• Cita Namseok •
— ¿Qué tan bonito es Ilsan? Oh- —pregunta Hoseok, deteniendo la bicicleta de repente y haciendo reír a Namjoon, que baja de su bicicleta al mismo tiempo que el castaño y la deja a un lado de la suya contra la baranda del puente del parque. Se sientan en la acera frente a éstas.
—Muy bonito, la verdad —suspira, estirando sus piernas adoloridas y Hoseok hace lo mismo en una risita, Namjoon alza las comisuras—. Nada como Seúl, pero tuve una buena infancia ahí, voy siempre que puedo. El festival anual de flores es un evento familiar del que es imposible no ser parte, así que...
—Entonces hablamos de un gran cariño a tus raíces —sonríe el mayor, Namjoon asiente.
—Diría que es en donde quiero ser enterrado cuando muera. Las veces que siento que me pierdo a mí mismo, voy y camino mucho, es como... Encontrarme de nuevo. Daegu no es tan emocionante, a mi parecer. Yoongi hyung siempre ha dicho que, como no hay nada que presumir, el orgullo de Daegu es que él nació ahí —hace reír a ambos, sacudiendo los hombros. Namjoon se disculpa diciendo que irá por helados al final del puente y Hoseok apenas puede responderle cuando ya está yendo, pero le agradece felizmente una vez vuelve porque hace mucho no andaba en bicicleta ni se divertía al punto de que la garganta se le secaba de tanto reír y gritar, estaba sediento.
— ¿Qué edad tenías cuando llegaste a Daegu? —Hoseok continúa preguntando, y Namjoon se siente contento ante el pequeño interrogatorio y los bonitos ojos de Bambi que lo miran expectantes. Si verlo le brinda tanta calma, ¿por qué ponerse nervioso? Ya no quiere ser torpe.
— ¿Unos 9 o 10, tal vez? Mis padres tuvieron problemas con su trabajo y mi tía se ofreció a ayudarnos pero para eso debíamos mudarnos. Geongmin aún estaba pequeña pero supimos adaptarnos bien. La familia de Yoongi hyung eran nuestros vecinos y nos dieron la bienvenida.
— ¿En serio? Woah... ¿Del uno al diez, qué tanto hablaba Yoongi hyung en aquél tiempo?
—Puaj, dos —bufa, Hoseok carcajea, limpiando con el dorso de su mano el helado de su boca—. Uno: porque debía comunicar sus necesidades básicas como menor de edad, y dos: lo obligábamos. Creo que sólo se sentía muy triste y solo y se lo guardaba todo para no causarle problemas a nadie, pero siempre fue genial para mí y sobretodo un buen hyung, así que no lo dejé solo incluso cuando se fue de casa.
— ¿Por sus padres, no? Algo me dijo, pero se nota que no le gusta hablar de eso.
—Podría decirse. Llegamos aquí y sabía que necesitaba su propio espacio, por lo que respeté eso y busqué algo aparte. He vivido solo hasta que Geongmin-ssi llegó para iniciar su carrera universitaria, ahora vivimos juntos y visitamos a papá y mamá cuando podemos.
Hobi sonríe. Conoció a la menor esa misma tarde, ayudó a Namjoon a llevar las bicicletas al parque y luego éste le dio dinero para que regresara a casa en bus. Ella también tiene esa dulce sonrisa de hoyuelos que Hoseok ha percatado en Namjoon y supo así que el detalle venía de familia.
—Intenté la universidad, pero... —dice Kim, subiendo los hombros— Aunque tengo buen coeficiente, no es mi lugar.
—Y has trabajado en el taller de mecánica desde entonces —Hoseok hace un mohín.
—Así es. No me veo como alguien a quien le va la reparación de autos, ¿cierto?
—En realidad, no —el castaño ríe, viendo al contrario asentir con una sonrisa y comer de su helado.
—Me gusta más de lo que parece. Soy torpe para algunas cosas y para otras no tanto.
—Mhm, pero una vez mencionaste trabajar en ésta agencia de música... ¿Qué hay de eso?
Namjoon suspira, acomodando el gorro sobre su cabeza.
—Ese vendría siendo algo más como mi sueño frustrado —risotea, ladeando—. Amo escribir, leer, crear. No sé de canto y tengo dos pies izquierdos, pero sé de composición y producción y algo de rap. BigHit Entertainment es una empresa pequeña, amaría ayudar a que se desarrolle, ¿sabes? Pienso que sus artistas tienen buen futuro. Aún espero respuesta de su parte, pero no pierdo la esperanza.
—Ah, Joon, eso sería genial. Cuando menos te lo pienses serás parte de algún grupo como SHINee o Super Junior —eso los hace reír a ambos, Namjoon sacude la cabeza, dando vuelo a su mano.
—Mi imaginación no llega hasta allá.
—Serías un líder increíble al que apoyaría sin dudarlo.
—Me halaga pero basta, suficiente de mí. Hablemos de ti, ¿por qué se fueron de Gwangju? ¿No es una buena ciudad?
—Buah, por supuesto que lo es. Gwangju también deja mucho que desear, eh —sube y baja las cejas, Namjoon sonríe—. Siempre quise llegar a la cima de Mudeungsan, pero más de una vez me he sentido ahí. Me gusta eso de vivir con pasión, donde el darse por vencido no existe. Pienso que es importante tenerlo en cuenta.
— ¿Y cuál es tu sueño frustrado?
—Ah... —suspira, apoyando las manos del asfalto— Yo practicaba tenis en la escuela, Joonie. Me fracturé en tercero de secundaria y creí que no encontraría algo que me hiciera sentir igual de bien, pero diría que el baile fue esa alternativa que me salvó.
Hoseok sonríe. A veces sentía que, por más que hablara, no era escuchado. Sentía que no interesaba y eso lo desmotivaba, pero Namjoon apoya el codo de su rodilla y descansa la mandíbula en su mano para verlo atento, y le complace tener la atención del pelinegro sobre él.
—Mi padre es profesor y dice que el que viene a Seúl es para cumplir sus sueños, nos inculcó eso. Tuvo una oferta de trabajo acá, así que nos vinimos y mamá abrió una floristería, a veces ayudo ahí también. Me gusta ser independiente, costeo mi carrera de ingeniería en sistemas, mmm, mi hermana... Ella es casada y se quedó en Gwangju. Detesto al imbécil de su marido y la extraño, pero está bien que es lo importante. Ese sería un buen resumen de mi vida —acaba con una sonrisa y Joon la devuelve.
—Tienes una buena familia, Hobi.
—La tengo, lo reconozco. Soy afortunado y estoy agradecido. Uh, y también tengo a Mickey, mi perrito.
—Oh, ¿de verdad? ¡Yo tengo a Monie! Creo que serían buenos amigos.
El castaño risotea con sus hombros subiendo y bajando, dejan los envases vacíos de helado en el suelo junto a ellos.
Hoy están más tranquilos que en días pasados, recorrieron el parque en bicicleta por una buena hora y cuando estuvieron lo suficientemente cansados, se detuvieron a conversar con más serenidad.
Ambos se sorprenden de la cantidad de cosas que no sabían del otro por más que se conocieran desde hace un tiempo, y Hoseok observa el adorable intento del menor por no tropezarse con sus palabras al hablarle.
Kim Namjoon es completamente genuino y lo hace reír sin que tenga que fingirlo. En los ojos del más alto no hay una pizca de maldad, ni porque así lo quisiera. A ratos podía verlo sonrojarse y reír nervioso por algo que hizo o dijo, pero a Hoseok le causa suma ternura que alguien que a simple vista luce imponente, no sea más que una preciosa persona que le cuesta expresar sus sentimientos en debidos momentos. Entiende eso y no lo juzga; no para todos es tarea fácil.
—Hobi, por cierto...
— ¿Sí?
—Quería saber... ¿No te... Enojaste cuando Yoongi hyung te dijo que... Ya sabes, no?
— ¿Que estás enamorado de mí? —arquea una ceja, riendo al ver a Namjoon fruncir la nariz y asentir— ¿Por qué me enojaría?
—Agh —chasquea con la lengua—, porque no le incumbe. Se supone que yo te diría cuando estuviese listo.
—Mm —hace una mueca—. ¿No pensaste que quizás él te conoce lo suficiente como para saber que tú no darías el primer paso? Está todo bien, Joon. Se lo agradezco. Creo... que si no hubiese sido por la iniciativa de Yoongi hyung, no estaríamos aquí ahora.
—Hoseok-ah, ¿por qué aceptaste salir conmigo? —el castaño detiene su vacilar al recibir la pregunta directa y lo mira, Namjoon está serio— Yo... Agh... A Yoongi hyung le gustaba molestarme recordándome que te gustan las mujeres, y eso no tiene nada que ver, pero en verdad te veías inseguro la semana pasada. Pensé que te tomaría un poco más de tiempo pensarlo, no iba a presionarte.
Jung lo mira por un buen momento, tanto que Namjoon siente desesperarse lentamente y debe bajar la mirada junto a los hombros cuando el mayor no hace más que callar. Pero Hoseok en serio desea poner sus sentimientos en palabras, así que se toma su tiempo.
Suspira.
—Es fácil ser inseguro, Namjoon-ah. La inseguridad y cobardía van de la mano. Y sí, estaba asustado, te lo dije. No es que haya cambiado de parecer de la noche a la mañana, es que me di cuenta de que, después de mucho tiempo, tenía una gran oportunidad en frente y que sería un completo idiota si la dejaba ir por mi miedo. Y mi miedo no es más grande que yo, ni tú, ni nadie. Eres asombroso y hace falta tener una buena conversación contigo como ahora para saber que vale la pena, Joon.
El pecho del más alto retumba con latidos pero ladea la cabeza, concordando silencioso con que el miedo, la vergüenza y los nervios no son más que una pérdida de tiempo.
— ¿Qué hay de tu familia? —pregunta bajito, Hoseok casi no logra escucharlo por el fuerte viento, pero alza las comisuras y exhala una risa nasal.
—He sido buen hijo hasta ahora, nunca se llevaron una decepción de mi parte, pueden presumir que tienen al hijo perfecto que nunca ha roto un plato ni ha irrespetado a nadie. Y mi hermana está embarazada. Créeme, esto será lo de menos.
Namjoon sonríe a su par y niega con la cabeza, restregándose el rostro luego. ¿Por qué siempre deben ser otros quienes tengan que decirle que está siendo muy duro consigo mismo? Es vergonzoso no poder notarlo por sí solo.
—Ven aquí —le dice Namjoon, poniéndose de pie al percatarse de algo.
Toma la mano del más bajo y lo ayuda a levantarse, guiándolo frente a la baranda del puente para admirar el cielo con tonos naranjas.
En el horizonte el sol se esconde y Hoseok presta atención mientras Namjoon difícilmente lo piensa cuando ya está formulando eso que lo inspira.
—... Tú eres así de hermoso, Hobi. Tanto como el sol —le enseña, abriendo los brazos al atardecer—. Entras a la vida de las personas y sin darte cuenta las iluminas con tu brillante y peculiar forma de ser, siendo feliz tú al tiempo que haces feliz al resto. Puedes esconderte, como en un atardecer, y yo podría ser la luna que te protege en la noche para que así puedas salir al amanecer y dar vida a quienes te saben apreciar. Aquellos que no lo hacen a pesar del bien que puedas hacerles son sólo malagradecidos, pero al final del día eres la estrella más importante y muchos somos felices de poder girar a tu alrededor. Sin embargo, ni el atardecer más etéreo se te compara.
Hoseok, quien desde un principio no ha podido quitar la mirada del pelinegro más que para ver el cielo que le señala, pestañea lento, estando completamente cautivado por la profunda voz del contrario recitando bellas metáforas para él. Siente marearse un poco.
—Wow... —Hoseok titubea, sin palabras. Namjoon sonríe, subiéndole la mandíbula desde el mentón para que cierre la boca, pero los ojos del mayor destellan— Eso... Nadie... Nadie nunca me había querido tan bonito.
Debe pestañear varias veces para regresar los pies a la tierra, y jadea cuando Namjoon sólo ríe sin más. Éste acomoda su propio suéter y se asegura de que el castaño esté bien abrigado también cuando la brisa se vuelve más fría.
Namjoon lo recuerda con su camisa blanca de mangas largas en el trabajo junto a ese delantal beige, después de todo, fue parte de lo que lo enamoró. Ahora lo ve en su abrigo largo en diferentes tonos de marrón, jeans desgastados y cabello ondulado y desordenado y sigue pareciéndole igual de precioso que entonces.
Podría recitar cuantos versos hermosos se asemejen a él con simplemente verlo, y de pronto se siente triste ante un pensamiento: ¿alguna vez Hoseok podrá quererlo, tanto o igual que como él lo quiere?
— ¿No fue muy exagerado compararte con la belleza del Sol en nuestra primera salida, cierto? —frunce la nariz, Hoseok es rápido en negar, aún levemente embelesado. Nunca ha sido bueno recibiendo cumplidos, espera que su rostro no esté tan rojo como se siente.
—Para nada, Joon, fue... Precioso. Me haces sentir privilegiado y significante.
—Y lo eres, en verdad. Te lo dejo saber porque hace unos años jugaron conmigo, y aún estoy aprendiendo a que no todos tienen las mismas intenciones —encoge los hombros, Hoseok presiona los labios y Namjoon debe aguantar las ganas de acariciar los pequeños hoyuelos que se hacen sobre su boca—. No pretendo excusarme todo el tiempo, pero aunque también es difícil para mí, puedes confiar en que continuaré trabajando en ello.
Hoseok piensa en lo solo que se sentía al llegar a casa, se lo comentó a Yoongi; no importaba si sus padres estaban, requería de alguien que lo quisiera consigo, porque está seguro de que podría quererlo de la misma forma si éste se lo merecía.
Y Namjoon se lo merece.
Cuando el sol se termina de ocultar y el cielo se tiñe de un ligero azul oscuro; Hoseok toma aire de su pecho burbujeante.
—Sé que es la primera cita, pero yo no tomo eso en cuenta. Digo, puedes besarme si quieres.
Namjoon no evita reír ante eso, la nula vacilación de su hyung se le antoja encantadora más que otra cosa.
— ¿Entonces sí es una cita? —Hoseok le golpea el brazo, sus labios sobre saliendo en un puchero— ¿Mi vida es un juego para ti, acaso?
—Si no lo haces tú, lo haré yo —Hoseok resopla, acercándose para mirarlo a los ojos, y luego bajando a ver sus labios con el ceño levemente fruncido.
Namjoon, mirándolo hacia abajo de igual manera, murmura:
—Eso me gustaría, para saber que no estoy soñando.
Los ojos del más bajo recorren los suyos vacilantes y éste sólo debe ponerse de puntas para alcanzar los labios contrarios y fundirlos contra los propios, sintiendo el contacto suave junto al grosor de éstos al instante.
Hoseok lo besa y el alma de Namjoon deja su cuerpo. Nadie tiene idea de todo lo que esperó por eso. Aprovecha su repentina ráfaga de valentía y, acunando su rostro, va a acariciar con su lengua la ajena, Hoseok no se lo impide.
Jung siente derretirse, sin embargo, no pasan dos segundos cuando un brazo firme lo sostiene de la cintura y Namjoon lo apega a él, acariciando su mejilla con la izquierda y Hoseok pasa las manos del pecho hacia los anchos hombros del menor.
Joon deja pequeños besos sobre sus delgados labios, acentuando uno casto exactamente sobre el bonito lunar en el labio superior del castaño antes de separarse, agradeciendo la fuerte brisa a su alrededor para recuperar el aliento.
—Eres demasiado cursi —bromea Hoseok con una sonrisa y sus frentes juntas. Namjoon suelta una risita—. No puedo creer que se te ocurriera todo eso solamente viéndome a mí y al ocaso.
—Es mi manera de mostrarte que no miento.
Las personas pasan por el puente y aunque ya está oscuro, los miran. Pero a Hoseok no puede importarle menos; la sonrisa de hoyuelos profundos le distrae, quizás hasta de sobre manera. Desea verla y suspirando se separa para hacerlo.
—Quiero intentarlo, Namjoon-ssi. Esto, nosotros, lo que sea. Sin pensarlo mucho.
Namjoon sube a besar su frente, pasando después distraídamente el cabello del más bajo detrás de su oreja.
—Intentémoslo, entonces.
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