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Capítulo 8. 🎭

—Oye Sonic, ¿con quién irás a la fiesta de Sally? —preguntó Zeta.

—No creo que vaya.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—No tengo tiempo para eso.

—¿¡Eeeeh!? ¡Pero yo quería ir contigo!

Sonic emitió un gruñido.
—Ve con alguien más.

—¡No quiero! ¡No es lo mismo!

A continuación hizo un puchero y se abalanzó a los brazos de Sonic. Esperaba hacerlo cambiar de parecer pero él se limitó a desviar la mirada con desapego. Era la primera vez que la rechazaba.

—Vamos Sonic, ¿qué sucede? —su tono fue el de una queja—. Has estado actuando diferente desde el otro día. ¿Es por lo de Amy?

—¿A qué te refieres? —inquirió entornando los ojos. Casi parecía molesto.

—A la relación de Shadow y Amy. Todos hablan de eso. Dicen que estás dolido porque Amy te botó por Shadow.

—No, no es eso. Tú sabes que solo tonteo con ella. Me gusta su actitud nada más. Supongo que lo que me fastidió fue que ese sujeto, Shadow, me advirtiera. Siempre he detestado que me digan qué hacer.

—Oh. ¿Y qué piensas hacer al respecto?

—Algo para apartarlo del camino. Trato de pensar qué.

—¿Por qué no hablas con María? Es muy cercana a Shadow. Puede que sepa algo de utilidad.

—¿Una chica?

—Sí. Va en mi clase. Es la amiga de Mina.

—¿La rubia de ojos azules?

—Sí.

—Es bonita.

—Pero muy tímida. No suele hablar mucho.

Sonic cruzó los brazos y se recargó en el marco de la puerta con la vista fija en el pasillo. Recordaba haberla visto afuera de la sala de profesores el día que los reprendieron. Había felicitado a Shadow y después se había echado a correr. ¿Pero por qué? Uno normalmente no huye después de felicitar a alguien, ¿o sí?

—Quítate de la puerta, maldita sea —gruñó Amy mientras pasaba entre ambos. Por la forma en que se encogió parecía que no quería ni rozar a Sonic—. Y deja de tener conversaciones desagradables en la puerta. Es repugnante.

Sonic chasqueó la lengua y la observó dirigirse a su asiento. Acababa de maldecirlo pero una sonrisa había sido suficiente para disfrazar la de hostilidad de su semblante. Ahora repartía saludos con su voz pastosa de siempre, como si fuera la chica impecable que simulaba ser.

—Oye Zeta, ¿por qué no me presentas a María? —dijo sin apartarle la mirada a Amy—. Me gustaría conocerla.

—Jum... ¿Debería sentirme celosa?

—No, no es lo que estás pensando —pero una sonrisa maliciosa había distendido sus labios.

🎭🎭🎭

Las clases comenzaron y las manecillas del reloj avanzaron más rápido de lo que Amy habría deseado.
Todavía no tenía una respuesta para Shadow pero quería pasar la hora del amuerzo con él. Después de todo; ¿no era eso lo que hacían las parejas? No podía quedarse ahí sentada si quería mantener su actuación. Tampoco sacaría nada bueno de sopesarlo en exceso, pues solo conseguiría aumentar sus preocupacioes y al final sería mucho más complicado tomar una decisión.
Así pues, con el estómago vacío y el bentō en sus manos se dirigió al salón de Shadow.

—Hola. ¿Buscas a Shadow? —preguntó un chico al asomarse a la puerta. Amy asintió y él se volvió hacia el aula para vocear—: ¡Shadow, te busca tu novia!

Al instante se oyeron exclamaciones y silbidos. De aquella algarabía salió un Shadow fastidiado.
—¿Qué quieres? —preguntó frotándose las sienes.

—Lo siento —Amy se disculpó por el ruido—. ¿Crees que podamos almorzar juntos? —alzó el bentō mientras hablaba. Cuando vio que él vacilaba añadió—: Afuera.

Finalmente se sentaron a la sombra de un árbol. Amy suspiró sintiendo que era la primera vez que se relajaba y se dejó caer en el césped. Nunca había imaginado que algo tan simple como almorzar con un chico implicara toda una faena.
Como si lidiar con el traqueteo de su corazón al tomar la mano de Shadow no fuera suficiente, también había tenido que soportar los murmuros y las miradas asesinas de las chicas cuando pasaron a comprar el amuerzo de Shadow. Quizá por eso disfrutó sobremanera los primeros bocados.

—Delicioso —Amy se llevó un camarón frito a la boca. De sus ojos manaban dos ríos de lágrimas.

—¿Estás bien? —preguntó Shadow con el ceño fruncido.

Amy asintió sin dejar de llorar. Uno no pensaría que lo estaba haciendo de felicidad. De ahí que Shadow se extrañara cuando ella le acercó un camarón con los palillos.

—Anda, prueba, abre la boca. No pongas esa cara. Di "ahh". Ahora mastica despacio, saborea. ¿Verdad que está delicioso?

Él asintió sin cambiar su expresión. ¿Es que estaba loca?

—Disculpa. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto el almuerzo —dijo al enjugarse las lágrimas—. Hace un momento sentí mucha presión allá dentro. Creí que era demasiado para alguien como yo pero un bocado de la comida de mi madre fue suficiente para hacerme sentir mejor. Quería compartirte esa dicha.

—Entiendo... —lo hizo a medias y con cierta dificultad, puesto que nunca había experimentado algo así. Aprovechando que ella misma había retomado el tema preguntó—: ¿Ya consideraste mi propuesta?

Amy pareció meditarlo. Cuando respondió arrastró las palabras.
—¿A qué te referías exactamente con ayudarme a olvidarlo?

—¿No es evidente?

—Para mí no.

La mirada de Shadow estaba cargada de incredulidad.

—Deja que te muestre —suspiró. Se acercó un poco más a ella y, luego de echar un vistazo a los alrededores, colocó una mano en la pierna de Amy y la deslizó lentamente hacia arriba.

—¿¡Q-q-q-qué estás haciendo!?

—Shh...

La mano recorrió el camino hacia la entrepierna y se introdujo bajo la falda. Dos de sus dedos acariciaron la cálida piel sobre la tela.

—¿Estás pensando en él?

Ella cabeceó con los ojos cerrados. Lo único de lo que era consciente era de los dedos de Shadow jugueteando con el encaje de sus bragas.

—Eso es a lo que me refiero —dijo y se apartó.

—Ya... —Amy desvió la mirada. Todavía tenía el corazón acelerado y le cosquilleaba la piel. Sentía deseos de experimentar más—. E-es algo nuevo para mí..., pero me gusta —fue bastante franca al respecto—. Y si eso me ayudará a sentirme mejor, creo que podría querer hacerlo.

Para disminuir la tensión preguntó:
—¿Pero qué hay de mi madre?

—Ya hallaré una solución.

—Lo dices como si fuera fácil.

—Lo es. Tú no te preocupes por eso, déjamelo a mí.

—¿Seguro?

—Rose... —en su voz había un deje de impaciencia.

—De acuerdo, de acuerdo. Te lo encargo.

—Bien.

—Gracias. Ahora, volviendo a lo otro... ¿cuándo podrías ayudarme? —preguntó con una timidez inusual en ella.

—Cuando quieras.

—P-por mí cualquier día está bien.

—¿Por ejemplo?

—¡Cualquiera!

—Dame una fecha.

—¿¡Solo quieres que lo diga, verdad!? —chilló avergonzada.

—Te dejaré en paz si lo haces —Shadow parecía divertirse.

—¡Cielos! ¡Deja que me lo piense un poco, ¿de acuerdo?! ¡Y no esperes que te lo diga en persona, lo haré por un mensaje! O podría estallarme la cabeza.

🎭🎭🎭

—¡No lo pienses demasiado! —reprochó Mina parada junto a María. Ambas vislumbraban a la pareja desde la ventana de su salón—. La verdad es que tú mereces a Shadow más que ella.

—No lo sé... ella tuvo el valor para confesársele frente a todos. Yo ni siquiera para hacerlo a solas.

—¿Y eso qué? ¡Tú eres mucho mejor que ella! ¡Eres buena y amable! ¡Has estado al pendiente de Shadow desde la ceremonia de inauguración! ¡Llevas casi dos años procurándolo de corazón!

—Pero la presidenta...

—¡Al diablo la presidenta! ¿No te parece que es momento de que empieces a pensar en ti? Además ella tiene un montón de chicos detrás. Podría incluso engañarlo con uno de esos. ¿O por qué no?, ¡maltratarlo como a Sonic! ¿Cómo sabes que lo dejas en buenas manos?

—Yo hablé con ella...

—Sí pero no la conoces. ¿Vas a correr ese riesgo?

María pareció vacilar. Su expresión dubitativa dejaba a la vista las brechas que Mina no dudó en rellenar.

—Además Shadow ni la conoce tampoco —añadió mirándose las uñas—. Tú y yo que lo hemos observado sabemos que nunca antes había hablado con ella. Y si no la conoce, ¿cómo puede quererla? Es obvio que solo la aceptó porque es bonita. Tú deberías aprovechar que no siente nada por ella para hacer que vuelva a tu lado. Él estaría mucho mejor contigo porque lo amas.

Sus palabras surtieron el efecto deseado. María comenzaba a cuestionarse cuando llegó Zeta.

—Hola chicas, las estaba buscando —dijo con una suave sonrisa—. Bueno, en realidad solo a ti María. Hay algo importante que debo pedirte.

—¿Sí? Dime.

—Verás, es sabido por todos que nuestro Shady está saliendo con la presidenta del consejo, ¿no?

—Sí.

—Y todos dicen que la presidenta es una chica noble y sincera, ¿cierto?

—Eso creo.

—Pues se ha esparcido el rumor de que es una hipócrita.

—¿Cómo? —preguntaron Mina y María al unísono.

—Dicen que solo finge ser así para ocultar su verdadera personalidad, que en realidad es grosera, violenta, perversa, egoísta, mentirosa y despiadada. Yo no lo dudo porque he visto cómo maltrata a mi querido Sonic.

—¿Lo ves María? ¡Te lo dije!

—Y eso es solo el principio. Lo peor es que juega con los sentimientos de los chicos. Usa su falsa fachada para hacerse querer y una vez que se acuesta con ellos les saca su dinero para después desecharlos. Me lo dijo un chico que era su novio.

María se cubrió la boca escandalizada. Zeta le puso las manos en los hombros y la miró a los ojos. Si conseguía persuadirla y ella a Shadow, seguro que alegraría a Sonic.

—Y lamentablemente nuestro Shady correrá la misma suerte si no lo ayudamos. Él por supuesto no querrá escucharme pero tú eres la persona más cercana a él y debería ser diferente contigo. Lo que yo quiero pedirte, amiga mía, es que lo salves de las garras de esa bruja. Habla con él y...

Pero María ya bajaba las escaleras corriendo.

🎭🎭🎭

—Entonces...

—¿Entonces qué?

—Ahora que eres mi novio..., ¿no deberías comportarte como tal?

Shadow arqueó una ceja.

—¿No deberías ser cariñoso y mimarme?

—No.

—Vamos, aunque sea solo una actuación.

—Olvídalo.

—¡Pero Shadow! —Amy se dejó caer en su regazo—. ¡Yo estoy dispuesta a hacer lo mismo por ti!

—Ni de broma.

—¡Por favor! ¡O al menos llámame por mi nombre!

Él zanjó el asunto ladeando la cara.

—¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Y yo te llamaré Shad! ¡O Shady! ¡O amor! ¡O cariño! ¡O corazón! ¿Cuál prefieres?

—¡Shadow!

Ambos se volvieron hacia María. Ella caminó hacia ellos y habló con firmeza.
—¿Podemos hablar?

—No —respondió Shadow. Su tono triplicó la dureza del suyo haciéndola titubear.

—S-será solo un momento —insistió—. Hay algo importante que tengo que contarte.

—Guárdatelo para después.

—¡No puedo! ¡Es urgente que lo sepas!

—¿Qué es? —Amy cedió a la curiosidad.

Como si acabara de reparar en su presencia, María dio un respingo y retrocedió un paso. Había palidecido como si hubiera visto un fantasma.
Amy no pudo evitar compadecerse.

—Habla con ella Shad —lo instó—. ¿No es tu amiga?

Él miró a Amy y después a María. No compartía la compasión de Amy.

—Tú eres mi novia. No tengo tiempo para amigas —dijo finalmente.

Amy le dedicó una mirada de reproche. ¿Por qué se comportaba así si la quería?

—Está bien... —murmuró María con voz temblorosa—, gracias de todas formas.

Y se echó a correr sintiéndose rechazada. Subió las escaleras y dobló la esquina pero las lágrimas le habían nublado la vista y no pudo ver al chico con el que chocó. Entonces cayó al suelo aturdida.

—¿Estás bien? —preguntó Sonic al tenderle una mano. El asombro de su rostro se había convertido en una falsa preocupación.

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