Capítulo 11. 🍋
Durante el resto del camino intercambiaron besos en lugar de palabras.
Ambos estaban ansiosos ante la expectativa y aprovecharon cada semáforo en rojo para demostrárselo.
Cuando llegaron a casa de Shadow ya estaban bastante excitados. Se dieron un último beso antes de apearse del auto pero Shadow se inclinó sobre ella y su boca descendió hasta cubrirle un pezón sobre la tela de la blusa.
Amy se estremeció complacida.
Sus manos lo sujetaron por los hombros y lo apartaron abruptamente antes de pasarse al asiento de al lado.
Él la ayudó a sentarse a horcajadas sobre sus piernas.
Sin perder más tiempo Amy se sacó la blusa y Shadow le desabrochó el sujetador liberando el par de espléndidos pechos frente a su rostro. Sin dudarlo los tomó entre sus manos. Amy se recargó en el volante y se asió a las rodillas de Shadow mientras él le frotaba los duros pezones entre las yemas de los dedos. Shadow dio un suave tirón y Amy soltó un gemido. Repitió la acción y obtuvo la misma respuesta. Entonces se relamió los labios y comenzó a succionarle los pechos.
Esto la hizo gemir y tragar seco durante un largo rato. Sus resuellos se hicieron cada vez más audibles hasta que Shadow la silenció con un beso de lengua. Ella le rodeó el cuello con los brazos e inconscientemente movió la pelvis sobre la cálida protuberancia que palpitaba bajo su grieta.
Justo entonces Shadow cortó el beso ladeando la cara.
—Shadow... —Amy lo llamó con voz suplicante. Sus labios buscaron los de él pero solo alcanzaron a rozarlos antes de que la apartara para apearse del auto.
Luego la tomó entre sus brazos y la llevó a la casa.
Estaba ansioso por poseerla.
🎭🎭🎭
A
my experimentaba la misma ansiedad mientras se quitaba las botas en el borde de la cama.
Se puso de pie para quitarse la falda y sus bragas cayeron al suelo. Entonces fijó la mirada en la fornida espalda de Shadow.
Él se encorvó para sacarse los bóxers y resopló excitado al sentir los duros pezones de Amy en su espalda. Ella frotó sus pechos de arriba abajo mientras le acariciaba los músculos del abdomen.
Una de sus manos se deslizó hacia abajo y asió el miembro erecto provocando que ambos se estremecieran.
Amy tragó saliva mientras recorría toda su longitud. El grueso tronco ardía y palpitaba bajo su tacto. Una vez que llegó al glande lo acarició con un movimiento circular de los dedos y una gota de licor quedó impregnada en ellos. ¿Qué sabor tendría? No tardó en averiguarlo llevándose los dedos a la boca.
Mientras ella lo saboreaba Shadow se volvió y la empujó hacia la cama. Amy cayó de espaldas. Retrocedió apoyándose en los codos con Shadow avanzando sobre ella. Ambos se miraron fijamente.
Sin pausa unieron sus bocas en un ávido beso y Amy sintió el pene de Shadow presionando su vientre desnudo.
—Métemelo —jadeó Amy contra sus labios—. P-por favor... no me hagas esperar más...
Y se arqueó bajo él en un ruego apremiante.
—No lo sé —Shadow aprovechó su urgencia. Le sujetó el mentón con una mano y le lamió lánguidamente la mejilla—. Quizá debamos parar aquí.
—¡N-no! ¿No ves cómo estoy? ¡Te necesito!
Shadow sonrió a lo bajo. Sin soltarle el mentón le levantó un poco la cabeza y le mordisqueó el labio inferior.
—¿Ah, sí?
—S-sí...
—Bueno, no sé si creerte.
Entrecerró los ojos divertido. Era evidente que Amy era incapaz de razonar. Solo frunció el ceño desconcertada pero pareció olvidarlo en cuanto Shadow la embistió para introducir el pene entre sus labios vaginales. Pronto comenzó a frotarlo sobre el clítoris.
Su frente descansó sobre la de ella y ambos jadearon cada vez mas excitados.
—Tú amas a Sonic, ¿no? —murmuró sin dejar de moverse—. Si lo amas entonces es a él a quien necesitas.
—N-no... no lo amo... y tampoco lo necesito... —fue interrumpida por un gemido—, t-te necesito a ti Shadow... así que, por favor... —volvió a gemir pero ahora más fuerte. Su rostro se deformó por el placer y no pudo seguir hablando.
Shadow se movió más lento.
—¿Por favor qué?
—P-por favor tómame...
—¿Y por qué haría algo así? —se burló mientras retrocedía sobre su cuerpo, los labios trazando un reguero de besos hacia el estómago—. ¿No dijiste que amaba a María?
—N-no sé lo que dije —respondió Amy con voz trémula. Shadow deslizó la lengua hacia abajo y bebió sus jugos entre los pliegues inflamados.
Amy alzó el rostro desesperada. Con un ímpetu similar al que Shadow empleó para saborearla exclamó:
—¡No! ¡No! ¡Tú no amas a María! ¡Dijiste que me querías! ¡Dijiste que me lo demostrarías!
Y se arqueó contra su boca pero él se apartó volviendo a evitar su orgasmo.
—Tienes razón —Shadow esbozó una sonrisa de satisfacción—. Eso fue lo que dije.
Entonces le separó los muslos y se abrió paso entre sus rodillas. Con un gruñido empujó hacia adelante y la penetró de lleno. Ella gritó de dolor. Un hilo de sangre escurrió de su orificio desgarrado pero Shadow no le dio importancia, sino que comenzó a moverse de atrás hacia adelante con el miembro incrustado en su vagina y las manos apoyadas a sus costados.
En un momento inició un ondulante movimiento descontrolado. Sacó el pene hasta el glande y embistió de nuevo. Lo repitió una y otra vez aumentando poco a poco la velocidad hasta que los sollozos de Amy se convirtieron en gemidos de placer.
La estrecha vagina que parecía succionarlo por fin cedía. Embebido por los sonidos y las sensaciones Shadow enterró las manos en las sábanas y la embistió con más fuerza.
Ella movió la cabeza de un lado a otro. En un intento de acoger más carne levantó las caderas y siguió ávidamente sus movimientos. Al mismo tiempo hundió los talones en el colchón.
Shadow percibió que los músculos de la vagina se le contraían y rápidamente la empujó hasta ponerle las rodillas cerca de los hombros.
Amy se aferró a su espalda y sus piernas saltaron a cada arremetida que recibía.
Tenía la sensación de que aquel enorme miembro la atravesaría.
Su cuerpo ya estaba ardiendo y ella sudaba por el esfuerzo. El rostro completamente rojo la delataba. En minutos los espasmos y las convulsiones la invadieron y ella enterró las uñas en la espalda de Shadow.
Al mismo tiempo él la embistió con toda su fuerza y Amy gritó de placer al sentir una explosión en la vagina.
Shadow la abrazó mientras disparaba los últimos chorros de néctar en su interior y ambos se contrajeron al unísono hasta la última gota.
🎭🎭🎭
—Buen día señora Rose ¿A qué debo el placer de su visita?
La madre se limpió el sudor de la frente con un pañuelo. En su mirada había un aire de preocupación.
—Amy... mi pequeña Amy..., ¿la has visto?
Sonic asintió.
—¿Dónde? ¿Dónde la viste? ¡Tienes que decírmelo!
—Heey. ¿Se encuentra bien?
—No. ¿Cómo podría estarlo? Ayer se encerró en su habitación antes de cenar. Pensé que se había ido a dormir pero esta mañana subí a despertarla y no la encontré. ¡Estoy desesperada! ¿Y si algo malo le sucedió? ¡Podría estar herida y no sé donde está!
Las emociones que sentía parecieron ser demasiado para ella porque estuvo a punto de desplomarse. Afortunadamente Sonic la sujetó.
—Si sabes dónde está por favor dímelo —rogó enjugándose las lágrimas—. Esta incertidumbre es demasiado para mi pobre corazón.
—Bueno..., tengo una idea... —respondió rascándose la nuca.
—¿¡Dónde!?
—Tal vez en casa de su novio. Ayer se fueron juntos y ya era bastante tarde.
La mujer se irguió con la mirada perdida. Murmuró algo inaudible y miró a Sonic con fijeza.
—¿De qué novio hablas?
🎭🎭🎭
A Shadow le dio un escalofrío al salir de la ducha.
Posiblemente por el agua helada, pensó.
Sin darle más importancia se echó la toalla al cuello y se puso los pantalones.
Después fue a la cocina y sacó una cerveza de la nevera.
El líquido le provocó un agradable picor en la garganta. Saboreó la espuma que le quedó entre los labios y dio otro trago.
Luego sirvió un vaso de agua y se dirigió a su recámara.
—¿Cómo amaneciste? —preguntó mientras buscaba en el cajón de la mesilla.
Amy se cubrió con las sábanas e hizo un puchero.
—Dolorida.
Shadow rió a lo bajo. Se apoyó en el borde de la cama y le dio un beso en la frente tras esquivar sus labios. Amy frunció el ceño sintiéndose rechazada.
—Acabo de beber —se justificó Shadow—. Si te beso ahora el alcohol anulará el efecto de las pastillas.
—¿Qué pastillas?
Shadow le tomó la mano y le dejó una caja de pastillas en la palma. Amy tuvo que leer varias veces las indicaciones. Una vez que se resignó a la idea intercambió una mirada con Shadow y él le ofreció el vaso de agua.
Entonces se tomó una.
—Bien. Desde ahora tienes que tomarlas a diario, ¿de acuerdo? —dijo Shadow mientras sacaba una camisa del armario—. Y que no se te ocurra beber.
Amy lo miró con suspicacia.
—¿Y tú como por qué tienes esto?
—Por si acaso.
Ella asintió incrédula. Una idea le pasó por la cabeza.
—Hasta anoche era virgen —dijo casualmente.
—Lo noté.
—¿Tú lo eras?
Él le dio la espalda mientras se ponía la chaqueta.
—Tengo que salir. Si te da hambre hay comida en la nevera.
—¿A dónde vas?
—Por ahí.
—Yo voy contigo —cubriéndose con la manta Amy se puso de pie.
—No. Espérame aquí.
—Pero quiero ir contigo.
—Lo siento. No puedo llevarte.
—¿Por qué?
—Porque no. No hagas más preguntas.
—¡Pero Shadow...!
Amy se lanzó a sus brazos con mirada suplicante. Sus ojos resplandecieron humedecidos y Shadow suspiró con pesadez.
—De acuerdo. Puedes acompañarme.
—¡Eres el mejor! —y le sujetó el rostro para estamparle un beso en la mejilla.
🎭🎭🎭
Antes de salir Amy tomó una ducha y obligó a Shadow a que comiera un plato de cereal con leche. Omitir el desayuno no estaba en discusión. Él cedió fastidiado pero la combinación de frutos secos y hojuelas que hizo Amy acabó gustándole tanto que incluso repitió la porción.
Solo entonces se pusieron en marcha.
Cruzaron la ciudad y pronto los edificios se vieron reemplazados por hoteles de mala muerte que se alzaban sobre sucios locales destinados al juego y a la bebida.
Shadow se detuvo en uno de esos locales.
—¿No bajas? —le preguntó a Amy al dar un golpecito al otro lado de la ventana con los nudillos. Ella parecía aturdida.
—P-por supuesto.
—Piénsatelo bien. Podrías estar más segura esperándome en el auto —él intentó disuadirla.
—¿Aquí afuera? ¿Rodeada de maleantes?
—Adentro sí que estarás rodeada por ellos.
—Pero estaré contigo.
Su astucia divirtió a Shadow.
—Buena respuesta. Ahora ven aquí.
Y se hizo a un lado para abrirle la puerta.
Ella se apeó e inmediatamente se aferró a su brazo.
Dentro del local olía a tabaco. Sonaba una música estridente que se confundía con el vocerío. Al fondo se oían las carambolas en las mesas de billar.
Había una barra de bebidas y las mesas de la entrada estaban repletas de ebrios que jugaban al póquer. La mayoría clavó la mirada en la pareja de recién llegados.
—No te apartes de mí —le murmuró Shadow a Amy.
Ella asintió y caminó a su lado.
Acababan de entrar pero ya quería salir. Intentaba tranquilizarse pensando que Shadow la protegería pero el corazón no dejaba de palpitarle con fuerza.
Al mismo tiempo se preguntaba qué hacían allí. ¿Acaso Shadow había ido a jugar? De ser así, ¿eso significaba que frecuentaba lugares como ése? De pronto tomó consciencia de que había muchas cosas que desconocía de él, mas no tuvo tiempo de meditarlo porque el sonido de un vaso quebrándose la sacó de sus pensamientos.
—¡Hijo de perra! ¡Moviste la mesa! —gritó un furioso coyote marrón.
Se abalanzó contra el erizo verde pero una enorme morsa lo sujetó.
—¡Suéltame Boomer! ¡Voy a darle una lección a ese maldito tramposo!
El erizo verde lanzó una sonora carcajada. Después se acercó al coyote y le asestó un feroz gancho en el estómago que lo hizo encogerse sin aliento. No satisfecho, le hizo un ademán a Boomer para que lo soltara y una vez que cayó al suelo le propinó una fuerte patada.
Amy los observó pasmada. El erizo verde sonrió cuando percibió su mirada. Entonces reparó en su acompañante y se acercó a ellos pasando por encima del coyote.
—¡Ho-hola Shadow! —saludó con los brazos abiertos—. ¿Quién es la belleza que te acompaña?
Shadow se interpuso entre ellos antes de que Scourge llegara. Su gélida mirada hizo que el erizo verde se encogiera de hombros.
—De acuerdo casanova, es tuya —dijo con una risita socarrona. Le puso una mano en el hombro y suspiró con falsa decepción—. Aunque desearía que aprendieras a compartir.
—Deja de soñar, pedazo de basura —replicó Shadow al apartarle la mano—. Tengo un trabajo para ti.
La curiosidad de Scourge amplió su sonrisa y entornó sus ojos. Volvió a ponerle la mano en el hombro y le dio un suave empujón instándolo a que lo siguiera.
Mientras él y Shadow hablaban Amy tuvo que esperar en los sillones cercanos con el resto de la pandilla. Alicia sujetaba un vaso con cerverza fría sobre el ojo morado de Patch y él maldecía a lo bajo.
—Solo con suerte te salvarás de perder tu único ojo bueno —se burló Alicia.
—Cállate perra, ese maldito de Scourge me las pagará.
—No seas idiota, solo conseguirás que te mate.
—Eso está por verse. Esta vez me hizo esto solo porque Boomer me sostuvo. De no ser por él Scourge estaría de camino al hospital. A la próxima le daré la paliza de su vida pero esperaré a que se quede solo.
Alicia rodó los ojos.
—Hombres...
Amy rió con una gota de sudor en la sien.
—Oye, tú eres novia de Shadow, ¿cierto? —preguntó Miles de repente.
—Sí.
—¿Tienes idea de qué diablos se trae con Scourge?
—Eh... no.
—¿¡A quién le importa!? —exclamó Alicia saltando en el acto. Accidentalmente derramó la cerveza en la cara de Patch pero no le dio importancia. En cambio lanzó el vaso al suelo y golpeó la mesita—. Lo que en realidad importa es qué tan bueno es Shadow en la cama, así que habla, necesito saberlo.
Amy entornó los ojos sin habla.
Por alguna razón se sintió irritada pero prefirió ocultarlo con una suave risita. Por lo visto no podía arriesgarse a meterse en problemas con ellos.
Alicia insistió inclinándose hacia ella pero Shadow y Scourge regresaron y tuvo que quedarse con la duda.
Al mismo tiempo Amy se levantó aliviada.
—Escucha Rose, vas a tener que esperarme aquí —Shadow le dio un suave beso en la mejilla. Después de sentarla fulminó con la mirada a los presentes—. Si alguno de ustedes le pone una mano encima...
Scourge rió divertido.
—Vengan ustedes también —dijo, y volviéndose hacia Alicia añadió—: tú quédate a hacerle compañía a ese bombón.
—¿A dónde vamos? —preguntó Miles.
—Al instituto de Shadow —respondió Scourge con una sonrisa torcida—. Va a presentarnos a un buen amigo suyo.
Y se crujió los nudillos antes de bajarse las gafas.
Hice este capítulo largo como la verg4 de Scourge porque nos vamos de hiatus hasta que termine la cuarentena.
Bueno, no es un hiatus en el sentido de la palabra.
Puede que deje de subir capítulos o que suba alguno de repente.
Todo depende del put0 azar y mis altibajos de mierd4.
En fin.
No me gusta afear los capítulos con excusas baratas así que podrán leer una explicación más detallada en mi bello y sensual perfil.
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