십칠
Es el rabillo de su ojo el que percata la tan familiar figura de Seokjin aparecer por el gran ventanal del local, haciéndolo respingar y agacharse por impulso.
—Hoseok, Hoseok, Hoseok —Yoongi tira del brazo de su amigo, arrancándole una molesta queja.
— ¿Qué te pasa, hyung?
—Es Seokjin —con el pulgar hace el intento de apuntar, Hoseok busca con la mirada y apenas ve al nombrado entrar a la cafetería (que por suerte está atestada de gente) también se alarma.
— ¡Mierda! Hyung, n-no sé, tienes que-
— ¡Sólo dile lo que te dije y ya, anda!
Y le suelta el brazo, metiéndose como puede en uno de los gabinetes en la parte de abajo del gran mostrador. Con eso sólo se arriesga a ser despedido, pero es lo que menos le importa ahora.
Nerviosamente Hoseok atiende a las personas que hacen la fila, casi sintiendo su pulso resonarle en los oídos a medida que el turno de Seokjin se aproxima. Joder, siempre fue un pésimo mentiroso, y no termina de entender la repentina y extraña actitud de Yoongi.
—Hobi —le saluda el pelinegro con un intento de sonrisa que al castaño le apena de inmediato. Nunca había visto ojeras tan oscuras bajo los ojos del mayor.
—Jin hyung, hola... Ah... ¿Cómo estás? —trata tontamente, sonriendo incómodo.
— ¿Realmente me preguntarás eso? —exhala una risita, Hoseok presiona los labios, bajando los hombros y la mirada— Lo siento. Supongo que bien, Hoseok-ssi, gracias por preguntar. Dame lo de siempre, por favor.
Hobi suspira y va por ello. Seokjin pretende esperar pacientemente, pero la nostalgia le afecta al verse parado en el mismo puesto en el que conoció a Yoongi a principios de año. No evita pensar en todo lo que pasó desde entonces y en la situación en la que se encuentran ahora.
Quisiera, en verdad, entender por qué el menor se está alejando de la manera en la que está haciendo. ¿Hizo algo mal? ¿Dijo algo que no debió decir? ¿Tuvo que permitir que Yoongi estrellase esa botella contra la cabeza de su padre?
¿No debió haber sugerido el viaje en primer lugar? Si hubiese insistido más en que lo correcto era ir a visitar a los Min cuando el rubio estuviese listo, tal vez las cosas fuesen diferentes en este momento. Tanta incertidumbre le devasta, se siente responsable de algo sobre lo que no tiene una idea específica.
—Hyung —le llama Hoseok nuevamente, avispándolo. Jin sacude la cabeza—. Aquí tienes.
—Lo- lo siento, ah, ten —tiende su tarjeta de crédito—. Ah... Hoseok...
— ¿Sí?
El mayor balbucea.
— ¿No has hablado con él?
Jung pestañea, mordiendo su labio inferior. No hace falta nombrarlo para saber de quién habla.
—No, hyung. Lo siento. Éstos... Días no ha venido, tampoco me contesta las llamadas.
— ¿No estás preocupado?
—Por supuesto que lo estoy, pero Yoongi hyung es... Tal vez necesita tiempo.
— ¿Y por qué no me lo dice? —su tono de voz, respiración y semblante cambian. Hoseok se siente intimidado por el hombre de traje frente a él— ¿Por qué hace esto, Hobi? ¿Eh? ¿A qué juega?
—Y-yo... —tartamudea— Yo también q-quisiera saberlo, hyung, pero él no quiere hablar con nadie, no quiere decirle a nadie...
—No lo entiendo... —murmura bajo, su voz casi perdiéndose en el bullicio a su alrededor— Yo... Conozco a Yoongi, Hoseok. Él no haría esto, ¿entiendes? Él... No se iría o... Desaparecería solo porque sí. Una cosa es alejarse por dos días, ¿pero dos semanas? ¿Sin decirme nada? Es mucho. Por lo menos para nosotros.
—... ¿Las niñas preguntan por él?
Seokjin lanza una risa ahogada, ladeando la cabeza y jugando por no llorar como un pobre idiota ahí mismo, pero es que se siente tan mal.
—Claro que lo hacen... Ya no sé qué decirles, están acostumbradas a verlo siempre.
—Señor —la persona detrás de él le toca el hombro—, obstruye la fila. Si ya compró retírese, también queremos hacer nuestros pedidos.
—Un momento —responde sin mirar—. Hoseok... ¿Pretendes decirme que él ni siquiera ha venido a trabajar todos éstos días?
Hoseok vacila, abriendo y cerrando los labios.
—P-pidió un permiso, creo...
— ¿Permiso? ¿No sabes para qué?
—No, eh, usualmente no nos dicen las razones de los permisos de los demás, ah... Necesito seguir trabajando, hyung, s-si sé algo de Yoongi-ssi me aseguraré de llamarte.
—Hobi, ¿qué si le pasó algo malo? N-no me contesta el teléfono, no abre cuando voy a su apartamento, no había venido a la cafetería porque no quería interrumpir su horario de trabajo pero a este punto estoy que llamo a la policía-
—Seokjin hyung —le detiene Hoseok, estirándose para posar las manos en sus hombros y mirando a los ojos cristalinos del contrario que titilan con temor, su respiración entrecortándose—, Yoongi está bien —dice pausadamente—. Te aseguro que no le pasó nada malo; él está bien. Sólo dale tiempo y no te desesperes ni hagas ideas tontas. Todo estará bien.
Seokjin le sostiene la mirada, cerrando los ojos después y dejando salir el par de lágrimas.
Realmente quiere creerle a su dongsaeng.
Y tiene muchas más preguntas que hacerle pero tampoco quiere montarle una escena o causarle problemas en su turno de trabajo, por lo que asiente, se disculpa y tomando su pedido y tarjeta se retira, apenado y ciertamente desconcertado.
¿Cómo es que todo va bien para él y de un segundo a otro el mundo se le viene encima? ¿Es algo que le pasará siempre? ¿Debería acostumbrarse?
Seokjin piensa: muchas cosas pueden pasar de un segundo a otro. Como la llegada de Yoongi a su vida, como sus constantes visitas, almuerzos, abrazos y miradas; como su primer beso y la primera vez que hicieron el amor. Seokjin nunca pensó que enamorarse de alguien tan ajeno a él y su entorno podría ser tan fácil, pero Yoongi cambió todo aquello así: de un segundo a otro.
Ahora cae en una situacion similar a la que tuvo cuando Hani se fue y es por eso que tiene tanto miedo, porque el ardor en su pecho es el mismo al igual que la desesperación de ya no saber qué hacer. Cuando siente que la confusión lo entierra; llora, sintiéndose estúpido y enojado por haber permitido que algo así sucediera nuevamente.
Si tan solo Yoongi supiera que puede confiar en él y hablarle... ¿Qué podría decirle? Quizás lo abrazaría hasta que el más bajo se sintiese seguro otra vez, como muchas veces ha hecho. ¿Entonces por qué huye? ¿A qué le tiene miedo?
Honestamente Seokjin no halla lógica, y se está cansando de querer hacerlo.
Yoongi sale del gabinete cuando Hoseok le avisa que el mayor se fue, retirando la humedad en su rostro causada por las lágrimas. Escuchó toda la conversación, pero cuando Hoseok le pregunta si lo hizo le dice que no y regresa a su trabajo como si nada hubiese pasado. Nuevamente su amigo intenta hacerle entender lo mal que está que se comporte así, pero no le presta atención y Hoseok regresa a enojarse con él. Yoongi no lo culpa; él también está enojado consigo mismo.
Hoy es lunes por lo que sólo cubre turno en la mañana junto a Hoseok y antes de que éste pueda decirle algo más, toma el bus hacia su apartamento.
No tiene apetito para almorzar así que va directamente a enrollarse entre las sábanas, apagando todas las luces y cerrando todas las ventanas excepto la de su habitación para que entre la ventilación. Su sueño se ve interrumpido por las luces siendo encendidas, las puertas sonando, pasos de aquí para allá. Se levanta alarmado, mirando a todas partes.
—Oye, oye, soy yo, tranquilo —dice Namjoon, apareciendo desde la puerta del baño mientras seca sus manos con una toalla. Yoongi suspira sonoramente, aliviado y dejándose caer de espaldas en la cama.
— ¿Se puede saber cómo mierda entraste? No recuerdo haberte dado una copia de la llave.
—Yo mismo la saqué en casos de emergencia —se sienta en el borde de la cama, sacando de las bolsas los envases de comida que llevó y posándolos sobre el acolchado—. Y este es uno de ellos. La verdadera pregunta es: ¿qué mierda pasa contigo? ¿Por qué no contestas el teléfono?
Yoongi rueda los ojos.
— ¿Ya no puedo tener algo de privacidad? No debiste dejar tu trabajo para venir —le dice al ver que lleva el overol con el que usualmente trabaja mecánica, se sacó la parte de arriba y amarró las mangas a su cintura, su torso siendo cubierto por una simple guardacamisa negra— ¿Y para qué trajiste eso?
—Me da igual, vas a comer, ten —le tiende uno de los envases, cuando no lo toma el más alto insiste y a regañadientes se sienta en la cama y lo recibe—. No tendría que venir si al menos contestaras el jodido teléfono, creo que lo reventé más que testigo de Jehová a un timbre. ¿Qué tienes ahí? —apunta a su mano.
Yoongi baja la vista hacia el objeto que sostiene: la piedra con tonos azules de Jisoo que Seokjin le dio el primer día que se conocieron. La piel se le eriza y todo su torso se revuelve, las ganas de llorar haciéndose presentes.
—Nada —niega, presionándola en su mano antes de estirarse para dejarla en la mesa de noche, tomando la cucharilla que Namjoon le da—. Ya dime qué haces aquí.
—Estamos preocupados por ti, hyung —suspira—. Como no le quieres decir a Hobi, entonces vine al rescate. Sabes que puedes hablar conmigo. ¿Qué te pasa?
Yoongi bufa, sumiéndose en silencio.
Dos semanas han pasado desde los viajes a Gwacheon y Daegu.
Dos semanas en las que no come bien, llora hasta dormirse y no piensa con claridad. Dos semanas en las que, con indiferencia, ha ignorado a Seokjin y no atiende las llamadas, no abre la puerta de su apartamento cuando por la mirilla ve que es él y le ha dicho a Hoseok que si el mayor aparece por la cafetería, que por favor le diga que no sabe en dónde está, que no lo ha visto ni le ha hablado pero que no se preocupe porque él debe estar bien.
Hoseok exigió explicación y no la obtuvo, por lo que ahora el menor no le dirige la palabra. Namjoon a duras penas está consciente de la situación, probablemente sólo sabe lo que Hoseok le ha dicho; Yoongi tampoco se molestó en responder sus mensajes.
Min Yoongi nunca fue bueno escondiendo lo que siente, aún si hablar de ello tampoco es lo suyo, ser cerrado o mentirse a sí mismo no es algo característico de él. Es por lo mismo que hacer como si las palabras de Dongsun no lo estuviesen comiendo vivo no le deja descansar por las noches.
¿Realmente a quién quiso engañar? Jamás dejó de ser la mierda que salió de Daegu con sueños a medias y un corazón roto. Simplemente vivía convenciéndose de que así fue para no tener que seguir pensando en ello. Si bien su objetivo era salir victorioso de esa discusión y no dejarse doblegar por la maliciosa voz de su padre, éste dijo una cosa hiriente tras otra las cuales se incrustaron en él como si regresara drásticamente a cuando tenía menos de 20.
Yoongi sintió cómo todo lo que se había esforzado por avanzar y sanar desapareció para cederle lugar al conocido y patético sentimiento de inseguridad, perdiéndose y olvidándose de todo, la ansiedad cegándole hasta volverse egoísta.
Ausente, entumecido, desorientado, una mierda de persona. Es así como se siente.
—Todos están exagerando —murmura, removiendo desganado el arroz en su envase, con la mirada perdida en ello—. Estoy bien, Joon.
— ¿Fue por el viaje a Daegu?
—Que no-
—Es por Dongsun, ¿no? —el silencio de su mayor responde por él— Hijo de la gran puta, y yo que pensaba que se le había pasado la idiotez, estaba muy tranquilo. ¿Qué te dijo?
—Qué no dijo, querrás decir —alza las cejas—. No es importante ya. Tiene razón.
— ¿Ya no es importante? —jadea— Hyung, ¿en qué se supone que tiene razón? ¿Tienes idea de cómo está Seokjin hyung gracias a todo esto?
—Namjoon... —exhala, subiendo y bajando los hombros— Seokjin y las niñas están mejor sin mí. Todo este tiempo... Me he visto como un interesado de mierda y- y no he pensado en cómo puede afectar nuestra relación a las niñas, estoy-
—Para, para, ¿interesado? ¿Por qué?
—... Dongsun dijo que estoy con él porque me conviene, por su trabajo y el dinero. Que le hago daño a las niñas y que no sabe cómo lo "chantajee". Volvió a denigrar mi trabajo. Para él soy un inútil al que Seokjin mantiene.
—Joder, hyung...
—Me llamó puta, que para mí es más fácil chupársela que trabajar para ganar un buen sueldo. Arrastró lo poco que tenía de dignidad, Namjoon. Todo lo que... Temí que los padres de Jin me dijeran, me lo dijo él —jadea, lanzando una risita—. Casi... Casi le quiebro una botella de vidrio en la cabeza. Yo... No sé en qué pensaba, estaba completamente fuera de mí. Seokjin me sacó de ahí y le pedí que me trajera para acá a pesar de que insistió en que me quedara en su apartamento. Y estos días sólo he querido olvidarlo todo y no sé... Sé que está mal... Es que... ¡Es tan difícil!
Namjoon balbucea.
—Yoongi hyung, ¿pero por qué sigues escuchando la mierda de ese alcohólico? ¿Acaso te estás escuchando? Es lo más absurdo que-
— ¡Porque es mi padre, Namjoon-ah! —exclama a la defensiva cuando la mirada de su dongsaeng se clava en él con notoria decepción. Cubre su rostro con las manos, superado— Fue... Fue peor de lo que tú imaginas. Toda- toda mi vida intenté- intenté que me aceptara, ser- alguien para él y mamá, ¿entiendes? Tú- tú no me puedes pedir...
La respiración se le torna irregular y, empezando a sollozar entre jadeos, los hombros se le encogen. Namjoon se abre espacio entre las colchas, quitándole el envase de comida para ponerlo en la mesa de al lado y acercándose a su hyung para brindarle su hombro y permitir que se desahogue.
Aunque no es la primera vez que están en una posición similar, hace rato no lo veía llorar tan atormentado.
—Tú no me puedes pedir que deje de querer la aceptación de mis padres —intenta decir por encima de su quebrada voz, Namjoon presiona los labios, frotando su espalda—. Cuando estoy frente a ellos, vuelvo a ser un niño que quiere llamarles la atención, Joonie. Me vuelvo todo eso de lo que mi papá se avergüenza, y de todo lo que mi mamá no tiene agallas de defender. Y siento tanta pena por no ser capaz de enfrentarlo como debería. Seokjin y las niñas no tienen la culpa de que sea así, pero no quiero que sufran por eso. Ellos no merecen a alguien que se deje llevar por el miedo y que eso sea más grande que él.
Namjoon chasquea con la lengua y niega levemente con la cabeza, detestando en silencio a los señores Min, pero sobre todo a Dongsun, por lo que le han ocasionado a su hijo menor. Haewon no tiene menos culpa, pues al no hacer nada al respecto y darle la razón a su marido por miedo a llevarle la contraria o no discutir también le llegó a perjudicar. Recuerda que cuando eran pequeños, siempre que él iba a visitar al mayor los señores actuaban de mil amores.
Por supuesto que era una careta, porque aquello desaparecía cuando quedaban solos de nuevo y era Yoongi el que tenía que tragarse todo por no ser lo que ellos esperaban.
—Hyung, te diré algo que ya tú sabes pero que necesitas recordar, así que escúchame bien, ¿okay? Sin decir nada —Yoongi suspira con pesadez, pero asiente—. No pretendo hacer menos tus problemas o sentimientos, pero creo que hemos llegado a una edad en la que, cada vez que tenemos bajones emocionales, no podemos reaccionar como cuando teníamos quince años. Las cosas no se van a solucionar encerrándote en tu habitación, aislándote e ignorando al mundo, por mucho que quieras que todos y todo desaparezca.
»En tu caso, ya no puedes ser egoísta porque tienes personas que cuentan contigo, principalmente. Esas personas que te quieren y se preocupan por ti, también la pasan mal, pero ahí es cuando decides si derrumbarte o seguir adelante, por ellos y por ti mismo. Una vez dijiste que aprender a soltar es parte de crecer, y pienso que llegó el momento en el que debes soltar el querer la aceptación de gente que no te merece. Si Seokjin te quiere en su vida y en la de las niñas es por algo, pero ahora sólo estás logrando decepcionarlos. Es un error pero todavía estás a tiempo de salir de aquí y recuperarlos, ¿entiendes? Ambos sabemos que eres mucho más que esto.
Yoongi entierra la cabeza en el pecho de su amigo y continúa por llorar bajito, por fin obteniendo las palabras que tanto necesitaba escuchar.
— ¿Soy un imbécil, cierto? —sorbe por la nariz.
—Ujum, uno grandísimo. No había necesidad de desaparecerte por tanto tiempo y mucho menos sin dar una explicación. Tanto Hobi y yo estamos seguros de que Jin hyung habría entendido sin problema, le importas mucho.
—Dios... —jadea, restregándose el rostro— Hoy lo escuché, y él... Se oía tan mal, Joonie, yo... ¿Cómo puedo hacerle esto a alguien tan bueno como él? Y las niñas... Me siento terrible y... Avergonzado.
—Exacto, ahí está. Nada más necesitabas un recordatorio. Como te dije, aún estás a tiempo de enmendarlo.
—Debería... —recupera su postura, saliendo del pecho del menor y limpiándose la cara— ¿Debería ir ahora? Quiero...
—No, no, no —sacude la mano, volviendo a tomar el envase de la mesa—. Puedes hacerlo mañana después del trabajo, necesitas reconocer un poco más tu error y pensar en qué vas a decirle, siento que sigues algo ido. Perdernos suele pasarnos a todos, pero Jin hyung debe estar... Algo dolido también, así que mejor prepara un buen argumento.
Yoongi asiente, suspirando con mucha más calma y dándole la razón a su dongsaeng por lo bajo. Continúan con el almuerzo y la comida le cae pesada al estómago, pero es necesario si no quiere colapsar.
—Uh, por cierto, ¿en dónde está Holly? Le traje algo también, quién sabe si el pobre ha estado alimentándose bien en medio de toda tu crisis.
Yoongi deja de masticar cuando el nudo en su garganta vuelve a formarse, pero se obliga a tragar ásperamente para contestar.
—Lo llevé al veterinario hace unos días... Sus... ataques de epilepsia empeoraron, ya yo no podía controlarlos. Dijeron que era una especie de moquillo, no sé... —encoge un hombro— Ya no quería que sufriera, así que autoricé que lo durmieran.
Con los labios y ojos entreabiertos Namjoon mira a su amigo sumirse lentamente en lágrimas otra vez, cayéndole la noticia tal como un piano en la cabeza.
No evita unirse al silencioso llanto de su hyung, la muerte del pequeño cachorro que los acompañó a ambos en tantas cosas siendo algo verdaderamente inesperado y doloroso.
—Las cosas simplemente no han estado bien, Joon...
Namjoon sorbe por la nariz y asiente, abrazando al bonito rubio por los hombros.
—Jin hyung sabrá entenderlo. Todo estará bien, ya verás.
Yoongi sólo asiente, queriendo aferrarse a las esperanzadoras palabras de su amigo con todas sus fuerzas.
Necesita tiempo para recuperarse a sí mismo antes de volver a abrir la boca frente a Seokjin, de lo contrario sólo le saldrían incoherencias. Tiene suerte de que Namjoon esté con él para ayudarlo, apoyarlo e incentivarlo.
(La siguiente parte está ubicada en el mismo día que ésta parte, sólo que en la noche).
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