십오
Seokjin se agacha cuando siente que Jungsoo tira de su pantalón, requiriendo de su atención.
— ¿Prometes que llamarás? —le pregunta su bebé haciendo piquito con los labios.
—Por supuesto que sí, amor —asiente, besando su mejilla—. Papá regresará pronto con Yoongi oppa, tranquila.
—Ash, Jungsoo uniii, papá irá con abuela dos días y después viene, ya dijo, ahora vaaamos, tía Byul tiene helado de fresaaa —insiste Jisoo exasperada, jalándola del brazo. Jungsoo se despega lentamente.
Seokjin planta un último beso en la frente de su hija mayor y se asegura de limpiarle las lágrimas.
— ¡Adiós, Yoogi oppa! —grita la menor de los Kim, Jungsoo se despide con la mano y Yoongi también lo hace antes de que su hermana se la lleve corriendo hacia los adentros de la casa en donde Moonbyul seguramente las espera. Seokjin suspira al levantarse, recibiendo miradas de cariño por todas partes. Yoongi detrás de él le masajea los hombros en forma de reconforte.
— ¿Segura que estarán bien? —pregunta con expresión afligida. Yongsun sonríe.
—No tienes de qué preocuparte, Seokjin-ssi, estarán bien aquí y te mantendremos al tanto de todo, pueden irse tranquilos.
Moonbyul llega con Jisoo en brazos y Jungsoo a su costado, ambas tan sumidas en sus recipientes con helado que hasta parecen olvidarse de él.
—De acuerdo, está bien —acaba por suspirar, ladeando la cabeza—. Gracias de nuevo por hacer esto, Yongsun. De hecho, confío más en ti que en tu novia.
La bonita rubia ríe y Moonbyul rueda los ojos.
—Me agrada ser de ayuda, no hay problema.
—Hyung, se hará más tarde, la carretera se pone oscura —avisa Yoongi luego de revisar su reloj. Seokjin presiona los labios y asiente.
—Jisoo, ¿último beso para papá? —se acerca a ella aún en brazos de Byul. Jisoo besa su nariz con la boca llena de helado, Jin frunce ésta— Eso~ con sabor a fresa. Las amo, nos vemos.
— ¡Llama, papá! —grita Jungsoo una vez se alejan, los mayores ríen.
— ¡Llamaré, hija! —grita de vuelta.
Estando en el auto esperan a que ellas se metan a la casa para ponerse los cinturones de seguridad, y Seokjin suspira pesadamente viendo por la ventana hacia la puerta por donde desaparecieron.
—Dime porqué es tan difícil dejarlas siempre.
Yoongi sonríe enternecido con el puchero y el ceño fruncido de su novio, se estira para besarle la mejilla. Verlo con expresión decaída al pensar en que no tendrá a sus hijas a la vista es completamente devastador.
—Hyung, el auto, en marcha, ahora.
El mayor resopla y hace lo que su novio le dice. Min vuelve a reír y acaricia su pierna con la mano para animarlo, subiéndola luego para peinarle el cabello de manera en que su frente quede descubierta, Jin se deja hacer.
— ¿Estás nervioso? —pregunta Seokjin rato después, cuando se han alejado de la ciudad.
— ¿Nervioso? —da una risita con la vista en la ventana— ¿Por qué?
—Yoongi, evitaste el tema de los viajes hasta el último momento. Y te vi mordiéndote las uñas, basta ya.
Temprano, al pelinegro se le presentó un inconveniente en el trabajo que los atrasó, así que están saliendo en la tarde. El sol de las 4pm nunca ha sido el favorito de Yoongi, le da migraña, e ir en auto le marea y siente náuseas. Los nervios simplemente lo empeoran.
—Sabes que es normal estar nervioso, ¿cierto? —le continúa diciendo el mayor— Y puedes confiar en mí, vamos a estar bien. Mis padres no son malas personas. El verdadero problema tal vez sea mi hermano.
Yoongi recuesta la espalda del asiento y aún con la mirada perdida en el exterior, suspira. No sabe cómo explicarle que no está nervioso por conocer a su familia, sino por reencontrarse con sus propios padres. Las veces que Seokjin le ha preguntado se lo ha negado porque no quiere preocuparlo y porque en serio quiere convencerse a sí mismo de que está listo para pisar Daegu y la casa en donde creció nuevamente. Pero no es cierto; Yoongi está aterrado, es por eso que le pidió ir a Gwacheon primero.
Arreglarían el problema con Seokjung, Jin hablaría con sus padres, les explicaría la situación de la mejor manera posible y seguirían. No quiere pensar en nada más por ahora.
— ¿Hablaste con Seokjung?
—Le dije que iré —suspira Kim—, a mis padres igual, pero...
—Me omitiste a mí. Entiendo.
—Ah, Yoongi-ssi... Tengo miedo de que si le cuento lo que pienso hacer, huya o haga alguna estupidez. Velo más como... Que eres el elemento sorpresa —sonríe forzosamente—. Como un pokemon.
—Un pokemon, genial.
Min ríe sacudiendo la cabeza. El pelinegro entrelaza sus manos y besa el dorso de la ajena, queriendo tranquilizarlo.
— ¿Qué hay de tus padres?
— ¿Mis padres? —titubea— Bueno, ah... Le dije a Geumjae hyung que iría, y hablamos un rato al respecto. Le dije lo que pensamos hacer y... Pues me dio su apoyo, y dijo que él les avisaría.
—Mm. Entonces está todo bien, ¿no?
—... Sí...
Aunque Jin nota el vacilar en su voz, lo deja tranquilo. Sólo Yoongi sabe lo difícil que es todo esto para él. Quizá puede decir que lo entiende, pero no sería ni una cuarta parte de lo que realmente siente. Hay un pasado que al menor le pesa, que viene mucho antes de que Seokjin apareciera en el cuadro.
En momentos así no puede hacer más que brindarle su mano en apoyo, tal como lo hace su cuñado. Tampoco lo presiona; las intenciones de Yoongi son buenas y por más asustado que esté, no lo dejará lidiando solo con algo así.
El camino a Gwacheon se hace entretenido con música y los nervios regresan al rubio cuando Jin le avisa que no falta mucho para llegar a la casa de sus padres. Tienen planeado quedarse ahí y hablar con ellos esa misma noche. Mañana, sábado por la mañana, estarían saliendo a Daegu, entonces pasarían la noche en la casa de los Min para más tardar llegar a Seúl en el transcurso del domingo.
Todo está fríamente calculado y ambos ruegan por que los planes tomen el curso que esperan.
*
—Ah, mi Seokjinnie —Kim Miyari acaricia el rostro de su hijo antes de abrazarlo con fuerza—. Dios, no verte por unos meses se sienten como siglos, cada vez estás más guapo. ¿Cómo están las bonitas? ¿Dónde las dejaste? Yah, pero no se queden afuera, pasen, pasen.
La dulce mujer se hace a un lado en la puerta para dejarlos entrar a la casa, Yoongi agradece por lo bajo, haciendo una reverencia que ella regresa.
—Jungsoo y Jisoo están con Byulie en casa por éstos días, me hizo el favor de cuidarlas mientras nosotros estamos por acá. ¿Recuerdas a Min Yoongi, cierto?
—Ahh, sí, sí, de la fiesta de Jisoo-ssi, por supuesto —asiente, dedicándole una sonrisa al nombrado que parece encogerse en su lugar. Luego Seokjin le diría lo lindo que luce estando tímido, con la pequeña sonrisa y sus manos juntas al frente, pero ahora sólo observa y sonríe—. Pero ya mejor dime, ¿por qué esta visita tan repentina? Eres un hombre ocupado, ganando casos importantes, eh. Supe lo de éste último, felicitaciones —estruja con su mano la mejilla del pelinegro, como si fuese un niño pequeño.
Éste aclara la garganta.
—Mamá, gracias, pero por favor... —masculla, alejando levemente la mano de su rostro. Yoongi se ríe y él entrecierra los ojos hacia el rubio.
—Siéntense, les serviré algo de tomar.
Ambos se dirigen a la sala de estar mientras esperan por ella. Seokjin ve al menor sentarse a cierta distancia de él y frunce el ceño, deslizándose para quedar más cerca.
—Hyung...
— ¿Qué? De todas formas vamos a decirles.
—Ya sé pero acabamos de llegar-
—Aquí tienen —la señora Kim camina en su dirección y les tiende tazas de café que agradecen con un mohín. La ven sentarse frente a ellos—. Oh, debes preguntarte en dónde están Seokjungie y tu padre. Seokjung salió hace unas horas y Chungseuk-
—Aquí estoy —resuena la grave voz y los presenten giran para ver a Kim padre bajar las escaleras. Seokjin no tarda en ponerse de pie para saludarlo con una reverencia y un apretón de manos y Yoongi no duda en hacer lo mismo.
Chungseuk se sienta al lado de su esposa y Miyari les sonríe.
— ¿Qué tal los negocios, hijo? —pregunta el señor— Tu madre me habló de tu último caso, es bueno que hayas podido ayudar a esa muchacha. Bien por ti y por ella.
—Así es, papá. No fue nada fácil pero todo salió bien.
—Sí... Bueno, ¿a qué se debe la visita? ¿Las niñas están bien?
Seokjin balbucea, viendo a Yoongi de reojo estrujar sus propias manos en señal de nerviosismo.
—Las niñas están bien, le decía a mamá que se quedaron en casa con Moonbyul.
—Está bien, ¿entonces qué es? ¿Por qué tanto misterio? Usualmente vamos a Seúl para que no tengas que venir, no creo que sea una visita casual, mejor dinos.
El menor de los hermanos Kim toma aire y exhala lentamente, armándose de valor y Yoongi sabe que su corazón palpita tan rápido como el suyo.
—... Bien. Lo primero: ¿Hyung dijo si iba a tardar mucho en regresar?
—No dijo adónde iba —responde su madre—, pero no creo que tarde mucho, sabía que venías. Y me preocupa un poco últimamente, Seokjin-ssi. Nada más mira, regresó a casa luego de mucho y no nos quiere decir porqué.
—Asumimos que fue por una pelea fuerte con Yerim —sigue su padre—, pero en problemas matrimoniales no nos metemos.
—Sí —sonríe Miyari—, todos tenemos problemas matrimoniales, estarán bien.
Seokjin asiente, tragando y removiéndose en su puesto.
—De acuerdo. Quiero que sepan que exactamente vengo a hablar de eso: Seokjung hyung y su matrimonio. Y lo hago yo porque lo quiero y quiero lo mejor para él, y sé que él no tiene el valor de enfrentarlos. Pienso que es un tema que me incumbe de... Cierta manera, y tomo completa responsabilidad por ello. Hablemos como las personas maduras y conscientes que somos, y por favor, escúchenme...
Seokjin resume todo lo mejor que puede, diría Yoongi. El rubio observa el semblante de Miyari decaer a medida que la explicación de su hijo menor avanza y Chungseuk mantiene la misma expresión impasible todo el tiempo, escuchando con atención cada detalle que Jin les da sin saltarse algo o darle rodeos. Yoongi también escucha calladamente y siente que está oyendo cosas muy personales y privadas que sólo deberían saberse entre familia, por lo que toma la nota mental de agradecerle luego a Seokjin por la confianza.
Una mano entrelazándose con la suya revienta la burbuja de sus pensamientos y sólo llega para escuchar al pelinegro decir:
—... Yoongi y yo somos pareja. Desde hace... Unos meses ya. Ha sido de mucha ayuda para mí y las niñas le tienen mucho afecto, nos acepta y respeta y... En verdad quisiera que ustedes hicieran lo mismo.
Silencio.
Completo, terrenal y ensordecedor silencio. El pulso de Yoongi se dispara nuevamente y presiona la mano de Seokjin entre la suya. Al mayor también le ansía.
—Digan algo, por favor —pide en un murmuro, sintiéndose pequeño de pronto. Como si hubiese regresado a sus años adolescentes. Ninguno dice nada, pero parece ser Miyari la que reacciona primero.
—Seokjin-ssi... Es... —jadea por sus labios entre abiertos, pestañeando— Es mucha información para unos minutos.
—Lo sé, y lamento que todo haya tenido que ser de ésta manera, mamá. Pero tienen que saber que, así como Seokjung hyung no es perfecto, yo tampoco. Sin embargo, nada quita que seamos sus hijos y que merezcan su debido respeto, por eso hago esto. Somos familia y la familia se apoya, tú mismo lo has dicho, papá.
Chungseuk tensa la mandíbula, bajando la cabeza.
—Sólo sepamos tomar esto con calma-
— ¡Llegué! —es interrumpido por la voz de su hermano.
Seokjung deja su abrigo y bufanda en la entrada, caminando con una sonrisa hacia donde escuchó voces al entrar.
— ¡Ah, Seokjin-ah! Estás... Aquí... —su tono de voz decae al ver al pequeño rubio a un lado de su hermano con las manos entrelazadas, sus padres sentados frente a ellos y... Con el semblante por el suelo.
Si fuese un poco más estúpido no entendería qué es lo que está pasando, pero el veinte le cae enseguida y apenas puede pensar cuando percata a su padre levantarse y plantarse frente a él.
—Tenemos que hablar —le dice, en esa manera que a los 14 años le hacía temblar las rodillas porque sabía que, aunque su padre fuese el hombre más pacífico que podrá conocer; las decisiones que toma pueden ser drásticas—. Seokjin y tú, a mi despacho, ahora.
Y sube las escaleras, sombrío, como Yoongi imaginó que sería. La mano de Seokjin vacila al soltar la suya y ponerse de pie, Seokjung ni siquiera lo mira cuando le pasa por el costado. Por el contrario, lo mira a él y Yoongi sabe reconocer una mirada de desprecio cuando se la dan.
El mayor mira a su madre una vez más y sube.
Miyari y Yoongi quedan solos en la silenciosa sala, el menor puede sentir cómo la ansiedad crece en su pecho y las manos le tiemblan, junto a su respiración tornándose irregular. Miyari se percata casi de inmediato.
La mujer se pone de pie, le agarra la muñeca y lo guía hacia lo que Yoongi deduce que es el patio trasero. Agradece silenciosamente la ráfaga de aire puro y sus manos se aferran a la baranda que los separa del jardín, éstas jugando por no ir a arañar sus brazos.
—Respira, Yoongi —le dice, parándose a su lado. Yoongi gira a verla; ella tiene la mirada brillosa y las cejas juntas, el rubio no sabe decir si es miedo o preocupación.
Cuando ve que el ataque no ralentiza le va a buscar agua, eso hace que regule la respiración.
—Gracias... —murmura entonces. La bonita señora asiente.
—No hay de qué, he tenido de esos, no es nada.
Caen en otro silencio. Yoongi termina de tomar agua y restriega sus ojos con una mano.
—Ellos... ¿Van a estar ahí por mucho tiempo, verdad?
Miyari suspira.
—Mi esposo no es una mala persona, Yoongi-ah. Mucho menos un mal padre. Lo que Seokjung hizo... No estuvo bien. El... mentirnos y ocultarnos, principalmente, no estuvo bien.
—Señora Kim... —la mandíbula le tiembla— Sobre Seokjin y yo... Por favor sepa que no tengo alguna mala intención para con él o sus nietas. Ustedes merecen todo el respeto y no deseo causar contro-
—Yoongi, Yoongi, calma —posa una mano en su hombro—. No me tienes que decir nada, te vi el día de la fiesta de mi Jisoo-ssi.
Miyari le da una sonrisa de comisuras elevadas y ojos cristalinos. Yoongi suspira, bajando la cabeza.
—Esto... Tienes que saber que es difícil de digerir, que nos tomará tiempo comprenderlo y sobre todo adaptarnos a ello, si es que tus intenciones son las que parecen. Pero yo confío en mis hijos, Yoongi. Más que nada en el mundo. Lo son todo para mí, tengan la edad que tengan, estén donde estén, hagan lo que hagan... Amen a quien decidan amar. Así que confío en que Seokjin tiene una buena razón para estar haciendo esto, más allá de la que nos comentó. Y Chungseuk sabrá tomar cartas en el asunto, no hay que preocuparse.
—... Gracias. Realmente, gracias... —es lo que sabe decir, asintiendo. Miyari le regresa el asentimiento y presionando la mandíbula suspira, baja la mano de su hombro.
—Soy callada pero nada tonta, Yoongi-ssi —ladea la cabeza y Yoongi se siente con la libertad de sonreír, porque ha sonado como Seokjin—. Mira... De aquí probablemente Seokjung se sienta traicionado, pero son consecuencias. Diría que no es la peor racha por la que hemos pasado. Es más, Yerim ni siquiera me caía bien —resopla—. Sus pies de manzana quedaban secos. Pregúntale a Jungsoo si quieres.
Ésta vez el menor ríe mostrando su dentadura, el sentimiento de confianza y familiaridad creciendo en su interior.
—Seokjin hyung estaba preocupado por hacer esto —comenta él, frotando sus brazos ante las ráfagas de viento—, pero creo que sabía lo que hacía y ahora entiendo por qué.
—Seokjinnie es muy bueno —sonríe, y esa es la sonrisa de su novio—. Seokjung también lo es, pero son tan diferentes que el que concuerden en algo parece imposible, desde siempre. Y siempre vuelven al otro, así que está bien. Es esta bendita herencia familiar de los Kim que les ha lavado el cerebro... —habla entre dientes e inspirando profundo va a cubrir su rostro con ambas manos.
—Señora Kim, no quiero que lo malinterprete, pero... —dice con la voz más suave posible— ¿Por qué está diciéndome todo esto?
Miyari alza la vista, clavando los ojos en él por un buen momento. Acto siguiente: camina lentamente en su dirección y posa las manos en sus hombros, ésta siendo media cabeza más baja que él.
El menor se paraliza, la mirada de preocupación/miedo vuelve a ella, pero ahora Yoongi puede apreciarla mejor.
—Hace tiempo, le hicieron daño a mi hijo, Yoongi-ah. Una mujer... Lo dejó solo con dos bebés. ¿En qué... Cabeza cabe eso? ¿Qué tan egoísta se puede ser? No dejó un recado con una explicación o una excusa, siquiera... Nada. Y mi Seokjin estaba tan asustado que temía perderlo. Yo temía que mis nietas perdieran a su padre. Pero él fue tan fuerte y valiente por ellas, que lo admiraré por el resto de mis días. Él no le abrió su corazón a nadie más desde que se entregó por completo a sus hijas, y hoy llega, y me dice que... que...
La pelinegra ríe, sus dientes reluciendo en una sonrisa pero lágrimas corren por sus mejillas y Yoongi sabe entonces que está llorando de felicidad, es capaz de verlo.
Es la mirada de una madre que siente que recuperó a su hijo, ese que ella siempre supo que estaba ahí, escondido, pero ahí. Y se acerca a abrazarlo, y Yoongi le regresa el abrazo con firmeza.
—Es bueno que estés aquí, Yoongi. No sientas que no deberías, no hay que minimizarse de esa forma. A este punto no deseo algo más que la felicidad de mis hijos y nietos, así que gracias.
*
Seokjin abre la puerta de su antigua habitación con cuidado, asomando primero la cabeza para asegurarse de que es ahí donde Yoongi se encuentra. El rubio sonríe al verlo, apartando la vista de donde acomoda su ropa en el bolso.
—Hey —le saluda, Jin suspira y entra lentamente al cuarto, cerrando la puerta de igual manera.
—Hey —saluda de vuelta, sentándose en el borde de la cama y quitándose los zapatos para dejarlos a un lado.
—Se tardaron más de lo que creí. Lo bueno es que no escuchamos gritos. ¿Está todo bien?
El mayor suspira, poniendo los codos en sus rodillas y metiendo el rostro entre sus manos. Yoongi va a sentarse a su lado, pasa un brazo por encima de sus hombros y lo trae hacia él para abrazarlo.
—Hyung me detesta, Yoongi-ssi.
—Mhm —el menor soba su espalda, besando el costado de su cabeza antes de separarse—. ¿Qué te dijo?
—Sólo está... Enojado, conmigo, con todos. Se le va a pasar, o eso espero, pero es tedioso —se restriega la cara—. Papá...
— ¿Le quitó la herencia? —frunce la nariz.
—Le hizo firmar un papel que básicamente decía que se la pasaba a Jungsoo y Jisoo por haber incumplido con el primer contacto, cosa que tuvo que hacer si no quería llevarse una buena demanda. Estaba firmado por sus abogados y todo.
Yoongi jadea.
— ¿Cómo así? ¿Tu papá lo tenía todo listo?
Seokjin luce completamente exhausto, pero asiente, abrazando la cintura del menor y haciéndolos arrastrarse hasta el centro de la cama, pero Yoongi no cierra la boca en ningún momento.
— ¿Recuerdas que te dije que mamá confía mucho en nosotros? —Yoongi asiente— Bueno, papá es todo lo contrario. No confía ni en su sombra. Prefiere ser precavido para que no quieran joderlo. Estuvo vigilando a Seokjung todo el tiempo porque temía que lo traicionara en los negocios que hacen juntos, pero terminó encontrándose con esto y sólo estaba esperando silenciosamente a que se atreviera a confesárselo. Conociéndolo supo que no le duraría mucho.
Los ojos del rubio pasean por el lugar.
—Tu padre... Me da miedo.
—Imagínate —suspira, abrazando a Min más hacia él y metiendo el rostro en su cuello, Yoongi pasa la pierna por encima de su cintura y acaricia el cabello en la parte trasera de su cabeza. Pasó un rato desde que se relajaron juntos sólo a abrazarse y conversar.
—No sé por dónde empieza ni por dónde termina ésta locura, Yoongi-ssi. No salió como esperaba. Intenté explicar por qué lo hacía pero Seokjung cree que lo hice a propósito para que las niñas se quedaran con el dinero y papá está decepcionado de ambos, no esperaba que yo estuviese involucrado en los divorcios. Dijo que la única razón por la que no montará cargos es porque mamá no se lo perdonaría y piensa en las niñas también. Estoy mareado. ¿Ahora entiendes por qué no hago negocios con mi familia?
—Completamente —jadea—. Yo ni siquiera sé en qué momento pasó todo. Fue muy rápido. Cuando se fueron al despacho, empecé a tener un ataque de ansiedad y tu mamá me ayudó.
El rubio siente a su novio sonreír, éste le besa un poco más arriba de la clavícula.
—Te habló, ¿cierto? Mamá es así. Siempre fue difícil estar lejos de ella, me hace falta todos los días.
— ¿Tu papá dijo algo sobre nosotros?
—Sólo que luego hablaríamos de eso, pero si mamá habló contigo entonces creo que todo está bien. ¿Qué te dijo ella?
—Que vio cómo trato a las niñas en la fiesta de cumpleaños de Jisoo y no tenía que explicarle nada y que debías tener una buena razón para estar haciendo esto. Y que está feliz de que yo esté aquí.
Seokjin bufa y chasquea con la lengua, saliendo de su escondite para mirarlo.
—Todos estaban viéndonos en esa fiesta, Dios, ¿tan obvios somos?
Min ríe, acercándose para besar su mentón.
—Tú me has dicho que estás feliz de que yo esté aquí, pero que ella también lo crea... Es gratificante. Tienes una buena familia. Con un padre que es una jodida mente maestra y un hyung que debe entender muchas cosas, pero una madre consciente e hijas maravillosas. Me siento feliz por ti y envidioso al mismo tiempo.
— ¿Envidioso? —sus dedos le acarician la mejilla y apartan los largos mechones rubios de su frente para mirarlo mejor— ¿Envidioso por qué?
Yoongi hace silencio. Presionando la mandíbula y suspirando pesadamente, toma la mano ajena que se posa en su rostro y besa su palma.
—Porque mi familia no es igual, Jin hyung —admite en un hilo de voz, ojos tan brillantes que Seokjin puede ver su reflejo en ellos—. En mi casa, mi papá siempre mandó y eso nunca ha sido bueno. Tengo a Geumjae hyung... Pero extraño mucho a mi mamá y no sé cómo vaya a reaccionar cuando me vea, o yo la vea a ella, ¿me entiendes? Y sobre mi papá... No quiero hablar de él.
Jin acaricia su mejilla, mandíbula y cuello, descansando entonces la mano debajo de su oreja para estirarse hacia adelante y plantar otro beso en su frente. Yoongi deja escapar una delgada lágrima.
Creciendo se dijo que llorar no valía la pena, porque sus problemas no se resolverían con eso, y tampoco quiere decir que se convirtió en una piedra pero más bien prefería evitarlo. En los brazos de Seokjin ese disfraz de persona fuerte desaparece y lo deja a merced del mayor,
entregándose al punto de permitirle a éste secar sus lágrimas y besarle todo el rostro hasta que se recomponga.
No cambiaría eso por nada en el mundo.
—Yoongi-ssi —susurra a centímetros de su rostro, viéndolo a los ojos—, ¿sí sabes que podemos hacer esto en cualquier otro momento? Quizás más adelante, cuando estés más seguro, iremos y les dirás todo lo que sientes. Yo lo entiendo.
Y es que Yoongi lo sabe, sabe que puede ser en otro momento. Sin embargo, siente que si no es en ese momento; no será nunca. Es por eso que niega, sorbiendo por la nariz y limpiándose el rastro de lágrimas.
—Es algo que tengo que hacer más para mí mismo, amor. Es sólo que no sé cómo serán las cosas después de esto. Es normal que me sienta así, ¿verdad?
—Tienes mucho tiempo sin verlos y la última vez que lo hiciste las cosas no terminaron muy bien, por supuesto que es normal. Pero todo va a estar bien.
—Sí... —toma aire, bajando un poco para ser ahora él quien se refugie en el pecho contrario— Abrázame.
Jin risotea, rodeándolo con los brazos y besando su párpado izquierdo.
—Primero hay que cenar y después te abrazo todo lo que quieras. Hyung se fue y a papá lo llamaron de la oficina para arreglar unos asuntos, así que sólo seremos mamá y nosotros, ¿bien? Mañana arreglamos los cabos sueltos si hace falta.
—Mm, está bien. Tu mamá es bonita, sacaste su sonrisa, no me lo habías dicho y tampoco me fijé la primera vez.
—Era sorpresa —le guiña el ojo al levantarse, Yoongi ríe dejándose caer en la cama y tomando el brazo del pelinegro para llevarlo consigo y rodearle el cuello con los brazos. Le roba un beso en los labios que se torna lento y se prolonga más de lo pensado. El mayor hace un sonido con la garganta, separándose—. Oye, la idea es salir de aquí, ¿sabes?
—Ah... —le suelta el cuello— Ya sé, lo siento. Por poco olvido que es la casa de tus padres. Pero estar en tu viejo cuarto me hace sentir diferente.
— ¿Diferente?
—Sí. Me hace pensar en qué habría pasado si nos hubiésemos conocido en la secundaria o no sé. Es sólo... Diferente.
—Pues... Yo pienso que te conocí en el momento indicado. No alteraría absolutamente nada de mi pasado, si todo ello me llevó a terminar aquí, contigo, ahora.
—Oye —murmura el rubio con una sonrisa, aún acostado y viendo al más alto quitarse la camisa de vestir para ponerse una blanca que deja ver sus clavículas y algo de su pecho—, la idea es salir de aquí, ¿sabes?
—Por supuesto —suelta una risa, rodeando la cama para ayudarlo a pararse. No evita abrazarle la cintura y besar castamente sus labios—. Regresando a Seúl tenemos todo el tiempo del mundo, seamos pacientes.
—Mmm... —Yoongi sale del agarre, caminando hacia la puerta, Seokjin lo sigue— Podría ser pero Jungsoo tiene tarea y le prometí ayudarla. Aún así buen intento, eh...
Riendo salen de la habitación y el ambiente es cada vez menos tenso durante la cena. Miyari hace todo más fácil y se pone del lado de ellos en todo momento, entonces Yoongi decide que disfrutará toda esta calma, prohibiéndose a toda costa pensar en la tormenta que se aproxima.
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