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Parte 9

Acostarme con Rap Monster no fue prácticamente mi idea principal con base a mi plan, más bien, ni siquiera sé de qué plan estoy hablando, pero lo hice. Sí, lo hice.
Ese beso de lengua en su auto fue en definitiva la llave que le abrió mis piernas... por dios, ¿en serio dije eso? ¿No se supone que yo era la difícil? ¿En qué estaba pensando?

Condujo como por 20 minutos hasta llegar a dónde se supone es su departamento. No pude prestar atención a las calles y las direcciones que tomaba, solo miraba el frente del camino mientras él y yo entablábamos una rara conversación sobre las bebidas y el buen ambiente de ese jodido club, mientras el susodicho acariciaba mi pierna en vez de sostener la palanca de cambios.
El chico tenía dinero, obviamente, su departamento de soltero era uno de sus tantos lujos. Ser el representante de Agust D no era en vano y él lo sabe, ahora yo lo sé, maldita sea.
Tan pronto cerró la puerta, sin decir nada más, se abalanzó sobre mis labios y se deshizo de mi ropa como yo de la suya.

No tenía idea de lo que estaba haciendo, bueno sí, pero era Rap Monster, ¿cómo me afectaría esto en mi búsqueda para recibir la atención de Agust D?
Total, dejé de pensar en eso cuando el chico moreno me sostenía de las caderas y me embestía a su gusto como yo se lo permitía en su cama.

Sucedió algo interesante a mitad de esa posición. Noté que su teléfono, que se encontraba sobre la mesa de noche al lado de su cama, vibraba y se movía en señal de llamadas tras llamadas sin contestar. Entre el placer me planteaba que podría ser Agust D quien le urgía contactar a este chico, pero nunca pude ver quien era en el nombre de contacto, porque una vez más Rap Monster se fue sobre mí.

Cuando desperté en la mañana lo hice antes que él, suerte mía, así podría irme sin tener que lidiar con esas charlas mañaneras sobre cómo estuvo el sexo y esas cosas. Busqué mi ropa que estaba regada en todo el departamento y fui al cuarto de baño para vestirme y arreglar mi peinado junto con mi cara. Santo cielo, al menos no me veía tan mal para tomar el autobús o el metro.
Cuando salí del cuarto de baño el chico moreno ya había salido de la habitación, medio vestido y con una bella sonrisa de ojos somnolientos.

-¿Quieres café?-

-No realmente.- respondí. -Me iré ahora.-

-De acuerdo, supongo.-

Odiaba esta parte después de los fáciles ligues: la despedida.

Me acompañó hasta la puerta de su departamento. -Me divertí.- dijo un tanto raro pero muy simpático.

-Uhm, también yo, eh...-

-Kim Namjoon.-

¡Sé tu nombre real! ¿Crees que lo haría con un chico que no sabría su nombre?

-Rap Monster.- bromeé. -Adiós.-

-¿Estás segura que no quieres que te lleve? No tengo problemas.-

-Conozco el camino.- nos sonreíamos, maldita sea. -O eso creo.-

-Mira, sé que esto es algo extraño después de... tú sabes.- era lindo cuando se rascaba la nuca y vacilaba la mirada un poco. -Y no suelo hacer esto con normalidad pero... ¿quieres compartir números? Tal vez... podamos repetir o... hacer otra cosa, lo que sea, ¿qué dices?-

Gritos internos. Apocalipsis interno, dentro de mi ser.

-Ah, claro, ¿por qué no? Hm... ¿tendré que esperar una llamada tuya?-

Compartimos números, compartimos números de teléfono, el trasero de Jimin da más suerte de lo que imaginaba, conseguí el número de Rap Monster. Un escalón para llegar a Agust D.

Sé que soy una chica tan terrible. A veces me odio por usar a este chico así pero... mierda, Jass.

-Te llamaré, lo prometo.-

-Eso espero... Namjoon.-

Salí de ese lugar con las piernas temblando y con el estómago revuelto, en serio. Domingo en la mañana y yo tenía que llegar a abrir el café con Taehyung, pero mi cabeza estaba llena de locas ideas.

Si yo continuaba saliendo y encontrándome con Rap Monster, tal vez llegar a mi objetivo podría tardar menos de lo esperado.

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-¿Por qué llegas tarde? ¿Dormiste fuera? Tuve que abrir solo otra vez, Jass.-

-Relaja la pelvis, Taehyung, ya llegué, ¿sí? Iré a ducharme y limpiaré afuera, no te alteres, no ha llegado nadie.-

-Eres una irresponsable.-

-Mi papá ya tiene ese negocio de reprenderme, no quieras quitarle su puesto.-

Bien, ducha rápida, un buen cambio, y después, a cumplir con un horario dominguero para callarle la boca a mi buen amigo Taehyung.

Salí a limpiar y poner en orden las mesas de afuera. Era un bello día de otoño, pero eso no era lo importante, qué más da. Fue una mañana tranquila, con el relajante aroma del café metiéndose a todos lados como humedad en el edificio. Yo estaba de buen humor, eso le pareció raro a mi amigo Taehyung.

Cuando cerramos esa tarde, ambos nos sentamos afuera para disfrutar de un postre mirando la puesta de sol en su punto máximo.

-Hoy trataste muy bien a los clientes, Jass.-

-Así los trato siempre, cara de insecto.-

-No es cierto.- ladeé la cabeza para clavarle la mirada y él igualmente me miraba de esa manera suspicaz. -Dormiste con alguien, ¿no?-

Reí sin pena. -¿Tanto se nota?-

-Debió ser un buen partido.-

-Tira y gol, así es.-

Di una cucharada al pedazo de pastel y dejé la cuchara en mi boca, al mismo tiempo me quedé mirando a mi amigo, su perfil más bien, luego pensé en algo bueno para molestarlo.

-¿Qué?- se dio cuenta que le miraba.

-Eres virgen.-

Rodó los ojos girando el cuello con esa extrema pereza que me tenía. -Por favor, Jass.- y negó volviendo su vista a la puesta de sol.

-¿Lo eres?-

-¿Eso te importa?-

-La comunidad gay es muy extensa en estos días, no debe ser difícil buscarte una pareja, Taehyung. Eres lindo.-

-Que no soy gay, ¿por qué te encanta molestarme con eso?-

Me encogí de hombros. -No sé, estoy aburrida. Y porque nunca te he visto con una chica.-

-¿Y qué tienes tú entre las piernas?-

-Algo que de seguro nunca has visto, ¿o me equivoco?-

-Vete a la mierda.-

-No tiene nada de malo que te gusten los penes, Taehyung.-

-Estoy pensando seriamente en despedirte y sacarte a patadas a la calle.-

Gané mi cometido cuando el chico se puso de pie y se largó. Dejó su pedazo de pastel sin protección, ahí llegó mi cucharita a invadirle y cantar victoria.

Y de ahí no sucedió nada interesante en la semana. Nada fuera de servir café, limpiar suciedad y demás cosas. Creo que lo único fuera de lugar fue cuando un viernes descompuse la cafetera y Taehyung me ordenó ir a comprar otra. En mi defensa no fue mi culpa, pero como yo era la que la usaba en ese instante, pues tuve que hacerme responsable.
En sábado temprano Bian me acompañó al centro a vaguear y comprar otra maldita cafetera.

-¿Y no te ha llamado?-

-Mensajes.- respondí a mi amiga. -Dice que le gustaría repetir pero que está ocupado y eso.-

-Todo un hombre de negocios, no te cases con él o morirás en sequía.-

Reí por el comentario. -Nah, lo único que busca es sexo.-

-¿Y tú también?-

Me encogí de hombros. -Me da igual.-

-Claro.-

Bian se detuvo en un puesto libre de ropa, encantada por una blusa de su color favorito. -Voy a adelantarme.- le indiqué y asintió. -Compraré esa cosa y nos vamos a desayunar.-

-Bien, no te pierdas.-

-No lo haré.-

Ok, dos puntos:

Uno, sí me perdí.

Dos, vi a Agust D.

...

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