Capítulo 4. 🎭
—¡Hey! ¿Qué sucede? ¿Por qué se van? —preguntó Mina en cuanto llegaron—. ¿¡Dónde están Sonic y Shadow!?
—Se los llevó la profesora Vainilla —respondió una chica que pasó a su lado—. Dijo que expulsaría a todos los que no regresaran a sus salones.
—¡Vaya! ¿Y a dónde se los llevaron?
—Creo que a la sala de profesores.
—Entiendo. Gracias amiga.
—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó María—. ¿Vamos a buscarlos?
—¿Aaah? ¿Para qué? Ya escuchaste a esa chica. Nos meteremos en problemas si no volvemos al salón.
—¡Pero no quiero dejar solo a Shadow!
Mina le lanzó una mirada suspicaz.
—¿Comienza a gustarte o es ahora que me doy cuenta?
—¡T-te equivocas! Él y yo solo somos amigos —titubeó nerviosa.
—¿Segura? Porque recuerdo haberte visto muchas veces con él. Y él no es muy sociable que digamos.
—¡Que no! ¡Te digo que no! Además a él se le confesó la presidenta.
—¿Y eso qué? No sabemos si la aceptó.
—Pero tú misma dijiste que la defendió. Incluso iba a pelear con Sonic por ella. Él debe estar realmente interesado en ella—aseveró más para sí misma.
—Ay María —dijo mientras le palmeaba cariñosamente la espalda—. ¿Por qué no me dices la verdad? Si temes que le cuente a los demás pierde cuidado. Te prometo que guardaré el secreto. ¿No te gustaría tener una aliada en esto? ¡Yo puedo ayudarte a conquistarlo!
María pensó que le encantaría contar con ella. Imaginó lo emocionante que sería idear planes juntas para conquistarlo pero el miedo pudo más que la ilusión. La verdad era que temía ser lastimada. Le pareció que lo más probable era que Shadow comenzara a salir con Amy y a ella no le quedaría otro remedio que apartarse avergonzada e inspirar lástima. Eso si decía la verdad.
—Olvida eso Mina. Aprecio a Shadow únicamente como amigo —dijo con expresión gentil—. Él y yo nos hemos hecho muy cercanos, así que no podría abandonarlo en estos momentos. Después de todo puede que necesite mi ayuda. Nos vemos más tarde, ¿de acuerdo?
🎭🎭🎭
Mientras tanto Amy salió de la sala de profesores. Acababa de recibir una reprimenda y tenía instrucciones de esperar a Sonic y Shadow para firmar una carta compromiso en la dirección.
Las palabras de la profesora, como siempre, le habían afectado sobremanera.
Amy era especialmente sensible a los reproches porque la hacían sentir como una niña pequeña. La sensación era similar a recibir una nalgada después de haber hecho una travesura. Al principio dolía el golpe y después lo hacía el arrepentimiento. Ella se sentía de esa manera.
—Y todo por culpa de Sonic —murmuró reteniendo las lágrimas antes de dejarse caer en el sillón.
Intentó quedarse dormida pero el sonido de unos pasos aproximándose se lo impidieron. Quienquiera que fuera parecía tener prisa.
—¡C-con permiso!
Una eriza rubia llegó corriendo y se sentó a su lado, no sin antes hacer una reverencia. Como el corredor estaba en silencio sus jadeos se oyeron por un largo rato.
—Mi nombre es María —dijo cuando su respiración se lo permitió—. Tú eres Amy, ¿verdad?
Amy se volvió lentamente. El entrecejo fruncido evidenciaba su recelo.
—S-sí... ¿En qué puedo ayudarte?
—Y-yo..., eh... soy amiga de Shadow.
—¿Y? —tensó las piernas preparándose para huir. La experiencia le había enseñado que esa clase de presentaciones precedían al ataque de una fangirl.
—Me estaba preguntando si tú... em... si tú estás saliendo con él.
—No estoy segura...
—¿C-cómo?
—Bueno, él no me dio una respuesta concreta.
María suspiró aliviada. Cuando reparó en que había sido demasiado obvia se levantó y sacudió las manos nerviosa.
—¡Lo siento! ¡Solo estaba siendo egoísta! ¡No quiero decir que me alivie el hecho de que Shadow te haya rechazado! ¡Quiero decir, ni siquiera sé si él lo hizo! ¡Yo... eh... olvídalo! —lanzó un quejido de vergüenza y se pasó una mano por la cara. Intentó seguir hablando pero no consiguió hilvanar sus palabras. Esto despertó sospechas en Amy.
—¿Él te gusta? —indagó sucinta, con una mano en la barbilla.
—¡De ninguna manera! —mintió acalorada.
—Ya veo.
Amy observó sus esfuerzos por controlarse. Pensó que podría tratarse de un caso similar al suyo y no pudo evitar compadecerla.
«Te entiendo perfectamente, compañera», pensó. «¡Ambas ocultamos nuestros sentimientos por temor a ser lastimadas!»
Lágrimas de emoción se deslizaron por sus mejillas. María la miró confundida y Amy se levantó para tomarle las manos.
—¡Está bien! ¡Eres como yo! ¡Tenía planeado seguir adelante con Shadow pero puedo detenerme si así lo deseas! —dijo, dividida entre el llanto y la alegría—. ¡Solo confiesa! ¡Habla con la verdad! ¡Sé honesta y yo me convertiré en una tumba! ¡Si de verdad sientes algo por él, de ninguna manera interferiré!
María cabeceó enérgicamente. Estaba conmovida pero no había perdido de vista la realidad. Se dijo que incluso si Amy se apartaba Shadow volvería a buscarla porque era ella de quien gustaba. De modo que si decía la verdad solo interferiría con la felicidad de Shadow.
«No debo ser tan egoísta», reflexionó para sus adentros. «Amo a Shadow, pero si él ama a alguien más yo debería estar bien con eso. Porque si Shadow es feliz yo también seré feliz».
—¡Pero si te estoy diciendo la verdad! —exclamó de repente con excesiva alegría, entrelazando sus dedos con los de Amy—. En realidad solo lo veo como un amigo. Lo que pasa es que soy demasiado sobreprotectora con mis amigos y temo que los lastimen. Por eso me inquietó que comenzara a salir con alguien. Bueno, no me prestes atención, ahora que te conozco estoy más tranquila. Pareces una buena persona y estoy segura de que solo buscas hacerlo feliz.
«Lo siento pero estás equivocada», pensó Amy con una gota de sudor en la sien, un tanto decepcionada por haberse ilusionado.
—Por favor, cuida bien de él —presionó ligeramente las manos de Amy. Ella se apartó incómoda y desvió la mirada. Por alguna razón se sentía ruin.
En ese momento, antes de que pudiera darle una respuesta, la puerta se abrió y Sonic y Shadow salieron con un aura de agotamiento. La mirada de Shadow se encontró con la de María y después buscó la de Amy, que la desvió de inmediato incapaz de soportar su intensidad.
—¡F-felicidades por tu relación, Shadow! —exclamó María antes de irse corriendo.
—¡Oye! ¡Ellos no son novios! —voceó Sonic al pasillo vacío—. ¡Ella está enamorada de mí, ¿de acuerdo?!
—S-será mejor que vayamos de una vez a firmar las cartas —dijo Amy en el acto de tomar a Sonic del brazo y llevárselo. Shadow no parecía muy contento y ella no quería averiguar por qué.
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