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Epílogo

[12 años después]

Yoongi: 36 años.

Seokjin: 37 años.

Jisoo: 16 años.

Jungsoo: 17 años (próxima a cumplir 18).


Los dedos de Soobin se mueven ligeros sobre las teclas del piano, Yoongi sonríe cruzándose de brazos. Hace unos meses no habría podido hacer eso, siendo que sus manos eran muy torpes y a eso le añadía su nerviosismo, pero cuando termina de tocar Yoongi le aplaude y él sonríe.

—Muy bien, Soobin-ah —aprieta sus hombros—, cada vez mejoras más. Estoy muy orgulloso de ti.

—Ah, por favor, no exagere —ríe el pelinegro, encogiéndose—. Todavía me falta mucho.

— ¿Y cuál es tu meta?

Soobin hace una mueca.

—Quisiera poder ser tan bueno tocando el piano como usted —confiesa temeroso—. Usted tiene mucha habilidad y... Le quería agradecer por tomarse el tiempo de enseñarme, incluso si puede ser muy difícil.

Yoongi deja de acomodar las partituras y las pone sobre el piano antes de detenerse a verlo.

Choi Soobin es hijo de sus nuevos vecinos cruzando la calle (que resultaron ser mucho más agradables que sus vecinos anteriores) y tiene la misma edad que Jungsoo. Seokjin pensó dos veces en invitarlos a cenar pero él no, Yoongi sabía que eran buenas personas con sólo verlos.

Gracias a Dios no se equivocó, pero lo más curioso de todo, es que si no se hubiese tomado el atrevimiento de preguntar seguramente ni habría notado que Soobin es ciego. De nacimiento, según su madre.

No es alguien precisamente tímido o callado, como podría pensar de otras personas invidentes. Al estar reunidos en una mesa se le vio atento y participativo, siendo inteligente y capaz. Tampoco es del todo inseguro al moverse, pues tiene paciencia.

Es por eso que cuando él mismo le pidió a Yoongi que le enseñara a tocar piano cuando éste mencionó que trabaja como instructor en la escuela de música de Gwacheon, Yoongi no supo decirle que no.

No se arrepiente, Soobin es alguien increíble y demuestra una inmensa disposición y ánimo por aprender acerca del hermoso instrumento. Ha logrado hacer avances, por lo que no miente cuando le dice que se siente orgulloso de él.

Después de todo, Yoongi también ha aprendido mucho de él, como apreciar el sentido de la vista, por ejemplo. Ve más series con sus hijas, lee los libros que Jin le ha regalado, compone canciones de vez en cuando, entre otras cosas.

—No tienes que agradecerme nada, Soobin-ssi, gracias a ti por querer tomar mis clases. Lo importante es que estés aprendiendo y que no tengas miedo de equivocarte, todos alguna vez lo hacemos, ¿está bien?

El menor presiona los labios en una sonrisita y exhala por la nariz, asintiendo.

Aunque están en el pequeño estudio que Yoongi tiene en casa el cual queda en el segundo piso, ambos se exaltan cuando oyen la puerta de la entrada ser azotada con fuerza.

— ¿H-hyung-nim? —Soobin abre los ojos, asustado— ¿Q-qué fue eso?

Yoongi nunca había oído algo así estando en casa, así que también se asusta.

—Quédate aquí, iré a ver qué está pasando.

Soobin asiente aún con expresión aterrada y el mayor toma aire y una estatuilla como arma de defensa antes de salir, por si acaso. Escucha gritos cuando va por el pasillo y al acercarse a las escaleras, bajando su arma al percatarse de que Jungsoo y Jisoo son las dueñas de éstos.

—Eh, eh, ¿qué pasa? ¿Por qué gritan? —interviene de forma amistosa aún cuando las menores parecen estar sumamente enojadas. Frunce el ceño al ver a Jungsoo y recordar que justo ahora debería estar en otra parte— Jungsoo, ¿no deberías estar en la universidad? Apenas son las 9 a.m.

— ¿Por qué mejor no se lo preguntas a nuestra querida Jisoo? —apunta hacia ésta con ironía. Jisoo carraspea, peleando por quitarse sus zapatos luego de tirar su mochila con brusquedad al sillón de la sala.

— ¿Jisoo?

— ¡No pasa nada, papá!

— ¡Sí, sí pasa! —exclama Jungsoo, alterada— Sí, apenas son las 9 y se supone que yo debería estar tomando mi examen de admisión, ¿pero adivina quién tuvo que ir a buscar a ésta niña al colegio porque la suspendieron?

— ¿De nuevo? —Yoongi jadea— Jisoo, por Dios, ¿hasta cuándo? Vas a perder el año si sigues con lo mismo. Eh, eh, eh —la toma de la cintura, impidiéndole el paso cuando quiere subir las escaleras. Ahora puede verla mejor, está reteniendo sus lágrimas— El mes pasado fue porque golpeaste a un niño de tercero y la semana antepasada por haber insultado a un profesor, ¿ahora por qué fue?

— ¡Se escapó! —delata Jungsoo. Su dongsaeng la mira con ojos inyectados en rabia— ¡Y quieren hablar con ustedes porque a la tercera falta, la expulsan! Y, oh, qué casualidad, ¡ésta es la tercera!

—A ver, primero —la voz de la pelirroja tiembla, alzando su índice frente a Yoongi y presionando la mandíbula con respiración irregular—, ustedes no saben absolutamente nada. Esos hijos de puta se merecían eso porque son unos machos de mierda. Ese mocoso me tocó una teta y el profesor, que es su padre, me llamó "regalada" ante toda la clase, ¿alguien hizo algo por mí? ¡No! Segundo, ¡unnie está exagerando! Y eres sólo año y medio mayor que yo como para llamarme "niña", ¿no te parece? —vocifera hacia su hermana.

—Eres una niña si actúas como tal —responde la castaña de la misma forma—. ¿Y exagerando? ¡Dejé la universidad porque mi papá me tuvo que llamar para que fuese a buscarte por andar con tus idioteces! ¿Sabes adónde fue? —ahora se dirige a Yoongi, quien atónito observa la escena frente a él. No responde pero Jungsoo contesta a su propia pregunta— ¡A audicionar a una agencia de música para ser idol!

Es la gota que derrama el vaso para Jisoo.

— ¡Traidora! —la empuja, Yoongi hace el amago de moverse, pero los gritos de la menor continúan y vuelve a paralizarse— ¡Prometiste que no le dirías nada a nuestros padres!

— ¡En algún momento iban a enterarse, ¿no crees?! ¡Debería darte vergüenza! ¡Eres una irresponsable y desconsiderada!

— ¿Vergüenza? —Jisoo carcajea— ¿Me vas a hablar sobre vergüenza? Yoongi oppa, ¿te ha dicho Jungsoo unnie por qué insistió tanto en aprender a conducir? —sonríe maliciosa, caminando hacia su padrastro.

Yoongi frunce el ceño, sin entender nada de la discusión que se desata en sus narices y en donde ya no se atreve a intervenir. Algo le dice que tanto Jungsoo como Jisoo tenían todo esto atorado desde hace rato.

—Ni te atrevas, Kim Jisoo —amenaza Jungsoo entre dientes.

—Porque no quiere que sus nuevos compañeritos de universidad la molesten por tener dos papás —espeta y las cejas de Yoongi se alzan—. ¡Se avergüenza de ustedes!

— ¡Eso no es cierto! —le grita y Jisoo chasquea con la lengua, rodando los ojos.

— ¡Odio cuando quieres comportarte como si fueses mi madre! —sube las escaleras a paso pesado y ésta vez Yoongi no la detiene, escucha el portazo que da cuando cree, se encierra en su habitación.

Jungsoo se quita su bufanda, se echa el cabello hacia atrás y restriega su rostro.

Pasa al lado de Yoongi para subir las escaleras también y cuando el mayor hace el ademán de hablarle, ella alza una mano.

—No quiero hablar ahora, por favor. Papá dijo que lo haríamos más tarde cuando regresara, de todas formas. Las cosas no son como Jisoo lo pone.

Sin querer darle más larga, Yoongi cierra la boca y tomando aire sube tras Jungsoo. Al no estar a mucha distancia puede ver cómo ésta se tropieza con Soobin, quien venía saliendo de su estudio y ella no lo vio por tener la mirada gacha.

Soobin se exalta y empieza a hiperventilar.

—Soobin, Soobin, Soobin —la castaña toma sus manos—. Tranquilo, tranquilo, soy yo. Soy yo —pone las manos contrarias sobre su rostro.

—Ah, Jungsoo-ssi —la respiración del más alto se apacigua al tantearlo y oír su voz—, me asustaste. ¿Estás bien? ¿Por qué parece que tienes fiebre?

—Sólo estoy enojada, Soobi-ah. Hablamos luego, ¿sí? —se alza para besar su mejilla y se adentra a su cuarto, dejando al pelinegro perplejo y sonrojándose. Yoongi sonríe, dando pasos hacia él.

—Ella... Ella me- me...

—Sí, Soobin-ah, sí —palmea su espalda.

—Me besó... N-no lo había hecho...

—Mejor ve a casa a procesar esa idea y continuamos las clases mañana.

—M-muchas gracias, señor Kim —hace una torpe reverencia, aún en su leve trance que al castaño le genera ternura.

— ¿Te ayudo a bajar las escaleras?

—Ah no, no, yo puedo, gracias —sacude la cabeza, tanteando la pared hasta llegar al pasamanos de la escalera—. Hasta mañana.

Yoongi se despide y suspira una vez está solo.

Seokjin y él saben que la relación entre sus hijas no ha ido tan bien como quisieran en estos años de crecimiento y aprendizaje, sobre todo desde que Seokjin comenzó a animar a Jungsoo a estudiar derecho para que así en un futuro pudiesen asociarse.

Era una buena idea, al principio, pero Jin... Se entusiasmó. Mucho, tal vez, pero es el único que hasta ahora no ha podido percatarse. Y aunque ninguna quería decirle nada para no quitarle su genuina emoción, ellas empezaban a cansarse. Yoongi sabía que en cualquier momento pasaría.

Toca la puerta de Jisoo con sus característicos posters de bandas de rock americanas y le pide que por favor abra, que sólo quiere hablar. Después de insistir un rato más, la pelirroja cede y va a abrirle.

La ve lanzarse boca abajo sobre su cama y Yoongi va a sentarse en el suelo frente a ella en lugar de a su lado sobre ésta. Están en silencio por un rato, y por más que la menor intente ocultarse, él puede ver sus ojos hinchados por llorar bajo todo ese maquillaje oscuro que suele usar y el cual ahora está todo corrido, dándole una imagen desaliñada.

— ¿Sabes? —habla él— Cuando tenías cuatro años te escapaste con Jungsoo de la escuela, se fueron caminando hasta donde yo trabajaba y-

—Y te di mis piedras. Sí pa', ya me sé esa historia —arrastra sus palabras, suspirando con pesadez. Yoongi entrecierra los ojos con una sonrisita.

—Me gusta recordarla porque ahí me di cuenta de lo mucho que me querías, y de lo mucho que yo te quiero de vuelta —se inca, ella exhala una risita—. Dejaste de coleccionarlas cuando entraste a prepa y tu papá y yo no sabíamos en dónde meterlas siquiera —ríe—, pero después te enojaste porque las botamos y no debimos hacerlo ya que seguían siendo significativas para ti.

—Eso me dolió. Pero ya los perdoné así que no tiene caso.

—Lo sé, pero te lo digo porque... Probablemente papá y yo no hemos sabido llevar muy bien las cosas últimamente y... No hemos pensado en ustedes tanto como deberíamos.

—Mm, ¿tú dices? —arquea una ceja, Yoongi chasquea con la lengua, sentándose entonces en la orilla de la cama.

—Por favor, dime qué está pasando, Soo. No podemos ayudarte si no nos hablas. ¿Por qué no nos dijiste que querías audicionar para ésta agencia? ¿Pensaste que te lo negaríamos?

Jisoo bufa, poniéndose boca arriba y restregando su rostro con fuerza, sin importarle que su maquillaje se corra más de lo que ya está.

—Son muchas cosas.

—Pues tengo todo el día.

— ¿Acaso has visto la cara de papá cuando habla sobre nosotras yendo a la universidad? —toma impulso para sentarse con las piernas cruzadas. Su voz se quiebra, a nada de llorar de nuevo— ¿Quién querría decepcionarlo, eh? S-sé que no soy tan lista como unnie, ni tengo las mejores calificaciones, tampoco hago siempre lo que me dicen y sé que unnie le importa más que yo, pero simplemente no tengo agallas para decirle que no tengo planes de estudiar una carrera, mucho menos si es derecho.

—Yah, Jisoo-ssi —jadea, abriendo los ojos—. Yo... Mira, ni siquiera me molesta que no quieras ir a la universidad, tú bien sabes todo lo que pienso sobre el sistema educativo y demás, ¿pero que no le importas a tu padre? —vacila, de boca abierta— ¿Quién demonios te dijo eso?

—Nadie me lo dijo, ya sé que es algo estúpido —encoge un hombro—, pero unnie y yo lo sabemos.

— ¿Saber qué?

—Ah, vamos. El favoritismo que tienen papá y tú con nosotras.

—Favo- ¿qué? —balbucea— ¿Qué? Pero... Cómo...

—Desde pequeñas siempre ha sido así, pa, por favor. Tú me prefieres a mí y papá prefiere a Jungsoo unnie, lo hemos hablado y sabemos que es así. Tú no quieres a unnie tanto como a mí, así como... Papá no me quiere a mí tanto como a unnie —baja la vista, encogiendo los hombros de nuevo y jugando con sus manos—. Él siempre está más pendiente de ella y casi no me presta atención a mí, siempre eres tú el que me escucha. Como si tuviésemos ésta conexión especial.

Yoongi no evita mostrar su desconcierto, ladeando la cabeza.

Con que así son las cosas...

En cierta parte quisiera negarlo, pero ahora que ellas han notado sus formas de llevarse, no cree poder. Les hicieron sentir que tienen favoritismo y las dividieron de ésta manera, cuando nunca debió ser así.

—Soo... —piensa antes de hablar, acaricia su cabello cuando ella vuelve a acostarse boca abajo— ¿Recuerdas cuando a los 10 años sufrías de gastritis? Te dolía mucho el estómago, no comías nada y pasábamos día y noche en un hospital. Era horrible —ella asiente, él también—. Yo vi a tu padre desvelarse contigo, aún si él tenía que trabajar al otro día, siempre estaba para suministrarte tu medicina y sobarte la panza con aceite. Hasta te cantaba para que te durmieras, y amanecía contigo —sonríe melancólico—. Lo vi derrumbarse en los pasillos del hospital cuando los dolores eran tan fuertes que tenían que sedarte o hacerte endoscopias*, y él no soportaba verte así, sólo quería que estuvieses bien.

» Te decía que se había ido la luz para que creyeras que no te habían hecho nada, pero era mentira, no quería que te asustaras. Incluso lo vi orarle a un Dios del que él ni siquiera está seguro de creer, por tu bienestar. Y como esa, muchas otras veces. Jisoo, no puedes decir que no le importas a tu padre, porque te aseguro que sería el primero en sacarse el corazón si tú lo necesitaras.

Jisoo se queda quieta por unos instantes en los que Yoongi cree que lo dicho no sirvió de nada, pero cuando amaga a levantarse, resignado, la pelirroja solloza y salta a abrazarlo, haciéndolo caer sentado nuevamente sobre el acolchado.

—Lo siento...

—Está bien, está bien —frota su espalda, acunando la parte trasera de su cabeza con la otra mano—. A veces como hijos nos cuesta reconocer los sacrificios que hacen nuestros padres por nosotros por más mínimos que sean, pero todavía tienes mucho tiempo para pensar en eso, bonita. Jungsoo está empezando una nueva etapa de su vida y necesita ser guiada, y a ti también te llegará tu momento, pero por ahora vamos a ayudarla, ¿sí? Somos una familia.

—Mm, me suena a que tendrías que estar casado con papá para eso —dice ella separándose y apartando sus lágrimas.

— ¡Oye! Me cambié el apellido y soy tutor legar de ustedes, además de que nuestra boda simbólica también contó, ¿no? Estuviste ahí.

La menor ríe y vuelve a asentir.

—También eres mi papá.

El pecho del castaño se llena de aire y sonríe, regresando a abrazarla.

La primera vez que lo llamaron "papá" fue un par de años después de haberse mudado a Gwacheon. Y aunque sabe que fue Seokjin el que les pidió que lo hicieran, Yoongi lo guarda como uno de sus momentos más preciados.

—Gracias —besa su frente—. Por cierto, eh... ¿Te gustaría hablar sobre lo que hizo el malnacido de tercero y su desgraciado padre-profesor?

Jisoo alza las comisuras, pero niega.

—No. A uno le di su buena golpiza y al otro es probable que lo despidan pronto. Me quedo tranquila con eso, por ahora.

—Ajá. Nunca tengas miedo de buscar ayuda y siempre defiéndete, ¿okay? No te dejes. Jamás. Siempre golpea más fuerte. Más si es hombre.

Ella sonríe y asiente, se abrazan hasta que ella le dice que tiene sueño y él la deja para que descanse. Está por tocar la puerta de Jungsoo, la cual tiene pegatinas brillantes con su nombre en símbolos chinos, cuando su teléfono vibra en su bolsillo y sus labios forman una línea al ver el apodo de su esposo en la pantalla.

—Jinnie —contesta.

—Mi amor —suspira. Suena atareado—. Resumen, por favor. Del uno al diez, ¿qué tan enojada está Jungsoo?

—Pues, vengo de hablar con Jisoo, pero... —suspira igual— Diez, definitivamente diez.

Seokjin rezonga contra el parlante.

—Dile que lo siento, por favor, por favor. ¿Qué más ha pasado?

Yoongi se sienta en el último escalón de la escalera, girando la cabeza para ver las puertas de las habitaciones de sus hijas una frente a la otra, que incluso éstas pueden mostrar lo diferentes que ambas son.

—Discutieron muy fuerte, casi no pude hacer algo al momento y... Fueron... Muchas cosas que... —se restriega el rostro con la mano que no sostiene el teléfono— Prefiero que escuches de ellas cuando vengas, mejor. Pero lo que más me preocupa ahora, es que aparentemente ambas piensan que tenemos favoritismo con ellas, ¿puedes creerlo?

— ¿Favoritismo? ¿A qué te refieres? No tenemos favoritismo.

—Ya sé que no, pero una cosa es lo que nosotros pensemos y otra lo que ellas piensen. Y pensándolo bien, es nuestra culpa.

— ¿Nuestra culpa?

—Sí, Jin, nuestra culpa —chasquea con la lengua—. Mira, hablamos sobre que Jisoo se entiende más conmigo y Jungsoo contigo y que así tal vez podíamos resolver mejor las cosas, pero no debimos separarlas de esa forma. Sabes que quiero a Jungsoo tanto como a Jisoo.

—Por lo mismo no entiendo nada, Yoongi-ssi. Hablaremos mejor más tarde, ¿sí? Ha-habla con ellas, no me gusta que piensen así. Diles que las amo, ¿está bien? Por igual. Y a ti también, los amo. Resolveremos todo.

Yoongi ve a Jungsoo sentarse lentamente a su lado y darle una sonrisita. Escuchó todo lo que dijo.

—Se los diré, también te amamos —le responde a Jin, mirando a la menor y posando una mano en su hombro—, pero ven pronto a casa, por favor. Nos necesitan.

—Estaré allá cuanto antes.

En lo que cuelga la llamada, Jungsoo toma aire.

—Sé que no tienen favoritismo —su voz tiembla—. Y también te quiero mucho.

Dando un sollozo va a abrazar su cintura y apoya la cabeza de su pecho, Yoongi no duda en confortarla y tal cual hizo con Jisoo, le permite drenar todo lo que la oprime.

—Tampoco me avergüenzo de ustedes, ¿cómo podría? Son padres increíbles, gracias a ustedes lo tenemos todo —sorbe por la nariz—. Es sólo que...

—Es sólo que han tenido que aguantar muchas cosas por nosotros, lo sé —besa el tope de su cabeza—. Jungsoo-ssi, tienes que saber que nada de esto es tu culpa, ni la de tu hermana. Entiendo que sientes mucho peso ahora, pero hay cosas que se nos salen de las manos y no tienes que ser tan dura contigo misma por no poder cambiarlas o hacer algo al respecto, sino simplemente aceptarlas y aprender a sobrellevarlas para poder estar tranquila.

» ¿Tienes idea de la cantidad de insultos y desplantes que hemos recibido tu padre y yo por estar criando a dos niñas juntos como pareja dentro de ésta sociedad tan prejuiciosa, y de cómo sería si viviéramos prestándole atención? La gente ha sido así toda la vida, es una barbaridad.

—Ya suenas como la abuela Miyari —Jungsoo ríe, saliendo de su pecho.

—Para esa vamos todos —ladea la cabeza, haciéndola reír—. Pero el punto es que no tienes que darle importancia a la mierda del resto. Por lo menos yo, mientras esté con ustedes estoy bien.

— ¿Hasta con los chistes malos de papá? —frunce la nariz.

—Aish, sólo ríe y aplaude, ¿sí? Somos su mayor orgullo, es lo menos que podemos hacer por él.

La castaña carcajea, ocultando su rostro entre sus manos.

—Jungsoo-ah, dime algo —aclara su garganta, acomodando el cuerpo en dirección a ella—. ¿De verdad quieres estudiar derecho o lo haces por complacer a Jin?

Tras pensarlo, la menor suspira.

—Yo no tengo un sueño como Jisoo. Lo hago porque no tengo problema, y porque sé que él quiere lo mejor para mí y todo eso le hace sentir realizado como padre —encoge los hombros—. Eso para mí es suficiente.

El mayor asiente, buscando entender y asimilar.

—Está bien si no tienes un sueño como los demás, no eres menos por eso. Sólo tienes que ser feliz haciendo lo que te haga sentir tranquila, si es así como quieres vivir. No tienes que estar en donde no quieres o hacer algo con lo que no te sientes cómoda nada más por complacer a alguien más. Haz lo que creas mejor para ti, aunque no por eso tienes que ser del todo egoísta, tú- ah... Tú entiendes.

Jungsoo sonríe, dándole otro abrazo que él regresa.

—Sí papá, yo entiendo.

—Jisoo y tú se deben una disculpa mutua, pero pueden esperar a que Seokjin llegue. Ahora, ¿cuánto tiempo tenemos para alcanzar a hacer ese examen?

La castaña toma la muñeca del contrario para ver la hora en su reloj.

—Si los Dioses están de nuestro lado y no hay mucho tráfico, creo que algo más de quince minutos.

—A ajustarse el cinturón entonces.

*

Alrededor de las 6:30 pm, Yoongi ve el auto de su esposo estacionarse frente a su hogar. Seokjin frunce el ceño al verlo sentado en las escaleras de concreto de la entrada y pararse cuando él está bajando del auto. Lo recibe con un beso y un abrazo.

—Yoongi-ssi, ¿qué haces aquí afuera? Está helado. ¿Tienes mucho rato esperando?

—No, no, acabo de salir. Estaba esperando porque... Quería decirte algo antes de que hablaras con las chicas. No es nada malo, tranquilo.

El pelinegro suspira, bajando la cabeza. Aunque su día estuvo ajetreado como cualquier otro, su mente se la pasó más en casa que en su trabajo. Recibió un par de reprimendas gracias a ello, ¿pero qué le importa? Su familia siempre será su prioridad.

—Está bien, dime.

—Jin, ellas... —vacila, posando sus manos en el pecho contrario— Es hora de aceptar y entender que son diferentes. Que no es que Jisoo esté descarrilada por ser más abierta o que Jungsoo es la que hace todo bien por ser más calmada, sino que cada una desarrolló su forma de ser y eso está bien. Ya no son niñas, sus opiniones cambian constantemente al igual que sus decisiones. Están en ésta edad en la que debemos prestarles más atención, escucharlas y tratar de entenderlas, porque es lo más que podemos hacer por ellas ahora.

Jin exhala, cerrando los ojos al juntar sus frentes.

—Me dirán cosas que no me gustarán, ¿cierto?

—Sólo... Sé prudente. Por favor.

—Sí... —asiente, presionando los labios— ¿Ya hiciste la cena?

—Aún no.

—Vale, hoy la hago yo —besa su frente—. Entremos.

*

— ¿Y qué le dijiste? —pregunta Yoongi.

—Le pregunté si era cierto lo que Jisoo dijo sobre estar avergonzada de nosotros —responde Seokjin.

— ¿Y qué te dijo?

—Salió Jisoo a disculparse con ella por haber dicho eso. Luego Jungsoo me explicó que no quiere complicar las cosas para todos y... Bueno —suspira—. Ya todo está bien. Y con lo del favoritismo... Tienes razón, es nuestra culpa. No sé cómo no me di cuenta de que las estábamos poniendo en una clase de rivalidad —resopla, negando con la cabeza—. Lo último que quiero es que tengan una relación como la mía y Seokjung.

—No creo que lleguen a ese extremo, pero intervinimos en buen momento. Nos necesitan a ambos.

—Así es. Mejoremos eso de ahora en adelante, ¿sí? Más comunicación en familia.

—Sí, estoy de acuerdo. Y sobre... ¿Jisoo y la agencia de música? —Yoongi frunce la nariz, sacando los vasos de la alacena.

Seokjin suspira, removiendo la comida que cocina.

—Yoongi-ssi, a mí no me importa si mi hija quiere pasar todo el día con la cabeza metida en un libro o si quiere pararse en medio de un escenario a bendecir a millones de personas con su preciosa voz. Quiero que nuestras hijas confíen en nosotros. Me duele que Jisoo haya pensado que no me importa o que me decepciona, cuando en realidad es todo lo contrario. No voy a presionarla. La idea es... Difícil de procesar, pero mientras ella esté segura de que es eso lo que quiere hacer, voy a apoyarla.

— ¿Entonces sí la dejarás ir? —el menor abre los ojos, separando los labios— Qui-quiero decir, Jinnie, ¿sí sabes que para eso tendrá que mudarse a esa agencia, verdad? Con personas que ella no conoce y- y nosotros tampoco y habrá-

—Veámoslo como una enseñanza, amor —Jin se gira y toma el rostro de su esposo entre sus manos, el ceño fruncido de éste denotando preocupación—. ¿No que no hay que ser tan sobre protectores con ellas? Deben aprender y tener sus propias experiencias.

—S-sí, pero-

—Nada. Si las cosas salen bien para ella, ahí estaremos para animarla, y si no, pues ésta siempre será su casa y aquí estaremos para animarla. Es un ganar-ganar.

Besa la frente del menor y regresa a su tarea. Yoongi aguanta su rezongo pero hace puchero, pegándose a la espalda del más alto y abrazando su cintura.

—Le irá bien, siempre supimos que es talentosa —dice Yoongi—. Que la hayan aceptado es el primer paso. ¿Qué más te dijo de su grupo?

—Que serán cuatro, contándola a ella, que son chicas geniales y que esperan debutar pronto.

— ¿Y cómo se llamarán?

—Eh... Bu... Ble... ¿Blackpink? Ash, está en inglés, lo siento, después le preguntas.

—Mm, ¿y qué le dijiste?

—Pues que iré a sus conciertos y bailaré aunque un tronco se mueva más que yo —hace reír al menor, éste deja besos en su hombro.

—Suena como un grupo que tendrá mucho éxito, ¿no crees? —murmura quedo— Mañana le dan los resultados del examen a Jungsoo-ssi también... Sé que lo hizo bien. ¿Sabías que Soobin está enamorado de ella? Espero que le corresponda. Es un buen chico.

—Mm —el mayor entrecierra los ojos, girando la cabeza hacia donde la del contrario se recuesta—. ¿Vas a llorar?

—No.

—Ah, Yoongi-ssi. No las tendremos por siempre, ¿sabes?

—Agh, ya no empieces. Siempre serán nuestras bebés. Además, si se van, yo soy el que tendrá que lidiar con tu crisis de los 40.

El pelinegro carcajea, dándose vuelta nuevamente para abrazarlo y besar repetidas veces su mejilla.

No sabe si es idea suya o con el paso del tiempo Yoongi se ha vuelto más pequeño, pero no se queja, siempre le ha gustado sostenerlo así. Éste se acurruca en su pecho y cierra los ojos.

—Me dijeron todo lo que les dijiste —murmura Jin, audible sólo para ambos. Hace rato se dio cuenta de que las chicas están espiándolos por la ranura de la puerta de la cocina, le hace gracia—. Fueron buenos consejos.

— ¿Sí? Son unas chismosas.

—Ya lo creo —ríe, besando el puente de su nariz—. Siempre dices lo buen padre que soy, pero tú también lo eres y no creo habértelo agradecido formalmente. Gracias en serio por todo lo que haces y has hecho, y te felicito por haber sabido manejar toda ésta situación sin mí.

—He aprendido mucho. Soy feliz con ustedes y lo seguiré siendo, es todo. Pero tampoco vayas a decir cosas como "haber olvidado mi tarjeta en esa cafetería es una de las mejores cosas que me pasó, blablabla" —remeda, burlón—. No lo hagas, me pondré a llorar.

— ¡Yah, es que sí lo es! —deja que el más bajo salga de su agarre. Yoongi sonríe, negando con la cabeza— Me quitas todo el romanticismo. Llorón.

—Ñoño.

—Ya dame un beso —vuelve a jalarlo de la cintura, el castaño ríe correspondiendo al beso robado.

Las hermanas Kim sonríen al verlos reírse y abrazarse, como si el tiempo no hubiese pasado y la cocina continuase siendo ese lugar en donde pueden reunirse y compartir ese amor que tienen por el otro.

Con una seña Jungsoo le hace saber a la pelirroja que deben darles privacidad, ésta entiende y se alejan, cerrando la puerta con cuidado.

—Estoy feliz de que se tengan —dice Jisoo.

—Yo también —asiente Jungsoo.

—Unnie... En verdad lamento todo lo que dije, y por haberte sacado de tu examen. No fue mi intención.

—Ya está bien, Soo. También lo siento. No eres irresponsable ni desconsiderada, mucho menos una vergüenza. Siempre hemos querido que nuestros padres se sientan orgullosos de nosotras, pero creo que no podremos si no somos un equipo.

—Lo sé... —Jisoo baja la vista, frunciendo los labios a un lado— Papi dijo: "Jungsoo cuida a Jisoo, y Jisoo cuida a Jungsoo"...

—Y Jungsoo y Jisoo hacen, sí... —la mayor risotea— ¿Siempre juntas? —extiende los brazos hacia su dongsaeng.

Jisoo ríe, sacudiendo la cabeza y pasando su brazo por los hombros de su hermana para llevarla a la sala a ver tele mientras esperan la cena.

—Siempre, babosa.

— ¡Eh, más respeto!

—Siempre, babosa unnie.

Jungsoo rueda los ojos. Ah, sí que será una vida complicada.


*Resumen: la endoscopia es una prueba médica para diagnosticar y tratar enfermedades del estómago. Consiste en meter un tubo largo y delgado con una cámara en el extremo por la boca de la persona, la cual permite ver el intestino superior.

HASTA ACÁ LAS AVENTURAS DE LA FAMILIA KIM.

Me tomé el tiempo del mundo para brindarles una imagen de la vida cotidiana actual de la familia Kim, por lo que es /extenso/ y mejor narrado posible. Espero que en lugar de aburrirles les parezca significativo 😔. Gracias por leerme hasta el final, nos vemos💜

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