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• Cosplayando •

— No puedo creer la cantidad de raritos que hay aquí —quejó con mala cara la eriza de espinas rosadas, suéter rosa de lana con el estampado de una estrella fugaz, falda violeta, zapatillas azabaches y medias blancas que llegaban hasta sus rodillas.  

— Sin duda, son unos locos —añadió el erizo de espinas azules, camisa anaranjada, chaleco azul marino, shorts grises, zapatos negros y medias cortas además de una gorra cobalto con el diseño de un pino en frente—. ¿Que no tienen suficiente con los programas de televisión y-? OH POR DIOS EL STAND DE TOMATOPOTAMUS-

— ¿¡Dónde!? —exclamó la más joven, poniéndose de puntillas para ver por encima de los demás que la rodeaban, buscando de lado a lado entre todos los puestos alguno que tuviera a ese su videojuego favorito.

— Te engañé —sonrió ampliamente el erizo mayor—, no vienen a este tipo de convenciones, son más sofisticados que eso.

— ¡¡Idiota!! —quejó, dándole un severo golpe en el brazo, haciéndole reír.

— Valió la pena, debiste ver tu cara —comenta, sobándose el golpe mientras caminaba lejos de ella.

— ¿Al menos sabes dónde están los otros? —preguntó, cruzándose de brazos, empezando a seguirlo.

— Tails debe haberse quedado con Zoey en casa, a fin de cuentas tienen mucho que planear para su boda —aclaró, sobando su mentón mientras miraba hacia los lados, notando la gran cantidad de empresas invitadas que promocionaban sus juegos, fueran digitales o de mesa, reuniendo a una gran variedad de gente que iba de aquí para allá con pequeños regalos o compras de otros puestos—, Knuckles por otro lado...

— ¿¡Zoey y Tails se van a casar!? —exclamó, abriendo sus ojos de golpe, jalandolo súbitamente del brazo.

— ¿No te contó? —Amy negó rápidamente con la cabeza, vaya. Ésto era incómodo— Seguramente se le olvidó —teorizó en voz alta, sonriéndole de forma nerviosa.

— Vaya amigo... —murmuró, soltando su brazo— Se casa y no es capaz de decirme...

— No es que seas la única.

— A ver —lo miró a la cara— ¿Quién más no lo sabía?

— Solo faltabas tú, pero —la más joven bufó, comenzando a caminar rápidamente lejos de él— ¡¡Por favor, Amy!! ¡Literalmente nos enteramos la noche en la que tuviste tu día de cuidado personal! —explicó, siguiéndola de cerca.

— ¡No me hables! —exclamó, pasando por un corredor conformado por puestos que vendían cómics y almohadas alargadas con figuras lascivas de personajes ficticios impresas.

Allá a donde iban llamaban la atención, tanto de los lugareños como de los turistas que venían solo para disfrutar del evento que había tenido sede en aquella isla.

Más pronto que tarde el erizo perdió la paciencia.
No le gustaba pelear, él era más de hacer el amor que hacer la guerra, sobretodo con las chicas, sobretodo con su chica.
Debía arreglar ésto de una forma u otra.

Velozmente logró tomarla del brazo, jalandola hacia un rincón abandonado y distante del centro de la convención, oculto detrás de un par de stands vacíos, en las sombras, muy apartados de los otros puestos o visitantes que venían disfrazados igual que ellos.

— Sonic... —murmuró entre dientes, sin querer verlo a la cara.

— No nos vamos a mover hasta que dejes de portarte como una niña malcriada —sentencio con una voz seria y directa, viéndola directamente a la cara, conteniendola al tomarla directamente de los brazos.

La más joven alza sus orejas, con un gran rubor apoderándose de sus mejillas. Su selección de palabras y forma de decirlas le recordaba demasiado a Shadow...
Parpadeó un par de veces, negando a sus adentros, Shadow jamás haría le ésto de todas formas, él jamás se disfrazaria para ella, jamás la acompañaría a este tipo de lugares, no, él era demasiado perfecto para eso...

Sonic suspiró.

— No quería decirte esto, se suponía que era una sorpresa, pero... Tails quiere que seas la madrina de la boda —aclara, suavizando su agarre, soltandola lentamente.

— ¿Qué? —titubea, alzando su mirada hacia el, sorprendida— ¿Lo dices en serio?

— Lo estuvo hablando con Zoey, querían dejarlo como una sorpresa el mismo día de su boda, pero... —sonrió de forma apenada, inclinando la mirada.

— Oh, Sonic... —susurró, tomándolo de sus mejillas, logrando redirigir su mirada hacia ella, sonriéndole de forma dulce— No te sientas mal ¿Sí? Juro que actuaré sorprendida cuando ellos me lo pidan, jamás sabrán que me dijiste algo de eso.

El héroe de tez melocotón sonríe, asintiendo con la cabeza. Le conviene que Tails crea que sabe guardar un secreto, a fin de cuentas si iba a ser el padrino debía ser una imagen de confianza para él, su hermano de otra madre.

Poco a poco la de tez blanca y mejillas sonrosadas se acerca hacia su novio, besándolo en los labios, siendo rápidamente correspondida por el más alto quien suavemente la rodea en un abrazo, agitando su cola de lado a lado ante la emoción que le genera besarla, aún si es la millonésima vez, siempre se siente como si fuera la primera vez.

— No me gusta pelear... —susurra de forma suave, separándose del beso con una mirada embelesada, frotando suavemente su frente con la de la menor.

— A mi tampoco, pero sé cómo disculparme... —responde, viéndolo con una mirada especialmente radiante para su gusto.

El mayor alza una ceja, sin comprender a lo que se refiere.

Aquella de suéter de lana baja cuidadosamente, arrodillándose frente a él, frotando suavemente por encima de su pantalón hasta sentir algo duro formarse, bajandole los pantalones, revelando así aquel jugoso pedazo de carne palpitante ante ella.

El de orbes esmeraldas palidece, viendo de lado a lado, consciente de lo que estaban haciendo, sin querer que nadie los descubriera en esto, nervioso... Habían niños aquí ¿Qué hacía si estos se acercaban sin querer para ver lo que estaba pasando?

— Todo va a estar bien, será más rápido de lo que crees —promete la de ojos jade, guiñandole el ojo mientras jugaba cuidadosamente con su glande, metiendolo y sacándolo del círculo formado entre sus dedos.

Sonic entrecierra los ojos, dispuesto a darle una lección tan pronto como lleguen a casa, tomando la opción fácil de confiar en ella, ocupándose solo de ver hacia atrás en cada oportunidad que tiene.

La rosada de enfoca en su miembro, relamiendose gustosa los labios, hambrienta de aquello que no a probado en mucho tiempo.

Lentamente lo mete en su boca, lamiendolo mientras lentamente usa una de sus manos para masturbarlo en la base, metiendo y sacándolo de su boca, succionandolo, procurando no rozar sus dientes al momento de hacerlo, siendo completamente cuidadosa en su misión de hacerlo sentir bien.

El mayor jadea roncamente, cerrando sus ojos por momentos, perdiéndose en la cálida sensación que obtiene por la boca de su hermosa novia, su futura prometida, posando su mano sobre su cabeza, invitándola a continuar, relajándose ante el placer, la comodidad que siente al saber que está en buenas manos.

El ritmo de su mamada va creciendo, siendo cada vez más rápido, llevando aquel pedazo de carne cada vez más profundo dentro de su garganta, ahogándose para después sacarlo hasta la mitad y volver a repetir el ciclo, revolviendo su lengua alrededor de su glande, disfrutando tanto el sabor como la forma en la que temblaba en su paladar.

Sonic no puede seguir así.
Se siente bien, la forma en la que chupa su pene es tan maravillosa, sin duda había mejorado desde la última vez, mucho... ¿pero cómo? rara vez ella le hacía una oral ¿sería caso un talento natural en ella?
No sabía, no sabía, no sabía...
No quería saber.

Se entregó ciegamente al placer, disfrutando de aquella maravillosa sensación, jadeando de forma ronca y casi tímida en la búsqueda de no llamar la atención.

Al cabo de varios minutos toda la gloria, toda la magia, las sensaciones que lo hacían vibrar de forma tan majestuosa se acabaron.
Había llegado a su límite y no podía contenerse más, ni por ella ni por él mismo.

Después de un rato se corrió, con el plan inicial de sacar su polla de la boca de su novia para así dejar su semilla afuera, siendo este plan interrumpido por su propia novia quien, al notar que intentaría acabar fuera lo jaló hacia ella otra vez, tragandolo por completo, dejando que el semen fluyera directamente hacia su garganta.

El cuerpo del héroe azulado tembló radicalmente, como si hubiera sentido una descarga eléctrica al instante de correrse, nublandole el juicio por un breve instante, como si de la nada hubiera sido cegado por una luz blanca venida de la nada.
Había sido la mejor oral de su vida.

Miró a sus espaldas. Nada había cambiado. No habían enviado un grupo de seguridad para sacarlos del área, tampoco habían niños, adolescentes o chismosos en general que hubieran pedido notarlos, tampoco habían cámaras grabando...
Simplemente era como si nada hubiera pasado.

— ¿Crees que puedas perdonarme ahora? —preguntó la rosada tras retirar la polla de su novio de su boca, saboreando el semen que había quedado en su paladar, limpiando las comisuras de sus labios.

— Sí, sin duda —respondió con una sonrisa embobada, sintiéndose más tranquilo, tambaleándose de lado a lado, alzándose los pantalones de forma torpe y distraída.

La más joven sonríe agradecida y lo abraza con fuerza, meneandose de lado a lado hasta dejarle un beso en la mejilla, separándose rápidamente para jalarlo de la mano y encaminarlo fuera de aquel recondito lugar, regresando a la diversión de la convención, con el héroe de azul intentando acomodar bien sus pantalones para no levantar sospechas.

Sin duda ésta sería una de esas historias para recordar por años.
Quien sabe. Tal vez un día se la contaría a sus nietos de ser posible, sería algo maravilloso de compartir.

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