십
— ¿Cuidar a las enanas mañana? —escucha la voz de Namjoon quien mastica algo a través del teléfono— ¿Vas a pagarme o algo?
—Joon, traga, ¿quieres? Eres asqueroso —Yoongi hace una mueca aún si el menor no lo ve—. Y no te daré nada, es un favor.
El menor ríe, cumpliendo la orden.
—Es jodiendo, hyung, no tienes que pagarme nada, tranquilo. ¿Jin hyung no tendrá problema si me quedo con ellas, cierto? No soy el mejor con niños pero tampoco me gusta la idea de que estén sin cuidado.
—Él confía en mí —suspira—, y yo en ti, por eso necesito que vayas.
—Ya... Repíteme por qué necesitas que sea yo quien las cuide.
Min suelta un quejido frustrado, cayendo de espaldas a su cama. Desearía que su amigo dejara de preguntar tanto.
—Porque no se me ocurre nadie más y porque... Tendremos nuestra primera cita como novios.
— ¡¿Novios?! —el rubio esperaba el grito exagerado de su amigo por lo que despega un poco el parlante de su oído— Hijo de pu... ¡A mí ni siquiera me sale algo que decirle a Hoseok!
Hablar de sus amores se sentía como si estuviesen en secundaria de nuevo, Namjoon está reaccionando tal como lo hubiese hecho en aquél entonces, por lo que el mayor prefiere seguirlo.
—Sólo pasó, Joon, no te alteres.
— ¿Y se lo preguntaste tú a él?
—... Él a mí.
Otro grito frustrado más y ésta vez lo hace reír, sintiendo la frustración de su menor ser verdadera. Espera a que éste se calme y vuelva a hablar.
—Cuidaré a las niñas porque Jin hyung es genial y ellas son unos ángeles, pero aunque como tu amigo me siento feliz, quiero que sepas que mi gay histérico interior te envidia y detesta.
—Pronto tu gay histérico me amará, así que prepárate.
— ¿Pronto?
—Eso espero. Le daré su medicina a Holly, hablamos mañana.
—Sí, hasta ahora no has hecho mucho para que eso pase —bufa—. Por cierto, dile a Holly que Mon y yo lo queremos y esperamos que se recupere pronto.
Yoongi suspira, inclinándose para besar la cabeza de su cachorro a un lado suyo.
—Con gusto, Joon. Adiós.
Al colgar la llamada, está por bajar el teléfono cuando éste vuelve a sonar indicando un mensaje de texto.
"Hoseok-ah☀:
Hyung! Pude posponer lo que tenía para mañana, sí podré cuidar a las princesas Soo :D. Tú y Jin hyung pueden ir a quererse tranquilamente, Hobi oppa se encargará 😌💜"
Yoongi sonríe, escribiendo inmediatamente un mensaje de agradecimiento de vuelta.
Namjoon en verdad se lo agradecería.
*
Al día siguiente, luego de que Geumjae fuese a recoger a Holly en la tarde, Yoongi corre a arreglarse para su cita. Le había preguntado a su novio si sería algo casual o formal, éste lo dejó elegir preguntándole si prefería verlo en traje o en ropa más cómoda. Al silencio en la línea Seokjin rió, sabiendo que el menor probablemente tenía vergüenza de admitir lo primero, así que al final decidió él y Yoongi no pudo hacer más que concordar con el rostro rojo.
Una vez está todo listo sólo le queda esperar y hacer una última llamada por el día.
—Te voy a matar —es lo primero que escucha de Namjoon cuando le contesta.
— ¿Sorpresa? —frunce la nariz.
— ¡¿Qué pretendes que haré el resto de la noche con Hoseok estando encerrado conmigo en un apartamento?! —grita en un susurro.
— ¿El favor que les pedí, tal vez? No olvidarse de las hijas de mi novio es una opción.
— ¡Hyung!
—Joon, ésta es tu oportunidad con él, ¿lo entiendes? Hobi está abierto a buscar una relación y tú eres lo suficientemente increíble y encantador para ganarlo. Intenta sacarle conversación mientras cuidan a las niñas, ¡y consigue el puto valor de confesarle que tiene año y medio volviéndote loco! No es muy difícil.
—Sí, mira quién lo dice —gruñe—. Yo no tengo ese poder de convertir heteros en gays, tú sabes lo nervioso que me pone y lo patético que me siento. Voy a cagarla, perderé mi amistad con él y me voy a arrepentir el resto de mi vida.
Se oye como si quisiera que la tierra lo tragara y Yoongi sabe de lo que le habla.
Por más que Kim Namjoon sea un tipo asombroso, coherente y de un precioso metro ochenta; cosas como el amor le hacen perder los estribos e incluso dudar de sí mismo, algo que normalmente no pasa.
—Oye, oye, ¿en dónde quedó mi dongsaeng seguro?
—En casa debajo de mi cama —suena como niño cuando le responde, casi puede verlo haciendo puchero y frunciendo el ceño.
—Tú no eres así, Joon.
—Él me pone así. Es demasiado para mí.
— ¡Entonces saca al verdadero tú y ve con todo! Si no arriesgas, no ganas~ —canturrea el mayor, escuchando gruñir a su amigo, quien debió haberse escondido para que no lo escucharan— Sólo inténtalo y sé tú mismo, Joonie. Hoseok es alguien grandioso, nunca sabes qué puede pasar. Ahora ponlo al teléfono, también quiero hablar con él.
El menor gruñe y va buscar al castaño para entregarle el teléfono.
— ¡Hyung! ¿Pasa algo? —la alegre voz de su amigo resuena— Jin hyung ya va para allá, y se ve muy guapo, eh. Jungsoo quiso tomarle fotos antes de que se fuera, luego te las mando.
—Está bien, Hobi, ya lo creo, estoy esperándolo —sonríe—. Quería disculparme por no decirte que Namjoon también iría, fue en caso de que tú no pudieses pero luego no quise decirle que no, y bueno.
—Tranquilo, hyung, me alegra que Namjoonie esté aquí, me será de ayuda si las pequeñas necesitan algo.
— ¿Entonces todo está bien?
—Por supuesto —Yoongi sabe que sonríe.
—Genial, esperaré a Jin. Por cierto, Seok.
— ¿Sí?
—Namjoon está enamorado de ti desde hace un año y medio, más o menos, deberías hablar con él, suerte con eso.
— ¿Q-qué? Hyung-
Y no escucha nada más, cuelga y se aleja del teléfono como si acabara de activar una bomba atómica, rezando a todos los santos posibles no estar cometiendo un error al entrometerse de esta manera.
Veinte minutos después tocan su puerta y siente a su corazón dar un vuelco, porque incluso si Seokjin y él se han visto múltiples veces cada ocasión es especial, y ésta promete muchas cosas para ambos.
Al abrir su novio se para precioso del otro lado, con un traje completamente negro y su mullet peinado casi elegantemente, delatando que en verdad se esforzó por arreglarse. Hoseok tenía razón al decir que luce guapo, ¿y cuándo no? Desde siempre lo ha comparado con un príncipe porque es lo más cercano que se le ocurre, pero Kim Seokjin va mucho más allá de lo que alguna vez imaginó. Ni siquiera sabe cuándo se volvió tan afortunado.
— ¿Yoongi-ssi? —frunce el ceño cuando el contrario se queda mudo luego de verlo— ¿Estás bien?
—Yo... —aguanta el aire sin dejar de observarlo anonadado, terminando por exhalar— Simplemente no puedo creer que seas real. Y que además me quieras a mí. Debería ser yo quien te pregunte si estás bien.
El pelinegro ríe y como si se tratase de sus fantasías, éste camina hacia él y lo saluda con un beso en los labios, entregándole una botella de champaña luego de cerrar la puerta tras ellos.
—Estuve entre traerte flores o ésta botella y... Tal vez las flores te hubiesen gustado más, pero-
—Shh —el rubio besa sus labios—, la botella es perfecta. Gracias.
Seokjin vuelve a besarlo con una sonrisa, acercándose para decirle al oído lo increíble que él también se ve y haciéndolo sonrojarse casi de inmediato.
Yoongi también viste un saco negro a diferencia de que su camisa es blanca y sus pantalones de vestir son los mismos que siempre usa para ocasiones formales, pero su novio no tiene por qué saber eso.
Ésta es una ocasión formal porque así lo quisieron, pero capaz no tardarían en relajarse y ponerse cómodos como suelen hacer en presencia del otro.
Se adentran a la cocina y le pregunta al mayor si necesitará ayuda para preparar su cena, y aunque éste se niega, le gusta cocinar junto a él y recibir órdenes sobre qué hacer. Algo fetichista de su parte si lo ve de otra forma, pero le encanta.
A veces se aleja para verlo moverse de aquí para allá, como haría en una mañana cualquiera mientras prepara el desayuno antes de ir al trabajo y llevar a las niñas al colegio, sólo que ésta vez el pelinegro no trae sus pantalones de pijama y el cabello desordenado, sino que sus hombros anchos resaltan en la camisa negra como si estuviese hecha sólo para él. La arremanga hasta sus codos luego de un rato y Yoongi se pregunta si logrará llevar la fiesta en paz y no arrancársela, siendo que la situación se está prestando para ello.
Lo ocurrido la última vez en la cocina de Seokjin los dejó a ambos con la mente a la deriva, con muchas preguntas que podrían tener respuestas esa misma noche.
De vez en cuando Seokjin se aleja de la estufa para acercarse a él, sentado en una de las bancas de la encimera y observándolo silenciosamente con el mentón apoyado de su mano, y le regala pequeños besos antes de volver a su faena.
Yoongi pide permiso para abrir la champaña y el más alto accede con una sonrisa. Para cuando la cena está lista han bebido la mitad de ésta y compartido tantos besos y risas como han podido mientras se cuentan cómo han estado sus últimos días.
El rubio sonríe probando el primer bocado de su pasta y Jin lo mira expectante, siendo paciente.
—Ya, admítelo —le dice cuando su paciencia se agota luego de que su novio siguiese saboreando su platillo especial sin decir absolutamente nada.
Yoongi ríe y sonríe, sin embargo, responde en puchero:
—Agh, no es justo.
—Admítelo.
—Que hayas hecho un curso de cocina no se vale.
—Yoongi-ssi, ¡hazlo!
— ¡Bien! Eres mejor cocinero que yo, ¿feliz?
—Mucho —hace un mohín, sonriendo. Yoongi rueda los ojos, negando con una sonrisita sin mostrar los dientes—. Debiste creerlo desde que Jungsoo te dijo que papá hace los mejores panqueques. Mis bebés podrán hablar hasta cansarse y ser muy inteligentes, ¿pero mentirosas? Dúdalo.
—No, ahora sí lo creo —ríe, encantado siempre por la forma en la que el orgullo se hace visible en el aura de su hyung cada vez que habla de sus hijas—. Aprendieron del mejor.
—Por supuesto —le guiña el ojo y entre risas vuelven a su cena.
De Moonbyul estar ahí les repetiría lo infantil que se comportan estando juntos, como si se olvidaran de todo y se centraran sólo en el mundo que ambos están construyendo, ese en el que pueden ser felices siendo ellos mismos con la guardia baja, en donde la confianza abunda y dejarse ir se vuelve un placer.
Yoongi ya no quiere salir de ahí.
— ¿Me dirás ahora por qué le dijiste a Namjoon y Hoseok que cuidaran a las niñas? Pensé que sólo le hablarías a Hobi —pregunta cuando terminan de comer.
—Mm. Namjoon y Hoseok son mis mejores amigos, hyung —responde, jugando con los hielos en su vaso—, ambos me han ayudado y apoyado en muchas cosas. Hobi me dijo hace poco que desea tener una relación porque le agrada vernos a nosotros juntos, y como cosa rara, Namjoon ha estado enamorado de él desde hace un tiempo pero jamás tuvo el valor de confesárselo.
—Así que los estás ayudando.
Yoongi hace un mohín aún con la vista baja, alzando los hombros.
— ¿Por qué no? Sería como devolverles un favor. Ahora sólo queda esperar a que todo salga bien y ninguno de los dos me odie mañana.
—Ya veo... Entonces además de amigo y novio, también eres Cupido.
—Recordemos que empecé siendo un asesino de monstruos —lo mira, ocultando su sonrisa tras su vaso.
—Sí —sonríe, su pecho sintiéndose cálido ante el recuerdo—. Definitivamente te has convertido en muchas cosas luego de eso, Min Yoongi.
Ambos mayores se sostienen la mirada por unos segundos.
— ¿Como qué?
Jin piensa su respuesta. Puede que sean más cosas de las que se le ocurren ahora.
—Felicidad. Fuerza y debilidad al mismo tiempo. Una pieza importante e infaltable. Seguridad, tranquilidad, otro padre para mis hijas, esperanza, motivación, comodidad-
—Espera, espera —pide el rubio, por poco atragantándose con su propia saliva— ¿Qué dijiste?
Seokjin pestañea, abriendo y cerrando los labios mientras busca entre sus palabras a lo que Yoongi se refiere. Los ojitos de su novio, como otras veces, lo ven grandes y brillantes desde el otro lado de la mesa.
— ¿Me consideras... Otro padre para tus hijas?
Seokjin balbucea entonces, cayendo en cuenta.
—Oh, sobre eso... Ah... Te iba a decir...
—Hyung...
—Ah, Yoongi-ssi —chasquea con la lengua, derrotado—. Es que... Estuve hablando con ellas, ¿bien? Les... Pregunté qué pensaban de ti-
— ¡¿Les dijiste que salimos?!
— ¡No! O sea, no, bueno... Les dije que te quiero mucho y tú también a mí y a ellas y... Mis hijas en verdad te aprecian, Yoongi. No sé si es porque nunca vieron a papá tan feliz o porque les llevas cupcakes todos los fines de semana, no tengo idea, la verdad —risotea, ladeando la cabeza—, pero nunca han tenido una figura además de mí y el hecho de que te tomen en cuenta a ti también me dice mucho y en realidad...
Con ojos llorosos Yoongi jadea, tira la servilleta de su regazo a la mesa y se levanta, caminado directamente hacia el mayor para sentarse a horcajadas sobre él y besarlo con fervor que Seokjin regresa, abrazando su cintura y atrayéndolo más hacia él.
—No puedes llorar cada vez que te diga algo conmovedor —ríe el pelinegro una vez su novio acaba de besarle todo el rostro.
—Cállate —sorbe por la nariz, ésta poniéndose rojiza enseguida—, lloro todo lo que quiera.
Jin sonríe enternecido. Se hizo novio de un precioso bajito sentimental con características gatunas que, por más testarudo que pueda verse en ocasiones, por nada dejaba de ser increíble.
—Si es su manera de pedirme que me una a la familia, no tienen que preguntarlo; acepto.
Jin besa su mentón.
—Ya lo eras, de todas formas.
Yoongi chilla, yendo a esconderse en el cuello de su novio mientras éste ríe por la actitud que suele tomar el menor siempre que le dice cosas bonitas.
—No debiste decirme todo esto después de comer —Jin no lo ve, pero sabe que que está haciendo puchero.
—Lo sé, hasta aquí puedo escuchar tu corazón.
—Idiota —le reprocha golpeando su pecho, pero Kim no deja de reír—. ¿Te divierte verme estúpidamente enamorado de ti?
—Eres adorable, Yoongi-ssi —besa su nariz—. Y si te hace sentir mejor; provocas lo mismo en mí.
—Hyung —con la cabeza aún sobre su hombro y las manos del mayor acariciando sus costados, juega con la solapa de su camisa.
— ¿Mm?
— ¿Quieres hablar de lo que pasó en tu cocina antes de que Jisoo te llamara?
Silencio.
— ¿Tú quieres hablar de eso?
Yoongi suspira.
—No te obligaré a hacer nada que no quieras o no estés listo para hacer, Seokjin-ssi. Claramente el sexo es parte de ello.
—Nunca harías algo así —el mayor suspira, acariciando el rostro del contrario cuando sale de su hombro—. Y aunque sé que dar ese paso puede ser algo difícil, yo... Estuve pensando y...
— ¿Y...?
—Y —sonríe—, estaré listo para darlo siempre y cuando tú también lo estés.
Yoongi lo observa, quieto y en silencio, casi sin poder creerlo.
— ¿De verdad? —Jin asiente, tomando sus manos entre las propias y besa sus dedos sin dejar de mirarlo, y las comisuras del menor amenazan con formar una sonrisa que no tarda en aparecer.
Yoongi recuerda su primera vez y lo rápido que fue todo en esa sala de música, cómo sólo se dio y no hubo tiempo de una conversación previa ya que sus cuerpos adolescentes y hormonales no lo necesitaban. Sabe que esa vez sólo tuvo significado para él, ya que a la otra persona no le importó, igual que las veces siguientes.
También recuerda cómo los encuentros con personas distintas en años pasados no significaron nada en absoluto.
Pero de algo está seguro; y es que nadie lo miró con el mismo afecto que Seokjin justo ahora, preocupándose por él y dejándole el derecho a decidir, sin permitir que sea simplemente el momento que decida por ellos.
Por lo que va a besarlo con su bonita sonrisa de gomitas, lento y profundo, tal como quiere que el resto de la noche sea.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro