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Verano en Grimmauld Place
(pesadillas que no dejan dormir y gryffindors tontos)

Draco había visto a su padrino al día siguiente de haber llegado a la Orden del Fénix. Severus le advirtió comportarse bien mientras estaba en la Orden. Resultaba que su padrino había sido un doble espía durante la primera guerra mágica y parecía que aquel trabajo continuaría. Había discutido con el adulto, porque Draco no estaba cómodo en aquel lugar, pero el profesor respondió que simplemente su comodidad no importaba en ese momento. La discusión solo se agravó cuando Draco sacó a flote el tema de su madre.

—Ella está bien.

—Mientes. Ella también. ¿Qué carajos pasa? —Draco frunció el ceño con enojo.

—Draco, compórtate. —Regaño el adulto. —Como ya has visto, las cosas en el mundo mágico están complicadas.

El rubio se cruzó de brazos. —¿Que tienen que ver mis padres en esto? ¿Están involucrados? —Aunque Draco mantuvo su postura firme, internamente tembló por conocer la respuesta.

Severus esquivó su pregunta y salió de la habitación, dejando a Draco frustrado porque le estaban ocultando cosas.

Mientras tanto, durante los siguientes días, los adultos de la orden parecían preocuparse por él, pero Draco sentía que simplemente estaban fingiendo hacerlo. A la vez, Potter y sus amigos lo ignoraban la mayor parte del tiempo, por lo que Draco pasaba la pasaba encerrado en la habitación compartida con Potter. Usualmente estaba leyendo, o terminando alguna de sus tareas de verano, de las que presentía que Potter ni siquiera había dado una ojeada.

Tenía sus cosas consigo gracias a su madre, quien se había encargado de enviarle un equipaje con la mayoría de sus cosas a través de su padrino. Y por culpa de una falta de respuesta de Severus, no podía evitar que su mente diera vueltas y vueltas sobre qué estaría haciendo su madre. Le preocupaba el rol que ella podría tomar en una posible guerra mágica. A pesar de los conflictos que había mantenido con su madre, le preocupaba su bienestar. ¿Apoyaría a Voldemort? ¿Apoyaría a la Orden ahora que sabía que Draco estaba con ellos?

Las dudas le carcomían la cabeza y esa era la razón por la que no podía dormir. Estaba mirando al techo de la habitación en silencio. También pensó en su padre, temiendo que Lucius Malfoy tomara alguna decisión que a Draco también pudiera afectar. Le dolía y le enojaba en partes iguales la separación de sus padres, al igual que no saber que posiciones escogerían. Pero Draco no tenía un buen presentimiento de si su padres decidirían mantenerse alejados de la guerra.

Un quejido lo sacó de sus pensamientos. Miró hacia la figura de Potter recostada sobre la otra cama y notó cómo se agitaba inquieto. Potter murmuraba algo inentendible y sus movimientos persistían. Draco se sentó sobre su cama, viendo a Potter luchar contra sus sueños. Supuso que sería una pesadilla y pensó en ignorar a Potter, pero luego lo escuchó lloriquear mientras seguía murmurando cosas. Draco se mordió la lengua y se levantó de la cama.

Se acercó a la cama de Potter y lo observó por un momento. La expresión en el rostro de Potter mostraba angustia y su cuerpo se retorcía involuntariamente. Draco vaciló por un momento, pero finalmente decidió actuar. Se sentó en el borde de la cama de Potter y, con cuidado, le dio un suave toque en el hombro.

—Potter, despierta. Estás teniendo una pesadilla —susurró Draco, intentando no sonar demasiado brusco. —Potter.

—No, no, no. Por favor. No quiero hacer esto. — Susurro Potter por lo bajo, con la voz temblando.

Draco volvió a tocar el hombro de Potter con mayor insistencia. —Potter. — Dijo con mayor brusquedad que antes.

Potter abrió los ojos de golpe. Tomando una gran bocanada de aire y luego su pecho continuó moviéndose agitadamente. Por un segundo, a Harry le tomó tiempo saber donde se encontraba, su mirada estaba desorientada al principio, pero pronto se enfocó en Draco Malfoy. Le tomó tiempo reconocerlo a falta de sus lentes, pero al hacerlo, habló.

—¿Malfoy? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Calla, imbécil. Estabas teniendo una pesadilla y no quiero que sigas despertando a todos en este lugar. —Draco intentó sonar despreocupado, pero algo en su voz revelaba una preocupación que no estaba dispuesto a admitir.

Harry se sentó en la cama, pasando una mano por su cabello desordenado. La tensión entre ellos se disipó momentáneamente, reemplazada por una extraña calma. Los ojos plata observaron los ojos verdes, Draco cuestionando por qué se había molestado en ayudar a Potter. Sin embargo, antes de que pudiera formular preguntas incómodas, Potter habló.

—Gracias, supongo. No suelo tener pesadillas.

Draco resopló, tratando de mantener su fachada indiferente y en susurró habló. —No pienses que esto cambia nada entre nosotros, Potter. Sigues siendo tan molesto como siempre.

Harry miró a Malfoy alejarse y subirse a su propia cama. Cerró los ojos con fuerza, intentando olvidar su reciente pesadilla. No solía tener pesadillas, pero la última que recordaba haber tenido años atrás había sido muy distinta. Es esta pesadilla, Harry era alguien que no se sentía a Harry, haciendo y diciendo cosas que él no sería capaz de realizar. Le había dejado una sensación extraña e, inexplicablemente, su cabeza había empezado a doler.

A la mañana siguiente, en el desayuno, su padre le preguntó si todo iba bien, notándolo algo distinto. Harry siempre compartía sus preocupaciones con sus padres, pero prefirió guardarse el incidente de la pesadilla esta vez, no queriendo sumarle más preocupaciones a sus padres. Ellos debían enfocarse en lo importante, acabar con los dementores y los mortífagos que volvían a surgir, no por una tonta pesadilla de su hijo.

Malfoy no dijo nada y Harry agradeció eso, no queriendo sentirse vulnerable frente a Malfoy nuevamente. El resto del día se la pasó avanzando con Ron algo de su tarea de verano mientras Hermione les lanzaba una mirada fija cada vez que intentaban dejar a un lado el pergamino. Era tonto tener que hacer tarea cuando El Profeta mostraba algunas noticias de muggles que acababan despareciendo luego de que una marca sea dejada en sus hogares, la de los mortifagos.

Sus padres estaban fuera la mayor parte del tiempo y cuando estaban en la Orden, eran para las reuniones, de las que ya no podía escuchar luego de que Molly Weasley le decomisara a los gemelos todos sus productos para bromas. Si Lily y James no estaban en una reunión importante, estaban descansando tras haber ido a alguna misión.

—Estuve hablando con Dumbledore. Creemos importante que puedan dominar el efecto patronum. Por si las dudas. — Dijo Remus viendo a los chicos sentados frente a él.

Así que empezaron por leer un libro que Remus les obligó a leer para aprender a canalizar sus emociones y memorias, que les serviría para hacer el hechizo. Hermione disfrutó de la tarea, mientras Harry, Ron y los gemelos se quejaron. Neville y Ginny empezaron a leer sin quejas. Y le sorprendió que Malfoy le indicará a Remus que él ya había leído aquel libro un par de años atrás.

El hechizo era complicado, y a pesar de las prácticas, a ninguno de ellos les salía. A excepción de Harry, quien a su primer intento, logró hacerlo. Malfoy le miró con desdén desde el otro lado de la sala, pero Harry solo lo ignoró. Discutían, sí; pero Molly Weasley siempre frenaba sus discusiones y tras una mirada terrorífica de su madre, Harry decidió ignorar a Malfoy como nunca mientras estaban en Grimmauld Place.

Pero no fue capaz de ignorar la presencia de Malfoy, arrodillado y con una mirada preocupada luego de haber tenido otra pesadilla. Harry nunca había visto aquella expresión de Malfoy y temía lo peor. ¿Acaso Harry tuvo algo más que solo una pesadilla? Malfoy tragó en seco, viendo fijamente hacia su frente. Harry intentó sentarse sobre la cama y pasó su mano sobre su frente, sintiendo algo húmedo al tacto.

—Tu cicatriz, está sangrando.

Harry miró sus dedos que acaban de pasar por cicatriz, percatandose de que Malfoy estaba en lo cierto. Una preocupación lo llenó y sintió que su pecho se apretaba, no dejándole respirar con normalidad. Se sintió extraño y su mirada se volvió más borrosa que lo usual, sintiendo un fuerte mareo por unos instantes.

No se percató que Malfoy se había puesto de pie y rebuscó algo entre sus cosas, para luego volver al lado de él y sentarse a su lado. Harry reaccionó cuando el frío tacto de Malfoy tocó su mentón, haciendo girar su rostro en dirección del rubio. Harry se congeló al ver la mirada de Malfoy enfocada sobre su cicatriz. Un paño pasó por su frente, limpiando la sangre del rayo.

La habitación estaba sumida en un incómodo silencio mientras Malfoy continuaba mirando fijamente la cicatriz de Harry y la limpiaba con una delicadeza que Harry nunca habría creído que el slytherin fuera capaz de poseer. Era un momento extraño, una especie de tregua no declarada entre ambos, olvidando temporalmente sus diferencias en medio de la preocupación por la salud de Harry.

—No puedo creer que esté haciendo esto. —Malfoy murmuró para sí mismo, alejándose de Harry y dejando el paño a un lado.

—¿Haciendo qué? —preguntó Harry tan bajo que dudó en si Malfoy lo habría escuchado. Se sintió incómodo con la vulnerabilidad del momento.

—Preocupándome por ti.—Rápidamente, Malfoy se quedó callado y desvió la mirada, mirando a cualquier cosa que no fueran los ojos de Harry.

Harry no respondió de inmediato, sintiendo sus mejillas arder por un momento. Agradeció la oscuridad de la habitación, donde sería difícil que Malfoy noté su rostro totalmente ruborizado. Se sintió reconfortado por las palabras de Malfoy, sintiéndose extraño al saber que Malfoy se había preocupado genuinamente por él. Una sensación cálida llenó su pecho.

—Bueno, gracias. En serio. — Harry se encontró realmente agradecido y no supo en qué momento, inconscientemente, había puesto su mano sobre la de Malfoy.

Malfoy levantó la mirada de inmediato y Harry sintió el pánico recorrer su cuerpo. Para su suerte, Malfoy no dijo nada y solo asintió despacio mirando a Harry. Sin embargo, la mirada en los ojos plateados indicaba que, por un breve momento, las líneas entre enemigos se habían desdibujado. Harry se preguntó qué significaba eso para el futuro, pero por ahora, se permitió aceptar la ayuda de Draco Malfoy, incluso si solo era por un instante.

Malfoy se aclaró la garganta y separó su mano de la de él como si su tacto le quemara, poniéndose de pie. —Creo que será mejor que le digas a alguien lo de tu cicatriz. —Malfoy dijo sin mirar a Harry.

—No es necesario preocupar al resto por una tonta pesadilla. —dijo Harry inseguro de sus palabras, teniendo una sensación de que eso era más que solo una pesadilla.

—Eres insufrible, Potter. —El usual tono de desdén con el que Malfoy solía decirlo, no se halló en su voz. Eso hizo sonreír a Harry.

—Solo cuando tú estás alrededor.

Draco no pudo evitar rodar los ojos ante la respuesta de Potter, pero esa sonrisa inesperada le provocó una extraña sensación en el estómago. Sacudió la cabeza, como si tratara de deshacerse de pensamientos no deseados, y se dirigió hacia su propia cama.

—Deberías cuidar mejor de esa cicatriz, Potter. No querrás que se convierta en algo más. —Malfoy comentó en tono casual, sin mirar a Harry directamente.

—¿Algo más? —preguntó Harry, intrigado por la enigmática declaración de Malfoy.

—Las cicatrices malditas. A veces, pueden volverse más que simples marcas en la piel. —Draco habló en voz baja, como si estuviera compartiendo un oscuro secreto. Evitó entrar en detalles, pero su expresión revelaba que había algo más en su mente.

Harry frunció el ceño, sintiendo la intriga y la preocupación aumentar. Sin embargo, antes de que pudiera pedirle a Malfoy que explicara, este simplemente se encogió de hombros y se acomodó en su propia cama, tapándose con las frazadas.

:.;.:

El día siguiente fue diferente a los demás, donde solían realizar prácticas del hechizo Patronus y charlar sobre estrategias para enfrentar posibles ataques de mortífagos. Al ser el cumpleaños de Neville, Harry y sus amigos decidieron hacer algo diferente, divirtiéndose entre juegos de mesa muggle y mágicos, además de tratar de seguir la receta de Molly Weasley para preparar un pastel de cumpleaños junto a Neville. Mientras ellos se divertían y olvidaban momentáneamente de la reaparición de mortifagos, Draco se encontraba mirando a Potter más de lo normal.

Draco no confiaba en los adultos de Grimmauld Place a pesar de que lo estaban hospedando y lo trataban con amabilidad, o fingían hacerlo. Durante el día, el rubio no pudo dejar de pensar sobre la cicatriz de Potter, la que había sangrado durante la noche. No le hubiera preocupado en absoluto si no hubiera creído que se podría tratar de una cicatriz maldita, que no solo podía poner en riesgo a Potter sino a los de su alrededor. Escribió una carta a su padrino, suplicando que le deje salir de ahí, argumentando el peligro que Potter podía suponer.

Su padrino solo envió una corta respuesta, diciéndole que se quedaría donde estaba. Eso frustró más a Draco.

:.:.:

Por la noche, Albus Dumbledore llegó a Grimmauld Place. Le hizo una seña para que Harry le siguiera e ingresaron a una habitación, donde sus padres estaban con rostros preocupados. El director cerró las puerta detrás de él y lanzó un hechizo para evitar que desde fuera se pudiera escuchar la conversación que se mantendría dentro.

—Siéntense. — Dijo el director y los tres Potter se sentaron en un sofá donde apenas cabían los tres. —Me temo añadirles una nueva preocupación. Harry, me enteré lo que pasó con tu cicatriz. —Harry se tensó, enojandose con malfoy por haberse involucrado en algo que no le correspondía. —Ya puse al tanto a tus padres. Que tu cicatriz sangre, es algo de lo que debemos preocuparnos.

—Es solo una cicatriz. — Se quejó Harry, odiando el hecho que su cicatriz volviera a ser el foco de algo.

—¿Sabes cómo la obtuviste?

—31 de octubre de 1981, Potter Manor. Mis abuelos fallecieron aquella noche derrotando al que-no-debe-ser-nombrado. — Nombró Harry en automático.

—Director, ¿qué sucede? — Demandó Lily con preocupación.

—Resulta que la cicatriz de Harry puede significar alguna consecuencia más grave de lo que habíamos pensado. Podría ser vínculo con ustedes-ya-saben. —Explicó el director con cautela y Harry intentó procesar aquellas palabras. ¿Una conexión? ¿Cómo es eso posible? —¿Has tenido pesadillas? — preguntó el director y Harry asintió. —¿Te sientes cansado la mayor parte del tiempo? — Otro asentimiento.

—¿Tiene que ver algo con las cicatrices malditas? — preguntó Harry con temor. El director miró a sus padres, quienes estaban igual de desconcertados que él.

—Me temo que es más que eso. — La mirada de Harry se volvió borrosa y terminó mirando algún punto fijo en la habitación. —Las cicatrices malditas, son algo más que simples marcas en la piel. Son señales de conexiones oscuras y complejas. En tu caso, Harry, parece que hay una conexión activa con Lord Voldemort. —Dumbledore habló con seriedad, observando las reacciones en los rostros de los tres Potter.

Harry sintió que un escalofrío recorría su espina dorsal. La mención de Voldemort y la conexión activa lo llenaron de una mezcla de miedo y confusión.

—Pero... está muerto. —Su padre intervino en la conversación.

Los ojos del director se oscurecieron. —Me temo que el levantamiento de los mortifagos no sea solo eso. Tengo mis sospechas de que Voldemort, o sus seguidores, hayan encontrado una forma de traerlo de vuelta.

Un silencio incómodo llenó la habitación. Harry había creído que el levantamiento de los seguidores del mago oscuro era una forma de vengar su muerte, no que estuviera ligado a una forma de resurrección.

—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó Lily, apretando la mano de James.

—Significa que, si Voldemort ha vuelto, de alguna manera, tu hijo tiene un lazo mágico con él. Puede ser la razón por la cual ha estado experimentando estas pesadillas y por qué su cicatriz sangra. La conexión puede intensificarse con el tiempo y, en consecuencia, podría ser un riesgo para Harry y para todos nosotros. —Dumbledore explicó, sus ojos azules mirando fijamente a Harry.

—¿Qué podemos hacer al respecto? —preguntó James, su expresión seria.

—Primero, necesitamos entender la naturaleza completa de esta conexión. Harry, tendremos que examinar más a fondo tus sueños y pesadillas.

—¿Hay forma de romper el vínculo? —preguntó su madre con algo de esperanza.

—Me entristece decirles que aunque lo hagamos, Harry seguiría en peligro. — Harry aguantó sus lágrimas de llorar. Sus padres tomaron su mano y se sintió algo reconfortado. —Hay una profecía y creo que Harry está directamente relacionado con esta.

Un silencio llenó la habitación. ¿Una profecía? Le parecía absurdo, pero por la seriedad que el director hablaba, Harry sabía que no era algo absurdo. El miedo recorrió todo su cuerpo y tragó en seco.

Dumbledore continuó con voz grave: —La profecía dice:

"Un sacrificio se hará para que pueda ganar,

nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces,

nacido al final de un mes y marcado por él como su igual,

una elección habrá sido hecha y no se podrá cambiar

Desconocedor de su futuro y su potencial,

antes de su vuelta número quince al sol,

llegará el día en el que sangre se derramará

revelándose su futuro y el rayo despertará.

Tras un sacrificio, el elegido triunfará.

El retorno del mal no ganará"

Harry analizó mentalmente la profecía recitada por el director. No había detalles y no entendía que aseguraba que la profecía era sobre él. Harry no era él único nacido a fin de mes, pero tal vez, el único indicio era su cicatriz y que hubiera sangrado recientemente. De igual forma, Harry creyó que era muy ambiguo para asegurar que también se trataba de Voldemort. Pero eso del retorno... Ahora que lo pensaba, Harry debió prestar mayor atención a sus clases de adivinación.

—Harry, la conexión que compartes con Voldemort podría estar relacionada con esta profecía. Necesitamos entender más sobre el sacrificio mencionado y qué papel juegas en todo esto. — Dumbledore miró a Harry con seriedad, como si buscara respuestas en sus ojos.

Harry asintió con la cabeza, aunque se sentía abrumado por la magnitud de la situación. Su vida ya había estado marcada por la tragedia desde su nacimiento, y ahora se encontraba en medio de una profecía que parecía dictar su destino.

—Haremos todo lo posible para protegerte, Harry. Pero debes estar preparado para lo que viene. — La voz de su madre sonaba firme pero con un toque de preocupación.

—¿Qué significa el sacrificio? — preguntó James, deseando obtener más detalles.

—Esa es una parte de la profecía que aún no comprendemos completamente. Pero lo descubriremos juntos. — Dumbledore les ofreció una mirada tranquilizadora.

:.:.:

Draco estaba sentado sobre la cama, su mirada fija en el suelo, sintiéndose ansioso. Habían pasado casi dos horas y Potter aún no volvía. Se había perdido la cena y Draco temía que algo grave hubiera sucedido, más de lo que él había creído, con la cicatriz de Potter. Finalmente, la puerta de la habitación se abrió, pero para su decepción, no era Potter.

—¿Harry aún no regresa? — Ron Weasley acompañado de Granger y Longbottom. Draco negó con la cabeza.

—Malfoy. — Llamó Granger. — Si Harry vuelve a tener alguna pesadilla, despiertame. Estoy en la habitación del piso de abajo, por favor.

De alguna u otra forma, la información de Potter teniendo pesadillas se había esparcido en la Orden, pero no el hecho de que su cicatriz hubiera sangrado. Draco asintió lentamente.

—Lo mismo con nosotros. — Habló Longbottom esta vez. —Ron y yo dormimos arriba.

—Como sea, no hay problema. — respondió Draco sintiéndose extraño por la presencia de los amigos de Potter.

—Gracias Malfoy, ya sabes, por Harry. — dijo Weasley con las manos en los bolsillos, incómodo.

—También queríamos pedirte un pequeño favor. — Draco tuvo que contener el querer rodar sus ojos ante las palabras de Granger. —No sé si lo sabrás, pero mañana es cumpleaños de Harry. — Draco casi se atraganta con su propia saliva. No, claro que no sabía.

—¿Acaso hoy no fue el de Longbottom? — preguntó Malfoy al recordar que en la mañana, Potter y sus amigos habían preparado un desayuno especial para Longbottom.

—Cumplimos seguido. — Sonrió Longbottom. — Así que, ¿podrías entretenerlo un rato mañana por la mañana mientras ordenamos su sorpresa? —Malfoy asintió, sintiéndose extraño por la petición.

Luego de que los amigos de Potter se dirigieran a sus habitaciones, la noche siguió avanzando. Draco había intentado dormir, pero solo logró acostarse sobre la cama con la mirada fija en el techo, preguntándose porque tardaba tanto Potter y enojado con Severus por creer que habría informado al resto de la orden sobre la cicatriz de Maldito Potter.

De pronto la puerta se abrió y se cerró con fuerza. —¡No debiste decirle a Dumbledore! —gritó Potter con enojo.

Draco se sentó sobre la cama y miró el cuerpo tenso de Potter. El mismo Draco apretó los puños ante la acusación.

—Yo ni he hablado con el director chiflado.

—Vamos, eres un completo mentiroso. ¿Porque te creería? —Potter se acercó a Malfoy y Draco se puso de pie.

—Problema tuyo. —Escupió el rubio.

—¡Eres el único que sabía! —Potter agarró el cuello de la camisa de Draco y lo jaló hacia sí mismo. Ambos quedaron a pocos centímetros entre sí.

—Suéltame. —Susurró Draco, tragando saliva al notar lo cerca que estaban sus rostros.

Sin esperarlo, Potter soltó su agarre y retrocedió unos pasos. Parecía asustado mirando a los lados de la habitación. Se sentó sobre su propia cama y Draco solo observó como el cuerpo de Potter empezó a temblar y las manos del moreno tapaban su rostro mientras sollozaba.

El rubio se quedó estático mientras veía el cuerpo de Potter temblar ante los sollozos. Estaba a solo unos pasos de Potter, sencillamente podía acercarse y sentarse a su lado. Pero dudó. No creía que Potter quisiera su presencia tan cerca de él.

Se sintió un poco culpable por ver a Potter de esa forma, una forma en la que Malfoy jamás había pensado que vería a su rival. Pero Draco no había mentido, él no había dicho ningún tipo de información al director. Aún así, un pinchazo de culpa lo llenó. Se dio la vuelta, no queriendo seguir viendo a Potter sollozar y puso su mano sobre la manija de la puerta, dispuesto a tomar un respiro de la habitación.

De pronto, preguntas llegaron a su cabeza ¿Alguna vez, alguna de sus acciones o comentarios habría hecho llorar a Potter de esa forma? La de ahora no contaba. Potter siempre parecía extremadamente alegre, lo que irritaba a Draco cada vez que lo veía en la escuela. Siempre con esa tonta sonrisa y... y... Draco tomó una fuerte bocanada de aire abriendo la puerta, dispuesto a salir.

—Malfoy. —La voz de Potter sonó como una petición, apenas audible.

—Te daré tu espacio. —Habló Draco sin voltear.

—No quiero estar solo.

—¿Busco a tus amigos? —preguntó Draco mordiéndose la lengua. Su mirada gris fija sobre donde su mano agarraba la manilla de la puerta.

—¿Puedes quedarte? —preguntó Potter con temor. La situación era extraña, pero Draco solo soltó la puerta y volvió a acercarse a la cama de Potter.

Luces aún encendidas. El rostro de Potter humedecido por las lágrimas. Sus ojos verdes careciendo de su brillo usual. Potter no lo miraba, más bien, tenía la mirada perdida sobre el suelo. Malfoy quería salir corriendo de la habitación, y jamás haber tenido que ver a Potter llorar. Era extraño.

Se sentó al lado de Potter, el ojiverde sin moverse.

—No puedes decirle a nadie que me has visto llorar. —El tono de voz de Potter sonó como una amenaza y ,creyendo que no era momento para pelear, Draco asintió en silencio. —Más te vale, Malfoy. No quiero preocupar al resto.

Deja que se preocupen por tí, maldita sea. ¡Cabezadura! Quiso gritar Draco, pero se contuvo.

—Vale. —Fue lo que tradujo la voz de Draco.

Sus ojos grises se posaron sobre Potter nuevamente. El azabache se abrazaba a sí mismo, su mirada aún puesta sobre el suelo. Draco tomó una bocanada de aire, esperando no recibir un maleficio por parte de Potter, y posó su mano sobre la espalda del menor, dando suaves caricias. Vio a Potter tensarse un segundo, pero luego se relajó.

Tras unos minutos en silencio, Potter le dijo que se sentía mejor. Draco en silencio se levantó de la cama, dejando un vacío extraño al otro muchacho de la habitación, y apagó las luces. Luego se dirigió a su propia cama.

:.:.:

Al día siguiente, Draco se despertó temprano, recordando la petición de los amigos de Potter. Se preparó mentalmente para la tarea de entretener al chico de las cicatrices malditas en su cumpleaños. Aunque aún sentía la extraña sensación de la noche anterior, decidió que haría lo que le pidieron y nada más.

Cuando Potter finalmente se despertó, Draco notó que su mirada estaba perdida y cansada. El recuerdo de la reunión con Dumbledore seguía pesando sobre él, y Draco se preguntó cuánto sabía realmente el chico de sus propias circunstancias. Ayer, Draco solo quería confirmar un par de sospechas.

—¿Cómo dormiste? —preguntó Potter, frotándose los ojos.

—Bien. ¿Y tú?

—Supongo que lo suficiente. — Potter se estiró y bostezó, tratando de alejar el cansancio. — ¿Qué hora es?

—Aún es temprano Potter, deberías dormir otra hora más. Mirate, esas ojeras.

—Pues perdón por no haber dormido lo suficientemente bien. — Se quejó Potter con irritación. —¿Que culpa tengo yo de mi destino? —Potter le dio la espalda y Draco sintió un pinchazo en el pecho que trató de ignorar.

—Perdón, no quise insultarte. — Draco se sorprendió a sí mismo con sus palabras, pero supuso que por ser cumpleaños de Potter lo podía dejar pasar.

Potter se levantó de la cama abruptamente. —Siempre buscas como insultarme.

—Potter. — advirtió Malfoy, no queriendo iniciar una discusión justo en ese momento.

—¡Te metiste en lo que no debías! —Se quejó con frustración.

Potter parecía estar dispuesto a salir de la habitación, así que Draco lo tomó por los hombros y lo empujó. Potter cayó sentado sobre su cama, Draco sin soltar su agarre sobre los hombros de Potter y mirando fijamente los ojos de Potter, que ahora se empezaban a humedecer. Sin esperarlo, Potter estaba sollozando, como ayer. Draco soltó sus hombros y se sentó a un lado de Potter. Pasó una de sus manos por la espalda de Potter como la noche anterior, sin estar seguro de que hacer.

La respiración del azabache se calmó un poco y finalmente pudo entender sus murmullos.

—Lo siento. No, no debí gritar. Solo que me enoja todo lo que pasa. —Formuló Potter con algo de dificultad. Potter estaba siendo tan vulnerable en aquel momento, que si quería, Draco podía burlarse de ello, pero no lo hizo.

Draco no respondió de inmediato a las palabras de Potter, simplemente continuó acariciando su espalda en silencio. Las palabras del chico resonaban en su mente, y aunque su relación había sido siempre conflictiva, en ese momento, Draco no podía evitar sentir compasión por él. Se preguntó cuánto peso llevaba Potter sobre sus hombros y cuánto de ello compartía con sus amigos.

—A veces, está bien mostrar debilidad, ¿sabes? — dijo Draco finalmente, sin apartar su mirada del horizonte frente a ellos. — Todos enfrentamos momentos difíciles, y no estás solo en esto.

Potter levantó la cabeza, sus ojos verdes encontrando los grises de Draco. Había algo en la sinceridad de sus palabras que sorprendió a Potter, quien asintió levemente.

—Gracias, Malfoy. No pensé que diría esto alguna vez, pero... agradezco que estés aquí.

Draco no respondió con palabras, simplemente continuó siendo el apoyo silencioso que Harry necesitaba en ese momento. Después de unos minutos, Potter se puso de pie, limpiándose las lágrimas. Draco le imitó y regresó a su propia cama.

—Lo siento por arruinar tu día. Supongo que no eres el tipo de persona que lidia con personas como yo.

—¿Personas como tú? —Draco alzó una ceja, riendo. —Eres único Potter, no hay otra persona en el mundo que sea tan fastidioso y estúpido como tú. —Potter sonrió y Draco sintió sus mejillas arder. —Supongo que aprenderé a lidiar contigo conforme pase el tiempo. — dijo Draco alejando su mirada del intenso verde de Potter y conjurando un tempus para ver la hora.

—Conforme pase el tiempo... —Susurro Potter, sintiendo que había algo más en lo que Draco le acababa de decir.

—Creo que deberíamos bajar a desayunar. —Draco sugirió, recordando que sus amigos planeaban organizar una sorpresa para el azabache y la hora indicaba que debían salir de la habitación.

Ambos se dirigieron a la cocina, donde encontraron a los Potter, los Weasley, Hermione, Neville y otros miembros de la Orden ocupados en los preparativos. Se veían emocionados y ansiosos por la celebración, pero Draco se mantenía a un lado, sintiéndose un poco fuera de lugar.

—¡Feliz cumpleaños, Harry! —gritaron todos cuando entraron a la cocina, sorprendiendo a Harry.

—¡Gracias! — Potter sonrió, un destello de alegría en sus ojos cansados.

Draco observó la escena desde la distancia, preguntándose cuánto tiempo duraría esta extraña tregua entre ellos. Sabía que, tarde o temprano, volverían a su enemistad habitual, pero por ahora, trataría de no arruinar el día de Harry Potter.

Después del desayuno, los amigos de Potter le entregaron regalos y compartieron momentos divertidos. Draco se limitó a observar desde lejos, sintiéndose como un intruso en esa camaradería. Sin embargo, Granger se le acercó

—Malfoy, ¿puedes ocuparte de Harry un rato? Tenemos algunos preparativos más que hacer.

—Sí, claro. — Draco asintió, dispuesto a cumplir con la solicitud.

Caminaron juntos por la casa, y Draco intentó encontrar algo para hablar. La tensión entre ellos seguía presente, pero de alguna manera, ya no se sentía tan incómoda como antes.

—Entonces, ¿qué planes tienes para el próximo año en Hogwarts? —preguntó Draco, tratando de romper el hielo.

—No lo sé. Todo depende de cómo resulten las cosas este año. — Potter suspiró, su expresión volviendo a ser seria.

—Bueno, espero que no te aburras demasiado. — Draco intentó sonreír, pero sabía que su intento de humor era débil.

—Lo mismo digo, Malfoy. Aunque, honestamente, preferiría no volver a Hogwarts si pudiera evitarlo.

Draco levantó las cejas ante esa afirmación. Aunque no lo admitiría abiertamente, una pequeña parte de él se preguntó cómo sería Hogwarts sin la presencia constante de Harry Potter y su grupo de amigos. Sería un cambio significativo en la dinámica de la escuela. El día continuó con risas, juegos y comida, pero Draco no pudo evitar notar que, incluso en medio de la celebración, algo pesaba sobre Potter. Era como si el destino hubiera decidido teñir de oscuridad incluso los momentos más felices.

N/A: ¡Capítulo prometido! ¿Que opinan de la dinámica entre Harry y Draco en este capítulo? A mi me parece lindo, pero los dos tienen aún muchas cosas que arreglar.

Por si no lo notaron, les comento que he colocado títulos a los capítulos de este fic. Se me hizo gracioso la forma en que les puedo dar pistas de lo que sucederá.

Nos leemos <3

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