lo intento.
—¿Por qué viniste por mi?— el chico volteo a ver a la rubia
—Porque quiero ver a Narnia libre de esa Bruja— soltó con rabia —soy una guardiana de Narnia y daría mi vida por protegerla, te llevaré hasta el campamento de Aslan y te convertirás en un gran rey— le dio una sonrisa sincera
—Creí que se equivocaba— de burló el chico
—Aslan nunca se equivoca y tal vez en frente de mi tenga al mejor rey que haya tenido Narnia— ambos se sonrieron
A Meredith comenzaba a agradarle la compañía del chico, después de todo no era tan insoportable como creía. Solo tenía que conocerlo para entenderlo.
Se quedaron mirando el uno al otro con una sonrisa por un largo tiempo. Ahora el chico podría apreciar de cerca las facciones de la chica, los lindos rizos rubios y despeinados que caían por sus hombros, sus ojos azules y pestañas largas, su fina nariz y sus labios partidos y rojos en conjunto hacían una combinación perfecta a los ojos del chico.
—Yo...— la chica rompió el contacto visual puesto que comenzaba a sentirse nerviosa —... te prometo que te llevaré con tus hermanos de vuelta
—¿Como lo harás? La Bruja nunca nos quitará el ojo de encima— Meredith se acercó a él y lo tomó de la mano
Ante el helado tacto su vello de erizo, los nervios crecieron en ella pero trató de ignorarlos y se centró en encontrar las palabras que había olvidado en el momento en que vio los ojos del chico.
—Encontrare una forma y cuidare de ti, no me daré por vencida hasta que estés sentado en uno de los cuatro tronos de Cair Paravel
—Se cuidarme solo— dijo entre risas el muchacho
—Claro entonces ¿Cómo acabaste siendo prisionero de Jadis?— la chica sonrió divertida
—Tú también lo hiciste— atacó Edmund
—Lo hice para no dejarte solo— esas palabras habían alegrado internamente al chico Pevensie —... me refiero a que no iba a dejar que te hiciera algo eres la salvación de Narnia y tengo que mantenerte con vida
La sonrisa interna del chico se esfumó, comprendió que la chica no lo estaba haciendo por él si no por Narnia, después de todo se llamaba Meredith Brown "guardiana de lo celestial" no era "guardiana de Edmund Pevensie"
—¿Qué tan grave fue el error que tuviste con la Bruja?— preguntó nervioso la chica se mantuvo en silencio. Así de rápido fue como una platica pasó a ser algo incómodo
—Mucho más grave que el tuyo— se limitó a decir
Si algo no le gustaba era hablar de su pasado, ese inocente error de una niña de seis años condenó a su tierra por largos años.
Edmund y Meredith se encontraban tratando de conciliar el sueño habían estado más de un día sin descansar apropiadamente. La cabeza de la rubia se deslizó por la pared de hielo cayendo en el hombro del peli negro el cual se puso nervioso al instante.
Nunca había estado tan cerca de una chica como lo estaba ahora de Meredith y el chico no sabía cómo reaccionar, con timidez colocó su cabeza sobre la de la chica a su lado pero antes de que lograrla apoyarla completamente la puerta se abrió bruscamente dejando ver al ayudante de Jadis, la chica se despertó de inmediato causando que su cabeza se golpeara con la de Edmund.
—Lo siento— susurró la chica algo apenada y muy sonrojada
—Salgan de aquí— el enano los obligó a levantarse y luego empujó a ambos prisioneros
Habían quitado las ataduras de sus manos y pies. En las muñecas de Meredith se asomaban un par de marcas rojas al haber tenido tanto tiempo el hielo en esa zona, al pasar por la sala de las estatuas se percataron que había una nueva. El Señor Tummus. La niña miro con pena al fauno.
—Haremos libre a Narnia —susurró hacia la estatua
—Cuando quieran hijos de Adán— la voz de Jadis se hizo presente en la sala
Meredith le dio una mirada de odio mientras era arrastrada hacia el trineo por el enano quien apretaba el agarre de su brazo, eso dejaría una marca
—Suban— los empujó al trineo lo que causó un traspié de ambos chicos
Una vez arriba del trineo los forzó a sentarse en el suelo del mismo y comenzaron a andar, el frío viento golpeaba contra sus cuerpos causándoles escalofríos.
Jadis les dio una seria y penetrante mirada, Edmund la miro asustado mientras que Meredith la miraba con furia y rencor. Unas pequeñas punzadas se hicieron presentes en el pecho de la niña a lo que trató de ignorarlo, en cuanto salió del castillo había recuperado sus fuerzas aunque no por completo, después de todo estaba aún rodeada de hielo.
Meredith buscaba una escapatoria para ambos la ventaja que tenían era que si se lanzaban del trineo la nieve suavizaría su caída pero a la velocidad que iban probablemente tendrían quemaduras.
Jadis no pasó por alto el como Meredith analizaba la situación en la que se encontraban.
—Te recomendaría que fijaras tu vista en otro punto querida, no lograrás escapar tan fácilmente— se burló la Bruja ganándose una mirada amenazadora de Meredith
Conforme avanzaban los árboles comenzaban a tomar un color verde ya no estaban cubiertos por la blanca nieve. Una enorme sonrisa apareció en el rostro de Meredith el hermoso color del bosque estaba regresando al igual que su don y sus fuerzas.
—Al parecer tú reinado esta cayendo— se burló la niña
La bruja se acercó a ella para golpearla pero una punzada en su pecho lo impidió, Meredith mantuvo la sonrisa burlona en su rostro ocultando el dolor que sentía en el pecho.
El verde florecía y la sonrisa de La Guardiana crecía más dándole esperanzas de poder sacar a Edmund de ahí.
Por otro lado Jadis temía al ver el verde que le causaba felicidad a Meredith. Solo significaba una cosa su imperio estaba por terminar.
—¿En que tanto piensas?— preguntó el peli negro hacia la rubia
—Tal vez haya una forma de liberarnos, el hielo se está derritiendo— habló por lo bajo para que la bruja no la escuchara
—Puede ser peligroso— murmuró el chico
—Si no te enfrentas a algunos peligros ¿Estás viviendo de verdad? Confía en mi
Entonces un leve sonido llegó a los oídos de Meredith haciendo que su sonrisa se ampliara más y Edmund la mire confundido. A unos metros de donde se encontraban estaba su salvación. El río se había descongelado y era una perfecta oportunidad para escapar.
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