Para cualquier chico de su edad, ser rechazado es algo vergonzoso, algo por lo cual nadie quiere pasar, pero si encima te rechazaba el amor de tu vida, el dolor es indescriptible.

Todavía no está seguro de que es lo que le duele más, el rechazo de esta chica o el saber que no podrá estar nunca con ella como lo ha estado antes. Lo ha estado hablando con sus mejores amigos y la conclusión a la que ha llegado es que el sentimiento del dolor por no poder estar otra vez con ella es mucho más fuerte. Tanto, que incluso se decide a regresar a su casa e insistir, a volver a intentarlo. La vergüenza es algo que puede asumir y sufrir otra vez, no le va a hacer más desgraciado.

—Hola —le dice con voz suave, ya que ella está de espaldas y no quiere asustarla.

—Hola —le responde ella en el mismo tono de voz.

—¿Podemos hablar unos minutos? —le pregunta, nervioso.

—Claro, pero no perderás tu vuelo, ¿verdad? —se preocupa su amada.

—No, aún tengo más de doce horas para llegar al aeropuerto.

—¿De qué quieres hablar? —le pregunta ella, haciéndole sitio para que se siente a su lado y cerrando el libro que tiene en las manos.

—De nosotros —lo intenta él de nuevo.

—Nosotros únicamente podemos ser amigos —le explica ella.

—Yo no puedo ser solo tu amigo.

—Pues vas a tener que poder, porque es lo único que vamos a ser —y a pesar de la dureza de sus palabras, su voz es suave.

—Creo que no lo entiendes, me he enamorado de ti —le abre su corazón.

—No, él que no lo entiendes, eres tú. No importa lo que sientas ahora mismo, en unos meses te olvidarás de todo y yo solo seré un recuerdo para ti —defiende ella su postura.

—No me olvidaré de ti nunca y estoy seguro de que tú tampoco olvidarás muchas cosas que hemos vivido juntos. Fui al primer chico que besaste, el primero que te hizo sentir como una mujer. ¿Piensas que será fácil para ti olvidarte de eso? —le pregunta, bajando aún más la voz.

—No podemos negar lo que ha pasado entre nosotros, pero debes saber que no volverá a pasar en el futuro. Persigue tus sueños, vive y sé feliz. Yo solo puedo prometerte que intentaré hacer lo mismo en cuanto te vayas.

—Pues entonces, no hay nada más que decir —se despide él mientras se levanta y observa el pequeño jardín trasero donde se encuentran.

—Cuídate mucho, eres una persona muy especial —le dice ella y se levanta también.

—Pero por lo que se ve, no lo suficiente —le contesta al alejarse, sin virar la vista atrás.

Sí, el rechazo es vergonzoso, no obstante, que te rompan el corazón así, es tan doloroso, que la vergüenza no tiene cabida en ningún lugar de su cuerpo.

Aún no ha recorrido diez metros y ya han comenzaron a caer las lágrimas por sus mejillas. Debe llamar a su madre para tranquilizarla, ayer estuvo tan triste por la noche que se olvidó de devolverle la llamada.

Y todo hasido culpa de esa maldita lista, sí, se sentía más vivo, pero también másdesgraciado, mucho más desdichado.