팔
Es mediodía y el primer turno en la cafetería termina mientras los otros dos empleados toman el segundo. Hoseok bufa, viendo a su hyung sonreír a su teléfono por enésima vez en el día. Está feliz de que Yoongi por fin tenga a alguien que lo aprecie y sea de buena compañía, pero incluso cuando es él quien suele tener esa vibra positiva y brillante, algo le cansaba.
Sacude la cabeza, centrándose en terminar de fregar los utensilios y dejando a su amigo ser. Conoció a Seokjin y sus retoños hace un par de semanas, cuando Yoongi le pidió el favor de cuidarlas una tarde mientras ambos mayores salían por unas diligencias.
Comprobó lo que Yoongi le dijo sobre el padre de las pequeñas siendo algo desconfiado sobre recién conocidos acercándose a ellas, pero ahora que éste tiene teléfono ambas suelen comunicarse con quien puedan (sus abuelos, Yoongi y ahora con el de Hoseok, con él), Seokjin estuvo tranquilo entonces sabiendo que ellas estaban bien y podía confiar en el castaño.
Aún así, ahora viendo que las oportunidades parecían estar por todas partes, se preguntaba cuándo llegaría su turno de sentir algo similar con alguien. La última novia que tuvo le fue infiel, y honestamente nunca supo por qué ya que ésta no se explicó muy bien que digamos. En los últimos años no tuvo muchas citas tampoco. Siempre era el buen amigo que acompañaba al resto, pero a nadie le importaba de otra manera. Tal vez ser alguien apasionado por el baile y la música no era interesante, aunque solo se dedicara a emplear la primera. Además de eso no hallaba algo que pudiese llamar la atención sobre sí mismo aunque se sentara a pensarlo.
Yoongi sube la vista de su teléfono al escuchar al menor suspirar nuevamente mientras continúa limpiando en silencio. Hoseok nunca es callado, tampoco suele lucir tan pensativo, pero hoy es diferente y le extraña. Casi puede jurar que música tétrica suena de fondo.
Se despide de Seokjin en el chat diciéndose que se ven en un rato y se dirige a éste.
— ¿Seok? —llama. El castaño no responde, aún ensimismado— ¡Seok!
Jung respinga, haciendo reír al rubio.
—Agh, no te rías, hyung, sí me asustaste.
—Eres lindo —sonríe, viendo enseguida cómo su dongsaeng se sonroja. Él se sube en el mesón a un lado del fregadero.
—G-gracias.
— ¿Qué te pasa hoy, Hobi? ¿Pasó algo en casa?
— ¿Hoy? Ab- ah- no, no, hyung, en casa todo está bien, es sólo que...
— ¿Es sólo que...? —lo incentiva a seguir. El menor exhala bajando los hombros. Si tan sólo supiera ponerlo en palabras.
—Me siento como niño haciéndote esta pregunta, ¿pero qué sientes cuando estás con Jin hyung?
Yoongi hace puchero, ladeando la cabeza.
— ¿A qué viene la pregunta?
—Sólo responde.
—Bien, eh... Siento... ¿Las típicas mariposas en el estómago? No lo sé, Hobi. Todo está bien o todo mejora cuando estoy con él, y con las niñas, por supuesto. Aunque hayan pasado meses, se sigue sintiendo como la primera vez. Me hace sentir tranquilo y bien conmigo mismo.
—Sé algo más detallista, por favor.
— ¿Quieres mi lado cursi? —risotea, pero el contrario asiente rápido. Yoongi suspira- Mi vida cambió desde que lo tengo. Sus besos y abrazos cada mañana me ayudan a seguir con mi día y amo cuando toma mi mano. Estos días he querido decirle que lo quiero y que estoy feliz de que me haya recibido, porque está arriesgando muchas cosas simplemente por corresponderme, ¿sabes? Pero nunca hallo el momento. Aún así, se lo demuestro. Incluso si... A veces me avergüenza un poco ser romántico, creo que por la persona que quieres vale la pena hacer el ridículo y dejar de lado el orgullo de vez cuando. Mi hermano dice que si es la persona correcta, entonces sabrá apreciarlo. ¿Es suficiente?
Hoseok hace una mueca.
— ¿Y cómo sabes que siente lo mismo?
—Pues... También lo demuestra. Me toma en cuenta, me presta atención, se preocupa por mí y me trata bien. Sus ojos me persiguen y me pone nervioso pero me hace saber que no tengo nada que temer. ¿Por qué quieres saber, Hobi? ¿Estás teniendo problemas con alguien?
El castañito niega con la cabeza, seca sus manos y va a sentarse donde anteriormente estaba el mayor.
—No es nada de eso, hyung. Es que me puse a pensar y... Tengo casi 26 años, estoy culminando mis estudios, tengo buenos amigos e intento mantener una actitud positiva ante todo porque sé que puedo lograr muchas cosas, pero llego a casa y... Aunque tengo a mis padres, noona y Mickey, me siento solo.
—Oh...
—Sí —asiente—. Recuerdo que me decías que te sentías igual antes de conocer a Jin hyung y estoy feliz porque ya no es así, pero los veo a ustedes y realmente quiero a alguien.
La imagen de Namjoon llega instantáneamente a la mente de Yoongi tal como si estuviese esperando a que Hoseok dijera eso para que el bombillo sobre su cabeza se encendiese. Debe presionar la mandíbula para no sonreír.
Ver las oportunidades presentarse no sólo para él sino para sus amigos también era algo asombroso, y aunque no quiere gritar victoria antes de tiempo, tal vez hablaría con Joon esta noche.
De un salto baja del mesón y va a besar el tope de la cabeza de su dongsaeng quien luce más ligero luego de dejar salir ese pensamiento.
— ¿Sí sabes que todo llega a su tiempo, cierto? —Hoseok asiente— Entonces ten esperanza. Ese debería ser tu apodo.
El menor sonríe.
—Pienso que sea lo que sea que tenga con Jin sucedió en el momento que debía, y así es como funciona todo. Nunca es demasiado tarde.
—Lo sé, hyung, gracias. Necesitaba escuchar eso. Hablando de Jin hyung, me dijiste que querías que fuesen en serio, ¿cómo va eso?
Ahora es el rubio quien suspira, haciendo una mueca.
—Quiero que vaya en serio, sólo que no sé si estoy yendo muy rápido...
Hoseok bufa una risa, la tensión en su semblante desapareciendo.
—Eres un tonto, hyung. ¿A qué llamas "muy rápido"? Ya no somos adolescentes, la época de ir lento se acabó. Escucha, llegamos a esa etapa en la que deseamos compartir nuestras vidas con alguien y tomar las oportunidades que se nos presenten y eso está bien, porque el tiempo corre y nosotros con ello, hyung. Si quieres a Seokjin hyung, ¡díselo! Todo lo que me estás diciendo, déjaselo saber, él seguramente lo entenderá. Es más, invítalo a salir hoy, yo me quedo con las princesas Soo —sonríe, alzando el mentón.
Yoongi balbucea, Seokjin le avisa con un mensaje que está afuera esperando por él para almorzar y las palabras de su dongsaeng rebotan en su cabeza.
—E-espera —lo detiene cuando quiere sacarlo a empujones de la pequeña sala de descanso para que vaya con el mayor— ¿T-te refieres a invitarlo a una cita? ¿Formal? ¿Cómo-?
—Agh hyung, ¡sólo invítalo a algún lado! Ah- ¿Recuerdas el museo de música y arte al que fuimos? Te gustó y es un buen lugar, ¿por qué no ahí? Piénsalo, pero rápido, ahora ve y agradéceme luego.
Yoongi vuelve a balbucear pero el menor lo lanza hacia afuera y saluda a Seokjin quien está del otro lado del vidrio. Hoseok alcanza a escuchar al mayor decirle que aún tienen una conversación pendiente y suspira luego de asentir.
Con la cabeza asomada, Hoseok ve al pelinegro recibir al pequeño rubio con un abrazo y un beso en la cabeza, y sonríe nuevamente ahora sí cerrando la puerta. Por más que su propia situación sea difícil, le alegra genuinamente que ambos hyungs hayan encontrado el camino hacia el otro.
*
Min pensó que invitar a salir al mayor sería más complicado ya que tenía años sin tener una cita, pero Seokjin aceptó entusiasmado y sólo rió ante la torpeza del menor al preguntarle. Yoongi lo vio sonrojarse y sonreír el resto del almuerzo, pero no sería él quien dijera algo al respecto, en ocasiones era difícil conseguir esa reacción del pelinegro. Le hace feliz poder causarlo.
Y a pesar de dejar a sus hijas con alguien más que no fuese él lo seguía poniendo nervioso, Seokjin decidió darle un voto de confianza a Yoongi y Hoseok. Sabe que ser tan sobre protector no le vendrá bien en un futuro.
Así que camina tranquilamente a un lado del rubio, escuchando atentamente los datos que recolectó sobre las exhibiciones la última vez que vino y se percata nuevamente de lo mucho que a Yoongi le entusiasma el tema de la música y el arte, por lo que cuando ésta sala con múltiples instrumentos antiguos que permiten al público tocarlos se posa frente a ellos, no piensa en lo que dice.
— ¿Tocarías para mí? —pregunta, tocando las teclas de uno de los preciosos pianos pegado a una de las paredes. Yoongi sube a verlo con cejas alzadas.
— ¿A-aquí? ¿Frente a todos?
—Nadie está prestando atención, Yoongi-ssi, vamos.
Yoongi ríe nerviosamente mirando a su alrededor y rascándose la nuca.
Ciertamente las personas en la sala están en sus asuntos y lo que tocaría se perdería entre las voces y el sonido de los demás instrumentos.
—De acuerdo...
Ambos se sientan en el banco frente al piano con sus largos abrigos hacia atrás.
—Me acerco para escuchar, no te preocupes —Kim le sonríe, observando cómo sus dedos temblorosos tantean las teclas blancas y negras. Yoongi sonríe de vuelta y se toma un momento para recordar las notas que una vez memorizó.
Seokjin recuerda lo que el menor le dijo acerca de tocar el piano y el peso del pasado que conlleva, pero pensó que sería una buena oportunidad para demostrarle que, incluso si su pasado pesa tanto como el de él, es posible crear recuerdos nuevos y mucho mejores, reemplazando aquellos que provocan nostalgia y tristeza. Escucha atentamente la bonita melodía fluida que no se pierde para él aún si el ruido alrededor es mayor que las notas y disfruta del pequeño repertorio. Para él, sólo para él.
Los ojos de Yoongi se cierran y sus manos parecen moverse solas, mientras que los de Seokjin no lo abandonan hasta que termina y éste los abre lentamente, encontrándose con los suyos.
Con una sonrisa el mayor aplaude su presentación, haciéndolo sonreír.
—Vaya —suspira el rubio, sus dedos aún cosquilleando—. No sabía lo mucho que extrañaba esto.
— ¿Cuándo fue la última vez que tocaste uno?
La sonrisa de su dongsaeng vacila con decaer mientras mantiene la vista fija en las teclas.
—Hace... Mucho tiempo. Aún vivía con mis padres. Tenía uno en mi habitación, cuando me fui, mi padre... No lo sé, se deshizo de él. Nunca tuve otro.
—Yoongi-ssi, sé que hablar sobre esto es incómodo para ti, pero he tenido mucha curiosidad últimamente —Min baja las manos y lo mira atento—. La persona de la que me hablaste, la de las lecciones de piano-
—Era un chico, hyung —interrumpe con una sonrisa—. Si eso es a lo que te refieres, entonces sí.
— ¿Y por qué no me lo dijiste?
—Porque no quería parecer más obvio de lo que ya era —ríe, sintiéndose estúpido—. Te lo he dicho, hyung, eras inalcanzable para mí y tenía miedo de que si sabías que tenía algunas intenciones empezarías a alejarme de ti y las niñas. Sé que ahora piensas que es absurso, pero... Desde que acepté mi sexualidad mi mente se acostumbró al rechazo ajeno, ¿entiendes? Fue así en casa, fue así en el colegio, fue así con este chico... Aprendí a callar y ocultar. Ahora es... Difícil.
A medida que el más bajo va hablando, el ceño de Seokjin se va frunciendo con miles de cosas por decir que debe procesar y organizar antes de hacerlo. Suspira.
—Yo... Nunca fui alguien homofóbico o tuve intenciones de —va a jugar con las teclas—. Más porque no tuve el tiempo de pensar en algo así, pero particularmente nunca lo he juzgado o me ha parecido extraño. Aunque tenía cosas más importantes sobre las que ocuparme, siempre comprendí y respeté el tema. Moonbyul puede que tenga algo que ver en eso.
— ¿Moonbyul? —frunce el ceño, Jin lo mira y asiente— Oh... Eso explica muchas cosas.
El mayor ríe y asiente nuevamente.
—Que yo la apoyara no quiere decir que su familia lo hiciera. Son religiosos, ella estaba asfixiada. Y siempre estuvo para mí, no iba a dejarla. Sé sobre "difícil", Yoongi-ssi. Vivió unos meses conmigo y mi familia antes de independizarse, poco antes de que Jungsoo naciera. Ambos agradecimos que mi familia no se mostrara indiferente con ella pero sí ajenos, creo que pensaban que a pesar de la situación, Byul era increíble y no se equivocaron. A veces sólo necesitas que alguien crea en ti.
—Entiendo... Pero una cosa es la amiga de tu hijo y otra muy diferente es tu propio hijo. Hyung, realmente lo menos que quiero es causar disturbios.
Seokjin bufa y rueda los ojos, sin poder creerlo.
—Min Yoongi, ¿puedes dejar de pensar en los demás por un segundo? ¿Te refieres a qué? ¿Crear disturbios en mi familia? Soy adulto, tengo dos hijas y un título universitario que valida mi trabajo, nada me importa menos que lo que piensen mis padres y mi hyung. Además, ese sería su problema, no el mío. ¿Quién te hizo que creer que... Causas disturbios?
La mirada contraria baja. En ocasiones Kim Seokjin lo sorprende más de lo usual, siempre se muestra como alguien dulce pero cuando quiere defender su punto de vista o se enoja, su carácter sale a lucir. Esa mirada de padre regañante es también la que da en los juzgados, y lo sabe.
Es bueno intimidándolo cuando quiere.
— ¿Llegaste a preguntarte por qué no me fui a Japón?
—Quería... Quería preguntarlo, pero no sabía cómo.
—Él era un pianista increíble, su vida... Su vida giraba en torno a esto —sus manos señalan el piano—. Era obvio que algún día una academia prestigiosa le ofrecería una beca, porque era por lo que iba, hasta que eventualmente lo consiguió. Y yo... Tuve sentimientos encontrados.
— ¿Estabas celoso?
—Devastado, más bien. No era ni siquiera porque él obtuvo una beca y yo no, sino porque... —sus labios se abren y cierran sin formular algo.
— ¿Te hizo a un lado? —intenta adivinar el mayor. Yoongi exhala bajando los hombros, su mandíbula tensándose.
—Él prefirió esto antes que a mí. Y no lo culpo, porque yo también hubiese hecho lo mismo. Y suena tan egoísta ahora que lo digo —suelta una risita irónica—. Éramos adolescentes y no teníamos idea de nada, hyung, pero lo quería tanto y... Cuando dije que me rehusé a mudarme con él... No fue cierto. Creí haberlo convencido de llevarme con él, pero dijo que no arruinaría su reputación por una relación inmadura. Era lo que sus hermanos le decían y lo llamé cobarde por no enfrentarlos, y a él no le importó.
Restriga su rostro con vergüenza, sintiéndose patético. Seokjin lo abraza un rato sin decir nada, le permite apoyar su cabeza en su hombro y Yoongi siente reconfortarse.
— ¿Así imaginabas nuestra primera cita? —pregunta el más bajo, subiendo a verlo desde su hombro— ¿Conmigo contándote mis problemas estúpidos de adolescente?
—Yoongi-ssi —con sus dedos separa el cabello que cae en su frente y besa ahí—, deja de minimizar lo que sientes. Pienso que a todos en algún momento nos duele nuestro pasado, y no nos hace menos el dejarlo salir si aún nos afecta tiempo después. Hace mucho tuviste ésta relación que marcó cierto punto en tu vida, pero has demostrado que aunque duele en momentos, no permites que altere tu vida actualmente y es en parte lo que me gusta de ti.
» No dejas de sorprenderme con lo increíble que eres a medida que voy conociéndote. ¿Y sabes? Un día ese tipo va a querer regresar y no tendrá ningún derecho sobre ti porque ya no te afectará. Y- y me tendrás a mí y a las niñas, es decir que todo el amor, el aprecio, los besos y abrazos, ¡serán para ti! Eres muy afortunado, Yoongi-ssi, porque aunque perdiste a alguien que querías, ganaste a tres que te quieren aún más.
A pesar de que lo último lo dijo rápido, Yoongi fue capaz de reconocer que él le dijo algo parecido no hace mucho, cuando caminando por el parque ese domingo éste le hablaba sobre el abandono de la madre de las pequeñas.
Y sonríe, sintiéndose realmente afortunado una vez repara en las palabras del contrario. Ese día, Yoongi planeaba decirle que lo quiere, pero no entiende cómo es que desde un principio es Jin quien se le ha adelantado y dicho o hecho primero lo que él ya pensaba hacer. Lo llamará coincidencia, pero definitivamente siente que es algo más fuerte que eso.
—No sé qué hice para merecerlos, pero yo también los quiero, Seokjinnie —la sonrisa de gomitas que el pelinegro tanto aprecia aparece. Y desea tanto que no estuviesen rodeados de personas para poder actuar con tranquilidad, ¿pero desde cuándo a Kim Seokjin le importa lo que piense el resto?
Silba, ladeando la cabeza y ve al menor salir de su hombro con una sonrisa y aura brillante. Precioso.
—Las princesas Soo estarán felices de escucharlo decir eso, Rey Min —cambia su voz por una elegante y Yoongi ríe cubriéndose el rostro—. Ahora, ¿me permite besarlo?
Yoongi lo observa un momento, y aunque tiene el impulso de ver hacia los lados, lo único que le interesa ver ahora está sentado justo frente a él, siendo el hombre más maravilloso de todo el jodido universo.
Así que va a besarlo como si la habitación estuviese vacía y las miradas de prejuicio se desvanecieran. Se pierde en las caricias que el mayor deja en su rostro y siente todos sus males irse cuando luego de terminar el beso, Jin besa su nariz y su frente.
Entonces ese alivio que se instauró en su pecho no se va. El mundo no se acabó luego de haber besado al hombre que adora en público y sus dedos no tiemblan cuando éste le pide tocar para él una última vez antes de irse.
Al salir de ahí y llegar a casa, donde Holly ladra, las pequeñas saltan a abrazarlo, Hobi se despide hasta el día siguiente y él cae dormido escuchando los latidos de su persona favorita; tocar un piano ya no es un recuerdo doloroso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro