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5

Un día de descanso no vendría mal para los días tan agotadores que han tenido.

— Vaya Spreen, un gusto tenerte acá —Biyin exclamó alegremente—y veo que vienes acompañado de tus... Amigos —la curiosidad se notaba en su voz— ¿Ya tienen pensando que pedirán?

— Un gusto Biyin, yo pediré lo mismo de siempre.

— Excelente, ¿y vosotros? —al terminar de anotar observó a los demás.

— Sushi —Conter habló y después dejó la carta en la mesa.

— Dos ravioles y un pastel de fresas —Farfa tuvo que hablar ya que Cris y Shadoune aún no tenían la suficiente confianza con desconocidos.

— Vale, enseguida regreso—agarró las cartas y se fue a la cocina.

— ¿No crees que es arriesgado el haber salido? —Cris habló.

— Sí, pero no los tendré encerrados siempre —Spreen fue jugando con el salero—quiero que conozcan Tortillaland ya que me gustaría conservar un recuerdo alegre en todo esto de la venganza.

— Yo estoy de acuerdo con Spreen, al fin de cuentas estamos entre amigos, ¿verdad?

— Mn—ambos hicieron contacto visual y se sonrieron.

La mirada de Farfa se fijó en Conter y al instante le dio un golpe a Cris y a Shadoune por debajo de la mesa.
Ahora eran tres chicos que sabían que algo extraño sucedía con los otros dos, pero no dirían nada estando en su día libre.

— ¿Y después a dónde iremos? —el chico del casco tuvo que hablar para no seguir suponiendo cosas.

— No tenía planeado algo más, pero si gustan podemos ir a la pequeña feria, ustedes mismos pueden decidir —lo que menos quería era obligar a los externos.

— ¿Podemos explotar la casa de alguien?

— ... No —pero eso le pareció tentador.

Pasaron los minutos y ellos siguieron hablando, la mayoría del tiempo eran indicaciones de cómo debían de actuar por si llegaban a encontrarse a otro integrante de tortilla, posteriormente llegó Biyin con una bandeja con los respectivos alimentos.

— Permiso —fue repartiendo los platos a cada persona—provecho, si necesitáis algo más no dudéis en decirme—mientras hablaba examinó sutilmente a cada uno para después irse.

— ¡Una foto!

— No jodas Conter —Shadoune estaba a punto de comerse su pastel.

— ¡Para el recuerdo! —frunció el ceño y fue sacando la cámara— ¡Solo cinco segundos!

— No tenemos opción, ¿verdad?

— Correcto, ahora sonrían.

Los demás no tuvieron de otra más que sonreír en la foto, algunos hicieron una cara graciosa y otros simplemente actuaron con pena.

— Listo, eso fue todo.

— ¿Podés darme la foto? Le voy a sacar copia —ambos volvieron a mirarse y esta vez se tocaron sutilmente la mano cuando agarraron la foto—la devolveré más tarde —le sonrió y después prosiguió a comer.

Mientras tanto Biyin hablaba por teléfono con sus mejores amigos.

— Auron, no es por ser chismosa ni nada, pero estoy impactada—tuvo que bajar la voz—creo que Spreen se está metiendo en un lío.

— ¿¡Qué mierda!? —Farfa simplemente dejó a su grupo de amigos durante cinco minutos ya que decidió ir a canjear más boletos para la feria, pero al regresar se llevó la grata sorpresa de que Shadoune estaba en lo más alto de la rueda de la fortuna— ¿Quién fue el pelotudo?

— Cris —Conter exclamó.

— Solo le dije que si lo hacía se ganaba un totem—dijo entre dientes mientras se alejaba de Farfadox.

— Hijos de puta —le apuntó al chico francés— ¡Baja ahora mismo!

— ¡Yo quiero ese tótem!

— Mis pelotas.

Mientras tanto Spreen no podía relajarse del todo, aún se sentía tenso por todo lo que estaba sucediendo, especialmente por estar tan expuestos.

Extraño su compañía.

— ¿Por qué siempre usas el sombrero ese? —el conejo se acercó a este cuando se cansó del alboroto de sus amigos.

— Es mi atuendo.

— No me estás respondiendo, ¿por qué lo usas?

No era capaz de mentirle a Conter.

Aunque fueran de distintos lugares, se conocían mutuamente al derecho y al revés.

— No me agrada la idea de que se enteren que soy un híbrido —dijo entre dientes.

— ¿No es normal aquí? —no pudo evitar tocarse las orejas de conejo que caían a los lados de su cabeza.

— Bueno, es algo normal pero... Es solo cuestión de confianza—tenía confianza, claro, sin embargo solo una persona sabe que es híbrido.

Esos ojos cafés.

Por más que miraba los ojos de Conter, no dejaba de tener el recuerdo de una de las noches más bellas del mundo, él sentado en un tronco frente al mar.
¿Cuánto tiempo había pasado de eso? ¿Cuándo se sentó a hablar de sus sentimientos con la persona que amaba? La melancolía y el impulso de ir tras ese chico eran altas, todo para sentir comodidad.

— Llama a los otros, hay un sitio de tiro y arco acá.

— Enseguida —y se retiró.

Spreen se apoyó en el poste más cercano mientras esperaba a los demás, pero al cerrar los ojos su mente hizo una mala jugada. No dejaba de recordar el momento y por si fuera poco, la viva imagen del hechicero fue una estaca al corazón.

La noche que más ha impactado en su vida fue la que sucedió hace aproximadamente un mes atrás, donde ambos chicos necesitaban unas horas de descanso entre tanta tensión.

Juan estaba cansado del constante bullying que recibía de parte de sus "amigos" y Spreen estaba cansado de todo, en particular por el comienzo de la disputa entre él y Reborn.

En esa noche el único ruido eran las olas del mar y los sollozos de Juan que eran camuflados por él mismo cuando jugaba con la arena. Spreen escuchó atentamente todos los problemas de su amigo e inclusive le dio apoyo y le juró su amistad hasta que alguno de los dos falleciera. En cambio Juan, después de escuchar el punto de vista de su amigo, le juró brindarle protección y ayuda (sin tener que provocar daños a externos).

Se prometieron cosas que al final de cuentas parecía que no iban a cumplir.

Regresando al presente, el grupo de amigos se acercaron hacia el oso mientras que eran regañados por Farfa.

— Me van a sacar canas verdes—el conejo ya se había cansado del sermón de su amigo y eso que él no participó en la puesta.

Spreen volvía a abrir los ojos y fue caminando hacia la zona de tiro, presenciando que algo iba a interrumpir su paciencia.

Pasaron los minutos, los chicos iban detrás de Spreen como si fueran patos siguiendo a su madre, estos seguían bromeando y en todo momento tuvieron que esquivar a algún que otro pueblerino.

Eso fue hasta que el oso se quedó congelado, provocando que los cuatro chicos detuvieran su paso.

— Ustedes—Spreen escupió la palabra— ¿Sucede algo?—No negaría que al inicio intentó esquivarlos al dar direcciones distintas, pero siempre los encontraba cara a cara.

— ¿Sucede algo? —Génesis fue quién habló— ¿Qué mierda le hiciste a nuestro castillo? O más bien, que hicieron tus estúpidos acompañantes.

La sangre de Spreen hirvió—escucháme bien boludo hijo de puta, yo no quería meterme con ustedes, pero debieron de pensarlo antes de ayudar al hijo de puta de Reborn.

— Uh... —Farfa le dio un codazo a los otros tres chicos y junto a un "mmm" señaló con la vista las manos del oso.

— Pero vamos a ver Spreen, nosotros teníamos esa fábrica para hacer cohetes.

— ¿Cohetes? Vos te declaraste en banca rota, ¿y qué mierda significaban los stacks de dinamita?—Hizo puño sus manos pero al hacerlo se lastimó a sí mismo, encajando las garras en la palma de la mano—Reborn los metió en esto, cuando en la guerra solo éramos él y yo.

— Sí, él nos pidió ayuda para conseguir pólvora y nosotros le ofrecimos toda la necesaria, ya que la guerra debe de ser pareja.

El chico con apariencia de conejo se fue alejando poco a poco con intenciones de acercarse a los desconocidos.

— ¿Pareja? ¿Es una maldita broma esto?

Spreen se intentó acercar peligrosamente hacia Genesis, pero en cambio lo que consiguió fue ser apuntado con un arco.

— Si alguno de ustedes se mueve, a Spreen le atravesará la flecha.

El híbrido gruñó por el enojo pero aún seguía en pose de defensa— ¿Dónde mierda está Reborn?—Al no recibir respuesta su temperamento iba empeorando—es un cagón de mierda, ¿dónde está cuando más se requiere de su estúpida presencia?

— Spreen, no te queremos hacer daño, solamente te diremos algo y podrás seguir jugando con tus amigos.

Génesis al igual que Focus se tensaron al sentir como fueron rodeados en tan poco tiempo.

— Habla antes de que te raje el cuello —ahora el Mexicano estaba detrás del hombre que poseía el arco— ¡HABLA!—Al inicio no creyó que era necesario el hecho de acercarle algo al cuello, sin embargo cuando el contrario hizo un intento de atacar le tuvo que acercar la espada.

— Se acerca el festejo, lo único que pedimos, no solo Focus y yo, sino en nombre de los dos pueblos, te pedimos que no exploten cosas materiales... Sabes que este festejo tiene más de medio año siendo preparado por Juan y por otros.

Juan...

Claro que sabía el festejo, escuchó a Juan durante horas sobre la decoración y como llamó a varios pueblerinos para tener grandes variedades de comida. El festejo era importante para su... Amigo.

— Bien —respiró profundamente para que el sentimiento de odio se fuera— Sueltenlos—al momento, Focus y Genesis fueron liberados y dejaron de ser apuntados con arcos.

Juan.

— Pueden ir estos salvajes, pero tendrán que controlar el temperamento y bueno... También deberán de dejar de ser tan extraños.

— ¡QUE TE LARGUES! —no logró controlar su ira, al momento que gritó su garra pasó por todo el largo del pecho de Génesis— ¡HIJOS DE RE MIL PUTA!

Y tal como ordenó, estos se retiraron aunque uno de ellos tuviera una herida.

— Son unos inútiles, inútiles, inútiles —Seguía murmurando durante un buen periodo de tiempo— ¿Por qué no pueden dejarme en paz?

Sus otros cuatro amigos quedaron en total silencio, la faceta que Spreen estaba enfrentando era una de las más peligrosas y no eran capaces de hablarle, la falta de paciencia era notoria y fácilmente podrían recibir daños colaterales.

— Dios...—al notar que tenía sangre en la mano se la intentó quitar cuando se frotó la mano contra la ropa—lo siento por el problema—estaba más calmado, pero seguía teniendo las garras de fuera.

— ... Ya, te entendemos —Shadoune se colocó detrás de Cris.

— Podemos seguir —y retomó el camino.

Los que formaban el Imperio 51 se quedaron sin habla por el repentino cambio de humor de su amigo, especialmente Conter, quién no pudo evitar decir en un murmuro: "Este Spreen no sabe controlarlo."

Spreen volvía a colocarse un par de guantes nuevo que le ayudarían a ocultar las garras que sobresalían por naturaleza. Solía cortarse las garras hasta que el dolor era presente, sin embargo al haberse descuidado tras el inicio de la guerra, el filo de estas sobresalían.

Odiaba mirarse las manos ya que le causaba un asco al recordar ciertos recuerdos del pasado.
¿Cómo podía ser mejor persona si al final de cuentas terminaba atacando a un ser humano cada vez que entraba en crisis?

Prometió controlar su temperamento o por lo menos llegar a respirar profundamente antes de atacar.
Spreen abrazó su estómago y caminó hacia el baño con intenciones de vomitar por el dolor de estómago que presentaba, además, se daría una buena lavada de manos antes quitarse la sensación de haber lastimado a alguien.

— ¡Spreen! ¿No vienes?

— Sí, solo voy por algo —dijo con rapidez para desaparecer de la vista de Shadoune.

— Che, ¿ustedes no creen que este Spreen-

— No.

Las señales eran obvias, pero con solo imaginar esa posibilidad era revivir malos recuerdos. Ellos estaban ahí para ayudarse, no para lamentarse de la muerte de su mejor amigo.

Pero todo el mundo sabe que si se ignoran los claros síntomas, el problema se haría más grave en el futuro.

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